BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Prefigurada la venidera “tribulación grande”
    La Atalaya 1970 | 15 de junio
    • y empiezan las pestes. Fue como Jesús lo predijo.

      17. (a) ¿Qué interpretación no había de dárseles a todas estas cosas, pero qué efecto habían de tener en los discípulos? (b) ¿Acerca de qué se les advirtió, y qué trabajo había que hacer por todas partes?

      17 No obstante, estas cosas no iban a venir inmediatamente antes de la destrucción de la “ciudad del gran Rey,” Jerusalén. Después de predecir aquellas cosas, Jesús añadió: “Todas estas cosas son principio de dolores de aflicción.” (Mat. 24:8) En lo que tenían que ver con Jerusalén, eran un principio de aflicción para ella y la provincia de Judea. Pero no significaban el fin inmediato de la ciudad santa y la desolación de Judea. Pero el hecho de que aquellas cosas eran por lo menos el principio de dolores de aflicción para Jerusalén debería haber sido suficiente para estimular a los cristianos a mayor actividad, en vez de aflojarse y hacer las cosas con calma porque “todavía no es el fin.” (Mat. 24:6; 5:35) Había que hacer un trabajo extenso, y esto exigía gran esfuerzo y persistencia a pesar de la persecución religiosa. Por eso, en los Mat. 24 versículos 9 al 13 Jesús pasó a advertir a sus apóstoles en cuanto a la persecución venidera por judíos y gentiles y en cuanto al aumento de desafuero y la necesidad de aguante cristiano, y entonces añadió: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14.

      18. (a) ¿Qué otro mandamiento dio Jesús después de su resurrección y poco antes de su ascensión? (b) ¿Qué puede decirse en cuanto a si se logró el trabajo antes de la destrucción de Jerusalén?

      18 Varias semanas más tarde, después de su resurrección de entre los muertos y antes de su ascensión al cielo, Jesús ordenó a sus discípulos: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mat. 28:19, 20) Algunos días más tarde, después de la siguiente fiesta del Pentecostés, los discípulos fieles procedieron a hacer esto. ¿Cuál fue el resultado? Para aproximadamente el año 60 ó 61 E.C., cuando el apóstol Pablo era un prisionero en Roma, él pudo escribir a la congregación cristiana de Colosas, Asia Menor, y decir de la esperanza de ellos: “La esperanza de esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y que se predicaron en toda la creación que está bajo el cielo.” (Col. 1:23) En aquel tiempo Pablo quería llevar las buenas nuevas del reino de Dios a España, como evangelizador precursor. (Rom. 15:23, 24) Dicha predicación del reino de Dios en la tierra habitada ya se había efectuado diez años antes de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C. El “fin” no podía venir antes de que esto se lograra.—Mat. 24:14.

      EL FIN DE LA JERUSALÉN DEL PRIMER SIGLO

      19. Sin embargo, ¿qué acontecimiento había de marcar el tiempo para acción rápida, y por qué?

      19 Habiendo mencionado la venida de “el fin,” Jesús prontamente procedió a hablar acerca de la ciudad santa a la cual le vendría el fin durante aquel primer siglo E.C. Según Mateo 24:15-22, él dijo: “Por lo tanto, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo, (use discernimiento el lector,) entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas. El que esté sobre la azotea no baje para sacar los efectos de su casa; y el que esté en el campo no vuelva a la casa a tomar su prenda exterior de vestir. ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! Sigan orando que su huida no ocurra en tiempo de invierno, ni en día de sábado; porque habrá entonces tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder. De hecho, a menos que se acortaran aquellos días, ninguna carne se salvaría; mas por causa de los escogidos serán acortados aquellos días.”

      20. En vista de que los discípulos habían de huir de Judea, ¿por qué fueron apropiados los detalles de las instrucciones que Jesús les dio?

      20 Jesús aquí definidamente menciona la provincia de Judea. Él da a sus discípulos la instrucción de huir de ella, algo que necesariamente incluiría huir de Jerusalén, la ciudad que era santa para los judíos. En Judea era donde aplicaba la ley del sábado, haciendo difícil para las personas el viajar grandes distancias o llevar cargas y también estando cerradas las puertas de las ciudades muradas aun a fugitivos que huyeran allí. ¡Cuánto más difícil se les haría a las mujeres judías que estuvieran encintas o criando nenes el apresurarse a pie! Además, el tiempo de invierno con sus malas condiciones haría difícil eso, no solo para tales mujeres, sino para todas las demás personas que estuvieran huyendo. Al notar la indicación predicha por Jesús, todos habrían de huir, de azotea en azotea, si se hacía necesario, y de los campos fuera de la ciudad. ¡Salir de toda Judea sin demora!

