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Haga más que sólo decir: “Manténganse calientes y bien alimentados”La Atalaya 1986 | 15 de octubre
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Haga más que sólo decir: “Manténganse calientes y bien alimentados”
“Si [...] alguno de entre ustedes les dice [a hermanos necesitados]: ‘Vayan en paz, manténganse calientes y bien alimentados’, pero ustedes no les dan las cosas necesarias para su cuerpo, ¿de qué provecho es? [...] La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.” (SANTIAGO 2:15-17.)
1. ¿Cómo llegó a estar en necesidad cierto hermano de Nigeria?
SE CALCULA que Lebechi Okwaraocha nació antes del año 1880, de modo que cuenta con más de cien años de edad. Heredó y adoró un fetiche que perteneció a sus padres nigerianos. Entonces, ya con más de ochenta años de edad, empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Puso en práctica lo que aprendió y se bautizó. Así que ha sido Testigo por aproximadamente 30 años. Recientemente, después de un aguacero muy fuerte, los ancianos de su congregación lo visitaron a él y a su esposa anglicana de 72 años de edad. Ambos estaban desalentados debido a que el piso de su choza de techo de paja estaba inundado y no tenían parientes que les suministraran alojamiento o que les ayudaran a hacer reparaciones. Si usted hubiera estado allí, ¿qué habría hecho? Antes de enterarnos de lo que sucedió, consideremos algunos consejos bíblicos.
2. ¿Por qué estamos interesados en las “obras excelentes”?
2 Cristo Jesús “se dio a sí mismo por nosotros para [...] limpiar para sí un pueblo peculiarmente suyo, celoso de obras excelentes”. (Tito 2:14.) Estas obras giran en torno a la predicación de salvación del Reino. (Marcos 13:10; Revelación 7:9, 10.) No obstante, las “obras excelentes” cristianas incluyen más que la predicación vital, pues Santiago, el medio hermano de Jesús, explica: “La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es ésta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación, y mantenerse sin mancha del mundo”. (Santiago 1:27.)
3, 4. ¿Qué podemos aprender de Primera a Timoteo, capítulos 3 al 5, con relación a las “obras excelentes”, y qué preguntas surgen?
3 Las congregaciones del primer siglo participaban en ambas clases de “obras excelentes”. En Primera a Timoteo, capítulo tres, después de mencionar los requisitos para los superintendentes y siervos ministeriales, el apóstol Pablo escribió que “la congregación del Dios vivo [es la] columna y apoyo de la verdad”. (1 Timoteo 3:1-15.) Mostró que los cristianos que persisten en estas enseñanzas verdaderas pueden salvarse a sí mismos y también a los que les escuchan. (1 Timoteo 4:16.) Después Pablo consideró la ‘obra excelente’ de cuidar en sentido material de las viudas fieles que estaban “en indigencia”. (1 Timoteo 5:3-5.)
4 Por lo tanto, además de nuestra evangelización, debemos dar atención a las “obras excelentes”, tales como “cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación”. ¿Qué pueden hacer al respecto los ancianos y siervos ministeriales, puesto que son “los que llevan la delantera”? (Hebreos 13:17.) ¿Cómo podemos los demás ayudarlos en esto? Y ¿qué podemos hacer personalmente para efectuar “obras excelentes” de esta clase?
Ancianos que toman la delantera de manera excelente
5. ¿Cómo se encaró Pablo a una necesidad especial, y qué paralelos modernos hay?
5 Cuando surgió una necesidad especial en Judea, Pablo, un anciano, tomó la delantera en hacer arreglos para un ministerio de socorro. Tal dirección minimizó cualquier confusión; las cosas podían ser distribuidas equitativamente, de acuerdo con la necesidad. (1 Corintios 16:1-3; Hechos 6:1, 2.) Hoy día, los ancianos también han tomado la delantera en ministerios de socorro después de desastrosas inundaciones, aludes, maremotos, tornados o terremotos, así ‘vigilando con interés personal a los demás’. (Filipenses 2:3, 4.)
6. ¿Cómo respondieron los ancianos cuando ocurrió un desastre en California, E.U.A.?
