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  • ¿Recuerda usted?
    La Atalaya 1970 | 15 de enero
    • ● ¿Por qué puede ser una bendición el tener menos de los efectos de este mundo?

      Por lo general permite que el cristiano ocupe más de su tiempo, energía y pensamientos en los intereses del Reino.—Pág. 718.

      ● ¿En qué sacrificios está interesado Dios en la actualidad?

      En el sacrificio de alabanza del cristiano; también en todo el derrotero de su vida dedicada.—Pág. 720.

  • Los siervos de sucursal asisten a un programa especial
    La Atalaya 1970 | 15 de enero
    • Los siervos de sucursal asisten a un programa especial

      ¡DE TODAS partes del mundo 133 de los principales representantes de sucursal de la Sociedad Watch Tower y sus auxiliares vinieron a Nueva York a principios de junio! Tan solo el 6 de junio, más de cincuenta de ellos llegaron al Aeropuerto Internacional Kennedy. Habían venido a la central de la Sociedad en Brooklyn, Nueva York, para un programa de cuatro semanas de instrucción especial y también para hacer arreglos para hacer más extensa la predicación del reino de Dios.

      De los presentes para el curso especial noventa y uno eran siervos de sucursal. El promedio de su edad era de 43,6 años. Habían sido ministros ordenados, como promedio, durante 25,8 años, sirviendo de tiempo cabal en el ministerio un promedio de 20,7 años. Los de la central de la Sociedad a menudo comentaron en cuanto a la madurez espiritual de estos representantes de sucursal, y en cuanto a su humildad y bondad ejemplares.

      El 9 de junio el programa de instrucción especial comenzó cuando el presidente de la Sociedad Watch Tower, N. H. Knorr, habló sobre “Requisitos que llenan los siervos de sucursal y sus responsabilidades.” Durante las cuatro semanas se abarcó casi todo aspecto de la obra envuelto en predicar el reino de Dios en todo el mundo.

      Además de instrucción en las salas de clase, los representantes de sucursal también recibieron entrenamiento práctico. Don Steele, de Corea, comentó que “las instrucciones prácticas que recibimos en grupos pequeños en los diversos departamentos” se habían apreciado mucho. Y Lamar Bingham, del Líbano, declaró: “No se desatendió el punto de vista práctico de las cosas. Ahora tenemos el punto de vista de la Sociedad enfocado mucho más claramente.”

      Durante el curso el presidente de la Sociedad dio énfasis al hecho de que la Biblia es el libro básico de instrucción para los testigos de Jehová. Los comentarios que los representantes de sucursal hicieron indicaron su aprecio de este hecho.

      Por ejemplo, Denton Hopkinson, de las Islas Filipinas, dijo: “Creemos que los principios de la Palabra de Dios fueron elevados en nuestra mente, quizás más que nunca antes.” Y C. F. Muller, de África del Sur, declaró: “El punto que descolló en mi mente fue la fe firme, la completa dependencia de la organización de Jehová en Jehová y en Cristo Jesús y su confianza completa en la Palabra de Jehová.”

      Otro punto que recalcó fuertemente el presidente de la Sociedad fue que la obra principal de los testigos de Jehová es predicar estas “buenas nuevas del reino” y que no deben desviarse de este objetivo. (Mat. 24:14) Explicó Willi Diehl, de Suiza: “Quedé muy impresionado cuando el hermano Knorr vez tras vez hizo expresiones como ésta: ‘Nuestro propósito principal en la vida es predicar las buenas nuevas del Reino.’” Y Teodoro Darko, de Ghana, dijo: “Nuestro objetivo, el de predicar las buenas nuevas del Reino y superentender esa obra, se llamó enérgicamente a nuestra atención.”

      El 4 de julio terminó el curso especial para los representantes de sucursal con una conferencia por el presidente de la Sociedad sobre “¿Qué hay en el futuro?” y algunas declaraciones de conclusión afectuosamente motivadoras. N. H. Knorr recalcó el hecho de que tenemos ante nosotros un trabajo tremendo y que es necesario edificar espiritualmente al pueblo de Jehová para efectuar ese trabajo. Fue también en ese día que diez representantes de sucursal hicieron comentarios de aprecio en cuanto al curso especial.

