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  • ¡Las iglesias presentan falsamente a Dios!
    La Atalaya 1968 | 15 de junio
    • ¡Las iglesias presentan falsamente a Dios!

      SI USTED es una de los 960 millones de personas que creen que las iglesias de la cristiandad representan a Dios, quizás le sorprenda la declaración denodada de que ellas lo presentan falsamente. Por su experiencia personal quizás usted no comprenda cómo podría ser eso, pero permítanos presentar algunos hechos. Si usted no teme la verdad, los considerará.

      El nombre personal de Dios aparece como cuatro letras en la porción de la Biblia que originalmente se escribió en hebreo. Las iglesias saben qué representan estas letras. Hasta las han colocado en muchos de sus edificios a través del mundo, como en la capilla de San Pablo en la ciudad de Nueva York, en la basílica de San Víctor en Varese, Italia, y en la iglesia más antigua de París, Saint Germain des Près, para mencionar solo unas cuantas. Aunque conocen el nombre personal de Dios, las iglesias lo han ocultado de la gente suprimiéndolo. Hasta han hecho esto en sus traducciones de la Biblia.

      TÍTULOS SUSTITUTOS

      Dondequiera que aparecen las cuatro letras hebreas para el nombre de Dios en los manuscritos hebreos de la Biblia, las iglesias casi invariablemente las han sustituido con el título “Señor” en sus traducciones. En español las letras para su nombre son JHVH o YHWH. ¿Cómo puede uno sacar Señor de esas letras? Ni siquiera se asemejan remotamente al nombre personal de Dios, el cual, con vocales agregadas, es Jehová o, como algunos prefieren, Yahweh.

      Organizaciones eclesiásticas produjeron en inglés la Versión del Rey Jaime de la Biblia y la Versión Douay católica. La Versión del Rey Jaime traduce el nombre de Dios como Jehová únicamente cuatro veces de las veces que aparece solo y únicamente tres veces en combinación con el nombre de un lugar o altar entre las más de 6.800 veces que aparecen las letras para su nombre en hebreo. (Éxo. 6:3; Sal. 83:18; Isa. 12:2; 26:4; Gén. 22:14; Éxo. 17:15; Jue. 6:24) La Versión Douay ni siquiera lo traduce Jehová una sola vez. Ambas usan el indistinguible título “Señor” o “Dios” en lugar de su nombre, cambiando así lo que realmente dice la Biblia en sus lenguajes originales. Aunque mantiene así a la gente en ignorancia del nombre de Dios, la iglesia Católica reconoce el nombre en The Catholic Encyclopedia. Dice su edición de 1910, tomo 8, página 329: “Jehová, el nombre propio de Dios en el Antiguo Testamento.”

      Aunque quizás “Jehová” no sea la manera en que originalmente pronunciaban el nombre los hebreos, eso no es argumento válido para no usarlo. El nombre “Jehová” conserva tres de las cuatro letras que representan el nombre de Dios en hebreo y por largo tiempo se ha reconocido como su nombre personal. Lo distingue de los millones de dioses de hechura humana, como los 330 millones de dioses de la India, lo cual no se puede decir del título común “Señor.” Aunque rechazan el nombre Jehová, alegando que no es la pronunciación hebrea exacta del nombre de Dios, las iglesias inconsistentemente usan el nombre propio Jesús, aunque ésa no es la exacta pronunciación hebrea o griega del nombre del Hijo de Dios. Al suprimir el nombre de Jehová y sustituirlo con títulos, las iglesias lo presentan falsamente, haciéndolo aparecer innominado.

      PRESENTADO FALSAMENTE COMO TRINIDAD

      Como si esta indignidad no bastara, las iglesias han presentado falsamente al Dios verdadero como un incomprensible Dios trino y uno de tres personas en un Dios. Se refieren a él como el “Dios Trino y Uno” o la “Bendita Trinidad.” Al escudriñar usted su Biblia, no hallará una sola mención de la palabra “trinidad” ni alguna declaración de que el Dios Todopoderoso sea tres personas coiguales y coeternas, como profesan las iglesias. Lo que usted hallará allí las contradice de manera terminante y hace de su doctrina de la trinidad una mentira.

      En apoyo de su doctrina las iglesias afirman que varias expresiones de la Biblia dan a entender que Dios es tres personas en un Dios. Cuando él dice, en Génesis 1:26, por ejemplo, “Hagamos un hombre a nuestra imagen,” alegan que el uso de la palabra “hagamos” entraña tres personas en un solo Dios, aunque el versículo no indica cuántas personas da a entender la palabra. Insisten en torcer este texto para que encaje en su doctrina favorita. Del hecho de que aquel a quien el Creador realmente hablaba era su primera creación, su Hijo unigénito, la Biblia testifica en Colosenses 1:15, 16: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación; porque por medio de él todas las otras cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra.” Ese poderoso Hijo espíritu fue el obrero maestro de Jehová. Lógicamente fue a esta criatura espíritu, y no simplemente a sí mismo, a quien el Dios Todopoderoso hablaba.