6 En el número del 8 de octubre de 1986 de ¡Despertad! se dio un ejemplo de tal cristianismo en acción. Los ancianos respondieron cuando la ruptura de un dique ocasionó inundaciones en California, E.U.A. Estos pastores espirituales inmediatamente inspeccionaron a su rebaño para ver si alguien había desaparecido o si necesitaba atención médica, alimento o alojamiento. Los ancianos coordinaron sus esfuerzos con la oficina central de los testigos de Jehová. Se estableció un comité de socorro, y a medida que compañeros Testigos llegaban para ayudar, se les organizaba en equipos para limpiar y reparar los hogares dañados. Los ancianos también supervisaron la compra y distribución de las provisiones. Esto ilustra que cuando surgen tales necesidades especiales, ‘cada discípulo puede resolver según los medios que tenga para dar’ o para hacer, pero sería sabio consultar con los superintendentes de la localidad y buscar la dirección de ellos. (Compárese con Hechos 11:27-30.)
7. ¿A qué necesidades más comunes debemos responder también?
7 Aunque usted (sea anciano o no) tal vez pueda responder de vez en cuando a una mayor necesidad después de un desastre, hay necesidades más comunes que pueden ser tan vitales como las mayores... las que existen en su propia congregación. Estas fácilmente pueden pasarse por alto o recibir poca atención debido a que quizás no sean tan sensacionales como un desastre mayor. Pero en realidad, las necesidades de la localidad son el tipo de necesidades mencionadas en Santiago 2:15-17. En efecto, su congregación podría presentarle el mayor desafío en cuanto a si su ‘fe tiene obras, o está muerta en sí misma’.
8. ¿Cómo pudieran los ancianos mostrar sabiduría al manejar las necesidades de la congregación?
8 Al tomar la delantera, los ancianos deben ser ‘sabios y entendidos’. (Santiago 3:13.) Con sabiduría ellos pueden proteger al rebaño contra impostores que van de un hermano a otro (o de congregación en congregación) tomando dinero prestado o inventando historias para recibir “ayuda”. Sabiamente, los superintendentes no están a favor de la pereza, pues la regla bíblica es: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. (2 Tesalonicenses 3:10-15.) No obstante, ellos no quieren ‘cerrar la puerta de sus tiernas compasiones’ ni incitar a sus hermanos a hacer lo mismo. (1 Juan 3:17.) Otra razón por la cual tienen que desplegar sabiduría es porque la Biblia no provee interminables reglas respecto a cómo cuidar de las personas necesitadas y afligidas. Las situaciones difieren de una era a otra y de un lugar a otro.
9. a) ¿Cómo se cuidaba de las viudas cristianas merecedoras en el primer siglo? b) ¿De qué clase de ayuda pudieran beneficiarse estas hoy día?
9 Por ejemplo, en 1 Timoteo 5:3-10 Pablo consideró a las viudas merecedoras que habían “quedado en indigencia”. Sus parientes creyentes eran principalmente responsables de ayudarlas; el pasar por alto este deber podía perjudicar la posición de los parientes ante Dios. Sin embargo, si una viuda en necesidad y merecedora no podía obtener ayuda de esa forma, era posible que los ancianos hicieran arreglos para que la congregación proveyera alguna ayuda material. Algunas congregaciones hoy día también han prestado ayuda a las personas especialmente necesitadas en ellas. Sin embargo, la mayoría de los países ahora tienen programas apoyados por los impuestos para ayudar a las personas ancianas, enfermas, o las que están dispuestas a trabajar pero no pueden hallar trabajo. No obstante, los ancianos cristianos tal vez quieran ayudar de otra manera. Algunas personas que están en verdadera necesidad y que satisfacen plenamente los requisitos para recibir beneficios públicos no los reciben debido a que no saben cómo solicitarlos, o son demasiado tímidas para pedirlos. Por lo tanto, los ancianos pudieran pedir información de las agencias gubernamentales o comunicarse con Testigos que tienen experiencia en estos asuntos. Entonces, ellos pudieran hacer arreglos para que algún hermano o hermana capacitado ayude a la persona necesitada a recibir los beneficios disponibles. (Romanos 13:1, 4.)
