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El camino de regreso a la paz en el ParaísoLa Atalaya 1970 | 15 de abril
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El camino de regreso a la paz en el Paraíso
1, 2. (a) ¿Cuáles son algunas de las maneras espontáneas en que respondemos a la creación terrestre de Dios que nos hacen preguntar: ¿Por qué? (b) ¿Por qué sentimos tanto aprecio por esas creaciones terrestres?
¿POR qué será que a usted le gusta salir al jardín de su hogar o al parque de la ciudad? ¿Por qué le agrada alejarse de la ciudad e irse al campo abierto? ¿Por qué les tiene aprecio a las bellezas del paisaje natural? ¿Por qué se deleita tanto en contemplar el río que va fluyendo majestuosamente, en paz, a través del valle? ¿Por qué se siente arrobado de placer al ver las laderas de suaves pendientes revestidas de árboles majestuosos y arbustos y flores? ¿Por qué se queda mirando con respetuosa admiración las alturas más encumbradas, las montañas, que se elevan contra el fondo de los cielos azulados y cerca de cuyas cimas nubes resplandecientes anidan o van pasando calmadamente?
2 ¿Por qué se detiene embelesado ante la música del pájaro que entona su feliz canto en la copa del árbol? ¿Por qué siente usted una sensación placentera de excitación al ver los animales silvestres del bosque o de la llanura presentarse de repente a su vista, libres en su estado natural y siguiendo cada cual sus instintos —el ciervo donairoso que salta con gran agilidad, el canguro que brinca de aquí para allá, el emú o el ave casuario que se apresura sobre el suelo a grandes trancos— o hasta un rebaño de ovejas en el campo? ¿Por qué será que todas las glorias que lo rodean, en el cielo, en la tierra y en el arroyo, lo repletan del delicioso sabor de estar vivo como criatura inteligente? ¡Es porque usted fue hecho para vivir en un paraíso!
3. ¿De quiénes hemos recibido nuestra comprensión y aprecio de lo que es un paraíso?
3 ¡No! Usted nunca ha estado en un paraíso, pero la primera pareja humana, nuestros primeros padre y madre humanos, estuvieron en un paraíso al principio. Usted recibió de ellos la comprensión y aprecio que tiene de cómo es un paraíso. El aprecio que ellos le tenían al paraíso lo recibieron de su Creador, a quien reconocían como su Dios. Él los hizo así, porque él mismo tiene un sentido perfecto de lo bello y de lo pacíficamente armonioso. Él hizo el Paraíso terrenal especialmente para ellos, porque él es el Jardinero más experto que existe, el Cuidador de Parques más experto, el Silvicultor más experto. Él deseaba deleitarlos con su hogar paradisíaco, de modo que puso en ellos cualidades como las de Dios por medio de las cuales podrían gozar del paraíso y nunca cansarse de él. Los hizo de tal manera que ellos podrían pasar a sus descendientes esta misma conciencia de paraíso y gozoso aprecio de él que ellos, los padres, tenían. De ellos hemos heredado este rasgo ennoblecedor. Siendo así, ¿tendremos gusto en volver al paraíso, si ésa es la voluntad y el arreglo del Creador? ¡Ciertamente que sí!
4. ¿De qué cualidades dotó Jehová al hombre desde el principio? Y así, ¿qué mostró en cuanto a su creación humana?
4 ¡Qué bondadoso fue de parte del Creador celestial el dar a la familia humana su comienzo en un hogar paradisíaco! ¡Cuán característico de Dios hacer tal cosa! Simplemente porque somos humanos y somos hechos del polvo del suelo, él no nos degradó. Nos dignificó, nos dio la mayor dignidad que podía haber en la Tierra, al crear a nuestros primeros padres criaturas humanas perfectas, las más hermosas criaturas vivientes de la Tierra, con cualidades como las de Dios puesto que nuestros primeros padres humanos fueron hechos a la imagen y semejanza de Dios. Él no se avergonzó de llamarlos sus hijos, aunque eran un poco inferiores a los ángeles del cielo. En perfecta armonía con las sensibilidades finas y cuerpos sanos, perfectos y hermosos que les dio, los puso en un hogar que armonizara con sus capacidades, un paraíso terrestre que solo el Dios Todopoderoso podía diseñar. Al decirnos cómo era, su Palabra escrita, la Santa Biblia, lo llama el “jardín en Edén”; el nombre “Edén” quiere decir “Placer” o “Deleite.”—Gén. 1:26-28; 2:7-14.
