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La necesidad de seguridadLa Atalaya 1968 | 1 de enero
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incorrecta y de la manera incorrecta. Los hombres en general no han aprendido que los humanos y las organizaciones humanas jamás pueden proveer seguridad verdadera. Pasan por alto el consejo claro de la Biblia: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna.” (Sal. 146:3) Ningún hombre, prescindiendo de cuán prominente sea y con cuánto poder esté investido, religioso o político, ninguna nación de este mundo y ninguna organización internacional puede proveer seguridad verdadera y salvación para la humanidad. Estas metas preciosas, buscadas con avidez, solo pueden provenir de una fuente, a saber, Dios el Todopoderoso, cuyo nombre es Jehová, y solo en armonía con las provisiones que él ha hecho.—Isa. 43:11.
SEGURIDAD EN EL ANTIGUO ISRAEL
5. (a) ¿Qué muestra la historia de Israel en cuanto a seguridad? (b) Describa el reinado bendito del rey Salomón.
5 Como se conoce generalmente, los israelitas, es decir, los descendientes del hebreo Abrahán por medio de su hijo Isaac y su nieto Jacob, en un tiempo fueron el pueblo escogido de Jehová. En los tratos de Jehová con Israel hay reveladores destellos anticipados de cómo puede obtenerse seguridad y cómo puede perderse. Como muestra la historia de Israel, la seguridad nacional y la seguridad individual muy probablemente se hallaban en su cenit durante el reinado del sabio, pacífico y famoso rey Salomón, uno de los reyes humanos que gobernaron representativamente por el invisible Rey Jehová. Con palabras impresionantes informa un cronista acerca de ese tiempo bendito: “Y la paz misma llegó a ser suya en toda región suya, todo en derredor. Y Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera, desde Dan hasta Beer-seba, todos los días de Salomón.”—1 Rey. 4:24, 25.
6. (a) ¿Cuáles fueron los factores que contribuyeron al bienestar y seguridad de Israel? (b) Pero, ¿qué muestra la historia posterior de Israel?
6 Esta paz, seguridad y bienestar durante el reinado del rey Salomón, no fueron el resultado de sabiduría humana. Más bien, resultaron de sabiduría celestial. El pueblo de Israel había recibido un excelente código de leyes. Siglos antes, Jehová se lo había dado a conocer a Moisés y por medio de él a la nación de Israel. Esta legislación uniforme habría de aplicarse a través de todo el territorio de esa nación, y aplicaba generalmente a los israelitas y a los extranjeros por igual. Gobernaba las relaciones de este pueblo con su Dios y también las relaciones entre individuos. Era una ley buena. El apóstol cristiano Pablo dio testimonio de esto, cuando escribió: “De manera que, por su parte, la ley es santa, y el mandamiento es santo y justo y bueno.” (Rom. 7:12) Mientras más estrictamente observaba el pueblo esta ley, tanto los gobernantes como los súbditos, más disfrutaban del favor de su Dios, Jehová, y más disfrutaban de paz y seguridad. Pero mientras más se alejaban de la ley, por lo general acaudillados por una clase gobernante que se había vuelto inicua, mayor llegaba a ser su inseguridad. Esto se ilustra muy trágicamente en lo que le sucedió a Israel después que la mayoría había rechazado al Mesías, aquel que Dios le había enviado como Redentor de ellos. En 70 E.C., cuando los romanos destruyeron la famosa capital de Israel, Jerusalén, este pueblo sumamente favorecido perdió su existencia nacional. La historia de los judíos durante los diecinueve siglos que siguieron no tiene paralelo en lo que toca a inseguridad y adversidad. Todo sirve para mostrar que la verdadera seguridad jamás se puede hallar fuera de una relación apropiada con el Creador del hombre.—Sal. 91:2.
LA CIUDAD DE REFUGIO, UNA PROVISIÓN PROTECTORA
7. ¿Por qué todavía nos interesa la ley de Moisés?
7 Ahora consideremos más cuidadosamente una de las provisiones de la ley mosaica. Es verdad que la ley mosaica con sus muchos decretos y penas para quienes la infringían ya no está en vigor. Cuando vino el Mesías, Jesucristo, hace diecinueve siglos, se terminó el tiempo de esta ley. Había cumplido su propósito. Al ser cumplida fue quitada del camino. La Biblia nos informa tal cosa con estas palabras: “Bondadosamente nos perdonó todas nuestras ofensas y borró el documento manuscrito [la ley mosaica] contra nosotros, que consistía en decretos y que estaba en oposición a nosotros; y Él lo ha quitado del camino clavándolo al madero de tormento [de Jesucristo].” (Col. 2:13, 14) Pero este antiguo cuerpo de ley, aunque ya no estuvo en vigor después que Jesucristo fue usado para ponerle fin el 14 de Nisán de 33 E.C., contiene muchos tipos o “sombras” instructivos, así como principios, de los cuales los cristianos pueden sacar esclarecimiento y provecho. El sábado o día de descanso semanal, por ejemplo, que se estipulaba en la ley mosaica, fue una de tales sombras de cosas buenas por venir, señalando hacia adelante a algo en el futuro, a saber, los mil años de paz y tranquilidad bajo el reinado de Cristo, el Mesías.—Col. 2:16, 17; Heb. 10:1.
