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Dios remunera a los que buscan encarecidamenteLa Atalaya 1970 | 1 de enero
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el no dejar nada sin ponerlo en tela de juicio, de manera que, en cambio, se adopta una actitud muy criticadora? La generación más joven no se inclina a dar ninguna cosa por sentada. Muchos no están dispuestos a respetar nada, a excepción de cosas materiales, como el progreso en los logros humanos, o algún héroe político militar. Como resultado, tanto dentro como fuera de los círculos religiosos, sin duda se puede decir que la mayoría de la gente ha olvidado el orar, salvo los que llevan a cabo un formalismo y creen que están orando al usar el rosario o salmodias.
22, 23. (a) ¿Adónde podemos acudir confiadamente por guía tocante a la oración? (b) Al buscar a Dios, ¿qué pregunta se hace surgir?
22 Sin embargo, creemos que hay un sinnúmero de personas que, si se les ayudara de la manera correcta, tendrían mucho gusto en aprender a orar con la seguridad de que sus oraciones fueran aceptas al gran Creador. Como se ha mencionado, tampoco se puede determinar esto sobre la base de autoridad humana, ni puede dejarse a los sentimientos o emociones de uno. El aprender a orar no es asunto de aprender palabras. En cambio, siguiendo la línea ya emprendida, nos dirigiremos a la Palabra de Dios, la Biblia, con expectativa llena de confianza. Hemos descubierto que suministra información útil en cuanto a los pasos que son necesarios a fin de acercarse a Dios de manera acepta. En particular, descubrimos que el libro de los Hebreos da consejo práctico sobre esta cuestión. Usted recordará que en el Heb capítulo once se registra una larga lista de hombres de fe que disfrutaron del favor y la bendición de Dios. Todos creían que Dios “viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente.”—Heb. 11:6.
23 Sin embargo, Pablo muestra en esa misma carta, no solo tocante a aquellos hombres de fe, sino tocante a todos nosotros que estamos dedicados a Dios, que hay algo más que tenemos que buscar encarecidamente. En realidad, es indispensable si hemos de lograr el favor de Dios. ¿Qué es eso?
BUSCANDO ENCARECIDAMENTE LA CIUDAD DE DIOS
24. ¿Qué referencia hace Pablo a la ciudad que tenemos que buscar encarecidamente y cómo la identifica?
24 En Hebreos 13:14 Pablo recuerda a aquellos a quienes escribe que “no tenemos aquí una ciudad que continúe, sino que buscamos encarecidamente la que ha de venir.” ¿Qué es esta ciudad que tenemos que buscar encarecidamente? Primero, al referirse a Abrahán, Pablo dice que “por fe residió como forastero en la tierra de la promesa como en tierra extranjera . . . Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y creador es Dios.” Tocante a Abrahán y su hijo Isaac y su nieto Jacob, Pablo igualmente dice que “declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra,” es decir, abandonaron su lugar en el antiguo sistema de cosas, en la tierra de los caldeos, y no poseían tierra en Canaán. En cambio, Pablo dice, “están haciendo esfuerzos por obtener un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo [aunque, sírvase notar, no un lugar en el cielo]. Por lo tanto Dios no se avergüenza de ellos, de ser invocado como Dios de ellos, porque les tiene lista una ciudad.” Más tarde, Pablo identifica plenamente a esta ciudad. Después de mencionar que el Israel carnal se acercó al monte Sinaí bajo el acaudillamiento de Moisés, él entonces, en contraste, dice a los cristianos verdaderos que componen el Israel espiritual: “Mas ustedes se han acercado a un monte Sion y a una ciudad del Dios vivo, a Jerusalén celestial.”—Heb. 11:9, 10, 13-16; 12:18-22.
25. ¿De qué es símbolo adecuado una ciudad, y de qué otra manera se identifica la ciudad de Dios?
