De las Guayanas a Puerto Rico
AVANZADA la noche del 21 de abril, nuestros hermanos Knorr y Hénschel siguieron su viaje, saliendo del aeropuerto de Zandery, acompañados por el siervo de la Sucursal de Paramaribo, Surinam. Llegó el avión del sur con cosa de media hora de atraso; sin embargo para nosotros el tiempo voló. Es corto el vuelo al aeródromo de Georgetown, a saber, “Atkinson Field”, que es actualmente una base del ejército de los Estados Unidos. Por lo tanto llegamos a la Guayana inglesa antes de la medianoche. Era preciso conseguir permiso especial para entrar a esa base y tres de los hermanos lo consiguieron y estuvieron allí para esperarnos cuando entramos a los edificios del aeródromo. Nos detuvimos por un momento en el aeropuerto con motivo de las revisiones. Dista el aeródromo 38 kilómetros de la ciudad, y era preciso atravesar esa distancia larga. Al hacerlo, pudimos observar desde el automóvil que habíamos llegado a una región azucarera. Pasamos por varios ingenios y varias plantaciones de caña de azúcar. A la una y media ele la madrugada llegamos al hogar misionero y la Sucursal de Georgetown. Esto despertó a los hermanos y todos se levantaron para saludarnos.
La convención se abrió esa mañana con servicio de campo. Con motivo de los cambios de la marea era menester pronunciar el discurso sobre el bautismo a las 12 y media y luego a las 13 horas salieron Los hermanos para el malecón. Se bautizaron a 29 ese día; otra señal del progreso.
Todos estaban anticipando gustosamente la conferencia pública, “¡Es más tarde de lo que usted piensa!”; habían desempeñado grandes programas de anuncio para informar al pueblo de Georgetown que el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, hablaría. Por todo el país, en las estaciones de ferrocarril se habían fijado anuncios. Se emplearon sueltos, cartelones, rótulos y el radio para informar al pueblo. Tres periódicos distintos mandaron a sus reporters a entrevistar al hermano Knorr y como consecuencia las respectivas noticias se publicaron después. La noche del sábado la radiodifusora ZFY dedicó quince minutos a una entrevista. El hermano Phillips hacía las preguntas y el hermano Knorr las contestaba. Las interrogaciones se relacionaban con asuntos de interés especial en la Guayana inglesa, como el objeto de la asamblea, la organización de la Sociedad, la extensión de la Sociedad, si tenía aspectos políticos, etc. Uno de los puntos era, si la obra tiene la aprobación del comunismo. Para contestar esta pregunta, se hizo saber del trato desfavorable acordado a los testigos de Jehová en los países comunistas y el hecho de no poder la Sociedad abrir ninguna oficina en Rusia. Se han clausurado las oficinas en Yugoeslavia, Rumania y Checoeslovaquia. Muchos de los testigos de Jehová han sido enviados a Siberia. El comunismo no está de acuerdo con el hecho de que el reino de Dios es la única esperanza del mundo. Se hicieron muchas preguntas relativas a la expansión de la organización y se hizo mención de la conferencia pública, a la cual se invitaba a todos. Después se supo que este programa había sido oído por mucha gente en Barbada y Trinidad, como también en la Guayana inglesa.
Se contrató el palacio municipal de Georgetown para las reuniones principales de la asamblea, la concurrencia más grande siendo de 287 hermanos. Comprendiendo que el palacio municipal no daría abasto a la conferencia pública, se hicieron arreglos para conseguir un teatro; y el dueño del cine “Astor” cedió el uso de ese teatro gratis para la tarde del domingo. La asistencia a la reunión pública era de 1,277 personas. Mostraron mucho interés en el tema, “¡Es más tarde de lo que usted piensa!” El hecho es que 500 personas se presentaron esa noche en el palacio municipal para oír otra vez al hermano Knorr.
