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  • Cómo ve el cristiano la defensa propia
    La Atalaya 1968 | 15 de octubre
    • él tocante a las leyes de Jehová para tratar de salvar esa vida. La obediencia a Jehová y la vida eterna en su nuevo sistema de cosas son mucho, mucho más importantes.

      De modo que lo que principalmente debe considerarse en estos “últimos días” es retener la integridad a Jehová, no el adherirse a la vida presente a toda costa. El transigir tocante a las leyes de Dios para salvar la vida ahora realmente costaría la vida, pues como dijo Jesús: “El que quiera salvar su alma la perderá.” Jesús agregó: “Porque ¿de qué provecho le será al hombre si gana todo el mundo pero lo paga con perder su alma?” Pero si no transigimos, si retenemos la integridad a Jehová, entonces, como dijo Jesús: “El que pierda su alma por causa de mí la hallará.”—Mat. 16:24-26.

      Por eso, si usted mantiene a Jehová y la vida eterna en mira a todo tiempo, retendrá su integridad. Aun cuando la oposición o la persecución pongan en peligro su vida, usted firmemente seguirá lo que le agrada a Dios: “Porque si alguno, por motivo de su conciencia para con Dios, soporta cosas penosas y sufre injustamente, esto es algo que agrada. Pues, ¿qué mérito hay en ello si, cuando ustedes están pecando y son abofeteados, lo aguantan? Pero si, cuando ustedes están haciendo lo bueno y sufren, lo aguantan, esto es algo que agrada a Dios.”—1 Ped. 2:19, 20.

      Por consiguiente, permanezca firme. Hágase poderoso en la fe. Confíe en que Jehová le dará fuerzas para soportar cualquier oposición o persecución que venga. “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo.” (Sal. 55:22) Por lo tanto, si usted es cristiano no tiene por qué vivir en constante temor de asalto o persecución. Confiadamente puede enfrentarse al futuro a medida que siga su derrotero cristiano, sabiendo que, cuando vengan los tiempos difíciles, Jehová lo sostendrá.

      Regocíjese también con el conocimiento de que muy pronto Jehová ejercerá su poder contra este inicuo sistema de cosas y aplastará y exterminará por completo a todos los que causan daño. Y sin falta él recompensará a sus siervos que retengan integridad: “Porque los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella. En cuanto a los inicuos, ellos serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, ellos serán arrancados de ella.”—Pro. 2:21, 22.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1968 | 15 de octubre
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Qué quiere decir la Biblia cuando habla de que los cristianos ‘se saludaban los unos a los otros con beso santo’?—L. L., Canadá.

      En las conclusiones a cuatro de sus cartas, el apóstol Pablo estimuló a los cristianos del primer siglo a ‘saludarse los unos a los otros con beso santo.’ (Rom. 16:16; 1 Cor. 16:20; 2 Cor. 13:12; 1 Tes. 5:26) Y de manera semejante, el apóstol Pedro instó: “Salúdense los unos a los otros con un beso de amor.” (1 Ped. 5:14) Aunque la Biblia no suministra detalles acerca de esta práctica entre los cristianos del primer siglo, un breve vistazo a la costumbre de besarse entre los hebreos sirve para esclarecer el asunto.

      En tiempos bíblicos a menudo se mostraba cariño, respeto o paz besando la mejilla, frente, labios o mano. Esto podía hacerse sin ninguna emoción romántica o erótica. Hay ejemplos bíblicos de que parientes varones se besaron, y de besos entre parientes de ambos sexos. (Gén. 29:11, 13; Éxo. 18:7) También, el besar era un ademán de cariño entre hombres que eran muy buenos amigos. (2 Sam. 19:39; Hech. 20:37) Estas pruebas de amistad y cariño pudieran parecer insólitas a personas que han sido entrenadas a ser más reservadas con sus sentimientos. Pero para aquellas personas no era más raro que un apretón de manos cordial entre amigos allegados en la actualidad.

      De modo que Pablo y Pedro no estaban estableciendo alguna nueva costumbre cristiana o algún nuevo solemne rito religioso. Más bien, estaban utilizando una forma de saludo que ya era común en su día. Entre los cristianos esto no sería un simple formalismo, sino que verdaderamente reflejaría la hermandad y unidad espiritual de los que estaban unidos por la adoración verdadera. Cuando compañeros cristianos se saludaban “los unos a los otros con beso santo” no habría intimidad incorrecta o escándalo, sino una demostración de cariño casto y piadoso. Hoy se cultiva este mismo cariño y hermandad espiritual, estrecho, afectuoso y casto, entre los cristianos verdaderos, aunque los saludos acostumbrados locales por lo general asumen alguna otra forma.—Juan 13:34, 35.