      Fueron fervientes las expresiones. Dijo Edwin Skinner, de la India: “Hemos disfrutado juntos de maravilloso compañerismo, y hemos recibido información e instrucción sumamente valiosas.” Comentó Clyde Canty, de Nueva Zelanda: “Sentimos verdadera ansia para regresar a nuestras asignaciones, un deseo de poner por obra el consejo que hemos recibido. Nuestra habilidad para pensar ha sido estimulada a grado cabal.” Guillermo Simpkins, de México, creyó que, de todas las reuniones de sucursal celebradas a través de los años, “estas cuatro semanas fueron las más provechosas.” Y Carlos Eisenhower, de Argentina, expresó bien los sentimientos de todos los representantes de sucursal: “Estamos mucho más equipados para continuar con nuestra obra en nuestros países asignados. Nuestra determinación de volver a nuestro campo y seguir la predicación de las buenas nuevas y ayudar a nuestros hermanos a comprender y apreciar lo que hemos aprendido aquí es mayor que en cualquier otro tiempo.”

      De muchas maneras fue un acontecimiento inolvidable para los que tuvieron el privilegio de asistir a estas reuniones de sucursal. Fue placentero observar la unidad de pensamiento que prevaleció en estas reuniones. En una carta dirigida al presidente de la Sociedad y a toda la familia de Betel todos los siervos de sucursal y sus auxiliares dijeron: “Gracias a usted por el magnífico privilegio que hemos tenido de venir aquí de las sucursales alrededor de la Tierra. . . . La hospitalidad genuina que nos han mostrado usted mismo y toda la familia nos ha conmovido muchísimo, de modo que nuestros corazones rebosan de gratitud.”

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1970 | 15 de enero
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Qué se da a entender, en Juan 7:39, cuando se dice: “porque aún no había espíritu”?—A. A., EE. UU.

      Esencialmente quiere decir que ninguno de los discípulos de Cristo había sido ungido aún con espíritu santo y llamado a la vida celestial.

      Aproximadamente medio año antes de su muerte Jesús dijo: “Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que pone fe en mí, así como ha dicho la Escritura: ‘De su parte más interior fluirán corrientes de agua viva.’” Entonces el relato inspirado sigue diciendo: “Sin embargo, dijo esto respecto al espíritu que estaban para recibir los que ponían fe en él; porque aún no había espíritu, por cuanto Jesús todavía no había sido glorificado.”—Juan 7:37-39.

      Claramente Jesús no quiso decir que la fuerza activa o espíritu santo de Dios no había existido antes de esa ocasión, el tiempo de la fiesta de los tabernáculos en 32 E.C. Él y sus oyentes sabían que Dios por largo tiempo había usado su espíritu santo. (Gén. 1:2; 2 Sam. 23:2; Hech. 28:25) El espíritu de Dios descansó en siervos fieles como Otniel, Jefté y Sansón. (Jue. 3:9, 10; 11:29; 15:14) Pero había una manera en la cual el espíritu todavía no había sido utilizado con relación a humanos imperfectos. A ninguno de esos siervos fieles se le había llamado, por medio del espíritu, a la vida celestial.

      Durante la fiesta de los tabernáculos un sacerdote judío descendía al estanque de Siloam en Jerusalén y subía un vaso dorado de agua al templo. Probablemente basándose en esta práctica, Jesús dijo que algo más refrescante e importante habría de venir. Y esa “agua viva” futura de alguna manera estaría enlazada con el hecho de que sus seguidores recibirían espíritu de Dios.

      La noche antes de morir Jesús les dijo a sus apóstoles que les enviaría el espíritu santo de la verdad, el cual les haría recordar todas las cosas que les había dicho. (Juan 14:16, 17, 26) ¿Significa eso que no tenían nada del espíritu en ese entonces? No, pues por medio del espíritu habían podido efectuar curaciones milagrosas en conexión con su enseñanza. (Mat. 10:5-8) Y debido a ese espíritu entendían muchas cosas espirituales que Jesús enseñaba. Pero debido a que todavía no habían recibido la unción con espíritu de que Jesús habló en Juan 7:39, una entera sección de sus enseñanzas todavía estaba más allá de su entendimiento. Por ejemplo, no discernían que Cristo sería levantado de entre los muertos a vida de espíritu al tercer día, ni que su reino habría de estar en el cielo. (Juan 20:9; Hech. 1:6) Se comprende esto, puesto que la idea de que humanos llegaran a ser criaturas espíritus y vivieran en el cielo era ajena a su modo de pensar. Una vez que ellos mismos fueron ungidos con espíritu y recibieron la esperanza celestial, pudieron entender el significado de lo que Cristo había dicho sobre tales cosas.

      Aun cuando Jesús se les apareció a sus apóstoles después de su resurrección “no había espíritu” en el sentido que quiso decir en Juan 7:39. El Cristo resucitado les prometió: “Recibirán

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