Por supuesto, la organización local católica no estaba contenta con tanta publicidad ni con el hecho de que los testigos de Jehová celebraran reuniones en Georgetown durante los últimos días de la semana, y mucho menos gusto les dió el anuncio de la conferencia pública. Así es que el domingo por la mañana el obispo de la iglesia católica dijo a la congregación que no asistiera a esta reunión en el cine “Astor”. Pero parece que lo único que logró era hacer mayor la asistencia. El lunes siguiente de la reunión un hermano que es comerciante en la ciudad fué visitado por un católico quien dijo que gozó mucho de la conferencia pública. El hermano le preguntó si no le había prohibido el obispo asistir, y contestó que se había hecho tal anuncio y agregó, “Eso no me incluía a mí, sino a los que carecen de bastante inteligencia para distinguir entre lo bueno y lo malo.” Parece que hoy día muchos católicos piensan independientemente y están llegando a la conclusión de que los sacerdotes están hablando a “los demás”. Muchos empiezan a leer la Biblia y, al hacerlo, aprenderán la verdad.
Estando en Georgetown, nos dijeron que la línea aérea Pan American Airways había cambiado su itinerario. Debían de estar el hermano Hénschel y el hermano Knorr en Barbada el martes y no había ningún vuelo sino hasta el miércoles. ¿Qué podía hacerse? Pensaban que era conveniente que el hermano Hénschel partiera la mañana del domingo por avión de la “British West Indies Airways” para Trinidad para estar sin falta en Barbada para encargarse de la asamblea y pronunciar el discurso público, puesto que parecía seguro que el hermano Knorr no podría llegar a tiempo. El hermano Knorr tenía que quedarse para la reunión pública en Georgetown. Y así partió el hermano Hénschel, dejando a los hermanos en la Guayana inglesa y prosiguió a Trinidad, quedándose allí hasta el vuelo de la mañana del martes a Barbada con Peter Brown, graduado de Galaad estacionado en Puerto de España. Los dos estaban listos para encargarse de la parte del programa de la asamblea que se había asignado al hermano Knorr.
Se quedó el hermano Knorr en Georgetown para concluir la convención, encargándose tanto de los discursos del hermano Hénschel como de los suyos propios. Se dedicaron el lunes y el martes a los asuntos de la Sucursal y los problemas del hogar misionero en Georgetown.
El lunes recibió el hermano Knorr un cablegrama del hermano Hénschel, diciéndole que se habían hecho reservaciones para su vuelo de Trinidad a Barbada a las 15 horas el miércoles; que si el avión de la Pan American siguiera de acuerdo con su horario, sería posible que el hermano Knorr llegara a Barbada después de todo.
Temprano la mañana del miércoles, 27 de abril, se levantó y preparó su partida de Georgetown con la esperanza de que corriera a tiempo el aeroplano de la Pan American Airways. La misma línea aérea proveyó un taxímetro para el proyecto largo de 40 kilómetros al campo aéreo Atkinson. En el camino desigual una de las llantas se vació. Lo único que se podía hacer era transferirse a otro automóvil. Por fortuna seguía otro taxímetro y se efectuó la transferencia. La cuestión que surgió era, ¿Estaría a tiempo el aeroplano? A su llegada al aeródromo, inquirió el hermano Knorr del agente de guardia y felizmente supo que el aeronave estaba siguiendo de acuerdo con su horario y que seguramente llegaría a Trinidad a tiempo para hacer la conexión. Todo iba a resultar bien. La estancia prolongada en la Guayana inglesa había resultado provechosa para la obra allí. Las cosas en la colonia se estaban mejorando satisfactoriamente, puesto que cuando estuvo él allí tres años antes había un máximum de 91 publicadores del Reino y ahora había llegado el número a 188. Se habían organizado compañías nuevas; la verdad se estaba extendiendo al interior. Queda todavía mucho que hacer allí y se están apresurando los hermanos para lograrlo.
El aeropuerto de Piarco está ubicado 25 kilómetros al sudeste de Puerto de España, la ciudad principal de Trinidad. Hay unos graduados de Galaad estacionados en Puerto de España y en San Juan y habían organizado un grupo para ocupar un autobús especial. Estaban resueltos a pasar las tres horas entre el aterrizaje y la partida con el hermano Knorr. Al bajarse del aeroplano fué recibido el hermano Knorr con cantos. El tiempo voló, hablando con los misioneros y oyendo sus experiencias, como también participando de un magnífico lunch que se había traído.