Cómo organizar ayuda práctica
10. Al pastorear el rebaño, ¿a qué deben dar atención los ancianos?
10 Los superintendentes que están alerta son con frecuencia la clave para que las personas afligidas o necesitadas reciban ayuda de parte de hermanos y hermanas amorosos. Los ancianos deben estar alerta respecto a las necesidades espirituales y físicas de todo el rebaño a medida que lo pastorean. Por supuesto, los ancianos dan énfasis “a la oración y al ministerio de la palabra”. (Hechos 6:4.) Por lo tanto, ellos tratarían de arreglar los asuntos de manera que los miembros del rebaño que están postrados en cama u hospitalizados fueran alimentados en sentido espiritual. Los ancianos pudieran hacer arreglos para que se grabaran en cinta las reuniones para los que no puedan asistir a ellas. Los ancianos y siervos ministeriales que toman turnos para entregar las cintas han hallado que sus visitas les permiten impartir otros dones espirituales. (Romanos 1:11, 12.) A la misma vez, pueden ver si ha surgido alguna necesidad.
11. Ilustre cómo se pudieran hacer arreglos para ayudar a una hermana necesitada.
11 Ellos quizás noten que hay ocasiones en que una hermana anciana o minusválida podría venir al Salón del Reino, o participar por un corto período en el ministerio del campo, si alguna hermana le ayudara a bañarse y vestirse. (Compárese con Salmo 23:1, 2, 5.) Los superintendentes hasta podrían asignar a uno de entre ellos mismos para hacer los arreglos. De manera similar, pudieran pedir voluntarios de la congregación para viajar con la persona afligida, o para proveerle transportación. El mantener un horario para esto haría que los arreglos se efectuaran aun más ordenadamente.
12. ¿Cómo pueden otros trabajar junto con los superintendentes en ayudar a los enfermos o los de edad avanzada?
12 Los ancianos pudieran observar otros asuntos en los cuales se podría ofrecer ayuda o hacer arreglos amorosos. Por ejemplo, cierta hermana anciana o enferma no ha podido cuidar de su hogar como lo hacía antes. ¿Podrían algunos siervos ministeriales y otros hermanos prestarle ayuda? El que ellos le cortaran el césped o podaran los arbustos pudiera hasta hacer que ella se sintiera mejor, al saber que ahora su hogar no es causa de reproche en el vecindario. ¿Necesita desherbarse y regarse el jardín? ¿Estaría dispuesta a consultar con ella alguna hermana que vaya a comprar comestibles y comprarle los artículos que necesite? Recuerde, los apóstoles estuvieron interesados en tales aspectos prácticos y organizaron a hombres capacitados de la congregación para dar ayuda. (Hechos 6:1-6.)
13. ¿Qué resultados hubo debido a que los ancianos ayudaron al hermano nigeriano mencionado anteriormente?
13 Tal interés cristiano fue manifestado por los ancianos mencionados anteriormente, quienes, mientras hacían una visita de pastoreo, hallaron a Lebechi Okwaraocha y a su esposa en una triste condición. Inmediatamente el cuerpo de ancianos se encargó del asunto e informó a la congregación lo que pensaba hacer... reconstruir la casa. Varios hermanos y hermanas contribuyeron materiales y participaron de buena gana en el proyecto. En una semana edificaron una casita segura y con techo de metal. He aquí el informe de Nigeria:
“Los aldeanos quedaron sorprendidos y espontáneamente trajeron alimento y bebidas para los hermanos y hermanas que afanosamente trabajaban largas horas para terminar el trabajo antes que llegara el próximo aguacero. Muchos aldeanos expresaron quejas acerca de otros grupos religiosos que, según ellos, le roban a la gente en vez de ayudar a los pobres. Este incidente llegó a ser la conversación de la comunidad. Los aldeanos se han hecho muy receptivos, y se han empezado muchos estudios bíblicos en los hogares”.
Su participación en estas “obras excelentes”
14. ¿Qué punto de vista debemos tener respecto a hacer “obras excelentes” para con nuestros hermanos?
14 Por supuesto, a menudo podemos responder privada y directamente a las necesidades de las personas a nuestro alrededor que son ancianas, están enfermas, hospitalizadas o afligidas de alguna otra manera. Si vemos un medio de desplegar el verdadero cristianismo, ¿por qué no usarlo y tratar de ayudar? (Hechos 9:36-39.) Nuestra motivación no es la presión de otras personas, sino el amor cristiano. El primer ingrediente para cualquier ayuda práctica es que tengamos interés y compasión genuinos. Por supuesto, ninguno de nosotros puede retroceder los años para los de edad avanzada, curar enfermedades mediante milagros, ni igualar la posición económica de todos los miembros de la congregación. Pero definitivamente debemos tener un espíritu generoso y de interés en otros. Cuando lo tenemos y obramos en conformidad con este, se fortalecerá el vínculo de amor entre nosotros y aquellos a quienes ayudemos. Esto sucedió entre Pablo y Onésimo, quien relativamente era un cristiano nuevo que ‘ministró a Pablo en sus cadenas de prisión’. (Filemón 10-13; Colosenses 3:12-14; 4:10, 11.)
