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  • La verdad sobre el reino de Dios
    La Atalaya 1970 | 1 de septiembre
    • pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”—Dan. 2:44.

      LOS QUE APOYAN EL REINO NO SON PARTE DE ESTE MUNDO

      Al leer lo anterior, ¿se le ha ocurrido a usted lo siguiente: “Nunca he oído que se predique eso en las iglesias a las que he asistido”? ¿Por qué no se ha predicado? Por los dos puntos ya mencionados: la falta de fe del clero en la Biblia como la Palabra de Dios, y un concepto incorrecto de lo que es el Reino.

      Todavía hay otra razón potente para la actitud actual del clero en cuanto a la enseñanza de la Biblia acerca del Reino. ¿Recuerda usted estas palabras de los líderes religiosos judíos ya citadas: “No tenemos más rey que César”? Esto simplemente quería decir que los fariseos y otros compartían la suerte de César, el gobierno político humano de aquel día. Anteponían la protección y aprobación visibles e inmediatas de éste a los peligros de seguir a Jesús como Rey y cifrar sus esperanzas en un venidero reino celestial. Así aquellos líderes religiosos se hacían parte de aquel sistema mundial.

      Por otra parte, refiriéndose a los que lo seguían y realmente cifraban su fe en el reino por el cual él les había enseñado a orar, Jesús dijo: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.”—Juan 17:16.

      Como muestra la historia de los primeros siglos de nuestra era común, aquellos cristianos primitivos no fueron parte del mundo y se mantuvieron separados de las disputas políticas de éste. Este estado de separación no solo fue en su punto de vista mental, sino algo que otros podían ver y observar, puesto que aplicaban las palabras ya citadas de Jesús de manera práctica en su vida.

      Este proceder de los cristianos primitivos de mantenerse separados no fue por ningún deseo obstinado de ser diferentes, sino porque para ellos el reino prometido de Dios era una realidad. Creían en él y le servían como el único gobierno que podría traer vida y bendiciones duraderas. Como lo expresan Eugene A. Colligan y Maxwell F. Littwin en su libro Old World to the New: “Anteponían el Reino de Dios a cualquier reino que pudieran servir en la Tierra. Los cristianos primitivos estaban dispuestos a morir por su fe.”

      ¿Encuentra usted que los líderes religiosos de la cristiandad reflejen hoy esa actitud para con el reino de Dios? ¿Muestran para con el envolverse en las actividades políticas de este mundo la misma actitud que mostraron los cristianos de los primerísimos siglos después de Cristo? ¿Manifiestan de manera patente por lo que dicen y por lo que hacen que anteponen el reino de Dios a los reinos de los hombres?

      ¿No hay más bien una anuencia de parte del clero a envolverse en asuntos políticos, o, en otras palabras, a ser parte del mundo? ¿Cómo, pues, podemos esperar oír de parte de estos que dicen ser maestros del cristianismo una predicación clara e intransigente acerca del reino de Dios, el cual, como hemos visto, habrá de ponerle fin a este sistema de cosas?

      La condición actual de infidelidad de parte del clero de la cristiandad para con las enseñanzas de la Biblia brota de la apostasía que empezó después de la muerte de los apóstoles de Jesús. Esta apostasía no solo fue en asuntos de doctrina, sino que también se manifestó en la actitud de los cristianos apóstatas para con el mundo. Comentando sobre la situación de la iglesia cuando el “cristianismo” llegó a ser la religión establecida del estado romano y después de la “conversión” de Constantino, The Theological Dictionary por Henderson y Buck declara:

      “Se corrompió la simplicidad del Evangelio, se introdujeron ostentosos ritos y ceremonias, se otorgaron honores y emolumentos mundanos a los maestros del cristianismo y el Reino de Cristo se convirtió en buen grado en un reino de este mundo.”

      Con toda honradez, ¿no convendría usted en que estas palabras todavía son ciertas respecto a los maestros de la cristiandad hoy?

