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¿Ningún profeta de Galilea?La Atalaya 1962 | 1 de octubre
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de que Herodes hizo encarcelar a Juan.
“Ahora bien, cuando [Jesús] oyó que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Además, después de salir de Nazaret [donde había sido criado], vino y se puso a habitar en Cafarnaúm [la ciudad más grande de Galilea] al lado del mar [de Galilea] en los distritos de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que se dijo por medio del profeta Isaías, diciendo: ‘¡Oh tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, por el camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de las naciones! la gente sentada en oscuridad vio una gran luz, y en cuanto a los sentados en una región de la sombra de muerte, luz amaneció sobre ellos.’ Desde ese tiempo en adelante Jesús comenzó a predicar y decir: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.’”—Mat. 4:12-17.
Siendo ellos mismos humildes y de genio apacible y esperando sinceramente la venida del Mesías y del reino de Dios, no es extraño que los galileos respondieran al mensaje y al modo en que Jesús lo presentó al ir “predicando en sus sinagogas por toda Galilea,” después de lo cual “volvió a entrar en Cafarnaúm,” su hogar. No es nada probable que en Judea su sermón del monte, con su habla clara en cuanto a lo que era verdaderamente importante hubiese sido recibido del modo que lo fue en Galilea, donde Jesús lo dio. Allí no solamente lo oyeron a Jesús presentarlo todo sino que quedaron muy impresionados: “El efecto fue que las muchedumbres quedaron atónitas de su modo de enseñar; porque estaba enseñándoles como una persona que tiene autoridad, y no como sus escribas.” Como resultado, “después de haber descendido de la montaña, grandes muchedumbres lo seguían.”—Mar. 1:39; 2:1; Mat. 7:28 a 8:1.
La enseñanza de Jesús era sencilla, no compuesta, recóndita o compleja; sus ilustraciones llanas atraían a estos galileos. No que aquí no haya tropezado también con indiferencia y oposición. Ya hemos mencionado la ocasión en que los vecinos de su propio pueblo quisieron despeñarlo por el precipicio sobre el que estaba edificado el pueblo. Fue de este mismo pueblo que Jesús dijo: “Un profeta no carece de honor salvo en su propio territorio y en su propia casa.” Y fue de otras tres ciudades y pueblos galileos que Jesús exclamó: “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! porque si las obras poderosas que han acontecido en ustedes hubiesen acontecido en Tiro y Sidón”—donde, no obstante, él dio un testimonio de muestra—“ellas hace mucho se hubiesen arrepentido sentadas en saco y cenizas. . . . Y tú, Cafarnaúm, ¿serás quizás exaltada al cielo? ¡Abajo al Hades vendrás!” Y estas tres sí bajaron al Hades, pues ya no existen hoy día. Sin embargo, aquéllas no fueron sus palabras más fuertes de acusación. Reservó ésas para Jerusalén: “No es admisible el que un profeta sea destruido fuera de Jerusalén.”—Mat. 13:57; Luc. 10:13-15; 13:33.
JUDEA NO FUE DESCUIDADA
Debido a que los Evangelios sinópticos tratan primordialmente con el ministerio galileo de Jesús algunos han sacado precipitadamente la conclusión de que Jesús descuidó a Judea, pero no es así. No que no hubiese podido ministrar a los de Judea sin ir a su distrito, pues el registro nos dice que grandes muchedumbres subieron de Judea para oír a Jesús, y también lo hicieron muchos escribas y fariseos.—Luc. 5:17.
No obstante, Jesús enseñó detenida y repetidamente en Jerusalén, como Juan muestra al narrar de los viajes de Jesús a Jerusalén para celebrar la pascua. Además, ¿no declaró Jesús, al pronunciar ayes sobre Jerusalén: “¡Cuántas veces quise recoger a tus hijos, de la manera que la gallina recoge a sus polluelos bajo sus alas! Pero ustedes no lo quisieron”? ¿Y no dijo, cuando estaba siendo juzgado ante el Sanedrín: “Día tras día solía sentarme en el templo enseñando, y sin embargo no me tomaron en custodia”?—Mat. 23:37; 26:55.