BARBADA
Así fué que a las 15 horas 45 minutos el hermano Knorr se fué abordo del avión BWIA y luego se dirigió hacia Barbada. En esos instantes le correspondía estar pronunciando un discurso en la convención que se celebraba en la “Steel Shed”, Queen’s Park, Bridgetown, pero el hermano Hénschel le estaba supliendo. Aterrizó el avión en el aeródromo de Seawell a las 17 horas. Dista el aeropuerto 18 kilómetros de Bridgetown; así es que sólo dos hermanos esperaban al hermano Knorr. Un automóvil estaba esperando, haciendo posible que llegara a Bridgeport a las 18 horas, con bastante anticipación para la conferencia pública a las 20 horas. Estuvo bueno, pues los hermanos llevaron chasco porque el hermano Knorr no había estado entre ellos el primer día de la asamblea. Por mucho tiempo habían esperado la visita del presidente de la Sociedad y estaban cumpliendo espléndidamente con el anuncio de la reunión pública. La conferencia pública se había anunciado por toda la isla, porque tiene una superficie de sólo 480 kilómetros cuadrados. Tiene como 200,000 habitantes y hay nueve compañías de testigos activos de Jehová entre la gente, unos 300 publicadores ahora. Se habían distribuído sueltos por toda la isla. Se colgaron estandartes grandes en las calles. Todos sabían de la visita del presidente de la Sociedad y de su discurso.
A las diecinueve y media se habían ocupado todos los asientos del “Steel Shed”. Había casi mil personas presentes. Afortunadamente las paredes del “Steel Shed” están hechas de malla de acero o parrilla, dando por resultado que los que están afuera oyen y ven tanto como los que están adentro. Siguió en aumento la asistencia y durante la conferencia los acomodadores contaron la gente. Estuvo tan atenta que se pudo enumerar con exactitud. Hubo 3,000 presentes. Constituyó la asistencia más numerosa de todo el viaje. Estuvieron contentos los hermanos con el resultado de sus esfuerzos diligentes para anunciar el discurso.
Siguió la asamblea el día siguiente. Hubo primeramente un discurso sobre el bautismo y luego se bautizaron a 17 en la playa. Esa mañana 314 asistieron al discurso final por el hermano Knorr; sin embargo, la asistencia mayor en una sola reunión había tomado lugar la tarde anterior, cuando 375 asistieron. Así es que no cabe duda que se dió un gran testimonio a la gente de Barbada durante la asamblea. La obra había prosperado durante los últimos años, pues en tres años se dobló el número de publicadores. Cuatro años antes tres graduados de Galaad habían ido a Barbada para trabajar con los pocos publicadores que entonces había y ahora ha resultado una organización espléndida. Son muy entusiastas los publicadores y tienen buenos conocimientos de la verdad. La visita a Barbada fué muy agradable.
Esa tarde nos despedimos para dirigirnos hacia el aeropuerto Seawell. Se veía la isla muy pacífica. Proseguimos en nuestro automóvil por las calles angostas con sus murallas, ensanchándose la vía al acercarnos a la orilla de la ciudad. Los árboles gigantescos dejaban su sombra en el camino por varios kilómetros y luego nos encontramos en el camino real abierto que atraviesa los campos de caña de azúcar. Es densa la población de la isla y siempre había casas a la vista. De cuando en cuando se distinguía un antiguo molino de viento. El oleaje bañaba las playas de la isla para producir un notable fleco, ahora inmaculadamente blanco, ya de color safiro. Alcanzamos a muchos ciclistas en camino a la pista aérea, algunos de los cuales eran hermanos que regresaban a sus hogares o que se encaminaban al aeródromo para despedirse de nosotros. A nuestra llegada al aeropuerto encontramos a varios hermanos que nos esperaban, aumentando el número hasta haber más de treinta a la hora de nuestra partida. Entre ellos estuvieron los hermanos Chant y Evans, graduados de Galaad que habían venido de Dominica para asistir a la asamblea. A las 17 horas volábamos hacia Trinidad. Antes de pasar una hora habíamos distinguido la isla verde de Tobago y la montañosa costa septentrional de Trinidad. Caía la noche cuando nos aterrizamos en el aeródromo de Piarco. Allí encontramos a algunos de nuestros buenos amigos que esperaban llevarnos por automóvil a la ciudad.