      21. ¿Qué en cuanto a la dificultad venidera hacía entonces tan necesario el huir con prisa extremada?

      21 Pero, ¿por qué todo este apresuramiento extremado? Porque ahora finalmente se acerca a “el fin.” Inmediatamente se podía esperar una “tribulación grande” que sería tan destructiva que, si no se acortaran sus días, “ninguna carne se salvaría.” Por causa de los escogidos de Dios, aquellos días serían acortados. En medio de aquellas circunstancias, solo una minoría de personas de Judea verían salvada su carne. Por lo tanto, para evitar la probabilidad de estar entre la gran mayoría cuya carne no sería salvada en aquella “tribulación grande,” el proceder sabio y seguro para ellos sería prestar atención a las instrucciones de Jesús y salir de Judea, huyendo a las montañas de afuera.

      22, 23. (a) ¿Qué, entonces, era el “lugar santo” donde la abominación que causa desolación jamás debería estar de pie? (b) ¿Cómo indica el relato paralelo de Lucas que dicho lugar realmente era el “lugar santo”?

      22 ¿Qué, entonces, era el “lugar santo” en que había de estar de pie “la cosa repugnante que causa desolación”? Bueno, ¿qué lugar en toda Judea era el “lugar santo”? Era la ciudad santa de Jerusalén y sus alrededores inmediatos. Ese era el “lugar santo” donde “la cosa repugnante que causa desolación” ‘no debería’ estar de pie en ningún tiempo. (Mar. 13:14-20) De hecho, el relato paralelo del evangelizador Lucas acerca de la profecía de Jesús menciona claramente a Jerusalén. Lucas, capítulo veintiuno, versículos 20 a 24, dice:

      23 “Además, cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los que estén en medio de Jerusalén retírense, y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; porque éstos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! Porque habrá gran necesidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo; y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será pisoteada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.”

      24. (a) ¿Cómo llegaron los judíos cristianos de Judea a ver a Jerusalén cercada de ejércitos acampados? (b) Por esto, ¿qué sabían?

      24 ¿Cuándo fue que los judíos cristianos de Judea vieron a “Jerusalén cercada de ejércitos acampados”? Fue en el año 66 E.C., después que la revuelta de los judíos hizo que los ejércitos romanos del general Cestio Galo vinieran contra la ciudad, mientras se celebraba la fiesta de las cabañas (tabernáculos), del 19 al 25 de octubre. Esto fue exactamente treinta (30) años después que había terminado la septuagésima semana de años, predicha por el profeta Daniel, en el año 36 E.C. En el día treinta del mes judío de Tisri, o alrededor de 3⁄4 de noviembre, el general Galo entró con su ejército en la ciudad. Por cinco días hicieron un ataque contra el muro del templo y lograron socavarlo el sexto día. Entonces, súbitamente, aparentemente sin ninguna buena razón, retiró sus ejércitos, que sufrieron considerables bajas a manos de los judíos que los persiguieron. Así, la “tribulación grande” sin paralelo para los judíos en Jerusalén y Judea no empezó entonces. Pero ahora los judíos cristianos sabían que estaba cerca.

      25. (a) Así los discípulos que estaban en Judea vieron ¿qué cosa de pie donde no debería estar? (b) ¿Cómo había predicho Daniel 9:26, 27 esta cosa y la desolación que causaría?

      25 De esta manera los judíos cristianos alcanzaron a ver la “cosa repugnante que causa desolación” de pie en un “lugar santo,” donde ‘no debería’ estar, cuando los ejércitos romanos estuvieron plantados en terreno considerado santo por los judíos alrededor de la ciudad, especialmente cuando socavaron el muro del templo. Esto fue la “cosa repugnante” predicha en Daniel 9:27. En ese versículo, después de describir los acontecimientos de la septuagésima semana de años, Daniel pasa a decir: “Y sobre el ala de cosas repugnantes habrá el que cause desolación; y hasta un exterminio, la misma cosa que se ha decidido irá derramándose también sobre el que yace desolado.” Esta desolación de la Jerusalén reedificada se detalla en el versículo anterior (Dan. 9:26b), con estas palabras: “Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin de él será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.” Jesús dijo que Daniel había predicho esta “cosa repugnante.”

      26. (a) ¿Quién fue este predicho “caudillo,” quién fue el “pueblo,” y cuándo aconteció la inundación de la tierra? (b) ¿Cómo escaparon de esto los “escogidos” judíos que estaban en Judea?

