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La sociedad del Nuevo Mundo en la ArgentinaLa Atalaya 1954 | 15 de agosto
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hacer este asado. Lo sazonan con sal antes de asarlo y entonces cuando lo sirven lo sazonan con una salsa.
Sucedió que ésta era la nochebuena, cuando la gente del mundo estaba celebrando una gran fiesta, pero los testigos de Jehová se valieron de esta ocasión para reunirse con verdaderos propósitos cristianos. Primero se les sirvió alimento espiritual. La reunión había de empezar a las 7 p.m. y los cuatro viajeros llegaron cinco minutos tarde después de todos estos días de viajar y adherirse a un horario estrecho. El hermano que había suministrado y conducido el automóvil había rendido un maravilloso servicio en beneficio de sus hermanos y el hermano Knorr quedó muy agradecido. No había terminado todavía, pero todos se sentían felices de que hubiera sido posible abarcar un territorio tan extenso. Así que en esta casa se celebró la última reunión fuera de Buenos Aires. Fué muy agradable y sirvió para edificar a todos. El hermano Knorr habló por más de una hora y entonces se pusieron las mesas.
Sentados a las mesas los hermanos gozaron al oír las experiencias que el hermano Knorr les contó de los Estados Unidos y otros lugares. Antes de partir el hermano Knorr y sus compañeros expresaron su gozo de que no había llovido, porque en tal caso hubiese sido imposible viajar por ese camino lodoso. Había amenazado llover toda la tarde, y los cuatro visitantes se habían preguntado si les sería posible viajar si los caminos estuvieran lodosos. Después que emprendieron su camino vino el chaparrón. Un hermano de Salto acompañó a los viajeros hasta el próximo pueblo para estar seguro de que no se desviaran del camino. Llegó a las 11 p.m., justamente a tiempo para tomar el tren de regreso.
El hermano Knorr y el hermano y la hermana Eisenhower y el conductor del coche siguieron su camino y por fin llegaron a Buenos Aires a las 2 de la mañana. Era la nochebuena y había mucho tránsito. La marcha era peligrosa. Todos daban gracias a Jehová por este gran privilegio de servicio que habían tenido por todo el camino y apreciaron la manera en que los hermanos habían cumplido fielmente con las instrucciones. Todo esto contribuyó su parte para hacer posible el hablar al mayor número de personas posible.
Desde el tiempo que se habían encontrado en Mendoza hasta que llegaron a Buenos Aires habían viajado más de 1,500 millas por automóvil y 400 por avión. Todo esto se efectuó desde el sábado 19 de diciembre hasta el siguiente jueves.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1954 | 15 de agosto
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Preguntas de los lectores
● ¿Volverán en la resurrección las personas que se suicidaron para conservar el honor del nombre de familia, o por alguna otra razón conforme a la costumbre del Japón? También, ¿serán resucitados los asesinos?—K. H., Japón.
La nación judía estaba en pacto con Jehová Dios, y su ley decía: “No debes aceptar rescate por el alma de un asesino que merece morir, porque sin falta debe ser muerto.” Tampoco podía un cristiano asesinar a alguien y vivir: “Todo aquel que aborrece a su hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida tiene vida eterna permaneciendo en él.” Puesto que el suicidio es autoasesinato, se le puede considerar sobre la misma base que el asesinato. Por eso si alguna persona que ha dedicado su vida a Jehová Dios cuerdamente se quita la vida suicidándose, o deliberadamente asesina a otra persona, es dudoso que Jehová recuerde a tal persona en la resurrección.—Núm. 35:31; 1 Juan 3:15, NM.
Sin embargo, en el caso de una persona que no conoció la ley de Jehová y no fué un siervo dedicado de Dios sería diferente; Si murió como suicida o como asesino seguramente murió culpable de pecado atroz; pero hay muchos otros pecados
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