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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1994
w94 15/8 pág. 31

Preguntas de los lectores

Si Jesús fue descendiente de Jesé y David, ¿por qué se le llama “la raíz” de estos antepasados suyos?

Tendemos a pensar que la raíz de un árbol u otra planta cualquiera precede al tronco o las ramas. Por ello, parecería lógico decir que Jesé (o su hijo David) es la raíz de la que acabaría brotando Jesús. Sin embargo, Isaías 11:10 predijo que el Mesías, entonces futuro, sería “la raíz de Jesé”, y Romanos 15:12 aplica esta profecía a Jesucristo. Posteriormente, Revelación [Apocalipsis] 5:5 lo denomina “el León que es de la tribu de Judá, la raíz de David”. Estas designaciones cuentan con varias razones a su favor.

La Biblia emplea con frecuencia las plantas, y entre ellas los árboles, de forma ilustrativa. A veces se alude al hecho de que al germinar y crecer una semilla, las raíces se desarrollan antes que las ramas mayores, las ramas secundarias o el fruto, todos los cuales se sustentan gracias a las raíces. Por ejemplo, Isaías 37:31 dice: “Los que escapen de la casa de Judá, los que queden, ciertamente echarán raíces hacia abajo y producirán fruto hacia arriba”. (Job 14:8, 9; Isaías 14:29.)

Si la raíz se daña, el resto del árbol sufre las consecuencias. (Compárese con Mateo 3:10; 13:6.) En consonancia con esta realidad, Malaquías escribió: “El día que viene ciertamente los devorará —ha dicho Jehová de los ejércitos—, de modo que no les dejará raíz ni rama mayor”. (Malaquías 4:1.) La idea queda patente: cortamiento o destrucción completa. Los padres (las raíces) serían cortados o aniquilados, al igual que sus descendientes (las ramas mayores).a De este modo se resalta la responsabilidad del padre y la madre respecto a sus hijos menores de edad; el futuro perdurable de un hijo menor podría verse determinado por la situación en que se hallan los padres delante de Dios. (1 Corintios 7:14.)

La fraseología de Isaías 37:31 y Malaquías 4:1 indica que las ramas mayores (al igual que el fruto de las ramas secundarias) reciben la vida de las raíces. Esta es una clave que ayuda a entender en qué sentido es Jesús la “raíz de Jesé” y la “raíz de David”.

En lo que se refiere a la relación carnal, Jesé y David eran antepasados de Jesús; ellos eran las raíces, y él, el retoño o rama mayor. Isaías 11:1 dijo del Mesías que vendría: “Tiene que salir una ramita del tocón de Jesé; y procedente de sus raíces un brote será fructífero”. De igual modo, en Revelación 22:16 Jesús se autodenomina “la prole de David”. Pero también se llama a sí mismo “la raíz [...] de David”. ¿Por qué razón?

Un sentido en el que Jesús es la “raíz” de Jesé y de David es que mediante él permanece viva su línea genealógica. Aunque hoy no existe nadie que pueda demostrar que desciende de las tribus de Leví, Dan o incluso Judá, tenemos la certeza de que el linaje de Jesé y de David sigue vivo porque en la actualidad Jesús vive en el cielo. (Mateo 1:1-16; Romanos 6:9.)

Jesús también recibió el puesto de Rey celestial. (Lucas 1:32, 33; 19:12, 15; 1 Corintios 15:25.) Esto repercute hasta en la relación que tiene con sus antepasados. En una profecía, David denominó Señor suyo a Jesús. (Salmo 110:1; Hechos 2:34-36.)

Por último, Jesucristo ha sido investido con la dignidad de Juez. En el Milenio venidero, Jesé y David también serán beneficiarios del rescate de Jesús. Su vida en la Tierra dependerá de Jesús, quien servirá de “Padre Eterno” de ellos. (Isaías 9:6.)

Por tanto, aunque Jesús procede del linaje de Jesé y David, merece ser llamado “la raíz de Jesé” y “la raíz de David” en virtud de lo que ha llegado a ser y de lo que hará en el futuro.

[Nota a pie de página]

a Un antiguo epitafio fenicio emplea un lenguaje parecido. Dice de quien profanara la tumba: “No tenga raíz debajo ni fruto encima”. (Vetus Testamentum, abril de 1961.)

[Reconocimiento en la página 31]

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