25 Una ciudad se usa en las Escrituras como símbolo adecuado de una comunidad de personas que viven como una organización estrechamente enlazada bajo un control central. A Juan se le dio una visión de esta “santa ciudad, la Nueva Jerusalén,” y en el libro de Revelación se aclara de qué está compuesta. Juan la ve y la describe diciendo que está “preparada como novia adornada para su esposo,” y luego oye que un ángel identifica a los que en ella participan como “la novia, la esposa del Cordero,” refiriéndose a Cristo Jesús y a la clase de su novia, la verdadera iglesia, o congregación cristiana.—Rev. 21:2, 9; vea también Revelación 14:1, 4.
26, 27. (a) ¿Cómo se cumple hoy el cuadro de la ciudad de Dios? (b) ¿Quiénes están estrechamente asociados con los que tienen la esperanza de la ciudadanía celestial? (c) ¿Qué pregunta esperamos con deleite contestar?
26 ¿Ve usted la fuerza de este cuadro de la ciudad de Dios? En el cuadro, o tipo, la ciudad de Jerusalén literal, terrestre, situada en el monte Sion, era la amada ciudad capital sobre la entera tierra del Israel carnal de la antigüedad. En realidad, solo unos cuantos israelitas podían decir que tenían ciudadanía en Jerusalén misma. Así mismo en el cumplimiento, Cristo Jesús y la iglesia verdadera con él en el cielo forman la organización capital que rige sobre todo el dominio terrestre de Dios, un arreglo que produce “nuevos cielos y una nueva tierra.” (2 Ped. 3:13) En estos días de la conclusión del viejo sistema de cosas, los cristianos verdaderamente dedicados que tienen la esperanza y ciudadanía celestiales ya han sido restaurados a una unidad estrechamente enlazada. (Fili. 3:20) En estrecha asociación con éstos hay una “grande muchedumbre” de hombres y mujeres dedicados que tienen la esperanza de vida en la Tierra como súbditos del reino de Dios. “Le están rindiendo [a Dios] servicio sagrado día y noche en su templo,” en asociación con el resto de los que componen la casa o templo espiritual de Dios. (Rev. 7:15; Efe. 2:19-22) Con el mismo espíritu como el de Abrahán, Isaac y Jacob, estos hombres y mujeres dedicados de hoy tienen que abandonar el viejo sistema de cosas. Especialmente tienen que huir de esa inicua ciudad simbólica, Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa. En cambio, en prueba de una fe viva, tienen que buscar encarecidamente la ciudad de Dios, su arreglo semejante a ciudad, como se manifiesta claramente entre los testigos de Jehová.
27 Bueno, quizás usted pregunte, pero ¿cómo me ayudará en mis oraciones el hallar la ciudad de Dios? Esperamos con deleite considerar esta pregunta en el siguiente artículo.
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Jehová Dios, el Oidor de la oraciónLa Atalaya 1970 | 1 de enero
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Jehová Dios, el Oidor de la oración
1. ¿Cómo demostró David de joven su fe y devoción para con Jehová?
DAVID fue un hombre de fe que buscó encarecidamente a Dios. Fue remunerado ricamente en su búsqueda. En su juventud fue ungido por Samuel, bajo la dirección de Dios, para ser el futuro rey de Israel, pues fue a quien Jehová halló “agradable a su corazón.” No mucho después, en el bien conocido encuentro con el gigante filisteo, Goliat, David le demostró su fe y devoción fuertes a Jehová en acción. Aun más temprano, siendo un pastorcillo, había demostrado ese mismo espíritu al matar a un león y un oso cuando rescató las ovejas de su padre de la mismísima boca de aquellas feroces criaturas. David tenía buenos antecedentes, y podemos aprender mucho de él.—1 Sam. 13:14; 16:11-13; 17:34-36, 45-47.
2. Cuando fue entronizado en Sion, ¿qué acción emprendió David, y por qué?
2 Cuando David finalmente llegó al trono y capturó a Jerusalén, que estaba en poder de los jebuseos, y en particular la “fortaleza de Sion,” estableció su trono en aquella ciudad. En la primera oportunidad, David subió el Arca sagrada con gran regocijo a Sion. Reconoció que representaba la presencia de Jehová, que era el “arca del Dios verdadero, donde se invoca un nombre, el nombre de Jehová de los ejércitos, que se sienta sobre los querubines.”—2 Sam. 5:5-7; 6:2.