5. ¿Cómo sabemos que el Jardín de Edén no fue meramente un parque pequeño de belleza?
5 Este Jardín de Edén, este Paraíso de Deleite, no era un espacio de tierra pequeño, como un parque municipal. Además de otras clases de vegetación, tenía árboles de toda clase, árboles gratos a la vista y árboles que daban frutos para comer. Estaba lleno de pájaros y de vida animal. Pero, para que tengamos alguna idea de su tamaño, había un río que tenía su nacimiento en este paraíso y en el cual fluía tanta agua dulce que se dividía en cuatro cabeceras, que a su vez resultaban en otros ríos. Abundaban de peces aquellas aguas, aunque los mares grandes y océanos posiblemente hayan estado a gran distancia de allí. Sin duda había colinas y valles en este lugar selecto y paradisíaco de la Tierra, el primer hogar del hombre.
6. ¿A qué se debe que el género humano no haya nacido en el Paraíso?
6 Hoy, después de casi seis mil años desde aquel comienzo de la vida humana en el Paraíso, la Tierra ciertamente no es un paraíso, no es un Jardín de Edén pacífico. ¿Qué le pasó a aquel Paraíso de la primera pareja humana en el sudoeste de Asia? ¿Por qué no nacimos todos nosotros en el Paraíso? Fue porque nuestros primeros padres humanos, antes de tener hijos, fueron expulsados del Jardín de Edén. Entonces, más de mil seiscientos años después, un diluvio que cubrió toda la Tierra destruyó el Jardín que había sido abandonado. Pero el río Éufrates y el río Tigris, que en un tiempo tenían su nacimiento en dicho Paraíso, todavía fluyen, en testimonio innegable de la veracidad de este asunto. No es un mito de gente supersticiosa. El nombre de aquel primer hombre era Adán y quiere decir “Del Suelo.” El nombre de su esposa era Eva y quiere decir “Viviente,” porque ella llegó a ser la madre de todas las otras criaturas humanas. Todas éstas, entre ellas nosotros los del día actual, empezaron a nacerles a ellos después que fueron expulsados del Jardín de Edén paradisíaco.
7. (a) ¿Cuál es el propósito incambiable de Dios para esta Tierra? (b) ¿Cómo mostró el Señor Jesucristo su fe en la Palabra de Dios, dándonos convicción a nosotros de la veracidad de la misma?
7 Pero, ¿quién tenía el derecho de expulsar a Adán y Eva de aquel Paraíso? ¿Quién tenía el derecho de destruir aquel Paraíso y mantenernos a nosotros excluidos de él? Dios, el Creador del Paraíso así como también de Adán y Eva. Él también tiene el derecho de prometernos que replantará el Paraíso en la Tierra. En realidad, él nos ha hecho esta promesa, e hizo que esta promesa fuera escrita en su Palabra inspirada, La Santa Biblia. Cuando él primero plantó el Jardín de Edén paradisíaco en el sudoeste de Asia, era su propósito incambiable hacer que dicho Paraíso se extendiera por toda la Tierra, por toda Asia, Europa, África, Australia, Antártida, las Américas del Norte y del Sur, y las islas de los siete mares. Él no ha cambiado su propósito amoroso en cuanto a esto. No fue vencido en su propósito original. No es persona que se dé por vencida. Todavía se atiene a su propósito original. En prueba de ese feliz hecho le ha provisto a la familia humana el camino de regreso al Paraíso, a un Paraíso tan grande como él se propuso al principio que llegara a ser, a un Paraíso de paz eterna extendido por toda la Tierra. Finalmente hará que esta Tierra sea aun más hermosa de lo que les pareció desde el espacio sideral a aquellos astronautas cuando describían su órbita alrededor de la Luna en su astronave hecha por el hombre. Esto no es un mito religioso. Si fuera un mito, entonces Dios, que es responsable de lo que está escrito en la Santa Biblia, estaría haciéndose él mismo un hazmerreír. En tal caso, los clérigos religiosos de la cristiandad y los hombres de ciencia del día actual estarían justificados al reírse de Él y burlarse de su Biblia. Pero un hombre que fue más grande que todos estos clérigos y científicos puestos juntos habló muy seriamente acerca de nuestros primeros padres humanos. En una discusión, al preguntársele sobre el tema del matrimonio y el divorcio, él dijo: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre.” (Mat. 19:3-6) Aquel hombre fue Jesucristo, y en aquella ocasión citaba de los capítulos primero y segundo de la Santa Biblia.—Gén. 1:27; 2:24.
8, 9. ¿Por qué podía hablar con autoridad Jesús acerca de la creación del hombre y del futuro del hombre?
8 Antes de descender del cielo a la Tierra para nacer como hombre perfecto, este Jesucristo fue aquel a quien Dios en el cielo dijo en el día sexto de creación: “Hagamos un hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra.” (Gén. 1:26) Por lo tanto, Jesucristo podía hablar con autoridad acerca de la creación de Adán y Eva y su hogar paradisíaco.
9 Gracias a esta invitación de parte de Dios, Jesucristo en su existencia prehumana participó con Dios en la creación de Adán y Eva y su Paraíso. Él estaba allí en el cielo y oyó a Dios bendecir a Adán y Eva y decirles: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.” (Gén. 1:27, 28) De esto Jesucristo supo directamente que el propósito de Dios era que toda la Tierra fuera sojuzgada y cultivada hasta que estuviera en estado de Paraíso y quedara llena de los hijos de Adán y Eva, todos ellos a la imagen y semejanza de Dios y teniendo en sujeción todos los peces, pájaros y animales domésticos y salvajes, en vez de estar adorando a estas criaturas inferiores como dioses y diosas. ¡Qué lugar más bello, más glorioso será esta Tierra cuando el Dios Todopoderoso realice por completo este propósito, porque Dios no ha mudado de parecer en cuanto a esto!
LA CREACIÓN DEL HOMBRE Y SU CAÍDA DE LA PERFECCIÓN
10. ¿Cómo describe la creación del hombre el capítulo dos del Génesis?
10 El segundo capítulo de la Santa Biblia relata como Dios creó primero a Adán, a lo cual seguiría poco después la creación de su esposa Eva, y entonces el casamiento de estos dos. Lo que nos dice el capítulo dos lo citamos ahora de una traducción católica romana de la Santa Biblia, la versión por Mons. Dr. Juan Straubinger, que dice: “Y formó Yahvé Dios al hombre del polvo de la tierra e insufló en sus narices aliento de vida, de modo que el hombre vino a ser alma viviente. Y plantó Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente [o, como dice la versión de Scío, también católica, “un Paraíso de deleite”], donde colocó al hombre que había formado.”—Gén. 2:7, 8.
11, 12. Antes de crear a Eva, ¿qué arregló Dios que Adán hiciera, y qué mandato le dio a Adán?
11 Pero antes que Dios creara a la mujer Eva, hizo que Adán les pusiera nombres a las criaturas volátiles y a los animales de la tierra, y también le impuso a Adán un mandamiento de no comer de cierto árbol, a saber, del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. Leemos:
12 “Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo llevó al jardín de Edén [o, “Paraíso del deleite,” Scío], para que lo labrara y lo cuidase. Y mandó Yahvé Dios al hombre, diciendo: ‘De cualquier árbol del jardín [o, “Paraíso”] puedes comer, mas del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás; porque el día en que comieres de él, morirás sin remedio.’”—Gén. 2:15-17, Str.