De hecho, Jesús no hubiera estado justificado al hacer su fuerte acusación contra Jerusalén y sus guías religiosos de no haberles dado un testimonio cabal. Además, su amistad con Lázaro, María y Marta, que vivían en Judea no lejos de Jerusalén, indicaría que era su huésped frecuente y por lo tanto también debe haber predicado frecuentemente en Judea. No, Jesús fue enviado a todas las ovejas perdidas de la casa de Israel y no descuidó a ninguna de éstas. En el último año de su ministerio verdaderamente empleó más tiempo en Galilea, pero solamente porque sabía que su tiempo aún no había llegado: “Ahora bien, después de estas cosas Jesús continuó caminando por Galilea, porque no quería caminar por Judea, porque los judíos estaban buscando matarle.”—Juan 7:1.
¿Entonces los escritores sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, nos dieron un cuadro unilateral del ministerio de Jesús? No necesariamente. Tal como hoy día el grado al cual uno tiene experiencias de predicación para relatar depende más del número de oídos que oyen que uno encuentra, que del tiempo que uno emplea de hecho predicando, de igual modo sucede con los que han registrado para nosotros las experiencias que Jesús tuvo en su ministerio. Los galileos sinceros, afectuosos, honrados, humildes y sencillos simplemente respondieron más prestamente al ministerio de Jesús que las gentes orgullosas, ricas y eruditas de Judea y especialmente de Jerusalén.
Puesto que judíos de Judea seguían a Jesús en Galilea y judíos de Galilea seguían a Jesús en Judea, bien podría darse el caso de que la muchedumbre que aclamó a Jesús como rey cinco días antes de su muerte se compusiera en su mayor parte de galileos que habían estado siguiendo a Jesús o que habían venido para la fiesta de la pascua. Bien podría deberse principalmente a éstos que los guías de Jerusalén temían apresar a Jesús a plena luz del día. El hecho de que, después que el cuerpo de Jesús había sido quitado del madero de tormento, fuesen “mujeres, que habían venido con él de Galilea” las que se preocuparan de embalsamar su cuerpo, parecería indicar esto. Con mucha probabilidad, también, la muchedumbre que clamaba por la muerte de Jesús en su juicio se componía mayormente de los de Judea, los que más prestamente eran influidos por el clero de Jerusalén.—Luc. 5:17; 23:55; Mat. 27:20-25.
Sin duda alguna, los fariseos que hablaban tan desdeñosamente de Galilea habían permitido que el prejuicio los cegase a la verdad y a los hechos. Hallan su correspondencia en el clero farisaico de hoy día. Así, una crítica que surge vez tras vez en las publicaciones religiosas es que entre los testigos cristianos de Jehová en la sociedad del nuevo mundo hay comparativamente pocos graduados universitarios u hombres de cultura superior. El grado a que esto sea así no viene al caso de ninguna manera en cuanto al mensaje que los testigos de Jehová traen. De hecho, es un argumento a su favor, ¿pues no escribió el apóstol Pablo, él mismo un erudito, que no muchos sabios de modo carnal, ni muchos poderosos y nobles eran llamados; y no fue esto exactamente lo que sucedió en el día de Jesús?—1 Cor. 1:26.
Por lo tanto no permita que su casta o cultura, raza o erudición le roben de su habilidad de examinar con mente y corazón despejados el mensaje que le traen los testigos de Jehová. Compárelo con su Biblia y luego actúe según lo que descubre que es la realidad. ¡Que todos tengamos presente que con Dios un buen corazón cuenta más que una cabeza llena!
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La compleja estrella de marLa Atalaya 1962 | 1 de octubre
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La compleja estrella de mar
Mientras más aprende el hombre acerca de las criaturas vivientes, más manifiesto se hace que son el producto de un Creador sabio. Datos descubiertos recientemente en cuanto a la estrella de mar son un ejemplo de esto. Acerca de solo uno de los sorprendentes rasgos de esta criatura, la revista Natural History de noviembre de 1961 dijo: “El sistema nervioso de una sola estrella de mar, con todos sus varios ganglios nerviosos y fibras, es más complejo que la central de teléfonos de Londres.”
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