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Cojeando con dos opinionesLa Atalaya 1968 | 1 de enero
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A aún otros quizás les parezca cosa pequeña el prestar tiempo y atención a leer literatura publicada por las religiones falsas de Babilonia. Quizás se sientan lo bastante fuertes para no ser movidos fácilmente de su posición a favor de la verdad bíblica. Sin embargo, probablemente se pregunten por qué no obtienen el mismo entendimiento claro y la misma actitud positiva que otros que son celosos en la adoración del Dios verdadero. El hecho es que no obran de todo corazón, cosa que tanto le agrada a Jehová, y por eso no pueden esperar disfrutar de su bendición más plena. Se hallan en peligro de desarrollar un cojear en su modo de pensar.
HACE FALTA ACCION RESUELTA
A los que quieren agradar a Jehová y conseguir la vida no les conviene, en estos “últimos días,” titubear mucho en cuanto a la selección entre la luz y las tinieblas, la verdad y el error, la congregación de siervos de Dios y las organizaciones de sus opositores. Tienen que evitar la división de lealtad que resulta en “un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos.” (Sant. 1:8) Solo hay que interesarse un poco en la enseñanza de la religión falsa para echar a perder la actitud y capacidad de uno a favor de la adoración pura. (Gál. 5:9; Mat. 16:6, 12) “Sigan haciendo sendas rectas para sus pies,” es el consejo urgente del apóstol Pablo.—Heb. 12:13.
Ya no debe uno tener curiosidad acerca de la dieta no nutritiva de las religiones de Babilonia la Grande ni apetecerla. Especialmente es cierto esto puesto que se necesita todo el tiempo disponible para dedicarse a un estudio diligente de la Biblia y su mensaje a fin de tener uno sus pies firmemente asentados en la senda que conduce a la vida. Podemos evitar el peligroso cojear con dos opiniones diferentes si reconocemos humildemente que la verdad salvavidas nos llega de parte de Jehová por medio de la organización llena de espíritu en la que preside Cristo Jesús. (Mat. 24:45-47) El progreso y la felicidad serán el galardón inmediato para los que no son indecisos.
De modo que se requiere acción resuelta en este tiempo vital de decisión. Absolutamente no podemos quedarnos como espectadores en este tiempo cuando Cristo Jesús está conduciendo la gran obra de dividir a las “ovejas” de las “cabras.” Si queremos ser reunidos al lado derecho del favor del Rey, tenemos que mostrar ser “ovejas” que rehúsan escuchar a pastores falsos o vagar y depender de nuestros propios recursos escasos. (Mat. 25:31-40) Tenemos que prestar atención al consejo encarecido implícito en la pregunta desafiadora de Elías y actuar en armonía con él: “¿Hasta cuándo irán cojeando, sobre dos opiniones diferentes?”—1 Rey. 18:21.
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“Una iglesia quebrantada”La Atalaya 1968 | 1 de enero
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“Una iglesia quebrantada”
◆ Al mundo “no le importa nada” de Jesucristo, declaró el presidente saliente del Concilio Nacional de Iglesias. ¿Quién tiene la culpa? Las propias iglesias, dijo Rubén H. Mueller, obispo más antiguo de la Iglesia Evangélica de los Hermanos Unidos, en la VII asamblea trienal general del concilio. Las iglesias, explicó él, todavía muestran el efecto de la imposición de la religión por el emperador romano Constantino. “Debido al valor político de los cristianos, [Constantino] obligó a sus soldados a punta de espada a bautizarse y adaptó el cristianismo como la religión oficial del imperio.” Después afirmó que “la cosecha de la tragedia” de aquel acontecimiento, que se siguió segando a través de los siglos, ha incluido “la unión de la religión con la política y de la iglesia con el estado,” así como también “el uso del poder militar para imponer la voluntad de ambos.” El resultado, lamentó el obispo, “es una iglesia quebrantada.”—El Sun de Baltimore, 5 de diciembre de 1966.
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