      BENDICIONES DEL REINO SEGURAS PARA LA HUMANIDAD

      El que ‘venga el reino de Dios’ significará las bendiciones más gozosas para la humanidad creyente. Como ya se hizo notar, primero le pone fin a este inicuo sistema de cosas. Eso significa que se eliminará de la Tierra la iniquidad, el odio, la discriminación, la injusticia, la violencia y la guerra... todas las cosas que amenazan la paz y seguridad del hombre y le roban su felicidad.

      El reino de Dios introducirá paz y seguridad globales. (Isa. 9:6, 7; Sal. 46:8-11) La seguridad significa el que su persona, propiedad y familia estén a salvo de ataque por ladrones o rufianes y hasta de daño accidental causado por la tontería o el egoísmo de otros. ¿No anhela usted esa paz y esa seguridad? Pueden ser suyas en el futuro no lejano si usted pone su vida en armonía con la voluntad de Dios y cifra su fe en Su reino como la única esperanza de la humanidad. Esto significa el que usted preste atención a la exhortación que Jesús dio en el Sermón del Monte al decir: “Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia [de Dios].”—Mat. 6:33.

      GENTE QUE BUSCA PRIMERO EL REINO DE DIOS

      Realmente, es este buscar primero el reino de Dios lo que identifica en particular a los testigos de Jehová como diferentes de otras religiones. Piense en ello un momento: ¿vienen a su puerta con regularidad otras personas que tengan como propósito el declarar las “buenas nuevas del reino”? Notando esto, Charles S. Braden en su libro These Also Believe declaró: “Verdaderamente puede decirse que ningún grupo religioso particular en el mundo desplegó más celo y persistencia en el esfuerzo por esparcir las buenas nuevas del Reino que los Testigos de Jehová.”

      Los testigos de Jehová aceptan la Biblia como la Palabra de Dios. No presentan disculpas por hacerlo. Han estudiado la Biblia y confían en su veracidad a pesar de la creciente actitud materialista de la mayoría de la gente del día actual y a pesar del hecho de que tantos líderes de la cristiandad demuestran falta de fe en la Biblia.

      Los testigos de Jehová aceptan lo que dice la Biblia acerca del reino de Dios. Rehúsan adulterar las enseñanzas de la Biblia solo para regalar los oídos de hombres egoístas. En cambio, exhortan a todos los que aun creen en un Dios Supremo y en su Hijo Jesucristo a que estudien la Biblia y aprendan la voluntad de Dios y así establezcan su fe firmemente en las promesas de la Biblia.

      ¿Qué hará usted, pues? Le toca a usted decidir eso personalmente. Pero para ayudarle a decidir sabiamente, considere estas preguntas oportunas: ¿Lo ha educado a usted en un conocimiento de la Biblia la religión con la cual usted ahora está asociado? ¿Le ha dado una fe fuerte en el reino de Dios, una fe que le provea un punto de vista positivo y optimista del futuro? ¿Predica, como lo hace la Biblia, que la única esperanza de la humanidad es el reino de Dios? ¿Enseña que la profecía bíblica indica que las bendiciones del reino de Dios se realizarán pronto en la Tierra?

      Si no, ¿no es hora de considerar seriamente un cambio en su modelo de asociación religiosa? ¿No sería proceder sabio buscar a los que tienen fe en el reino de Dios y que le ayudarán a usted a aprender lo que la Biblia enseña acerca del Reino? Puede estar seguro de que a los testigos de Jehová les dará gusto ayudarle a hacer precisamente eso. Ciertamente ellos lo invitan afectuosamente a usted a asociarse con ellos, a estudiar la Biblia con ellos, a participar con ellos de la esperanza segura y feliz que tienen en el reino eterno de Dios.

  • Cambio de corazón
    La Atalaya 1970 | 1 de septiembre
    • Cambio de corazón

      Refiriéndose al efecto que tuvo en él la revista La Atalaya, un africano escribió a la sucursal de la Sociedad Watch Tower en la República Sudafricana diciendo: “La Biblia era el libro que yo más odiaba en el mundo, pero desde que leo su revista es el libro que más me gusta.”

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