8. ¿Cuántas ciudades de refugio había, y cómo se llamaban?
8 Una provisión muy interesante de la ley mosaica fueron las ciudades de refugio. ¿Dónde estaban situadas y qué propósito servían? La Ley proveyó un total de seis de estas ciudades, tres de ellas en el lado oriental del río Jordán y tres en el lado occidental. Concerniente a los nombres y las ubicaciones geográficas de estas ciudades nos informa Josué, el sucesor de Moisés como caudillo visible de Israel: “Por consiguiente, dieron estado, sagrado a Quedes en Galilea en la región montañosa de Neftalí, y a Siquem en la región montañosa de Efraín, y a Kiryat-arba, es decir, Hebrón, en la región montañosa de Judá. Y en la región del Jordán, junto a Jericó, hacia el oriente dieron a Bezer en el desierto en la meseta de la tribu de Rubén, y a Ramot en Galaad de la tribu de Gad, y a Golán en Basán de la tribu de Manasés.”—Jos. 20:7, 8.
9. (a) ¿Cómo estaban distribuidas estas ciudades en el país? (b) ¿Qué propósito servían en realidad?
9 Un vistazo al mapa de la Tierra Prometida muestra que estas ciudades estaban más o menos equidistantes a través del país. ¿A qué se debía esto? A que estas ciudades habrían de estar al alcance de cualquier habitante —los israelitas así como los residentes forasteros y los pobladores— que necesitara la protección de la ciudad. Estas ciudades eran refugios, lugares de protección, abiertos a personas cuya vida estaba en peligro, y por lo tanto estaban ubicadas de tal manera que los que buscaran protección tuvieran razonablemente la fuerza y el tiempo necesarios para huir allí. La ley nacional decidía quiénes eran elegibles para protección. Podía huir a una de estas ciudades cualquiera que, debido a accidente, sin ninguna intención mala, había causado la muerte de otra persona o personas, ya sea trabajando o en cualquier otra situación.
10. ¿Bajo cuáles circunstancias, por ejemplo, podía huir allí un hombre?
10 Para ilustrar, a continuación se da un ejemplo de tal situación, una que exigiría huir a la ciudad de refugio. “Ahora bien, éste es el caso del homicida que podrá huir allí y tendrá que vivir: Cuando hiera a su semejante sin saberlo y no le tuviera odio anteriormente; o cuando vaya con su semejante al bosque a recoger leña, y haya levantado su mano para dar un golpe con el hacha y cortar el árbol, y el hierro se haya salido del mango de madera, y éste le haya dado a su semejante y haya muerto, él mismo debe huir a una de estas ciudades y tendrá que vivir.”—Deu. 19:4, 5.
LA SANTIDAD DE LA VIDA HUMANA
11. (a) ¿Por qué debería tener que huir una persona a la ciudad de refugio? (b) ¿Qué muestran las palabras de Jehová a Noé?
11 Pero pudiéramos preguntar: ¿Por qué debería tener que huir tal hombre a un lugar de protección? Porque, después de haber causado la muerte de un semejante, ahora él mismo se hallaba en peligro de perder su vida. El pariente más cercano tenía el derecho de actuar como vengador de la sangre de la persona muerta; estaba autorizado para actuar como ejecutor y en esa capacidad podía actuar velozmente, sin demora. En ese tiempo este derecho del vengador de la sangre se reconocía plenamente. Sin duda tuvo su origen en la ordenanza que hallamos en el primer libro de la Biblia, en Génesis 9, versículos 4 al 6. Allí encontramos las palabras que habló Jehová a Noé y a sus hijos, sobrevivientes del diluvio global, y estas palabras subrayan el gran valor que el Creador atribuye a la vida humana. “Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer. Y, además de eso, la sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre.” De esta antigua ordenanza provino el derecho de infligir la pena de muerte a los que derraman sangre humana ilegalmente.
12. ¿Solo se atribuía culpabilidad por derramamiento homicida de sangre al asesino voluntarioso?
12 Esta antigua ordenanza se reconoció en la ley mosaica. Cualquiera que voluntariosa e ilegalmente derramaba sangre humana tenía que pagar con su propia vida, después que el asesinato se había probado y establecido mediante testigos. (Deu. 17:6) Aun la persona que causaba involuntariamente la muerte de un semejante, sin intención mala, se hacía culpable de derramamiento homicida de sangre. Pero entonces la Ley proveía que tal persona desdichada podía evitar la muerte huyendo a la más cercana ciudad de refugio. El pasaje pertinente de la Ley dice: “Y Jehová continuó hablándole a Moisés, diciendo: ‘Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles: “Están cruzando el Jordán a la tierra de Canaán. Y tienen que escoger ciudades que les sean convenientes a ustedes. Como ciudades de refugio les servirán a ustedes, y allí tiene que huir el homicida que hiera mortalmente a un alma sin intención. Y las ciudades tienen que servirles a ustedes como refugio del vengador de la sangre, para que no muera el homicida hasta que esté en pie delante de la asamblea para juicio. Y las ciudades que darán, las seis ciudades de refugio, estarán a disposición de ustedes. . . . Para los hijos de Israel y para el residente forastero y para el poblador en medio de ellos estas seis ciudades servirán de refugio, para que huya allá cualquiera que hiera a un alma mortalmente sin intención.”’”—Núm. 35:9-15; Jos. 20:1-6.