      26 ¿Quién, pues, fue el “caudillo que viene,” cuyo “pueblo” verdaderamente arruinó “a la ciudad y al lugar santo”? Este fue el general Tito, el hijo del general Vespasiano que llegó a ser emperador romano en el año 69 E.C. En las Escrituras Hebreas se habla repetidamente de un ejército como de “la gente” o “el pueblo.” También, se dice que un ejército inunda la tierra invadida. Esta inundación de la “gente” o “pueblo” militar del “caudillo,” el general Tito, contra Jerusalén no ocurrió sino hasta la primavera del año 70 E.C. De modo que desde la retirada de los ejércitos del general Galo en noviembre del 66 hasta temprano en la primavera del 70 E.C. hubo un intervalo de más de tres años y cinco meses. Durante aquel intervalo favorable los judíos cristianos que estaban en Jerusalén y Judea aprovecharon la oportunidad para huir de allí, a las “montañas” fuera de aquella provincia condenada a destrucción, porque ahora sabían, por lo que Jesús había dicho, que la desolación de Jerusalén se había acercado. Así, estos “escogidos” cristianos escaparon.

      27. (a) ¿Se postergó el tiempo de Dios en que había de comenzar la “tribulación grande” de Jerusalén? (b) ¿Quiénes eran los cristianos judíos que entonces estaban en peligro y que Jehová quería que estuvieran en lugar seguro?

      27 En la primavera y el verano de 70 E.C. la predicha “tribulación grande” cayó sobre Jerusalén, causando mucha pérdida de vidas judías. Según la profecía de Jesús, Dios tenía un tiempo fijo para la “tribulación grande” que le vendría a Jerusalén. Él no postergó el tiempo en que había de empezar. Por lo tanto él dejó que el ataque abandonado de Cestio Galo en 66 E.C. sirviera de notificación a sus “escogidos” que estaban en peligro para que huyeran. Cestio Galo fácilmente pudo haber tomado a Jerusalén en corto tiempo, pero perdió su oportunidad. No era el tiempo de Dios. No todos sus “escogidos” estaban entonces en la zona de peligro. Ya había centenares de judíos cristianos fuera de la provincia de Judea, y también fuera del Imperio Romano así como dentro de éste. Éstos no estaban en peligro debido a la destrucción amenazante de Jerusalén. Solo los judíos cristianos que estaban dentro de Judea estaban en peligro. Era a estos “escogidos” que estaban en peligro a quienes Dios se proponía tener con seguridad fuera de Judea y Jerusalén antes de su tiempo fijo para que comenzara la “tribulación grande” para Jerusalén. ¿Por qué debería ser destruido alguno de éstos cuando él ejecutara su venganza contra la infiel Jerusalén y Judea? Ellos no merecían ser destruidos.

      28. (a) ¿Quiénes, pues, eran los judíos cuya “carne” estaba en peligro de no ser ‘salvada’? (b) Una vez que Jehová tuviera a todos sus “escogidos” en seguridad fuera de la zona de peligro, ¿qué medidas podría tomar contra Judea y Jerusalén?

      28 Habiendo huido para entonces de Jerusalén y Judea, los cristianos judíos no estaban desde entonces en adelante en peligro de recibir daño de la “tribulación grande” de Jerusalén. Eran los judíos que no creían que quedaron embotellados dentro de la ciudad quienes entonces corrían el peligro de ser destruidos. Toda la “carne” judía dentro de Jerusalén se encaraba al peligro de perder la vida, si la tribulación seguía por demasiado tiempo. Estos judíos no cristianos habían entrado en multitudes en la ciudad para celebrar la fiesta de la Pascua el 14 de Nisán, lo cual había de ser seguido por la fiesta de una semana de duración del pan sin levadura. Fue entonces que el general Tito descendió rápidamente con su “pueblo” o “gente” militar contra la ciudad condenada a destrucción. La rodeó, encerrando así a los judíos rebeldes dentro de ella. También hizo que su “pueblo” construyera alrededor de la ciudad un vallado de unos ocho kilómetros de largo, para evitar así que escaparan los judíos sitiados. Puesto que Jehová Dios para entonces había hecho que todos sus “escogidos” estuvieran fuera de la zona condenada, él podía ser rápido en la ejecución de su venganza sobre Judea y Jerusalén, limitando así la ejecución a un tiempo corto de intensa destructividad.

      29. ¿Cuánto tiempo duró el sitio de Jerusalén, y qué tendió a acortarlo?

      29 El sitio de Jerusalén no duró mucho tiempo, solo desde el 14 de Nisán hasta el 6 de Elul (6 de septiembre, calendario gregoriano), o menos de seis meses, y no dieciocho meses como en el sitio de Jerusalén por los ejércitos babilonios en 609 a 607 a. de la E.C. Hubo varias cosasb permitidas por Jehová Dios que juntas contribuyeron al acortamiento del sitio en 70 E.C.