13. (a) Puesto que el género humano muere, ¿qué se hace inmediatamente patente en cuanto a la obediencia de Adán? (b) ¿Qué dijo Jesús acerca de ser obedientes en cosas pequeñas?
13 Allí Yahvé Dios puso ante nuestro primer padre humano la oportunidad de escoger entre vida eterna en el paraíso de deleite y muerte eterna. Inmediatamente podemos sospechar que en el transcurso del tiempo Adán comió del fruto prohibido y fue sentenciado a muerte por Aquel cuya ley había quebrantado. De no haber sido así, ¿por qué es que todos nosotros, que somos descendientes de Adán, morimos? Hemos dado en lo correcto. Pero, ¿qué indujo a Adán a quebrantar esta ley a pesar de la pena de muerte? Fue solo una cosa pequeña lo que Dios le mandó que no hiciera, pero, por ser cosa tan pequeña, ponía a prueba la perfección de la obediencia de Adán. Solo se requería un principio pequeño en la maldad para destruir la perfección como de Dios que Adán tenía y convertirlo en un hombre malo. Jesucristo, que mantuvo su propia perfección a pesar de gran tentación y prueba, dijo: “El fiel en lo muy poco, también en lo mucho es fiel; y quien en lo muy poco es injusto, también en lo mucho es injusto.” (Luc. 16:10, Str) Del pequeño pecado que Adán el hombre perfecto cometió, se ha desarrollado toda la injusticia de la humanidad hoy. ¿Por qué, pues, pecó Adán? La Biblia nos dice.
14. ¿Qué respondió Eva a la pregunta que se le hizo acerca del árbol prohibido, y quién fue el que preguntó?
14 Después que Dios creó a la mujer, Eva, y se la presentó a Adán como esposa suya, Adán le habló a ella del mandato de Dios contra el comer del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo y de la pena de muerte por comer desobedientemente de él. Más tarde, cuando se le preguntó a Eva acerca del árbol prohibido, ella le dijo al que preguntó: “De la fruta de los árboles, que hay en el Paraíso, comemos: mas de la fruta del árbol, que está en medio del Paraíso, nos mandó Dios que no comiéramos, y que no lo tocáramos, porque no muramos.” (Gén. 3:2, 3, Scío) Pero, ¿quién era éste que preguntaba acerca de este árbol prohibido? Según todas las apariencias era una culebra, una serpiente. Pero las culebras no hablan el lenguaje del hombre. De modo que la voz tendría que haber venido de alguna persona invisible, que usaba esta culebra como un ventrílocuo usa un muñeco. Por lo tanto, Eva no sospechó que el que le preguntaba realmente era una persona espíritu invisible que estaba empeñada en extraviarla de modo que violara el mandato de Dios y así pecara. Por eso, más tarde Eva dijo en explicación: “La serpiente me engañó, y comí.”—Gén. 3:13, Scío.
15. ¿Cómo calumnió la serpiente a Dios al hablarle a Eva? Por eso, ¿por qué le es apropiado el título “Diablo” a aquella criatura espíritu invisible que primero le habló a Eva?
15 Aquí fue donde se habló la primera mentira, porque el invisible que le hablaba a Eva ahora contradijo la palabra de advertencia de Dios. Se hizo a sí mismo mentiroso, pero trató de hacer creer que Dios le había mentido a Adán y que Él era el mentiroso. Leemos: “Replicó la serpiente a la mujer: ‘De ninguna manera moriréis; pues bien sabe Dios que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal.’” (Gén. 3:1-5, Str) Todos nosotros hoy sabemos que esto era una mentira, porque todos morimos y heredamos la muerte. Dios no fue el mentiroso, sino que el operador de la serpiente fue el mentiroso. ¿Quién era éste personalmente? Jesucristo dijo que era “el diablo” y agregó: “Él fué homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay nada de verdad en él. Cuando profiere la mentira, habla de lo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira.” (Juan 8:44, Str) ¡Cuán apropiado fue que Jesucristo llamara diablo a aquél, porque “Diablo” quiere decir “Calumniador,” y aquél había calumniado a Dios! Asesinamente extravió a Eva e hizo que se pusiera en camino a la muerte.