13, 14. (a) ¿Se le permitía a un asesino voluntarioso conseguir protección en la ciudad de refugio? (b) ¿Cómo se determinaba si merecía protección o no el fugitivo?
13 Así se puede ver que, para todo el que cumpliera con sus condiciones, ésta era una provisión legal para salvar vida humana preciosa. Estas seis ciudades al mismo tiempo eran ciudades de los levitas, y una de ellas, Hebrón, pertenecía a los sacerdotes aarónicos. Pero, ¿qué había en cuanto a una persona que usara la protección legal en una de las seis ciudades y que realmente no tuviera derecho a ello, por ejemplo, un asesino inicuo? La Ley excluía protección alguna para un asesino, siendo considerada indigna tal persona de ser incluida en el escudo protector de estas ciudades. Para asegurarse de que ninguna persona indigna consiguiera refugio, la ley exigía que se celebrara una audiencia y se examinaran las circunstancias, antes de que una persona fuera aceptada definitivamente en la ciudad protectora. Los hombres de mayor edad de la morada del homicida eran los que tenían que examinar el caso y rendir la decisión final. Si la decisión resultaba ser favorable para el refugiado, entonces de allí en adelante era protegido por el estado legal sagrado de la ciudad de refugio. Por eso leemos:
14 “Pero si fue inesperadamente, sin enemistad, que lo ha empujado o ha arrojado cualquier objeto hacia él sin estar al acecho, o cualquier piedra por la cual podría morir sin verlo o la hiciere caer sobre él, de modo que muera, mientras no estaba en enemistad con él y no estaba buscando su daño, la asamblea entonces tiene que juzgar entre el golpeador y el vengador de la sangre de acuerdo con estos juicios. Y la asamblea tiene que librar al homicida de mano del vengador de la sangre, y la asamblea tiene que devolverlo a su ciudad de refugio a la cual había huido, y él tiene que morar en ella hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con el aceite santo.”—Núm. 35:22-25.
15. ¿Cuánto tiempo tenía que permanecer en la ciudad de refugio el homicida involuntario?
15 La última parte del texto que se acaba de citar explica exactamente cuánto tiempo tenía que permanecer el homicida involuntario en este asilo provisto legalmente. No necesariamente tenía que permanecer allí toda su vida, sino solo hasta que ocurriera la muerte del sumo sacerdote, del sumo sacerdote que estuviera en funciones al tiempo que el refugiado huyera a uno de estos asilos. Cuando moría el sumo sacerdote, entonces inmediatamente todos los que habían huido allí estaban plenamente autorizados para salir de la ciudad y regresar a sus moradas anteriores. ¿No estaban en peligro de ser alcanzados por el vengador de la sangre? No, ya no. Ahora el vengador de la sangre no tenía derecho de causar daño a los refugiados soltados. El caso quedaba finiquitado. Ya no había ninguna culpabilidad por derramamiento homicida de sangre por lo cual dar cuenta. “Porque él debería morar en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote, y después de la muerte del sumo sacerdote el homicida puede volver a la tierra de su posesión.”—Núm. 35:28.
16. ¿Qué nos enseña la provisión de la ciudad de refugio en cuanto al valor de la vida humana?
16 La provisión de la ciudad de refugio nos enseña más que una cosa. Nos muestra claramente que el Creador del hombre, Jehová, evalúa la vida humana como algo precioso. No hay duda de que Él tiene el derecho pleno e indisputable de destruir la vida humana, si los hombres se oponen a su voluntad soberana y pasan por alto su propósito. Sin embargo, el hombre ciertamente no se halla en la misma posición que su Creador y por lo tanto no tiene derecho a extinguir vida humana como quiera. La vida es muy preciosa. En cierto sentido es santa. La ley mosaica establecía que hasta el homicida involuntario llegaba a ser culpable de derramamiento homicida de sangre, mostrando así la severidad de Dios en asuntos de derramamiento de sangre. Sin duda este rigor tenía por objeto impresionar a los israelitas y transmitir a su mente el aprecio apropiado por la santidad de la vida humana. También les enseñó a considerar cuidadosamente en todos sus tratos esta posesión sumamente preciosa de sus semejantes... la vida. Indicando la gran Fuente, el salmista escribió: “Porque contigo está la fuente de la vida.”—Sal. 36:9.
17. ¿Cuáles dos cualidades grandes de Jehová se reflejan en esta provisión legal especial?
17 Por otra parte, la provisión de la ciudad de refugio muestra que Jehová es un Dios de misericordia y que El, como Juez Supremo, conoce los corazones de los hombres y hace una distinción entre el que comete un mal sin intención y el que es inicuo de corazón y que voluntariosa y presuntuosamente quebranta la ley divina. Por eso la provisión de la ciudad protectora como existió en el antiguo Israel revela dos grandes atributos de Jehová: su justicia y su misericordia. Escribió el salmista: “Justicia y juicio son el lugar establecido de tu trono; bondad amorosa y apego a la verdad mismos se presentan delante de tu rostro.”—Sal. 89:14.