TRINIDAD
El 29 de abril se abrió la asamblea para los testigos de Jehová en Trinidad y Tobago en “Drill Hall” en Puerto de España. Se emplea ese edificio por las autoridades militares para dar instrucción. Está construído principalmente de acero corrugado y un cerco de acero circunda el área. Contiguo al edificio hay un inmenso mango del cual caía fruta todos los días. El viernes por la mañana se congregaron 132 hermanos para considerar las actividades de campo. Efectivamente lo hicieron casi todos pero hubo una junta especial relacionada con las dificultades que existían en una de las compañías. Esta junta ocupó mucho tiempo y se espera que permanezcan corregidas las condiciones. Hubo 343 que asistieron a las sesiones el viernes, pero para el sábado por la noche 600 hermanos se habían congregado.
Empezaron el domingo con un discurso sobre el “Bautismo” por el hermano Talma, y después 19 varones y 27 mujeres fueron bautizados por la inmersión en un arroyo donde los hermanos habían hecho una presa con unos días de anticipación en un hermoso sitio campestre.
La convención propia terminó el domingo por la tarde con un discurso por el hermano Knorr. La asistencia a la sesión final era de 1,050. Momentos antes de esa sesión la lluvia empezó a caer y desanimó a la gente de Puerto de España en cuanto a la reunión pública. Se había anunciado ampliamente por la ciudad el discurso público y muchos habían dicho que estarían en “Woodford Square” el domingo a las 20 horas. La observancia del Día de Mayo y festividades religiosas en San Fernando sirvieron para distraer a la gente y la posibilidad de lluvia no contribuyó a animarla.
El quiosco de banda en “Woodford Square” fué usado por el conferenciante pero la concurrencia tuvo que sentarse o estar de pie en el parque durante el discurso. A las 20 horas el cielo estuvo despejado y brillaban las estrellas arriba de “Woodford Square” pero se dijo que llovía en otra parte de la ciudad. Sin embargo 2,800 personas estuvieron de pie alrededor del quiosco por más de una hora, escuchando atentamente el discurso. Considerando las circunstancias no era malo ese número. Además, el discurso produjo buenos resultados; porque por algunos días después de la conferencia, al esperar el ómnibus o estar en una esquina, con frecuencia se oía a la gente discutir el discurso pronunciado en “Woodford Square”.
Interesaba notar en el periódico Gazette de Puerto de España del 12 de mayo que una “resolución urgiendo que se volviera a imponer la exclusión de las publicaciones de la ‘Sociedad Watch Tówer’ basada en que ofenden las creencias de ‘una gran mayoría del público’ y que su contenido es ‘altamente propenso a instigar una controversia amarga y hasta perturbar el orden público’ está para presentarse... en la próxima junta constitutiva del Ayuntamiento de Puerto de España”.
El relato cita lo siguiente de la resolución: “Este Ayuntamiento de la Ciudad de Puerto de España ve este asunto como uno de significación seria y urge al Gobierno que reinstale la prohibición de estas publicaciones.” Hay que ver si esta resolución se adopta por el ayuntamiento municipal.
Seguramente las autoridades políticas no pudieron haber lanzado este artificio para imponer de nuevo la prohibición porque los testigos de Jehová en Trinidad no han dicho nada acerca de la política. Ellos no toman parte en la política, sino que predican el reino de Dios como la esperanza del mundo. Evidentemente debido al avance espléndido de la obra en Trinidad los jefes religiosos se dan cuenta de que el pueblo ha descubierto que no concuerda con las enseñanzas de la Biblia todo lo que el clero ha estado enseñando. Indudablemente los religiosos están influyendo a los políticos con el objeto de ocultar de la gente las verdades bíblicas. Lograron durante los años de La guerra impedir la importación de la literatura de la Sociedad pero terminadas las hostilidades esta restricción fué levantada. Ahora se esfuerzan para fraguar otras ideas, como, por ejemplo, que el contenido de las ayudas para el estudio bíblico publicadas por la Sociedad Watch Tówer es “altamente propenso a instigar controversias amargas y hasta perturbar la paz”. Si sucede que la perturbación de la paz llegue a ser un hecho, no será una dificultad proveniente de los testigos de Jehová, sino que tiene que proceder de los agentes de los religiosos. Los testigos de Jehová son amantes de la paz; y nunca han originado ningún atropellamiento por la chusma. Pero la historia de la organización jerárquica católica romana y de algunas organizaciones llamadas “protestantes” ofrece evidencia amplia para mostrar que los religiosos han instigado la perturbación de la paz y acción por la chusma contra las minorías porque éstas se han aprovechado de la libertad de palabra, libertad de culto y libertad de imprenta.