16. (a) ¿Qué ideas ahora empezaron a pasar por la mente de Eva? (b) ¿Qué hizo ella y entonces persuadió a su esposo a hacer?
16 Eva dejó que la mentira se radicara en su mente. Empezó a descreer a Dios su Creador y Padre. Ahora el árbol prohibido empezó a parecerle cosa deseable en vez de algo que había de evitarse, como la plaga de muerte. Ahora surgió en su corazón el deseo de tener el fruto del árbol prohibido. Ella no dejó que Dios fuera hallado veraz, sino que dejó que su deseo creciente la venciera y la incitara a comer el fruto prohibido. Había quebrantado la ley de Dios y pecado en el primer pecado humano. Pero no cayó muerta al instante, lo cual aparentemente demostraba que la serpiente operada por el Diablo tenía razón, por el momento. Después cuando Adán su esposo vino y la halló todavía viva, ella lo persuadió a aceptar del fruto prohibido de la mano de ella. Él sabía lo que era la pena cabal por hacerlo, muerte, pero egoístamente escogió morir con ella por mano de Dios más bien que vivir en el Paraíso sin ella. Inmediatamente perdieron su paz de corazón y de mente. Sus conciencias los molestaron. Habían perdido su inocencia perfecta; se veían inmundos a sus propios ojos. También perdieron la paz que tenían con Dios. Huyeron y se escondieron ante el sonido mismo del acercamiento invisible de Dios.—Gén. 3:6-10.
17. ¿Cómo quedó probado que el Diablo es mentiroso, y qué realmente les sucedió a Adán y Eva?
17 En respuesta a las preguntas que les hizo Dios, Eva y Adán confesaron su pecado voluntarioso. No tenían base sobre la cual pedirle perdón y no se lo pidieron, pues eso hubiera querido decir que Dios habría tenido que abrogar su propia ley. Contrario a lo que el Diablo había dicho por medio de la serpiente, Dios se adhirió a su ley con justicia y sentenció a muerte a Adán y Eva. No lo sentenció a vida eterna en un lugar de tormento ardiente; los sentenció a lo que su ley había declarado... muerte. Esto significó que tendrían que volver al lugar de donde Adán había sido tomado, al polvo del suelo, y por lo tanto a un estado de inexistencia. El asignar a una persona a la inexistencia no es un galardón por mérito personal, como se enseña en la doctrina religiosa de nirvana. Es un castigo por la desobediencia voluntariosa de la ley de Dios, pecado voluntarioso. El apóstol cristiano Pablo escribió: “El salario del pecado es la muerte, mas la gracia de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”—Rom. 6:23, Str.
18. Por su manera de proceder ¿qué habían determinado hacer Adán y Eva, y por eso cómo procedió ahora Dios?
18 ¿Cómo ejecutó Dios la sentencia? Al comer del árbol prohibido del conocimiento de lo bueno y lo malo, Adán y Eva habían decidido ser como dioses determinando por sí mismos lo que era bueno y lo que era malo. Por eso el registro de Dios, en Génesis 3:22-24 (Str), dice: “Y dijo Yahvé Dios: ‘He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora, pues, no vaya a extender su mano para que tome todavía del árbol de la vida, y comiendo de él viva para siempre.’ Después Yahvé Dios lo expulsó del jardín de Edén [o, “Paraíso del deleite,” Scío], para que labrase la tierra de donde había sido tomado. Y habiendo expulsado a Adán puso delante del jardín de Edén querubines, y la fulgurante espada que se agitaba, a fin de guardar el camino del árbol de la vida.” El registro de la Biblia indica que Eva la esposa de Adán fue expulsada junto con él. El pecado de Adán afectó tan poco su perfección corporal que, fuera del paraíso de deleite, vivió hasta cumplir novecientos treinta años, lo cual le permitió llegar a ser padre de muchos hijos e hijas. (Gén. 5:1-5) Por medio de permanecer obediente dentro del Paraíso, Adán pudiera haber vivido para siempre y pudiera haber llegado a ser padre de todos sus hijos e hijas en perfección humana.