3. ¿Qué siguiente paso deseó dar David, y con qué resultado?
3 Sin embargo, David no quedó satisfecho con eso. Como dijo más tarde en una ocasión: “Estaba junto a mi corazón el edificar una casa de descanso para el arca del pacto de Jehová y como banquillo de los pies de nuestro Dios.” Aunque no se le permitió edificar esta casa, o templo, puesto que había derramado mucha sangre en guerra, no obstante Jehová permitió que David efectuara mucho de lo requerido para realizar el deseo de su corazón. En preparación, reunió una cantidad inmensa de los materiales de construcción que se necesitaban, algunos de ellos a gran costo para él mismo. Como dijo él: “Conforme a todo mi poder he preparado para la casa de mi Dios . . . [y] todavía hay una propiedad especial mía, oro y plata; la doy en efecto a la casa de mi Dios además de todo lo que he preparado para la casa santa.”—1 Cró. 28:2, 3; 29:2, 3.
4. ¿Qué comparación se ve entre la oración de David y el padrenuestro?
4 Finalmente, David bendijo a Jehová delante de toda la congregación en oración, con lenguaje de la mayor dignidad y reverencia. Es muy interesante notar cuán estrechamente paralelos corren sus pensamientos con los puntos principales abarcados en lo que se conoce como el padrenuestro. (Mat. 6:9-13) Por considerarlo de primera importancia, David ensalza y santifica el nombre de Dios, atribuyéndole “la grandeza y el poderío y la hermosura y la excelencia y la dignidad . . . estamos dándote las gracias y alabando tu hermoso nombre.” Dando énfasis a la importancia del reino de Dios y de que se haga la voluntad de Dios en el cielo y en la Tierra, ora: “Porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo. Tuyo es el reino, oh Jehová, El que también te alzas como cabeza sobre todo. . . . tú lo estás dominando todo.” Tal como en el padrenuestro viene después la petición de que se suministren las necesidades personales y la petición de perdón de pecados, así mismo David pasa a reconocer de parte de él y de todo el pueblo su dependencia completa en las provisiones de Jehová y su propia indignidad personal. Finalmente, David expresa la esencia del espíritu de dedicación y devoción de toda alma con estas palabras: “Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificarte una casa para tu santo nombre, de tu mano es, y a ti todo ello pertenece.”—1 Cró. 29:10-16.
5. ¿De qué manera muestra el Salmo 122 aprecio vehemente a la casa y la ciudad de Dios?
5 La casa de Dios y la ciudad de Dios, éstas fueron manifiestamente las dos cosas predominantes en la mente de David y en las que estaba el afecto de su corazón. Su identificación estrecha con ellas lo ayudó grandemente y lo guió en sus oraciones. Un ejemplo excelente de esto se ve en el Salmo 122, que recomendamos que usted lea. Toda línea habla de su deseo vehemente, en compañía con otros, de adorar y “dar gracias al nombre de Jehová” en la casa de Jehová, situada “dentro de tus puertas, oh Jerusalén . . . ciudad que ha sido bien trabada en unidad.” Especialmente pide a su pueblo que ore por “la paz de Jerusalén.” ¿Por qué? En parte, como dice él, “por amor de mis hermanos y mis compañeros ciertamente hablaré ahora: ‘Haya paz dentro de ti.’” Pero más importante: “Por amor de la casa de Jehová nuestro Dios ciertamente seguiré buscando el bien para ti.”
6. Relativo a acercarse a Dios en oración, ¿qué indica el Salmo 65?
6 En armonía con nuestro tema, note también las palabras de David registradas en el Salmo 65. Muestran que la adoración se puede expresar a modo de contraste, pues él ora: “Para ti hay alabanza —silencio—, oh Dios, en Sion; y a ti se pagará el voto.” Luego dice: “Oh Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne.” ¿Significa esto un acercamiento incondicional, que podemos hallar a Dios en todas partes, en cualquier lugar, como algunos creen? De ninguna manera. Note lo que David enseguida dijo por inspiración: “Feliz es aquel a quien tú escoges y haces que se acerque, para que resida en tus patios. Ciertamente quedará satisfecho con lo bueno de tu casa, el lugar santo de tu templo.”—Sal. 65:1-4.