18. Puesto que esa provisión fue un tipo profético, ¿qué preguntas surgen ahora?
18 Puesto que la provisión de la ciudad de refugio fue de significado profético, señalando hacia adelante a mayores cosas por venir, surgen las siguientes preguntas: ¿Qué representa esta ciudad? ¿A quién representa el homicida involuntario que tenía derecho de huir allí y a quién el vengador de la sangre que perseguía al homicida involuntario? ¿Qué se da a entender por el camino que conducía a estas ciudades? ¿Quién es el sumo sacerdote? ¿Y qué se manifiesta por el hecho de que los refugiados podían salir de la ciudad después de morir el sumo sacerdote? Todas estas preguntas se pueden contestar satisfactoriamente a medida que dejamos que el espíritu santo de Dios ‘nos guíe a toda la verdad.’ (Juan 16:13) Para discusión adicional de estas preguntas referimos al lector al siguiente artículo.
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El camino a la seguridadLa Atalaya 1968 | 1 de enero
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El camino a la seguridad
“Yo soy el camino y la verdad y la vida.”—Juan 14:6.
1. ¿Qué representan las ciudades de refugio?
ENTRE el antiguo pueblo de Israel la provisión de las ciudades de refugio a menudo debe haber resultado ser salvavidas. Su propósito era conceder protección y seguridad a los homicidas involuntarios, en vista de la amenaza de muerte por manos del vengador legal de la sangre. Estas ciudades no se mantenían para ofrecer protección a criminales. Y puesto que la provisión de estas ciudades, como sucede con muchas otras “sombras” de la Ley (Heb. 10:1), fue un tipo profético, del cual los cristianos pueden aprender mucho, es inevitable la conclusión de que representa la magnífica provisión de salvación que Dios, Jehová, puso en funcionamiento para el provecho eterno de hombres de toda clase, para exonerarlos y salvarlos del castigo por culpabilidad de derramamiento homicida de sangre. ¿Cómo?
2. ¿Cuáles fueron algunas de las razones por las que Jesucristo vino a la Tierra?
2 Dios envió a su Hijo más elevado, Jesucristo, a la Tierra para dar a conocer aquí las grandes verdades de esta provisión y también para morir como sacrificio, a fin de salvar a los que verdaderamente ejercen fe en él de una muerte segura y eterna, y darles vida sin fin. Por eso leemos en Efesios 1:7: “Por medio de él tenemos la liberación por rescate mediante la sangre de ése, sí, el perdón de nuestras ofensas, según las riquezas de su bondad inmerecida.”—Mat. 20:28.
3. ¿Qué se muestra por el hecho de que tanto los israelitas como los residentes forasteros podían hallar refugio en la ciudad de refugio?
3 Tal como sucedió con la ciudad típica de refugio, también la ciudad antitípica de refugio es una provisión misericordiosa de Dios, para perdonar a los violadores de Su ley que se arrepienten sobre la base del rescate de Jesucristo y para aceptarlos bajo su cuidado y protección. Escribe el apóstol Pablo: “Por eso es que él es mediador de un nuevo pacto, para que, habiendo ocurrido una muerte para la liberación de ellos por rescate de las transgresiones bajo el pacto anterior, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.” (Heb. 9:15) En la ciudad literal de refugio, tanto los israelitas como los residentes forasteros podían hallar refugio. (Núm. 35:15) Eso representa que la ciudad antitípica de refugio ofrece su poderosa protección, no solo a los israelitas espirituales, es decir, a los que llegan a ser miembros de la clase celestial y gobiernan y sirven como sacerdotes con Cristo Jesús, sino también a todos los que esperan recibir vida eterna en la Tierra, las “otras ovejas.”—Juan 10:16.
4. (a) ¿Qué no se puede pasar por alto en la provisión de salvación? (b) ¿Con qué fin trabajan el espíritu de Dios y sus ángeles?
4 El homicida involuntario en Israel no huía al extranjero, abandonando su país, sino que se dirigía a la ciudad de refugio, que pertenecía a los levitas no sacerdotales; la ciudad de Hebrón pertenecía a los sacerdotes aarónicos. Esto significa que la provisión de salvación está conectada estrechamente con la organización de Jehová. Un resto de la clase sacerdotal espiritual todavía está en la Tierra hoy día, formando el núcleo de la congregación del pueblo de Jehová. No podemos pasar por alto el papel que desempeña la congregación visible de los testigos de Jehová en esta provisión de salvación. En Hechos 2:47 leemos: “Al mismo tiempo Jehová continuó uniendo diariamente a ellos los que se iban salvando.” Eso significa que los que se “iban salvando” eran agregados al cuerpo visible de la congregación cristiana primitiva. Eran reunidos en una sola familia unida de la fe. De modo que la congregación visible del pueblo de Dios tiene algo que ver con la provisión de salvación hoy en día. De veras, tiene un lugar importante en esa provisión. Toda congregación forma una parte pequeña del pueblo de Dios. No podemos permanecer fuera de la organización del pueblo de Dios, separados de ella, si queremos tener la protección de Jehová. El espíritu de Jehová y todos sus ángeles obran para lograr unidad de pensamiento, mira y acción. De modo que hay una conexión vital entre la protección de Jehová en la ciudad antitípica de refugio y Su congregación visible de israelitas espirituales, supervisada por el “esclavo fiel y discreto.”—Efe. 4:3-6; Mat. 24:45-47.