19. ¿Cómo les fue obstruido en aquel entonces el camino de regreso al Paraíso a la primera pareja humana y su prole? Y por fin, ¿qué le pasó a aquel Paraíso de Edén?
19 Aquel fue el camino hacia fuera del Paraíso y fuera de la paz que en éste existía con Dios, y la paz del hombre con la mujer y la paz del hombre con los animales, los pájaros y los peces. El camino de regreso estaba obstruido por la presencia de aquellos querubines de la guarda, criaturas sobrehumanas de Dios, y por la hoja llameante de una espada que giraba en toda dirección. Por mil seiscientos cincuenta y seis años el hombre no pudo regresar al Paraíso y a su árbol de la vida; ni siquiera se les permitió la entrada a hombres piadosos como Abel, Enoc y Noé. Entonces vino el diluvio del día de Noé que abarcó a todo el globo terráqueo y borró el Paraíso. (Heb. 11:1-7; Gén. 6:5 a 8:22) No ha sido descubierto desde entonces.
20. (a) ¿Ha sido convertida nuestra Tierra desde el Diluvio en un paraíso? ¿Con qué se halla amenazado ahora este globo terráqueo? (b) ¿Por qué no puede el hombre hacer de esta Tierra un paraíso?
20 Desde aquel Diluvio de hace más de cuarenta y tres siglos la humanidad no ha podido convertir a toda esta Tierra en un paraíso, aunque la humanidad ha aumentado y ahora cuenta con más de tres mil cuatrocientos millones de personas y estamos pasando por lo que se llama una “explosión demográfica.” Otra guerra mundial, ésta con armas nucleares, armas químicas y biológicas y armas radiológicas amenaza con hacer de esta Tierra un planeta inhabitado, que quede para hacerse selvático e inculto, contaminado desde un extremo hasta el otro. La realidad es clara y evidente: en su estado actual el hombre no puede transformar este planeta Tierra en un paraíso que pueda compararse con el Jardín de Edén o Paraíso de Deleite original. ¿Por qué no? Porque el hombre no está en paz con Dios, el Creador del Paraíso. El hombre ya no puede decir con verdad que tiene perfección de cuerpo y mente, o inocencia perfecta, o moralidad perfecta. Él es precisamente lo que lo llama la Santa Biblia, pecaminoso. Por esa razón el hombre está bajo la condenación de Dios y está sujeto a la muerte.
EL CAMINO DE REGRESO EN PREPARACIÓN
21, 22. ¿Frustró acaso para siempre la desobediencia de Adán y Eva el propósito de Dios de hacer que esta Tierra sea un paraíso? ¿Cómo lo sabemos?
