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  • El milagro de la transfiguración
    La Atalaya 1952 | 15 de diciembre
    • de Dios.” (Juan 1:34, NW) Al tiempo del bautismo Jehová lo reconoce como su Hijo, “Y una voz salió del cielo: ‘Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado.’”—Luc. 3:22, NW.

      18 Se nos proporciona más corroboración en los escritos de Pablo a los hebreos: “Dios, que hace mucho habló en muchas ocasiones y de muchas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas, al fin de estos días nos ha hablado por medio de un Hijo, a quien él ha nombrado heredero de todas las cosas.” (Heb. 1:1, 2, NW) De nuevo tenemos la ilustración que Jesús dió: “‘Enviaré a mi hijo el amado. Probablemente respetarán a éste.’ Cuando los cultivadores alcanzaron a verlo se pusieron a razonar uno con otro, diciendo: ‘Este es el heredero; matémosle, para que la herencia sea nuestra.’” (Luc. 20:13, 14, NW) Al quedar establecido así por este registro, no hay duda alguna de que el que es identificado como el Hijo de Dios es heredero del mundo cuyo reino durará para siempre.

      19 Resumiendo entonces lo que está implicado en la transfiguración, podemos ver (1) que Moisés prefiguró a uno que vendría después de él y quien sería un mayor líder, legislador, libertador y rey para Israel; (2) que Elías, quien fué uno de los más grandes profetas, prefigura a uno aun mayor que vendría, el que lograría efectuar ciertas obras en conexión con el rey y el reino del poder de Dios; (3) la promesa del Mesías que es el Cristo de Dios, aquel a quien Dios ha escogido y aprobado, ungido para ser rey y sacerdote; y (4) a Jesucristo el Hijo de Jehová Dios y heredero al Reino y el nuevo mundo.

  • Poder y presencia de nuestro Señor Jesucristo
    La Atalaya 1952 | 15 de diciembre
    • Poder y presencia de nuestro Señor Jesucristo

      1. ¿Cuáles grandes verdades recordarían después estos tres testigos al reflexionar acerca de la transfiguración?

      ESTOS tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan, estaban bien informados tocante a las Escrituras, no sólo teniendo conocimiento de las profecías sino teniendo un corazón que estaba en armonía con el gran Dios de los cielos, y ellos habían aprendido mucho por mediación de Jesús. Por eso cuando vieron su transfiguración ésta no fué como un cuadro pasajero. Habían subido a un monte alto y estaban cansados y con sueño. Sin embargo, despertaron completamente y contemplaron esa escena maravillosa y también oyeron algo de la conversación. ¡Cuán a menudo volverían a captar mentalmente estos tres hombres ese resplandor de gloria, ese brillo que nunca podría ser olvidado, y contemplar su significado, uniendo profecía con profecía, promesa con promesa, y, coronándolo todo, la voz de Dios! En Moisés vieron representada la ley, el pacto, la organización teocrática, el Reino, la liberación de la nación y el ser trasladados a salvo a la Tierra Prometida. Para ellos, Moisés significaba esto y mucho más. En Elías verían al fiel defensor de la adoración pura y verdadera, un odiador verdadero de la adoración falsa, un defensor del servicio de Jehová, un censurador de reyes, destructor de sacerdotes falsos, restaurador de muertos a vida y uno quitado del servicio terrestre sin la determinación de hombres. Luego vieron al Hijo de Dios en gloria, y tal gloria ellos sabían que pertenecía al Cristo de Dios. Seguramente la visión, pues eso era, representó en miniatura casi a manera de cuadro al vivo, aunque no sin vida, al Hijo del hombre en gloria, con su poder del Reino. ¡De qué mejor modo o forma podrían haberlo visto, ya que esa visión lo abarcó todo!

      2. ¿Es esclarecedora la conversación del trío en la visión? ¿Por qué?

      2 Allí tenían también la conversación entre Moisés, Elías y Jesús. Y ¿de qué estuvieron hablando? Probablemente de muchas cosas no registradas, pero sí sabemos que discutían la partida de Jesús en Jerusalén. (Luc. 9:31, NW) Por lo tanto nos interesa saber lo que estaba implicado en ella. Es necesario que recordemos que sólo una semana antes Jesús abiertamente había dicho a sus discípulos: “El Hijo del hombre tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos de influencia y los principales sacerdotes y escribas y ser muerto y al tercer día ser levantado.” (Luc. 9:22, NW) El uso de la palabra “partida” es muy esclarecedor, y sumamente importante. En la versión de Nácar-Colunga se usa la palabra “muerte”, que no transmite la idea completa. Cuando la palabra “muerte” se usa, sólo pensamos en dejar de existir; pero partida transmite la idea de salir, de ir a alguna parte. La palabra griega de la cual se traducen las palabras “partida” y “muerte” en este texto es éxodos. Cuando pensamos en éxodo se abarca más que “muerte”.

      3. ¿Cómo tuvo Moisés una partida? y ¿estuvieron incluídos otros?

      3 Moisés y la nación teocrática típica experimentaron un éxodo y éste se obtuvo sobre la base de la promesa de Jehová, la muerte de los primogénitos de Egipto, el cordero muerto y la sangre rociada. La muerte estuvo envuelta en el primogénito de Egipto y en el cordero degollado que tomó el lugar de Moisés. Esa fué la muerte de ellos, pero también la partida de Moisés, quien prefiguró a Cristo. La liberación no vino sólo a Moisés sino a por lo menos otros dos millones de personas. Fué su salida, su marcha, un éxodo, una partida. El libro hebreo del Éxodo nos da un relato de las primeras etapas en el cumplimiento de la promesa que Jehová hizo a los fieles de antes del día de Moisés con referencia al desarrollo de Israel, realmente desde una familia hasta una nación. Su éxodo fué el logro de la liberación, tiempo durante el cual no tuvieron ciudad permanente sino que estuvieron en marcha del mundo de Satanás a su herencia. Jehová llamó a su pueblo de Egipto y finalmente lo constituyó un reino.

      4. ¿De qué modo tuvo Elías una partida, y está él vivo en los cielos?

      4 Elías tuvo un éxodo, aunque su partida fué sumamente diferente. El registro declara: “Y aconteció que mientras ellos seguían andando y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego, que los separaron al uno del otro; y subió Elías en un torbellino al cielo. Y Elíseo le vió, y clamó repetidamente: ¡Padre mío! ¡padre mío! ¡carro de Israel y su gente de a caballo!” (2 Rey. 2:11, 12) No debe considerarse que esta partida quiere decir que Elías está en el cielo todavía activo en forma corporal, porque Pablo dice en Hebreos 11:13 (NW): “En fe murieron todos éstos, aunque no recibieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos.” El Señor Jesús dijo: “Además, ningún hombre ha subido al cielo sino el que

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