EL ANTITÍPICO HOMICIDA INVOLUNTARIO
5. ¿Quién fue prefigurado por el homicida involuntario?
5 Pero, ¿quién, entonces, realmente se representa por el homicida involuntario que hallaba refugio en la ciudad protectora? Es un cuadro de todos los que llegan a estar conscientes del hecho de que ellos, de alguna manera y desde el punto de vista de Jehová, comparten la culpabilidad por derramamiento homicida de sangre. Este hecho les llega a ser evidente a tales personas sinceras cuando se ponen en contacto con el mensaje esclarecedor de la Palabra de Dios, la Biblia, la cual enseña la santidad de la vida humana. Como en el Israel antiguo, así también hoy, quizás una persona haya sido causa de un accidente, fatal para alguna otra persona o personas. Años tras año, decenas de millares de personas pierden la vida en las calles del mundo debido a accidentes de tránsito. Aunque no hay intención mala presente, no obstante, hay cierta cantidad de culpabilidad implicada, y, como regla, los códigos jurídicos de las naciones estipulan sanciones penales para tales casos.
6. ¿Cómo han compartido muchas personas la culpabilidad por derramamiento homicida de sangre en nuestra era?
6 Pero la aplicación del significado del homicida involuntario en el antitipo presente es de mayor alcance y no se limita a los casos que se acaban de mencionar. Nuestra era es el período de las mayores guerras de la historia humana. Considere la I Guerra Mundial y la II Guerra Mundial. Millones de hombres fueron obligados a participar en estos acontecimientos sangrientos, sin realmente desearlo. Decenas de millones de hombres han muerto así desde 1914, debido a la lucha por dominación mundial y también en el curso de crueles revoluciones ideológicas. En realidad, tan solo desde 1914 E.C. la cuenta de sangre de la humanidad ha ascendido como nunca antes en toda la historia. No necesita decirse que el Creador del hombre, el que declaró la santidad de la vida, debe haber visto todo esto con sumo desagrado.—Hab. 1:13.
7. (a) ¿Cómo ha venido a atañerle fuerte culpabilidad por derramamiento homicida de sangre a la religión falsa? (b) ¿Cómo describe esto Revelación 17:5, 6?
7 El hecho de que caudillos religiosos en todo el mundo dieron su bendición y apoyo a tal derramamiento organizado y en masa de sangre humana ha resultado en que muchas personas crean que realmente fue la voluntad de Dios y que hasta era compatible con el cristianismo. De modo que puede suponerse que muchos han hecho mal mientras creían que su derrotero era correcto. El hecho de que numerosas iglesias y religiones dentro y fuera de la cristiandad apoyan el derramamiento organizado de sangre revela muy claramente una cosa: la inmensa culpabilidad por derramamiento homicida de sangre que le atañe a la religión falsa a través de todo el mundo. Esta culpabilidad por derramamiento homicida de sangre se ha acumulado, no solo en las pocas décadas pasadas, sino también durante los muchos siglos del pasado. La sangre de veras ha fluido en corrientes en muchas guerras religiosas, en guerras inspiradas por caudillos religiosos y apoyadas por ellos, en cruzadas, durante la llamada Inquisición y durante la persecución de siervos fieles de Dios antes y después de Cristo. En Revelación, capítulo 17, este imperio mundial de religión falsa se representa o se describe en símbolo como una mujer inmoral, llamada “Babilonia la Grande.” Leemos: “Y sobre su frente estaba escrito un nombre, un misterio: ‘Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra.’ Y vi que la mujer estaba borracha con la sangre de los santos y con la sangre de los testigos de Jesús.”—Rev. 17:5, 6.
8. ¿Cómo han extraviado las iglesias a la gente?
8 Hasta qué grado han tergiversado las iglesias el propósito de Dios y han justificado las guerras lo subraya la siguiente cita de un periódico dominical protestante alemán durante la I Guerra Mundial: “Nuestros combatientes no son simplemente peleadores por la tierra natal y el hogar, por el rey y la madre patria, sino que son ejércitos de Dios, peleando en su servicio como sus instrumentos y administradores. Es bueno que nuestros soldados cristianos sepan que realmente se hallan en un servicio y cargo mucho más elevados, que ellos atienden los asuntos de Dios y que por lo tanto el Señor ha estado tan maravillosamente con nosotros . . . para llevar la guerra a un fin bueno. ¡Honor sea dado solo a Dios! También esta guerra es un paso hacia adelante en el camino a la realización del reino de Dios.” (Kirche, Krieg, Kriegsdienst, por Gualterio Dignath, página 51) ¡Cuán reveladoramente aplican las palabras del profeta Jeremías a la culpabilidad por derramamiento homicida de sangre que les atañe a los sistemas religiosos falsos de la cristiandad! Dice el profeta: “También, en tus faldas se han hallado las marcas de sangre de las almas de los inocentes pobres.” (Jer. 2:34) Pero la culpabilidad por derramamiento homicida de sangre también les atañe a las organizaciones religiosas paganas.
EL ANTITÍPICO VENGADOR DE LA SANGRE
9. (a) ¿Cuándo les vendrá el castigo a los culpables de derramamiento homicida de sangre? (b) ¿Quién es el antitípico vengador de la sangre?