      30. (a) A pesar de su corta duración, ¿cuán desastroso fue el sitio? (b) ¿Qué continuo haciéndosele a Jerusalén, pero hasta cuándo continuaría eso?

      30 Aunque el sitio fue corto, ciertamente fue horrible, aunque no fue la mayor tribulación que le había acontecido a la humanidad hasta aquel tiempo y que nunca podría ocurrir de nuevo. La “cosa repugnante que causa desolación” sí produjo un exterminio, según la propia decisión de Dios. El historiador judío Flavio Josefo informa que 1.100.000 judíos fueron muertos o murieron. Pero debido al ‘acortamiento’ de los días de aquella “tribulación grande” que le vino a Jerusalén, se salvó alguna “carne” judía. Josefo informa que 97.000 judíos sobrevivieron y fueron hechos cautivos y arrastrados a Egipto y otras provincias romanas.c La ciudad y su templo fueron completamente destruidos, tal como había predicho Jesús. Así, en un sentido muy literal, Jerusalén continuó siendo “pisoteada” por los gentiles (naciones no judías) desde el tiempo de la primera destrucción y desolación de Jerusalén y Judá por los babilonios en el año 607 a. de la E.C.d Pero algún día aquellos Tiempos de los Gentiles tenían que cumplirse, a saber, 2.520 años después de su principio allá en el otoño de 607 a. de la E.C. Eso quiere decir en 1914 E.C.—Luc. 21:24.

  • Paz con Dios en medio de la “tribulación grande”
    La Atalaya 1970 | 15 de junio
    • Paz con Dios en medio de la “tribulación grande”

      1. (a) ¿Tuvo la profecía de Jesús en Mateo 24:4-22 un cumplimiento literal en la Jerusalén terrestre? (b) ¿Qué indica si esta profecía ha de tener más cumplimiento?

      NOTABLEMENTE la profecía de Jesús, según se registró en Mateo 24:4-22, tuvo un cumplimiento literal. Eso fue entre el tiempo de darla él en 33 E.C. y el fin de la “tribulación grande” de Jerusalén en 70 E.C. Tal “tribulación grande” no ha ocurrido de nuevo ni se ha repetido sobre Jerusalén, ni siquiera sobre la reedificada Jerusalén en los días de las Cruzadas que efectuaron los católicos romanos contra los mahometanos en el Oriente Medio. Pues bien, ¿quiere decir esto que toda aquella parte de la profecía de Jesús es ahora solo historia muerta, sin más aplicación? ¡No! Porque hasta la manera en que Jesús frasea su predicción de la “tribulación grande” señala a una tribulación mucho mayor que el sitio y destrucción de Jerusalén en el año 70 E.C. ¡Ciertamente que sí!

      2. (a) ¿Por qué confiesan los comentadores de la Biblia que es difícil entender o aplicar la profecía de Jesús? (b) ¿Qué dice A. Plummer respecto a Lucas 21:22?

      2 Bien conocidos comentadores de la Biblia de la cristiandad confiesan que a veces es difícil entender o aplicar la profecía de Jesús. Él la dio en respuesta a una pregunta de tres partes, a saber, acerca de cuándo sería la destrucción de Jerusalén y su templo y acerca de la señal de su “presencia” y de la “conclusión del sistema de cosas.” (Mat. 24:3) Estos comentadores dicen francamente que, en la respuesta profética de Jesús a las tres partes de la pregunta, es difícil a veces comprender si se está refiriendo a un rasgo o al otro.a Por ejemplo, con referencia a las palabras de Jesús en Lucas 21:22: “Estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas,” el autor y comentador de la Biblia A. Plummer sugiere lo siguiente: “La referencia, por lo tanto, es a la destrucción de Jerusalén considerada como un tipo del fin del mundo.”b

      3. Evidentemente, al hablar de Jerusalén y del sistema de cosas, ¿en qué pensaba Jesús para que fuera cierto Mateo 24:21, 22?

      3 Muy evidentemente, con toda buena razón, cuando Jesús habla del tiempo en que “estas cosas” serían y también lo que sería la señal de la “conclusión del sistema de cosas,” Jesús pensaba en algo inmensamente mayor que aquello en que pensaban los apóstoles inquiridores. Él usó como tipo a la infiel Jerusalén de su día condenada a destrucción, y por lo tanto pensaba en la Jerusalén infiel antitípica, a saber, la cristiandad, y también pensaba en un sistema de cosas mayor que aquel del sistema judío edificado alrededor de Jerusalén y su templo. Por lo tanto Jesús podía decir, sin exageración: “Habrá entonces

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir