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El uso de imágenes en la adoración cristianaLa Atalaya 1956 | 15 de marzo
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hombres fieles desde el día de Adán hasta el nuestro es que ellos no han adorado a ningún otro Dios sino sólo a Jehová, ni tampoco se han inclinado ante esculturas.—1 Rey. 19:18.
Con la venida de Jesucristo y el nuevo sistema de cosas, la prohibición contra la adoración de imágenes no fué cambiada. Pablo aconsejó a los cristianos: “Huyan de la idolatría.” Juan amonestó: “Hijitos, guárdense de los ídolos.” The Encyclopædia Britannica, Vol. XII, página 750 (edición de 1907), declara: “Los cristianos primitivos estuvieron absolutamente unánimes en condenar totalmente toda la adoración pagana de imágenes y las varias costumbres, muchas de ellas obviamente inmorales, con las cuales estaba asociada; es inútil multiplicar citaciones de los padres en prueba de un hecho tan indisputable.” “De hecho era una acusación común presentada contra los cristianos por sus enemigos que ellos ‘no tenían altares, templos, imágenes conocidas’; y que ‘no erigían ninguna imagen o forma de algún dios’, y este cargo jamás fué negado.”—1 Cor. 10:14; 8:4-6; 1 Juan 5:21, NM.
¿Por qué debiera alguien inclinarse delante de una imagen de Cristo Jesús o de algún santo, cuando puede doblar las rodillas directamente a Dios? Dios busca a los que estén dispuestos, para que lo adoren “con espíritu y verdad.” Cuando Juan se postró delante de un ángel, se le dijo que no hiciera eso—“Adora a Dios.” Cuando el piadoso Cornelio le rindió reverencia a Pedro, Pedro lo levantó, diciendo: “Levántese; yo mismo soy hombre también.” El verdadero adorador se inclina con adoración solamente a Dios. A él dirige sus oraciones por medio de Jesucristo. La fabricación de imágenes y la adoración de imágenes son antiDios. “Maldito es el hombre que hace una imagen tallada o una estatua fundida, cosa detestable a Jehová.” “¿De qué aprovechan las esculturas cuando su artífice las haya esculpido; también la imagen fundida, y el maestro de mentiras, para que haciendo ídolos mudos, el artífice confíe en su propia hechura? ¡Ay de aquel que dice al leño: Despierta; y a la muda piedra: Levántate! ¿Acaso ésta puede enseñar? He aquí que está cubierta de oro y de plata; mas en su interior no hay espíritu alguno. Jehová empero está en su santo Templo: ¡guarde silencio delante de él toda la tierra!” Ese hecho en sí mismo, el hecho de que Dios está en su santo templo, debiera hacer que despierten los hombres y vean la responsabilidad que tienen delante de él, que quiten sus imágenes esculpidas y lo adoren a él, el único Dios vivo y verdadero. Él no tolerará el que su alabanza vaya a las imágenes.—Apo. 19:10; Hech. 10:24-26; Deu. 27:15, NM; Hab. 2:18-20.
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¡Oh, que hubiese un fragmento de fe!La Atalaya 1956 | 15 de marzo
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¡Oh, que hubiese un fragmento de fe!
En Kirkcaldy, Escocia, una precursora testigo de Jehová estaba teniendo un estudio bíblico con una joven que manifestó gran interés en el nombre “Jehová.” La testigo se resolvió a procurar un ejemplar de las Escrituras en hebreo para poder mostrarle el tetragrámaton en su forma original. Pensó que la persona que más probablemente tendría en su poder un ejemplar sería un clérigo; así que visitó a uno en su pueblo. Después de oír con interés por qué motivo ella deseaba el libro, él se lo prestó gustosamente. Entonces dijo que si la iglesia de él, o cualquiera otra del pueblo, pudiera jactarse de tener un, sí, un solo, estudiante de la Biblia con un fragmento de la fe que despliegan todos los testigos de Jehová, podrían abrigar la esperanza de estar en el camino correcto. Confesó que las iglesias se hallaban en tinieblas sin modo de salir de ellas, y que él había hablado francamente con otros clérigos acerca de la fe de los testigos de Jehová en un tiempo en que debería esperarse que los verdaderos testigos de Dios manifestaran tal fe sobresaliente. La Biblia dice: “Donde no hay visión, el pueblo perece: pero el que guarda la ley, feliz es él.”—Pro. 29:18, VA.
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