      ● ¿Cómo es posible que uno ‘contriste’ el espíritu santo, puesto que no es una persona? —H. S., EE. UU.

      En su carta inspirada a los cristianos de Éfeso, el apóstol Pablo suministró este consejo tocante a cómo los cristianos deben comportarse: “No estén contristando el espíritu santo de Dios, con el cual ustedes han sido sellados para un día de liberación por rescate.”—Efe. 4:30.

      Muchos comentadores de la cristiandad han explicado incorrectamente este versículo porque creen en la doctrina de tres personas en un solo dios, o la Trinidad. Muchas veces en nuestras publicaciones hemos presentado prueba bíblica e histórica de que la Trinidad no es una enseñanza bíblica, sino, más bien, de origen pagano. (Vea, por ejemplo, el capítulo 12 de ‘Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta’ y el capítulo 3 de “Babylon the Great Has Fallen!” God’s Kingdom Rules!) Por consiguiente, Efesios 4:30 no está hablando acerca del espíritu santo como persona, como un dios, como parte de una Trinidad que puede ser contristada.

      Lejos de enseñar que el espíritu santo sea una persona y un dios igual a Jehová, la Biblia muestra que simplemente es la fuerza activa invisible de Dios. Jesús habría de bautizar “con espíritu santo y fuego,” así como Juan el Bautista estaba bautizando con agua. (Luc. 3:16) Una persona puede bautizar a otra con agua o fuego sumergiéndola en agua o en llamas, pero, ¿cómo puede un individuo bautizar a alguien con otra persona? El agua y el fuego no son personas; tampoco lo es el espíritu santo. En el Pentecostés de 33 E.C. los 120 discípulos “se llenaron de espíritu santo.” Obviamente, no se llenaron de una persona. (Hech. 1:5, 8; 2:4) En el cielo Jesús había recibido espíritu santo de parte de Jehová y lo derramó sobre sus seguidores. El espíritu santo no era una persona que haya sido así, sino que era la fuerza activa de Dios.—Hech. 2:33.

      Los del primer siglo a quienes Pablo escribió: “No estén contristando el espíritu santo de Dios,” eran cristianos ungidos; habían recibido espíritu santo y habían sido llamados a la vida celestial. A unos de esta clase celestial dijo Pablo: “Recibieron un espíritu de adopción.” Ese espíritu sirvió de sello o “prenda de lo que ha de venir.” (Rom. 8:15; 2 Cor. 1:22) Pero, ¿qué hacía para los que todavía estaban en la Tierra? Los guiaba o los dirigía a una vida de fidelidad, hasta su muerte con el tiempo y su resurrección al cielo. (Rom. 8:14, 17) Los ayudaba a evitar las “obras de la carne,” que podrían resultar en la desaprobación de Dios y pérdida completa del espíritu santo. También, los ayudaba a manifestar el “fruto del espíritu” para que siguieran andando ordenadamente por espíritu y tuvieran la aprobación de Dios.—Gál. 5:19-25.

      El cristiano que pasara por alto el consejo excelente de la Biblia, que había sido inspirada o escrita bajo la dirección del espíritu santo, podría comenzar a desarrollar actitudes o rasgos que pudieran resultar en pecado voluntarioso y la pérdida de favor divino. Quizás no estuviera pecando al instante; no obstante, podría estar desviándose por un camino secundario que, con el tiempo, pudiera dirigirlo exactamente de manera contraria a la dirección del espíritu. Así estaría “contristando” el espíritu santo, si lo expresamos según la metáfora de Pablo. Aunque no es una persona, el espíritu santo expresa la personalidad de Dios tal como lo hace la Biblia. Si una persona fuese a tocar mal una pieza de música hermosa pudiera decirse que sus acciones son un insulto a la música; también sería un insulto al compositor. De manera semejante, puesto que el espíritu está bajo la dirección de Dios, el que lo desagradara y lo ‘contristara’ estaría resistiendo o contristando a Jehová.

      Aunque los siervos de Dios que esperan vivir para siempre en la Tierra no han sido ungidos con espíritu y llamados a la vida celestial, pueden tener tanto espíritu de Dios como los de la clase celestial. De modo que ellos, también, podrían ‘contristar’ el espíritu de Dios.

      Pero, ¿qué pudiera hacer una persona, a

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