Será interesante ver lo que harán los clérigos y si logran cercar al pueblo como lo hizo Hitler a su nación nazista, como hizo Mussolini a su país fascista, y como el comunismo que ha colgado una “cortina de hierro” para excluir el pensamiento sin trabas del territorio que domina. Pero hay una cosa segura y es que hay miles de personas en Trinidad que aman la verdad y la Biblia y que seguirán la adoración de Dios en espíritu y en verdad tal como enseña la Biblia, a pesar de la oposición, mientras tienen vida.
Todo el día, lunes, mayo 2, se dedicó a los problemas de los hogares misioneros y la oficina de Sucursal. La obra adelanta bien en las Antillas inglesas. La oficina de Sucursal ubicada en Puerto de España dirige la obra en todas las islas británicas en las Antillas y se han mandado a graduados de Galaad a más de ocho islas distintas para ayudar en el trabajo. Su progreso se percibe por el hecho de que el máximum de publicadores cuando el hermano Knorr visitó La Sucursal tres años antes era de 527 y ahora hay más de 1,100 publicadores de acuerdo con el último informe. El Señor está derramando sus bendiciones sobre el buen trabajo que desempeñan los hermanos en las Antillas. No obstante que nos faltaba tiempo para ver los objetos y puntos de interés en esta tierra de la orquídea calypso y el colibrí, con su mezcla de razas, nacionalidades y religiones, concluimos nuestra visita sintiendo gran satisfacción, pues avanza bien la obra del Reino y tienen los hermanos buen espíritu al promover la campaña de expansión. Se nombró como nuevo siervo de Sucursal para las Antillas al hermano R. Newton, graduado reciente de Galaad.
Nos levantamos el martes a las cinco de la mañana. Los hermanos del hogar nos dieron una despedida afectuosa cuando partimos en el automóvil con los tres hermanos que bondadosamente nos llevaron a Piarco. Luego estuvimos en camino a Puerto Rico. El gran avión de cuatro motores de la Pan American Airways había sufrido un retardo en camino y llegó atrasado media hora; así es que tuvimos unos cuantos minutos más con los hermanos de Trinidad antes de nuestra salida. Después de empezar el vuelo hacia el poniente el capitán se dirigió al norte pasando precisamente arriba de la ciudad de Puerto de España, donde habíamos pasado placenteramente unos días. Luego volamos sobre el mar Caribe, con las nubes y el agua como escenario.
PUERTO RICO
Cuando volvimos a ver tierra, era Puerto Rico, verde y montuoso. Luego volvió el vuelo brincoso pero terminó pronto. Llegamos al aeropuerto en San Juan, recibiendo la bienvenida de una delegación muy contenta. Hay un hogar misionero en Santurce en las afueras de San Juan y había allí algunos de los misioneros y publicadores locales. No obstante que el hermano Knorr había visitado a Puerto Rico antes, no había visto el nuevo hogar en Santurce. Es un edificio magnífico y muy accesible a la ciudad.
Realmente hay cuatro hogares misioneros en Puerto Rico en distintas ciudades y el programa incluía visitas a todos. La gira se empezó la mañana del miércoles por automóvil. Dejando atrás la costa, nos sorprendió agradablemente la gran hermosura de la isla. El camino serpenteaba por la sierra hasta Cayey y luego subía a Aibonito, una región montañosa de veraneo. Cuando llegamos a Aibonito estábamos convencidos de que Puerto Rico es una isla muy hermosa. Brotan con abundancia la caña de azúcar y otros productos, sea la región plana o montañosa. Era de buen aspecto. Y no habíamos visto mucho de la isla todavía. Pasamos la tarde y la noche con los dos graduados de Galaad estacionados en Aibonito. Habían arreglado tener una reunión esa noche y dió gusto ver a 30 publicadores y personas de buena voluntad allí. Hace pocos meses no había compañía pero actualmente funciona una, compuesta de publicadores celosos.
La mañana siguiente retrocedimos a Cayey. La ruta de Cayey nos llevó a la costa meridional y a Guayama en una área azucarera. El camino por las montañas nunca estaba recto. Y al seguir la ruta torcida y sinuosa vimos algo del mejor escenario que revela Puerto Rico y era verdaderamente maravilloso. Muchas residencias hermosas se habían construído cerca del camino real, adheridas a las vertientes de las montañas; pero regadas por los valles había muchas casitas visibles desde el camino elevado. Pensábamos que sería una tarea considerable llevar el mensaje del Reino a tales lugares. Además, había muchas aldeas y ciudades que servir. Guayama, con miles de almas, carece de publicadores. Solamente podría suplirse la falta estableciendo allí un hogar misionero.