7. ¿Qué amplitud alcanza el llamamiento que se hace en la Palabra de Dios para que haya un acercamiento a él?
7 Sin embargo, notamos que David no dijo que solo su propio pueblo, los israelitas, podían acercarse a Dios. Él definidamente dijo que a Jehová, el “Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne.” ¡Qué benévola invitación se denota en estas palabras! En estrecha armonía con esto, ¡cuán atrayentes y definidas son las palabras registradas por Isaías: “Y los extranjeros que se han unido a Jehová para ministrarle y para amar el nombre de Jehová, a fin de llegar a ser siervos de él . . . yo también ciertamente los traeré a mi santa montaña [Sion] y los haré regocijarse dentro de mi casa de oración . . . Porque mi propia casa será llamada hasta casa de oración para todos los pueblos”!—Isa. 56:6, 7; vea también 2 Crónicas 6:32, 33.
8. ¿Cómo ha demostrado Jehová gran misericordia, primero al Israel espiritual y luego también a muchos “extranjeros”?
8 ¿Se ve usted mismo como uno de estos “extranjeros,” es decir, no como israelita espiritual con la esperanza celestial, sin embargo regocijándose por llegar a conocer a Jehová y amarlo y servirle? ¿Ha respondido usted a la invitación de participar con otros adoradores sinceros y venir a la casa de oración de Jehová? Aun los del Israel espiritual tuvieron que ser reunidos así, pues durante el período de la I Guerra Mundial incurrieron en la cólera de Jehová y cayeron en una condición de estar enfermizos y dispersos. Mas Jehová, en su gran misericordia, los restauró a su favor, además de hacer accesible el camino para que una grande muchedumbre de personas semejantes a ovejas fuera reunida en unión estrecha con el resto del Israel espiritual. La profecía de Isaías, al seguir, confirma esto muy claramente, diciendo: “La expresión del Señor Jehová, que está juntando a los dispersos de Israel, es: ‘Le juntaré otros a él además de los suyos ya juntados.’”—Isa. 56:8; vea también Isaías 12:1; Revelación 7:13-15.
9. ¿Quiénes fueron los primeros que le enseñaron a David el conocimiento verdadero de Dios, y con qué resultados?
9 El hecho de que David sabía orar lo prueban abundantemente sus muchos salmos. Pero, ¿quién le enseñó? Debe haber respondido bien a la instrucción y entrenamiento de sus padres. Ellos obedecieron el mandamiento dado por medio de Moisés, de “amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital. Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo” a todo tiempo. (Deu. 6:4-7) Así David aprendió a apreciar los requisitos principales de primero embeber conocimiento exacto de una fuente confiable, la Palabra escrita de Dios, y cumplir con ellos. Puesto que era enseñable y tenía la condición correcta de corazón, este conocimiento y entendimiento fortalecieron su fe, que, como hemos visto, no fue tardo en demostrar desde su juventud temprana en adelante. Junto con su fe, se formó en él un gran amor y una gran lealtad a Jehová, que nada podría quebrantar, aunque una o dos veces pecó lamentablemente.
10. ¿Es posible y necesario proceder hoy de manera semejante a la de David? ¿A qué pregunta nos lleva esto?