      Otro texto que las iglesias tuercen para hacer que éste parezca apoyar la trinidad es Juan 10:30, donde Jesús dice: “Yo y el Padre somos uno.” Sostienen que Jesús estaba dando testimonio de que él es Dios, pero, ¿es realmente eso lo que estaba diciendo? Al comparar Juan 10:30 con Juan 17:20, 21, se hace evidente que Jesús de ninguna manera estaba haciendo eso. En el último texto él habla acerca de los que tienen fe en él diciendo que son uno con él mismo y con el Padre. Obviamente Jesús hablaba de unidad de propósito y no de unidad en divinidad.

      Muchas iglesias van al grado de presentar falsamente a Dios diciendo que él se sacrificó a sí mismo para la redención de la humanidad. Una publicación católica editada por el Convento Benedictino de la Adoración Perpetua en Misuri hace esta alegación antibíblica en su título: “Dios mismo nuestro sacrificio.” Y El Libro de Mormón hace una alegación semejante en Alma 42:15: “Dios mismo expía los pecados del mundo.” Esta crasa presentación falsa del Dios eterno resulta de la mentira de que Jesús sea Dios. El Libro de Mormón lleva esa mentira al grado de hacer que Jesucristo diga en Éter 4:12: “Yo soy el Padre.”

      A través de su ministerio Jesucristo proclamó que era, no Dios, sino el Hijo de Dios. No dijo nada acerca de ser parte de un Dios trino y uno, y tampoco lo hicieron los escritores de la Biblia. En vez de afirmar ser igual a su Padre, dijo: “El Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28) Esta relación de desigualdad con el Padre no cambió después de su resurrección y ascensión al cielo. Esto se muestra en 1 Corintios 11:3 y 15:28, donde se muestra la sujeción del resucitado Jesucristo al Padre.

      Jesús se refirió a su Padre como su Dios cuando dijo a uno de sus seguidores: “Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes.” (Juan 20:17) Adoró al mismo Dios que adoraron sus seguidores. Fue a este Dios, Jehová, que él oró cuando agonizaba en el madero de tormento: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”—Mat. 27:46.

      Como claramente muestran estos textos, las iglesias de la cristiandad mienten cuando dicen que Jesucristo es Dios y que Dios vino a la Tierra y murió para salvar a los hombres. Crasamente presentan falsamente al Creador cuando profesan que es un Dios trino y uno de tres personas en un Dios, asemejándolo así a lo que los paganos dicen acerca de sus dioses. Con falta de honradez tuercen las Escrituras para hacer que parezcan dar apoyo a su doctrina. Considerando cómo las iglesias presentan falsamente así al Dios verdadero y a su nombre, ¿cómo es posible que pudieran ser representantes de él? ¿Honradamente cree usted que puede agradar al Dios de verdad perteneciendo a tales organizaciones?—Rev. 18:4.

  • El tiempo es corto
    La Atalaya 1968 | 15 de junio
    • El tiempo es corto

      LAS sirenas de la policía solo pausaron momentáneamente para dar este mensaje de advertencia por medio del altavoz: “¡Este es un aviso de un tornado! ¡Este aviso es de verdad! ¡Den todos los pasos de emergencia!” Los ciudadanos prudentes cogieron unas cuantas cosas esenciales y se apresuraron a los refugios. Los ciudadanos imprudentes se entretuvieron, jugando con el pensamiento de que, después de todo, quizás solo fuera una falsa alarma. Pero súbitamente se hallaron envueltos en la furia de la tormenta cuando vientos violentos y objetos llevados por éstos destrozaron los edificios más grandes como si estuvieran hechos de madera para fósforos y levantaron veintenas de edificios más pequeños a gran altura en el aire.

      La gente que hoy vive por todas partes de la Tierra haría bien en meditar en la lección que enseña tal situación. A menudo los sobrevivientes salen de los refugios y ven escenas de aterradora desolación, ¡pero por lo menos están vivos! Por lo general las víctimas son las personas que no prestaron atención a la advertencia. ¿Qué hay si a veces resulta ser una falsa alarma? ¿No sería mucho más prudente el tomar precauciones y protegerse la vida? Cuando todas las señales indican inequívocamente que se acerca el tornado, ¡qué tontería es pasar por alto las advertencias!

      No obstante, hoy una inmensa multitud de los habitantes de la Tierra actúa y vive como si el horizonte ennegrecido de nuestros tiempos no indicara una tormenta mundial de proporciones sin precedentes. Sí, hoy todas las señales indican lo cerca que está la gran guerra de Dios contra todos los reinos de toda la tierra habitada, la guerra del Armagedón, que tiene que despejar el camino para un nuevo orden de paz y justicia. (Rev. 16:14, 16; Dan. 2:44) ¿Cuál es la actitud de usted? ¿Prestará atención a la advertencia y dará pasos para sobrevivir, o se unirá usted a los burlones que no prestan atención y que dicen: “Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación”?—2 Ped. 3:4.

      EN LA SENDA DE LA TORMENTA

      Por casi cincuenta años ya los testigos de Jehová han estado dando la advertencia. No hay duda acerca de la realidad de esta gran tormenta mundial que está alcanzando a un mundo entero de hombres desobedientes. Jesucristo advirtió: “Aquellos días serán días de una tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo.” (Mar. 13:19) ¡Figúrese! La matanza atroz del sinnúmero de guerras que

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