9 Donde hay tanta culpabilidad por derramamiento homicida de sangre corresponde y es inevitable el castigo. Vendrá sin falta, velozmente, sí, dentro de nuestra generación. Hablando de este castigo divino, escribió el profeta Isaías: “Porque, ¡mira! Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta del error del habitante de la tierra contra él, y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.” (Isa. 26:21) En el antiguo Israel el vengador legal de la sangre era quien finiquitaba la cuenta e imponía el castigo. ¿Quién, preguntamos, es el vengador de la sangre en el antitipo? Es Jesucristo, a quien ‘le ha sido dada toda autoridad en el cielo y sobre la tierra.’ En Revelación, capítulo 19, se le describe como el jinete de un caballo blanco, que lleva a cabo guerra en justicia. Los ejércitos del cielo le siguen. Hace aproximadamente diecinueve siglos Jesús nació en la Tierra como humano perfecto, y por esta razón a menudo se refirió a sí mismo como el “Hijo del hombre.” (Mat. 28:18; 25:31) Debido a esto él llegó a ser, por decirlo así, el pariente más allegado de la humanidad y por lo tanto tiene pleno derecho de ser el antitípico vengador de la sangre.
10. ¿Desde cuándo en particular aplica el cuadro de la ciudad de refugio, y por qué?
10 En 1914 E.C. llegó el “tiempo del fin” sobre este orden de la sociedad humana, y particularmente desde ese tiempo ha llegado a ser oportuno y aplicable el cuadro de la ciudad de refugio. ¿Por qué se dice eso? Porque es en nuestro tiempo, dentro de esta generación, que obrará Jesucristo como grande y poderoso vengador de la sangre. Terminará por completo con este orden de la sociedad culpable de derramamiento homicida de sangre. (Dan. 2:44) El vengador de la sangre y su inmenso ejército de ángeles santos alcanzarán a todos los que no se hayan escapado a tiempo a la ciudad protectora de refugio. Absolutamente nada puede detener esta catástrofe venidera. Ninguna nación se escapará. Pero los individuos pueden escaparse de ella.—Pro. 1:24-33.
HUIDA A LA SEGURIDAD
11. ¿Cómo puede una persona evitar que le alcance el vengador de la sangre?
11 Pero, ¿cómo pueden los individuos evitar que los alcance el venidero vengador de la sangre, Jesucristo? La respuesta es: huyendo a la seguridad mientras todavía hay tiempo. De veras es posible huir a la seguridad. En el antiguo Israel había seis ciudades de refugio, más o menos equidistantes en el territorio de la nación. De manera que el camino al lugar de seguridad no era demasiado largo para cualquiera que lo necesitara. La seguridad se hallaba al alcance. Así sucede en el cumplimiento de este cuadro profético. Hombres honrados y amadores de la verdad, que realmente quieren hallar esta seguridad verdadera, pueden hallarla. La salvación está al alcance. El camino a ella no está demasiado lejos. La ciudad protectora, la provisión de Dios de salvación, está cerca. Pero se necesita algo de esfuerzo para llegar allí. El camino a la seguridad no se asemeja a un paseo alegre en la primavera. Significa trabajo duro, sí, una pelea, la “pelea de la fe.”—1 Tim. 6:12.
12. ¿El derrotero de quién nos suministra un ejemplo excelente de cómo deberían actuar las personas culpables de derramamiento homicida de sangre?
12 En cuanto a esto tenemos un ejemplo excelente en el apóstol Pablo. El también compartió la culpabilidad por derramamiento homicida de sangre que descansaba en el sistema religioso judío, cuando se llamaba Saulo. Aprobaba la matanza de cristianos verdaderos. Respecto al asesinato de Esteban, por ejemplo, leemos: “Saulo, por su parte, aprobaba el asesinato de él.” (Hech. 8:1) Pero después que este Saulo se hubo convertido al cristianismo, ¡qué excelente pelea libró entonces por la fe verdadera! ¡Qué esfuerzos hizo para correr por el camino hasta su fin, a fin de asegurar su salvación! Predicó, escribió numerosas cartas a sus hermanos cristianos, pasó a través de toda clase de dificultades y finalmente fue ejecutado por ser cristiano. El ejemplo de Pablo y el de muchos otros nos muestran que se requiere verdadero esfuerzo para conseguir la vida eterna.—2 Cor. 11:23-27; 2 Tim. 4:6-8.
EL CAMINO A LA SEGURIDAD
13. (a) ¿Cuáles son algunos requisitos para emprender esta huida? (b) ¿Qué, realmente, significa fe?
13 Básico para iniciar esta huida a la seguridad es el conocimiento de que uno ha actuado incorrectamente delante de Jehová Dios y es culpable a su vista. (Sal. 51:3-5) Esto conducirá a la persona honrada al arrepentimiento, lo cual también significa un cambio de mente. Junto con esto se necesita fe en la Biblia, en Jehová Dios, en Jesucristo y en el reino de Dios. (Hech. 3:19; Heb. 11:6; Hech. 16:31) Pero fe significa mucho más que solo creer que Dios existe y que Jesucristo vino a salvar pecadores. Muchas personas tienen esta clase de fe, pero es enteramente insuficiente. La fe según la Biblia significa mucho más: significa confiar completamente en Jehová; significa obedecer completamente a Dios y significa acción. (Heb. 11:1) Realmente significa dedicarse uno mismo a Jehová y llegar a ser seguidor de Cristo, es decir, su discípulo, uno que vive según la voluntad divina como se manifiesta en la Biblia. ¿Discierne usted la gran diferencia entre la fe como se entiende comúnmente este término y la fe en el sentido bíblico verdadero y profundo? Jesucristo declaró: “Muy verdaderamente les digo: El que ejerce fe en mí, ése también hará las obras que yo hago.” (Juan 14:12) El camino a la seguridad a la antitípica y salvavidas ciudad de refugio realmente es idéntico al camino estrecho de que habló Jesús: “Angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan.”—Mat. 7:14.