21 Entonces, ¿no tiene remedio esta situación? ¿Es imposible que haya un camino de regreso a la paz en el Paraíso? Por los propios esfuerzos del hombre, ¡Sí! Pero por Dios, ¡No! El primerísimo día de creación, cuando Dios dijo: “Llegue a haber luz,” él ya se había propuesto que esta Tierra llegara a ser un paraíso global. Al fin del sexto día de creación Él dejó que los recién creados Adán y Eva supieran que éste era Su propósito y les asignó la parte que les correspondía a ellos en el cumplimiento de este propósito divino. (Gén. 1:3, 28) El pecar de parte de Eva y Adán suspendió la expansión del paraíso a los límites de la Tierra. Pero el Dios Todopoderoso no es Uno que deje que el Diablo, el operador de la serpiente, lo derrote en cuanto a la realización de su amoroso propósito. Antes de expulsar a los pecaminosos Adán y Eva del Jardín de Edén, Dios hizo saber a estos dos y al Diablo que Él iba a adherirse a Su propósito e indicó que restauraría a la humanidad al Paraíso. ¿Cómo indicó Dios esto? Por lo que le dijo al Diablo. Leemos, según la Traducción del Nuevo Mundo de la Biblia:
22 “Y procedió Jehová Dios a decirle a la serpiente: ‘Porque has hecho esta cosa, tú eres la maldita de entre todos los animales domésticos y de entre todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre irás y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.’”—Gén. 3:14, 15.
23. (a) ¿Quiénes son la serpiente simbólica y la mujer simbólica que se mencionan en Génesis 3:14, 15? (b) ¿Qué querría decir por fin para el género humano el que se le magullara la cabeza a la serpiente?
23 Al maldecir así a la serpiente Dios realmente estaba maldiciendo al Diablo, el operador de la serpiente. La serpiente llegó a ser un símbolo del Diablo. (Rev. 12:9; 20:2) Si el símbolo, la serpiente literal, fue degradada, el Diablo también tiene que estar degradado. El hecho de que Dios llamó al Diablo “la serpiente original,” indicó dicha degradación. En conformidad con eso, la descendencia de la serpiente llegó a ser símbolo de la descendencia del Diablo. La descendencia de la mujer llegó a ser símbolo de la descendencia de la “mujer” simbólica de Dios, a saber, su santa y fiel organización celestial de criaturas espíritus. El que la cabeza de la serpiente fuera magullada por la descendencia de la mujer quería decir que la cabeza del Diablo sería magullada, que recibiría una herida que significaría muerte y destrucción para él. Pero no solo habría de ser castigado así el Diablo, “la serpiente original,” sino que también su obra inicua habría de ser deshecha. Esto tendría que incluir la restauración de la humanidad a un paraíso terrenal.
24. ¿Qué bendición le tocaría a la descendencia de la “mujer” de Dios por pelear contra la “serpiente” y su descendencia? ¿Dónde podemos hallar la identificación de la descendencia de la “mujer” de Dios?
24 El daño infligido a la descendencia de la mujer al magullársele en el talón no habría de infligírsele a cambio de nada. Por habérsele magullado, el que era la descendencia de la mujer habría de ser recompensado, porque se le habría magullado al pelear de parte de Jehová Dios en la guerra que resulta de la enemistad que Dios puso entre la serpiente y la mujer y entre la descendencia de la serpiente y la descendencia de la mujer. Por ser magullado habría de ser recompensado con el honor y la gloria de llevar a cabo la voluntad de Jehová y magullar la cabeza de la gran Serpiente, destruyendo a este principal oponente de Dios. Estamos acercándonos mucho al tiempo en que la descendencia de la “mujer” de Dios conquistará gloria eterna al magullar la cabeza de la gran Serpiente. Todo el género humano que viva estará en deuda con esta gloriosa Descendencia entonces por este acto de libertarlos de este principal enemigo suyo, el Diablo. Pero, ¿sabemos quién es esta descendencia de la “mujer” de Dios? La historia nos lo identifica, y esa historia indisputable se halla en las páginas del Libro que también nos habla acerca de la replantación venidera del Paraíso para el género humano, a saber, la Santa Biblia. Busquemos rápidamente las pistas que llevan a la identificación.
25, 26. Siga la línea de la historia que empieza con Sem y que nos lleva a la descendencia de la “mujer” de Dios.