15. ¿Cómo pudiéramos ayudar a algunos merecedores que verdaderamente están en necesidad?
15 A veces podemos responder a una necesidad material por medio de bondadosamente hacer un regalo, sea que lo enviemos de manera anónima, o lo entreguemos en privado. ¿Hay algún hermano que haya perdido su empleo y no haya podido encontrar otro? ¿Hay alguna hermana que se encare a facturas médicas inesperadas; ha sido víctima de un accidente o un asalto? Situaciones como estas pudieran surgir a nuestro alrededor. Cuando hagamos “dádivas de misericordia”, nuestro Padre que mira en secreto lo observará y lo aprobará. (Mateo 6:1-4.) O, en vez de dar dinero, quizás podamos —al igual que Job— proveer prendas de vestir para los pobres y alimento o comidas preparadas en casa para la viuda o el huérfano de padre. (Job 6:14; 29:12-16; 31:16-22.)
16. ¿De qué otra manera práctica puede darse ayuda a veces? Ilustre.
16 La experiencia o los contactos de usted pueden llegar a ser una fuente de ayuda práctica. Cierto hermano le pidió un préstamo al hermano W——. Su respuesta bondadosa fue: ‘¿Por qué piensa usted que yo pudiera tener dinero para prestar?’. La respuesta fue la siguiente: ‘Porque usted es un mejor administrador de su dinero’. Con discernimiento, el hermano W——, quien frecuentemente había prestado dinero a los necesitados, sugirió: ‘Tal vez lo que usted realmente necesita es ayuda para aprender a administrar su dinero, y yo le ayudaré con gusto si lo desea’. Tal ayuda es especialmente apreciada por hermanos que necesitan ajustar su nivel de vida a nuevas circunstancias, o que están dispuestos a trabajar duro aun en algún tipo de trabajo de menos estimación. Por supuesto, si la persona verdaderamente necesita un préstamo, sería bueno ponerlo por escrito y firmarlo para evitar problemas más tarde. No obstante, muchos hermanos que están poco dispuestos a pedir dinero prestado profundamente apreciarían la ayuda personal en la forma de consejo o la experiencia que otros podrían compartir. (Romanos 13:8.) Esto se ilustra por una experiencia en África occidental que envolvió a Emanuel:
A pesar de que Emanuel era un peluquero especializado, tenía poca clientela y estaba desalentado debido a que no podía ganarse la vida. Entonces, un anciano alerta de la congregación preguntó a Emanuel si consideraría hacer otro tipo de trabajo. Su respuesta fue afirmativa, pues él no iba a permitir que el orgullo profesional le impidiera hacer eso. El anciano habló con algunos compañeros y halló un trabajo para Emanuel como asistente en un hospital. Él ha hecho bien en este trabajo y ha podido ayudar a otros en la congregación.
17. ¿Cómo pudiera usted ayudar a cierto hermano que esté internado en el hospital? (Salmo 41:1-3.)
17 Cuando un compañero cristiano está internado en un hospital o en un asilo de ancianos, hay oportunidades especiales para ayudar. De nuevo, el interés y la preocupación sinceros son fundamentales. Usted pudiera mostrar estos al estar dispuesto a leerle literatura cristiana edificante al paciente, o al relatarle experiencias animadoras. No obstante, ¿hay necesidades físicas con las cuales usted puede ayudar? Las instalaciones médicas de algunas zonas tienen tanta carga y trabajo que no se baña ni alimenta al paciente a menos que un visitante lo haga. De modo que, si los médicos concuerdan, usted pudiera traerle una comida nutritiva, o ayudarle a lavarse el pelo o a bañarse. ¿Apreciaría una cómoda bata o unas pantuflas? (2 Timoteo 4:13.) O ¿podría usted ofrecerse para atender algún asunto que esté preocupando al paciente? Quizás esté preocupado en cuanto a cómo hacer efectivo su cheque del sueldo y cómo se pagarán las facturas por los servicios públicos. Usted pudiera proveer alivio útil mediante hacer hasta cosas sencillas por él, tales como el asegurarse de que la correspondencia no se acumule en su hogar, regar las plantas, o asegurarse de que el horno está apagado.