14. ¿De qué debe separarse una persona, y por qué?
14 El seguir este camino estrecho significa que no podemos seguir al mismo tiempo el camino ancho y espacioso que conduce a la destrucción. Esto significa que tenemos que separarnos del presente sistema de cosas inicuo. (Rom. 12:2) El cristiano verdadero se alejará de cualquier movimiento que pudiera implicarlo en culpabilidad por derramamiento homicida de sangre. Adoptará una posición neutral para con los asuntos de este mundo. (Juan 18:36) Como ya se indicó, hay una tremenda culpabilidad por derramamiento homicida de sangre que le atañe a este mundo, y especialmente a la parte religiosa de él. Si nos quedamos en estos sistemas, somos parte de ellos y por consiguiente compartimos la culpabilidad por derramamiento homicida de sangre que descansa colectivamente en estos sistemas. Por eso, así como el apóstol Pablo se separó del judaísmo culpable por derramamiento homicida de sangre, las personas honradas hoy se separan de Babilonia la Grande. Esto significa que rompen sus conexiones con toda la religión falsa. La Biblia hace obligatorio esto para cualquiera que no quiere participar del juicio destructor sobre ella. “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas. Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia.”—Rev. 18:4, 5.
15. ¿Cómo se confesó que las iglesias de la cristiandad son parte de Babilonia la Grande?
15 El que las iglesias de la cristiandad son una parte de esta Babilonia la Grande hasta lo confiesan sus propios miembros prominentes. Un individuo que ciertamente tiene que estar muy familiarizado con la situación en que se encuentran las iglesias es el ex-secretario general del Concilio Ecuménico de Iglesias, el Dr. Visser’t Hooft. Comentando sobre un discurso que dio recientemente, dijo un boletín de prensa religioso: “Como otro obstáculo en el camino a la unidad [religiosa], el Dr. Visser’t Hooft mencionó el ‘cautiverio babilónico’ de la iglesia. Cada iglesia ha entrado en alguna alianza con las potencias mundanas, no solo con estados y pueblos, sino también con razas y culturas y realidades nacionales.”—Schweiz. evang. Pressedienst del 30 de sept.e de 1964.
16. ¿Por qué no debe demorarse la huida?
16 La persona sabia que ama la vida y quiere hacer lo que es correcto a la vista de Dios no demorará su separación de este mundo culpable por derramamiento homicida de sangre en el cual vivimos, de cualquier parte en que haya estado, política, social o religiosa. Es ya hora de huir, no cuando sea demasiado tarde, cuando el vengador de la sangre comience a ejecutar el castigo. Recalcando la necesidad de huir a tiempo, el antitípico vengador de la sangre, Jesucristo, dice: “Sigan orando que su huida no ocurra en tiempo de invierno, ni en día de sábado; porque habrá entonces tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mat. 24:20, 21) Vendrá el tiempo cuando las circunstancias ya no permitirán una huida con éxito, a saber, en la destrucción de Babilonia la Grande y en la subsiguiente guerra del Armagedón.—Rev. 16:14 a 17:18.
PERMANECIENDO EN LA “CIUDAD DE REFUGIO”
17. ¿Quién es el sumo sacerdote en la ciudad de refugio de hoy en día?
17 Como hemos visto, el homicida involuntario que hallaba protección en una ciudad de refugio tenía que quedarse allí hasta que hubiese muerto el sumo sacerdote que estaba en funciones cuando él huyera. Entonces estaba libre para regresar a su morada anterior. Entonces el vengador de la sangre ya no tenía ningún derecho de tocarlo. En cumplimiento del tipo profético Jesucristo también cumple el papel del sumo sacerdote, porque realmente es tal sumo sacerdote, como leemos en Hebreos 3:1: “Por consiguiente, hermanos santos, . . . consideren al apóstol y sumo sacerdote que nosotros confesamos: a Jesús.”
18. ¿Qué significa permanecer en la ciudad de refugio hasta que muera el sumo sacerdote, (a) para la clase celestial? (b) ¿para los sobrevivientes del Armagedón?
