los asientos del estadio estaban colmados, todas las sillas alquiladas ante la plataforma adornada de flores estaban llenas y todavía más concurrentes empujaban. Al aproximarse a su fin la conferencia pública sobre el tema del amor, ¡se entregó al presidente una nota mostrando que la cuenta indicaba que había 16,600 personas presentes! ¡Más de tres veces cualquier cosa que Cuba presenciara anteriormente en sentido teocrático! ¡Qué alabanza a Jehová!

“Pronto, siguiendo a esta gozosa ocasión, que dio énfasis a la magna cosecha que se está realizando en este país, vino el Memorial. El año pasado, es decir, en el año de servicio de 1960, tuvimos más de 24,000 presentes en el Memorial. Ahora, ¿qué sería de 196l? ¿Produciría la intranquilidad de estar afuera por la noche una merma en la concurrencia de este año a esta fiesta de vindicación? ¡Qué sorpresa tan grata cuando la cuenta total mostró que más de 33,000 personas habían estado presentes en Cuba en el Memorial!

“Sí, este año ha sido señalado por acción rápida. En una congregación de Matanzas, el siervo de congregación, un precursor especial, estaba considerando una carta de la Sociedad sobre el servicio de precursor en la reunión de servicio de la noche. Un joven con quien estaba estudiando el libro Paraíso escuchaba. Después de la reunión de servicio el joven se acercó al siervo de congregación y le preguntó: ‘¿Puedo ser precursor?’ El siervo creyó que no había entendido lo que significaba el precursorado, de modo que le explicó sobre el bautismo, el estudio y la predicación durante largas horas. Entonces el joven preguntó: ‘¿Me puedo bautizar? Quiero ser precursor como Jesús. Jesús fue precursor.’ El día siguiente este joven salió en la obra de revistas. En la tercera casa le preguntó al siervo de congregación si podía tratar de colocar las revistas. ¡Éxito! Se fijó una meta de 120 para ese mes. Pronto será precursor.

“Los estudios bíblicos resultan en buena medicina en más de un sentido. Un precursor especial comenzó un estudio con un señor que padecía de una afección cardíaca. Podría caminar muy poco y siempre tomaba píldoras. Después de algunos meses de estudio quiso acompañar al precursor especial en la predicación. Durante una caminata de unos tres kilómetros tuvo que sentarse a descansar varias veces y tomar bastantes píldoras. El precursor estaba bajo la impresión de que era demasiado para él, pero este señor insistió en continuar, y hasta más lejos cada vez. Pronto estaba caminando sin descansar tanto y tomaba muy pocas píldoras, saliendo por la mañana y regresando por la tarde. Su familia, ansiosa por su vida, insistió en que viera a su médico de cabecera que le suministraba la medicina. El médico se asombró de su vigor y mejoría e insistió mucho en que continuara tomando ‘la misma medicina.’ Posteriormente, al examinar a su paciente y enterarse de su actividad de predicación, el médico le dijo: ‘Está completamente bien. Continúe predicando. Esto lo ha curado.’”

Peligro tradicional

“El seguir tradiciones imperfectas, inseguras, o corruptas, para evitar cometer errores en nuestro propio juicio, es solo cambiar un peligro por otro.”—Ricardo Whately, arzobispo de Dublín.

“Estoy bien seguro de que si uno deja pasar aunque sea un dedillo de la tradición, tendrá adentro el monstruo entero—cuernos y cola y todo.”—Tomás Arnold, educador del siglo diecinueve.