Nuestro auto prosiguió el camino de la región meridional a Ponce. Era tierra regada y abundaba la caña de azúcar. Unos cuantos kilómetros separaban los muchos centrales, encontrándose de vez en cuando una aldea. Pero Ponce es la segunda ciudad de Puerto Rico y la compañía que tenemos allí ocupa el segundo lugar en la isla. Hace pocos años se fueron unos misioneros allá y ahora tienen 75 publicadores en la compañía. Gustosos visitamos a los graduados de Galaad en Ponce, oyendo sus experiencias. Para ahora pueden ver el fruto de su labor de amor. Esa noche se congregaron 85 personas en el Salón del Reino. Estaban muy animadas por la asamblea de distrito que estaba por celebrarse en San Juan y nos contaron del autobús especial en que irían. Los dos graduados de Galaad que nos acompañaban en el viaje se sorprendieron al ver tantos publicadores y hermanos en Ponce. Es preciso ahora encontrar nuevo local para el Salón del Reino y se inspeccionó uno en el centro de la ciudad que será también ideal para el hogar misionero.
Salimos de Ponce a las siete de la mañana, el viernes, 6 de mayo, y por algún tiempo seguimos por la costa y entonces por San Germán hasta Mayagüez, donde visitamos a cuatro misioneros recién llegados. Tenían allí sólo seis semanas pero tenían experiencias interesantes que relatar; ya dirigían algunos estudios bíblicos con la gente que habían encontrado. Al mediodía comimos en Mayagüez y luego tuvimos que salir para Arecibo en donde se había arreglado celebrar una reunión temprano esa tarde. Había lugar en el automóvil para dos más; así es que dos de los graduados de Galaad nos acompañaron.
Duró la reunión en Arecibo aproximadamente una hora. Se celebró en su pequeño Salón del Reino. Los 20 que asistieron llenaron aproximadamente todos los asientos. La mayoría esperaba asistir a la asamblea en San Juan. A las 16 horas y media estuvimos en camino rumbo a San Juan para asistir a las sesiones que abrieron la asamblea esa noche. Muy a tiempo llegamos al hogar en Santurce.
La reunión de servicio y el programa de la escuela de ministerio esa noche en el Salón del Reino de la compañía de testigos de Jehová en San Juan estuvieron buenos. Durante la discusión se exhibió un cuadro para mostrar cuánta expansión había habido en Puerto Rico durante los últimos ocho años. Estuvieron contentos los hermanos con motivo del buen aumento últimamente logrado y sus nuevos máximos. Estuvieron convencidos de que todo era nada más el principio de una verdadera expansión en Puerto Rico. Les recordó el hermano Knorr que tres años antes había 53 publicadores y ahora 227 rendían informes.
Hay algunos operadores de radiodifusoras en Puerto Rico que ven muy favorablemente la obra y ellos proporcionan gratis cada semana la radioemisión de programas preparados por los hermanos. Una de estas estaciones (WIAC) tiene un buen salón y el encargado ofreció el uso gratis del mismo para los programas del sábado y el domingo. El salón es muy moderno, atmosféricamente acondicionado, tiene asientos cómodos y equipo de sonido superior. Llegada la noche del sábado, la asistencia alcanzó 260 que era aproximadamente la capacidad del salón. Para entonces vino la gran sorpresa. El hermano Knorr lanzó por primera vez la edición española de “Sea Dios Veraz”. Precisamente, decían, lo que se necesitaba para los estudios en las casas era este nuevo libro. Grande fué el regocijo entre los publicadores de Puerto Rico esa noche.
Lo primero el domingo por la mañana fué el servicio bautismal. Después de un discurso por A. Van Daalen, explicando la consagración y el bautismo, 39 personas fueron bautizadas en el mar. El programa matutino se realizó en el salón de la radiodifusora.