10 Quizás usted no tenga las mismas ventajas de que disfrutó David desde la infancia temprana, pero no hay otra manera. No hay método abreviado. Usted puede comenzar por medio de adquirir conocimiento exacto y obtener un entendimiento apropiado de la voluntad y propósito de Dios según se revelan en su Palabra. Hay que persistir en este proceder. Usted tiene que seguir escudriñando y cavando como si fuera por tesoros escondidos, edificando un fundamento que se haga cada vez más ancho y más profundo. (Pro. 2:1-9) Hay que responder y obrar en armonía con esta adquisición de conocimiento y entendimiento, dejando que produzca una fe fuerte en Jehová y amor a él, que lleven a la dedicación. Se puede hacer. Se ha hecho desde los tiempos más tempranos, comenzando con Abel. Hoy se hace por hombres y mujeres y jóvenes de varios temperamentos y de todo ramo de actividad, algunos con antecedentes desfavorables y adversos. Se concede que todos necesitamos mucha ayuda y estímulo, y en esto está incluido el aprender a orar. Sin embargo, como sucedió en el caso de David, nos puede ayudar en gran manera el mantener asociación estrecha con la ciudad de Dios y la casa de Dios. Pero, ¿dónde se encuentran éstas hoy día? ¿Es una ciudad literal y una casa literal?
CIUDAD Y CASA MODERNAS DE DIOS
11. (a) ¿De qué manera fue la Ley ‘una sombra de buenas cosas por venir’? (b) ¿Cómo menciona e identifica Pablo la casa espiritual de Dios?
11 La Palabra de Dios da una respuesta clara y animadora a estas preguntas. La Biblia muestra que estas cosas que Dios usó en sus tratos con el Israel de la antigüedad fueron cuadros, que prefiguraron cosas mucho mejores, comenzando con Cristo Jesús, el Mayor David. Pablo dice que todo el arreglo de la Ley, dado por medio de Moisés, fue “una sombra de las buenas cosas por venir.” Cuando Cristo Jesús vino, puso fin a aquel arreglo típico, figuradamente “clavándolo al madero de tormento.” Por medio de Cristo, Dios estableció un arreglo mejor y lo hizo “mediador de un nuevo pacto,” con el propósito de producir un nuevo pueblo, un Israel espiritual, la congregación cristiana. Hoy todavía hay un resto de este pueblo en la Tierra, que forma el núcleo de los testigos de Jehová. Es este pueblo, ungido con el espíritu santo de Dios y que tiene la esperanza celestial, el que cumple el cuadro profético de la ciudad y casa, o templo, de Dios. Usando ambas ilustraciones, Pablo, al escribir a los cristianos de Éfeso, dice: “Son conciudadanos de los santos y son miembros de la casa de Dios.” Después de mencionar a los apóstoles y a Cristo Jesús, “la piedra angular de fundamento,” continúa: “En unión con él el edificio entero, unido armoniosamente, va creciendo para ser templo santo para Jehová. En unión con él ustedes, también, están siendo edificados juntamente para ser lugar donde habite Dios por espíritu.” ¡Qué concepto más sublime, y al mismo tiempo íntimo, de la estrecha relación entre Jehová y la entera congregación cristiana, la clase del templo!—Heb. 9:15; 10:1; Col. 2:14; Efe. 2:19-22.
12. Según el Salmo 132, ¿dónde se deleita en morar Jehová, y qué estímulo derivamos de eso nosotros?
12 Sin embargo, ésta no era la primera vez que se había expresado tal pensamiento. Cuando Pablo escribió esas palabras probablemente tenía presente lo que el salmista registró por inspiración en excelente forma poética en el Salmo 132, intitulado “Canción de las Subidas.” Primero habla de su declarada resolución de no darse descanso “hasta que halle un lugar para Jehová, un magnífico tabernáculo para el Poderoso de Jacob.” Describe la subida del arca en procesión triunfal a Sion, y dice: “De veras levántate, oh Jehová, a tu lugar de descanso, tú y el arca de tu fuerza.” Luego dice lo que Jehová mismo piensa respecto a esta casa y esta ciudad que ha escogido: “Porque Jehová ha escogido a Sion; la ha ansiado como morada para sí: ‘Este es mi lugar de descanso para siempre; aquí moraré, porque la he ansiado’” (Sal. 132:1-5, 8, 13, 14) ¿No podemos decir que ya que esto es lo que Jehová piensa en cuanto a ello, entonces ciertamente el orar y establecer comunión con él no va a ser difícil para nadie que sinceramente se identifique con ese lugar de habitación?
13. ¿Cómo asemeja Pablo la congregación cristiana a un hombre hecho?
