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  • Dejaron de ir a la iglesia
    La Atalaya 1970 | 1 de octubre
    • Era tan claro como el cristal. De modo que decidimos suscribirnos inmediatamente a La Atalaya. Cuando pasaron diez días y todavía no habíamos recibido nada, buscamos el número telefónico de la sucursal de la Sociedad Watch Tower para inquirir acerca de la demora. Se nos explicó que se pasaría un poco más de tiempo antes que las revistas comenzaran a llegarnos, pero que se le pediría a alguien que nos visitara y nos trajera los números más recientes.

      “Más tarde, cuando un testigo de Jehová nos visitó, aceptamos el estudio bíblico de casa gratis que nos ofreció. Ahora estamos recibiendo abundante alimento espiritual. No regresamos a la iglesia, ni mi hijo ni yo. Después de nuestro segundo estudio, asistimos a nuestra primera reunión en el Salón del Reino. La amigabilidad y el entusiasmo de todos nos dejaron sin saber qué pensar. Desde entonces hemos estado asistiendo con regularidad a las reuniones de los testigos de Jehová. Hemos aprendido las maravillosas verdades de la Palabra de Dios, la Biblia, verdades que las iglesias a las cuales previamente asistíamos simplemente no enseñaban.”

      ¡Qué sabios demuestran ser estos individuos al huir de esas instituciones que afirman enseñar las verdades de Dios pero que en realidad no las enseñan, sino, más bien, hasta las niegan por sus palabras y hechos!—Tito 1:16; Rev. 18:4, 5, 8.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1970 | 1 de octubre
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Habló Jehová Dios personalmente con Moisés, o fue por medio de un representante angelical?—S. C., EE. UU.

      Jehová se comunicó con Moisés en más de una ocasión. Cuando Moisés estaba pastoreando el rebaño de su suegro junto al monte Horeb, vio una zarza ardiente que no se consumía. Según se informa en Éxodo 3:4-6, “cuando vio Jehová que se desviaba para inspeccionar, en seguida lo llamó Dios de en medio de la zarza y dijo: ‘¡Moisés! ¡Moisés!’ . . . Y siguió diciendo: ‘Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.’ Entonces ocultó Moisés su rostro, porque temía mirar al Dios verdadero.” ¿Quién fue el que habló en realidad con Moisés en aquella ocasión? El Éxo. 3 versículo 2 dice: “Se le apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza.” De modo que no fue Jehová mismo quien se le apareció allí a Moisés y le habló, sino que fue el ángel de Jehová que, como representante de Dios, habló en Su nombre.

      Por mandato de Jehová, Moisés entró en Egipto para presentarse delante de Faraón y para conducir a los israelitas fuera de ese país. Allí Jehová continuó hablándole a Moisés, dándole mensajes específicos que entregar a Faraón y notificación anticipada de plagas que habrían de venir sobre el país. Es razonable concluir que durante este tiempo Jehová continuara hablándole a Moisés, no directamente, sino por medio de un representante angelical, tal como lo había hecho en Horeb.

      Más tarde, Moisés regresó a las inmediaciones de donde Jehová le había dado instrucciones por primera vez, llevando consigo a los hijos liberados de Israel. Allí Dios audiblemente comunicó los Diez Mandamientos a la entera nación reunida cerca de la base de la montaña. (Éxo. 20:1-18, 22; Deu. 9:10) Abrumados de temor, los cabezas de las tribus y los hombres de más edad del pueblo rogaron que Jehová no volviera a hablarles de esta manera espectacular, sino que se comunicara con ellos por medio de Moisés. De modo que la gente se retiró a sus tiendas, y Jehová dio más decisiones judiciales a Moisés para la nación.—Deu. 5:4, 23-31.

      A Moisés y Aarón, Nadab y Abiú y setenta de los hombres de más edad de Israel se les concedió después de eso “una visión del Dios verdadero” en la inauguración del pacto de la Ley. (Éxo. 24:11) Pero en cuanto a la experiencia privada de Moisés leemos: “La gloria de Jehová continuó residiendo sobre el monte Sinaí, y la nube continuó cubriéndolo por seis días. Por fin al séptimo día él llamó a Moisés desde en medio de la nube. Y a los ojos de los hijos de Israel la vista de la gloria de Jehová era como un fuego devorador en la cima de la montaña. Entonces entró Moisés en medio de la nube y siguió subiendo a la montaña. Y continuó Moisés en la montaña cuarenta días y cuarenta noches. Y procedió Jehová a hablarle a Moisés . . . Ahora bien, tan pronto como hubo acabado de hablar con él en el monte Sinaí,

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