18 En el interesante cuadro de la ciudad de refugio, Cristo por lo tanto asume un papel doble, el del vengador de la sangre y el del sumo sacerdote, cuya muerte significaba libertad para los que estaban en la ciudad protectora. ¿Qué, entonces, significa permanecer en la ciudad antitípica de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote? Puesto que, realmente, miembros de dos clases buscan refugio en esa ciudad —“israelitas” y “residentes forasteros”— es decir, miembros de la clase del reino celestial y miembros de la clase terrestre, significa lo siguiente: Cuando los miembros de la clase celestial, los israelitas espirituales, terminan su derrotero terrestre como humanos imperfectos y son remunerados con una resurrección espiritual celestial, entonces el sumo sacerdote “muere” para con ellos, por decirlo así, es decir, cesa de funcionar en la capacidad de sumo sacerdote a favor de ellos. Puesto que ya no son humanos, ya no necesitan sus servicios que expían pecados, puesto que ellos mismos han sido levantados a la inmortalidad, para gobernar como reyes y sacerdotes con Cristo por mil años. (Rev. 20:6) Tocante a los sobrevivientes del Armagedón, Jesucristo cesará de funcionar a favor de ellos como sumo sacerdote cuando hayan terminado los mil años de su gobierno real y todos los hombres hayan sido traídos a la perfección humana en la Tierra. Hablando en los términos del cuadro de la ciudad de refugio, entonces Jesucristo “morirá” tocante a ellos, es decir, dejará la escena como sumo sacerdote expiador de pecados. Entonces ya no se necesitarán estos servicios. Entonces llegarán a estar directamente en las manos de Dios para demostrar su devoción perfecta a la justicia para siempre.—1 Cor. 15:24-28; Rom. 8:33; 6:7.
19. ¿Qué advertencia se nos da?
19 Sin embargo, si la persona que, en su imperfección humana, huyó a la ciudad de refugio saliera de la ciudad antes de la muerte del Sumo Sacerdote, se expondría al peligro de morir, al peligro de ser ejecutada por el Vengador legal de la Sangre, puesto que ya no estaría bajo el beneficio del sacrificio de rescate del Sumo Sacerdote, Jesucristo. Esta es una advertencia para nosotros. Nos muestra que tenemos que permanecer en la antitípica ciudad de refugio mientras lo exija la provisión divina. Si queremos asegurar nuestra salvación eterna, tenemos que permanecer dentro de los límites de la provisión amorosa de Jehová Dios que está asociada con su organización visible, presidida por su Sumo Sacerdote. No seamos tentados a abandonar la protectora y poderosa ciudad de refugio a fin de disfrutar por un corto tiempo de una libertad engañosa que nos exponga a la muerte eterna. Es verdad que el permanecer en la ciudad de refugio nos impone algunas restricciones. No estamos enteramente libres para hacer y decir lo que queramos. Tenemos que obedecer la voluntad de Dios, morando bajo nuestro Rescatador, Jesucristo el Sumo Sacerdote, y no obstante eso significa que tenemos libertad plena para hacer lo que es correcto y bueno.
20. ¿Qué consejo nos da el discípulo Santiago?
20 De modo que la provisión de la ciudad de refugio en la antigua ley mosaica habla con urgencia de vida o muerte. Transmite una lección sobria. Es una lección oportuna para nosotros que estamos viviendo en esta sociedad humana culpable de derramamiento homicida de sangre del siglo veinte. Nos muestra la manera en que como individuos podemos evitar tanto la culpabilidad colectiva del mundo por derramamiento homicida de sangre como el castigo divino que se le aproxima a este inicuo sistema de cosas. ¡Feliz de veras es la persona que, no solo lee y oye cuáles son los requisitos de Dios, sino que los aplica inmediata y diligentemente en su vida! Dice el discípulo Santiago: “Sin embargo, háganse hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándose a ustedes mismos con razonamiento falso.”—Sant. 1:22.
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Obteniendo un asimiento permanente de la vidaLa Atalaya 1968 | 1 de enero
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Obteniendo un asimiento permanente de la vida
En esta serie de artículos sobre el libro bíblico de Revelación, hemos llegado al Rev capítulo 20, versículos 7 al 10. Los precedentes seis versículos tratan brevemente del reinado de mil años de Cristo, durante el cual la Tierra será gobernada por su reino sin la intervención de influencia satánica. Este gobierno de la Descendencia prometida que bendecirá a todas las familias de la Tierra tiene el propósito de traer con el tiempo vida verdadera —a grado cabal, en su perfección— al género humano. Los Rev 20 versículos 7 al 10, que se discuten en este artículo, muestran un maravilloso propósito universal que Dios tiene en conexión con los que estén en la Tierra en ese tiempo.
1. ¿Qué se requeriría para que una persona se sintiera plenamente cómoda y segura?
¿PUEDE usted sentirse cómodo y seguro en su hogar si está fuertemente hipotecado, aunque usted tenga empleo constante o buenos ingresos? Difícilmente. Usted comprende que enfermedad, accidente o reveses financieros pueden quitarle todo lo que usted tenga casi de la noche a la mañana. Lo mismo aplica a la vida, que es “como una sombra.” Pero digamos, ahora, que usted fuese perfecto de organismo físico, viviendo en un mundo donde no hubiera guerra, crimen, donde usted poseyera su propia casa y la hubiera hermoseado con un jardín para deleitar su corazón; también, donde usted tuviese trabajo que hacer que desafiara sus habilidades y mantuviera ocupada su mente en actividad gozosa.
2. ¿Es posible que se alcance seguridad plena, y qué pregunta puede surgir en la mente del individuo concerniente a esto?
2 “Excelente,” dice usted, “si eso fuese posible.” Bueno, es posible, porque es el mismísimo propósito que Dios tiene en cuanto a esta Tierra: tenerla poblada con
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