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Sigan viviendo como hijos de DiosLa Atalaya 1986 | 15 de julio
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9. ¿En qué sentido es que el cristiano engendrado por espíritu “no practica el pecado”, y por qué es esto así?
9 Ahora Juan hace una distinción entre los hijos de Dios y los hijos del Diablo. (Léase 1 Juan 3:9-12.) Todo el que ha “nacido de Dios no se ocupa en el pecado”, o no hace de este una práctica. La “semilla reproductiva” de Jehová, o el espíritu santo que da a la persona “un nuevo nacimiento” a una esperanza celestial, permanece en el individuo a menos que este lo resista y en consecuencia ‘contriste’ el espíritu, haciendo que Dios lo aparte de él. (1 Pedro 1:3, 4, 18, 19, 23; Efesios 4:30.) Para permanecer como hijo de Dios, el cristiano engendrado por espíritu “no puede practicar el pecado”. Y siendo que ahora es “una nueva creación” con una “nueva personalidad”, lucha contra el pecado. Ha “escapado de la corrupción que hay en el mundo por la lujuria”, y en su corazón no se halla el deseo de ser un malhechor habitual. (2 Corintios 5:16, 17; Colosenses 3:5-11; 2 Pedro 1:4.)
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Sigan viviendo como hijos de DiosLa Atalaya 1986 | 15 de julio
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11. a) ¿Cuál es otra manera de identificar a los que no son hijos de Dios? b) El reflexionar en el proceder de Caín debe movernos a hacer ¿qué?
11 Además, “tampoco [se origina de Dios] el que no ama a su hermano”. De hecho, el “mensaje” que hemos oído “desde el principio” de nuestra vida como testigos de Jehová es que “debemos tener amor unos para con otros”. (Juan 13:34.) De manera que no somos “como Caín”, quien mostró que se “originó del inicuo” al ‘degollar a su hermano’ de manera violenta, lo cual es característico del homicida Satanás. (Génesis 4:2-10; Juan 8:44.) Caín degolló a Abel “porque sus propias obras eran inicuas, pero las de su hermano eran justas”. El reflexionar en el proceder de Caín ciertamente debe movernos a guardarnos contra el odiar de manera similar a nuestros hermanos espirituales.
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