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Un principio pasado por alto por 800 añosLa Atalaya 1954 | 1 de marzo
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Un principio pasado por alto por 800 años
El principio bíblico que condena el honrar a un hombre porque sea rico y de puesto encumbrado se declara por Santiago: “Porque si entrando en vuestra congregación un hombre con sortija de oro y ropa preciosa, y entrando al mismo tiempo un pobre con un mal vestido, ponéis los ojos en el que viene con vestido brillante, y le decís: Siéntate tú aquí en este buen lugar, diciendo por el contrario al pobre: Tú estáte allí en pie, o siéntate acá a mis pies, ¿no es claro que formáis un tribunal injusto dentro de vosotros mismos, y os hacéis jueces de sentencias injustas? Oíd, hermanos míos muy amados: ¿no es verdad que Dios eligió a los pobres en este mundo, para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino que tiene prometido a los que le aman?”—Sant. 2:2-5, Versión católica de Torres Amat.
Los Caballeros de Malta no creen eso. La revista Time informó el 20 de abril: “Los Caballeros de Malta . . . después que surgieron durante el siglo 12 como una orden cruzada de clérigos guerreantes . . . edificaron fuertes dinastías en Palestina, Rodas y Malta sucesivamente. . . . El ser miembro de la orden, en el caso de todas las categorías menos la más baja, ha sido limitado a hombres de sangre noble.” En abril “el Vaticano, después de haber estudiado en detalle los Caballeros y sus obras modernas decidió que . . . las categorías más altas de Caballeros ya no tienen que ser de nacimiento noble.”
¿Hicieron esto para por fin obrar en conformidad con el principio cristiano que se declara en Gálatas 3:28 de que no debería haber división de judío y griego, esclavo y libre, varón y mujer entre los que sirvieran en la congregación cristiana? ¡Oh, no! No se hizo ninguna mención de eso. Había dinero envuelto. Norteamericanos ricos y hombres eminentes de otros lugares habían sido excluidos de las órdenes más altas de los Caballeros. Se explicó en Time que un oficial del Vaticano había dicho: “Si hubiera seguido excluyendo sangre que no fuera sangre azul, [la orden] no podría haberse escapado de la extinción.” Si sigue adhiriéndose a este principio Dios la exterminará de todos modos, sin importar cuál sea su situación pecuniaria.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1954 | 1 de marzo
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Preguntas de los lectores
● ¿Cómo podemos armonizar Ezequiel 18:20, que dice que el hijo no llevará la iniquidad del padre, con Éxodo 20:5, que dice que Dios visitará la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación?—M. L., Alemania.
Ezequiel 18:20 muestra que cada individuo, después de alcanzar una edad de responsabilidad, es juzgado de acuerdo con su propia actitud y conducta. La instrucción temprana y el medio ambiente de la familia pueden ser una grande ayuda o impedimento a la prole, y como regla general los niños continúan en los modelos de conducta establecidos durante sus años formativos. (Pro. 22:6) No obstante no siempre o invariablemente es así, y al llegar a una edad de responsabilidad la prole obra de acuerdo con sus propias selecciones, no importa cuán poco o mucho dichas decisiones sean influidas por la instrucción y el medio ambiente de su juventud. Adopta cierto proceder en la vida, y es juzgada conforme a sus propios hechos. “Dios no es alguien de quien uno se pueda mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” “El dará a cada uno conforme a sus obras.” Jesús mostró que las familias se dividirían a causa de él, algunos escogiendo seguirlo en el servicio a Jehová y otros de la familia oponiéndose: “Vine a causar división, con el hombre contra su padre, y la hija contra su madre.” El hijo cristiano de un padre opositor no llevaría la iniquidad de su padre, sino que sería juzgado favorablemente de acuerdo con sus propias obras cristianas.—Gál. 6:7; Rom. 2:6; Mat. 10:35, NM.
Ezequiel 18:20 implica la pena severa de muerte: “El alma que pecare, ésa es la que morirá.” Si el inicuo se volviere a la justicia, “ciertamente vivirá; no morirá.” Si el justo se volviera a la iniquidad, “en su prevaricación que ha hecho, y en su pecado que ha cometido, en ellos morirá.” Por consiguiente el clamor culminante de Jehová: “¿Por qué moriréis, oh casa de Israel? . . . ¡volveos pues, y vivid!” (Eze. 18:21, 24, 31, 32) Así Ezequiel 18:20
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