Para la tarde se había provisto un discurso de media hora para preceder la conferencia pública. Sucedió que el 8 de mayo era el “día de las madres”, que es una de las fechas sobresalientes entre los puertorriqueños. Cada persona procura estar con su madre ese día. Pero ése era el único domingo que el hermano Knorr estaría en Puerto Rico, el día del discurso público. Así es que se había anunciado ampliamente y ya todo lo que se podía hacer era esperar y ver quién asistiría. Se había conseguido el popular Escambrón Beach Club para el discurso público, “¡Es más tarde de lo que usted piensa!” Se habían colocado más de 400 sillas en el salón de baile y estuvieron contentos los hermanos cuando observaron que 375 de ellas se ocuparon durante la conferencia. Jamás había habido tanta asistencia en una conferencia pública que habían celebrado. El público escuchó atentamente al desarrollarse datos acerca de los postreros días de este viejo mundo y el hermano R. V. Franz, siervo de Sucursal, interpretó muy bien. Después de la conferencia se colocaron muchos ejemplares de “Sea Dios Veraz” entre la gente de buena voluntad.
Con esto se terminó la asamblea. Todos los que vinieron gozaron mucho. Luego afuera del Escambrón Beach Club vimos a los hermanos de Ponce preparando el regreso a su hogar. Era un grupo contento y con el movimiento de sus manos se despedían de muchos de los hermanos que se quedaban en la ciudad, esperando el privilegio de distribuir el nuevo libro en español entre el pueblo de Ponce.
Esa noche en el hogar misionero de Ponce se habían congregado 28 graduados de Galaad. Los hermanos que habían venido de las Islas Vírgenes y la República Dominicana habían gozado mucho de las reuniones y relataban muchas experiencias buenas que habían tenido. Parecía que la convención continuaba al avanzar la noche.
Se apartó el lunes para trabajar en la oficina de Sucursal y hablar con los misioneros. Partieron algunos de los misioneros el lunes y otros el martes. El martes, 10 de mayo, llegó abruptamente; ya era el tiempo para nuestro regreso a Nueva York. La Pan American Airways nos dijo que estuviéramos en el aeródromo a las doce y cuarto, y así se informó a los que querían presenciar nuestra partida. Pero al llegar al aeropuerto al mediodía nos informaron que el avión del sur que nos iba a llevar llegaría con un atraso de siete horas. Pero había un aeroplano de Venezuela que quizá tendría lugar para nosotros. Estaba para partir a las 16:15. Los que estuvimos en el aeródromo éramos más de veinte y en vista de que hacía calor, lo creímos conveniente regresar al hogar hasta que la compañía pudiera averiguar si habría lugar disponible para nosotros en el vuelo siguiente. A las 14:30 se nos informó por teléfono que habría lugar para nosotros en el próximo vuelo, y una vez más nos dirigimos hacia el aeropuerto. Se modificaron los billetes y todo estaba listo para el vuelo. Los minutos que quedaban estaban volando mientras charlábamos con los hermanos que habían venido al campo de aviación. Mandaban muchos recuerdos para sus parientes y amistades en los Estados Unidos y aceptamos la responsabilidad de entregarlos. Fueron las dieciséis horas y media cuando les dejamos y nos dirigimos hacia el norte en el avión, tipo “Constellation”. Fué veloz el vuelo y llegamos al aeropuerto LaGuardia en Nueva York unos minutos después de las veintitrés horas. A nuestra gran sorpresa había 50 hermanos en el aeropuerto para darnos la bienvenida, llegados ya a nuestro domicilio. Esto hizo que nuestros corazones regocijaran. Habíamos estado ocupadísimos durante las diez semanas, más unos días.
En el camino habíamos visitado a hermanos en 14 diferentes países. Habíamos visto 13 sucursales de la Sociedad. Se habían organizado a dos nuevas. Habíamos hecho escala en 21 hogares misioneros y además habíamos visto a hermanos de otros nueve. Hablamos con 204 graduados de Galaad en sus asignaciones extranjeras. Realmente están desempeñando un trabajo magnífico. Estas tierras, bajo la jurisdicción de las 13 sucursales, tuvieron un máximum de 1,798 publicadores en 1945, pero en 1949 llegó su máximum a 5,772, o sea un aumento del 221 por ciento. Esto indica que las bendiciones ricas del Señor se han derramado sobre los esfuerzos de los misioneros y de los hermanos locales que unidamente obran por la honra del nombre de Jehová. Gracias damos porque así da Jehová prosperidad a su pueblo en estos tiempos en la predicación del evangelio en los postreros días.