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  • ¿Debemos ir a la escuela o renunciar?
    La Atalaya 1952 | 1 de noviembre
    • a su Dios Jehová y a su pueblo.—Dan. 1:20; Hech. 7:22.

      Así por medio de sus esfuerzos concienzudos y serios como estudiante se hará amigo de sus maestros. Hágase amigo también de sus condiscípulos, no por medio de ingresar en sus clubes o yendo con ellos a los mismos excesos en conducta relajada, sino más bien gane su confianza, amistad y admiración por su bondad amorosa, misericordia benigna, integridad, rectitud y dignidad de confianza. El pez fuerte nada contra la corriente. Ante todo, muestre amistad y amor hacia los maestros y estudiantes esforzándose sinceramente por darles el mismo consuelo y esperanza que usted ha recibido del conocimiento que tiene de los propósitos de Jehová Dios de establecer el dominio de su reino sobre toda la tierra—¡verdaderamente la única esperanza del hombre!

  • ‘Que cada uno cuide cómo edifica’
    La Atalaya 1952 | 1 de noviembre
    • ‘Que cada uno cuide cómo edifica’

      LAS Escrituras hablan de Jehová Dios como un edificador o constructor. “Toda casa es construída por alguien, mas el que construyó todas las cosas es Dios.” También hablan de Cristo Jesús como un edificador. “Sobre esta masa de roca edificaré mi congregación, y las puertas del Hades no la vencerán.” Se hace referencia a los seguidores de Cristo como el edificio de Dios y también como sus colaboradores: “Porque nosotros somos los colaboradores de Dios. Ustedes son el campo de Dios que está bajo cultivación, el edificio de Dios.”—Mat. 16:18; 1 Cor. 3:9; Heb. 3:4, NW.

      En cuanto a la actividad de los cristianos en la edificación el apóstol Pablo continúa: “Conforme a la bondad inmerecida de Dios que me fué dada, como sabio director de obras coloqué un fundamento, pero algún otro está edificando sobre él. Pero que cada uno siga cuidando cómo está edificando sobre él. Porque nadie puede colocar ningún otro fundamento que no sea el que está colocado, el cual es Jesucristo. Ahora si sobre el fundamento alguien edifica oro, plata, piedras preciosas, materiales de madera, heno, rastrojo, la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, porque quedará revelada por medio de fuego, y el fuego mismo probará qué clase de obra es la de cada uno. Si la obra de alguien, obra que él ha edificado sobre el fundamento, permanece, ése recibirá una recompensa; si la obra de alguien es consumida por el fuego, ése sufrirá pérdida, pero él mismo será salvo; sin embargo, si así es, será como a través de fuego.”—1 Cor. 3:10-15, NW.

      ¿A quiénes se dirigen estas palabras? Principalmente “a la congregación de Dios que está en Corinto, a ustedes los que han sido santificados en unión con Cristo Jesús, llamados a ser santos, junto con todos los que en todas partes están invocando el nombre de nuestro Señor, Jesucristo”. (1 Cor. 1:1, 2, NW) Estos, “los colaboradores de Dios”, al aceptar a Cristo Jesús como su Salvador y Redentor y como su Dechado lo han hecho su fundamento. Ahora le atañe a cada uno ‘seguir cuidando cómo está edificando sobre él’.

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