13 Esa clase del templo se veía claramente en el día de Pablo en las diversas congregaciones cristianas. Se ve aun más claramente en nuestro día, especialmente desde 1919, cuando muchas de las parábolas proféticas de Jesús están cumpliéndose, como ‘el juntar el trigo en el granero,’ y ‘recoger los peces excelentes en receptáculos.’ (Mat. 13:30, 48; 24:31) Pablo esperaba con deleite este tiempo en el cual la congregación cristiana llegara a su madurez como “hombre hecho, a la medida de crecimiento que pertenece a la plenitud del Cristo.” Explica cómo se mantienen este crecimiento y la relación excelente, primero “por medio de toda coyuntura que da lo que se necesita,” también “conforme al funcionamiento de cada miembro respectivo en la debida medida,” y en consecuencia esto “contribuye al crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.”—Efe. 4:13-16.
14. ¿De qué maneras satisfacen hoy en día los testigos de Jehová los requisitos mencionados por Pablo?
14 Esta condición feliz y saludable se encuentra hoy en la excelente familia grande de los testigos de Jehová. Todos están dedicados a Jehová, lo cual se demuestra bíblicamente por la inmersión en agua y su subsecuente proceder. Satisfacen los requisitos principales de adquirir conocimiento exacto por medio de estudio continuo de la Biblia, edificando su fe y su espíritu de devoción a Jehová. Aunque solo una minoría, un resto, tiene la esperanza celestial, todos ellos en todo el mundo están ‘unidos armoniosamente y se les hace cooperar’ por medio de las coyunturas o eslabones principales que se ven en los que están nombrados a puestos de superintendencia. Sin embargo, como dijo Pablo, el crecimiento también se mantienen “cada miembro respectivo en la debida medida,” cada uno cumpliendo con su parte, sea joven o anciano, varón o hembra, algunos a un grado pequeño al comenzar, otros a mayor grado de responsabilidad. Como dijo Pablo antes en esa misma carta, fue el buen placer de Dios “al límite cabal de los tiempos señalados . . . reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas que están en los cielos y las cosas que están sobre la tierra.” Esta reunión de cristianos en una unidad estrecha está de acuerdo con la voluntad de Dios, y a él se le da todo el crédito. Es “Dios que lo hace crecer.”—Efe. 4:16; 1:9, 10; 1 Cor. 3:7.
ENSÉÑANOS A ORAR
15. (a) ¿Qué asociación debemos buscar, y por qué? (b) Cuando se le pidió que enseñara a orar, ¿cómo respondió Jesús?
15 Tomando esto en cuenta, ¿no es razonable llegar a la conclusión de que en lo que toca a nosotros mismos, individualmente, una asociación estrecha con este cuerpo de adoradores dedicados de Jehová, entre quienes él mora, nos ayudará en gran manera a mantener la relación personal con Jehová y la comunión con él en oración? Ellos considerarían un verdadero privilegio y placer el animarlo y ayudarlo a usted en este precioso y vital aspecto de su vida cristiana. Cuando uno de los discípulos le dijo a Jesús: “Señor, enséñanos a orar,” él prestamente respondió con una oración modelo. Él siguió inmediatamente con una ilustración que recalcó la necesidad de persistir en la oración. Esto no daba a entender que el Padre celestial fuera tardo para escuchar o responder, pues Jesús concluyó diciendo que así como los padres imperfectos y pecaminosos ‘saben dar buenos dones a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le pidan!’—Luc. 11:1-13.
16. ¿Cómo siguen los testigos de Jehová el ejemplo de Jesús en cuanto a esto, y en qué se basa su unidad?
16 De modo semejante, los testigos de Jehová, como discípulos de Jesús, gozosamente harán cuanto puedan respecto a esto, por guía directa, basada en la Palabra de Dios, y también por ejemplo. Cuando encuentran a alguien que muestra interés, se esfuerzan por hacer arreglos para celebrar un estudio bíblico de casa con regularidad con esa persona, el cual estudio se principia y se concluye con una breve oración siempre que es posible. Todas sus reuniones y sesiones, salvo las reuniones
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