18. ¿Qué está determinado a hacer usted respecto a los hermanos necesitados?
18 No hay duda de que cada uno de nosotros puede hallar maneras en las cuales podemos mejorar en hacer más que solo decir: “Manténganse calientes y bien alimentados”. (Santiago 2:16.) Piense en los hermanos y hermanas de su congregación. ¿Hay algunos merecedores que verdaderamente están en necesidad material, enfermos, minusválidos, o postrados en cama? ¿Qué puede hacer usted de manera práctica para ayudar a estos miembros amados de su congregación por quienes Cristo murió? El tener esta actitud le ayudará a estar mejor preparado para responder inmediatamente si surgen dificultades.
19. a) ¿Por qué es tan importante el equilibrio en este asunto? b) ¿Cuál es el mayor bien que podemos hacer por otros, y por qué? (Salmo 72:4, 16.)
19 Mediante esforzarnos por ayudar a nuestros hermanos, estaremos demostrando que nuestra fe no está muerta. Esa misma fe nos mueve a trabajar duro en la predicación cristiana. Es necesario que mantengamos un equilibrio entre el ayudar a otros en sentido material y el participar regularmente en la evangelización cristiana. (Compárese con Mateo 15:3-9; 23:23.) El consejo que Jesús dio a Marta y María refleja ese equilibrio. Él dijo que si la persona pesaba las provisiones materiales en relación con el alimento espiritual, este último es “la buena porción” que no le será quitada. (Lucas 10:39-42.) Los enfermos y los pobres siempre estarán presentes en este sistema de cosas. Nosotros podemos y debemos hacer cosas buenas para ellos. (Marcos 14:7.) Sin embargo, el mejor y más duradero bien que podemos hacer es enseñar a otras personas acerca del Reino de Dios. Eso fue en lo que Jesús se concentró. (Lucas 4:16-19.) Esta es la manera como los pobres, enfermos y afligidos pueden recibir alivio permanente. ¡Qué gozo es ayudar a nuestros hermanos y a otras personas a cifrar su esperanza en Dios y a “asirse firmemente de la vida que realmente lo es”! (1 Timoteo 6:17-19.)
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Haga más que sólo decir: “Manténganse calientes y bien alimentados”La Atalaya 1986 | 15 de octubre
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[Recuadro en la página 17]
La congregación se interesó
Cierta pareja que se había mudado a una pequeña congregación en una zona rural proveyó el siguiente informe que nos da algo en qué pensar:
‘Hace tres años mi esposa y yo vendimos nuestro hogar y nos mudamos a una congregación lejana que necesitaba la ayuda de hermanos maduros debido a que había habido algunos problemas. En poco tiempo yo estaba atendiendo cuatro puestos de responsabilidad. Amábamos a los hermanos y queríamos trabajar con ellos. Al pasar los meses el espíritu de la congregación mejoró, y dos excelentes ancianos se mudaron allí.
’Mi esposa empezó a tener problemas de salud y fue necesario que se sometiera a una seria operación el año pasado. El día que ella entró en el hospital, yo enfermé de hepatitis. Dos meses después fui despedido de mi trabajo debido a que la economía estaba muy mala en esa zona. Nuestros fondos se terminaron, yo no tenía trabajo, y ambos estábamos tratando de recuperar nuestra salud. Estaba deprimido debido a que se aproximaba la asamblea de distrito y tenía una parte en el programa. También tenía una asignación en la asamblea de circuito que se celebraría en dos semanas. Pero sin dinero, no sabía cómo podría asistir a estas, ni siquiera cómo cuidaría de mi familia. Una mañana mi esposa salió al servicio del campo, y yo me quedé para analizar nuestra situación.
’Mientras miraba por la ventana, me pregunté: ¿Dónde está mi confianza en Jehová? Le había dicho a mi esposa que no se preocupara, pero ahora yo estaba empezando a dudar. Entonces, expresé mi “poca fe” a Jehová y pedí su ayuda. Al terminar de orar, un hermano tocó a la puerta. Quería que fuera con él a tomar una taza de café. Le expliqué que sería mejor no ir, puesto que tenía que preparar una parte para la reunión esa noche. No obstante, fue muy insistente, diciendo que solo tomaría unos cuantos minutos. De modo que fuimos. Regresamos media hora después, y al salir de su automóvil me sentí mejor.
’Cuando entré a la casa, noté que el mostrador de la cocina estaba lleno de comestibles. Pensé que mi esposa había ido de compras. “Pero un momento, cómo es eso posible, pues no tenemos dinero.” Entonces noté un sobre. En este estaba escrito lo siguiente:
’“De parte de sus hermanos y hermanas que los quieren mucho. No pongan nada de esto en la caja de contribuciones. Ya hemos hecho eso por ustedes”.
’No pude contener las lágrimas. Pensé en mi “poca fe” y eso me hizo llorar más. Luego llegó mi esposa. Solamente señalé hacia la comida y los otros regalos. Ella también empezó a llorar junto con las dos hermanas que entraron con ella. Tratamos de explicarles que no podíamos aceptar tantas cosas, pero las hermanas nos dijeron que nadie sabía lo que cada hermano había dado. La entera congregación participó en ello, y quisieron hacerlo porque sentían que nosotros les habíamos enseñado a dar a otras personas. ¡Esto solo produjo más lágrimas!’.
Más adelante, para cuando el hermano escribió este relato, ya estaba trabajando de nuevo. Él y su esposa están participando en el servicio de precursor auxiliar.
[Recuadro en la página 18]
Prueba de amor cristiano
Cierta congregación de los testigos de Jehová en el oeste de los Estados Unidos se encaró a una situación única que le permitió manifestar la clase de amor cristiano que se recomienda en las Escrituras. En el territorio de esta congregación, el estado abrió un centro para cuidar de las víctimas severamente lisiadas por la parálisis cerebral. Uno de los primeros residentes de este centro fue Gary, de 25 años de edad, quien ya no podía ser atendido en su hogar. La enfermedad lo dejó cuadripléjico y afectó su habla también.
Gary tenía siete años de ser Testigo bautizado. Una vez en el nuevo centro, quiso asistir a las reuniones de la congregación local. Sus padres no vivían muy lejos de allí y por algún tiempo le proveyeron transportación. Pero en vista de la edad de ellos, otros hermanos de la congregación empezaron a ayudar. Un hermano tenía una furgoneta. De modo que él, su esposa y sus dos hijas se preparaban y salían del hogar 45 minutos antes que empezara la reunión para poder recoger a Gary. Después lo transportaban de nuevo al centro, y, por consiguiente, llegaban a su hogar bastante tarde.
Sin embargo, algo se estaba desarrollando en el centro. Otras víctimas de parálisis cerebral mostraron interés en las verdades bíblicas. Poco tiempo después dos de ellos aceptaron un estudio bíblico. Luego otros también mostraron interés. ¿Cómo se podría llevar a todos a las reuniones? Otra familia de la congregación compró una furgoneta, y unos Testigos de la localidad que son propietarios de un negocio hicieron disponible una tercera furgoneta. No obstante, a veces estos medios eran inadecuados o inconvenientes. ¿Podría la congregación hacer algo más?
Los ancianos consideraron el asunto y entonces propusieron que se comprara una furgoneta únicamente para llevar a los minusválidos a las reuniones. La congregación concordó y gustosamente ofreció contribuciones. Algunos Testigos del área circunvecina que se enteraron de la empresa también contribuyeron. Se obtuvo una furgoneta y se modificó para que los sillones de ruedas pudieran transportarse en ella.
Ahora, cada mes un diferente grupo de Estudio de Libro de Congregación se encarga de conducir la furgoneta a las reuniones y asambleas. Cinco personas internadas en el centro para los que padecen de parálisis cerebral asisten regularmente a las reuniones y cuatro de ellas ahora son Testigos bautizados. Han llegado a ser conocidas y amadas por muchos hermanos y hermanas que experimentan la felicidad que se siente de ayudar a otros. ¿De qué maneras? Sosteniéndoles el libro de cánticos y buscándoles los textos bíblicos durante las reuniones. En las asambleas de circuito y de distrito hasta ayudan a cuidar de los que no pueden valerse por sí mismos y a alimentarlos. Esto ha producido un cariño mutuo que es verdaderamente conmovedor. ¿Y qué hay de Gary? Ahora sirve de siervo ministerial en esta congregación que ha dado tanta prueba del amor que tiene. (Hechos 20:35.)
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