25 No obtenemos esta información de los historiadores seglares, mundanos. Por lo general la historia seglar pasa por alto, deja de ver u omite los hechos históricos que realmente cuentan. Es a la Biblia que acudimos para enterarnos de que el hijo de Noé que se llamaba Sem fue señalado con especialidad cuando Noé bendijo a Sem y dijo: “Bendito sea Jehová, el Dios de Sem, y llegue a ser Canaán esclavo para él. Conceda Dios amplio espacio a Jafet, y resida él en las tiendas de Sem.” (Gén. 9:24-27) Pasando ahora nueve generaciones después de Sem llegamos al descendiente de Sem que se llamó Abrán (o Abrahán) en la tierra de Mesopotamia. El Dios de Sem, Jehová, se le reveló a Abrahán y dijo: “Vete de tu país y de tus parientes y de la casa de tu padre al país que yo te mostraré; y haré de ti una nación grande y te bendeciré y de veras que haré grande tu nombre; y resulta ser una bendición. Y ciertamente bendeciré a los que te bendigan, y al que invoque mal sobre ti lo maldeciré, y ciertamente se bendecirán por medio de ti todas las familias del suelo.” (Gén. 12:1-3) Abrahán obedeció a Dios y consiguió su bendición.
26 Abrahán resultó ser una bendición a todas las familias del suelo, no por medio de su primer hijo Ismael, sino por medio de su segundo hijo Isaac. Cuando Abrahán demostró que era obediente a Jehová Dios hasta el mismo punto de sacrificar a su amado hijo Isaac por mandato de Dios, Dios le dijo a Abrahán en el altar de sacrificio: “Yo seguramente te bendeciré y seguramente multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del mar; y tu descendencia tomará posesión de la puerta de sus enemigos. Y por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra debido a que has escuchado mi voz.” (Gén. 22:15-18) La promesa de Dios aquí indicó que la descendencia de su “mujer” llegaría a estar asociada con la descendencia de Abrahán para la bendición de todas las naciones de la Tierra.
27, 28. (a) ¿Por medio de quién siguió después de Isaac esta línea descendente que lleva a la Descendencia? (b) ¿Qué muestra entonces el registro bíblico en cuanto a la bendición de los doce hijos de Israel?
27 Jehová Dios repitió su promesa de bendición a Isaac, hijo de Abrahán. Pero Isaac tuvo hijos gemelos, Esaú y Jacob. Dios escogió al hijo segundo, Jacob, y a él le repitió su promesa de bendición. También le cambió el nombre de Jacob a Israel. Los israelitas del día actual son descendientes de Jacob o Israel, y no obstante, hoy, todas las naciones de la Tierra están muy lejos de querer bendecirse por medio de estos descendientes carnales de Jacob o Israel. ¿A qué se debe esto? La historia de la Biblia nos aclara a qué. Al seguir su registro notamos que Jacob tuvo doce hijos, los cuales con el tiempo llegarían a ser los cabezas patriarcales de las doce tribus de Israel, una nación familiar. ¿Por medio de cuál de estos doce hijos en particular vendría la descendencia de la “mujer” de Dios que se encargaría de magullar la cabeza de la gran Serpiente y bendecir a todas las naciones de la Tierra sin parcialidad alguna? Jacob en su lecho de muerte allá abajo en Egipto indicó quién sería. Al tiempo de dar sus bendiciones proféticas a sus doce hijos, dijo a su cuarto hijo, Judá:
28 “En cuanto a ti, Judá, tus hermanos te elogiarán. . . . Cachorro de león es Judá. . . . El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.”
29. ¿Qué hechos tenemos ya acerca de esta descendencia de la “mujer” de Dios?
29 Esas palabras, conservadas para nosotros en Génesis 49:8-10, aseguraban que el Magullador de la gran Serpiente y el Bendecidor de toda la gente obediente tendría que ser de Judea o judío. Él habría de empuñar el cetro real, y el bastón de mando legítimo habría de descansar entre sus pies o contra su regazo. Habría de ser Aquel a quien le pertenece el nombre o título “Silo,” el cual título quiere decir “Aquél a Quien Pertenece.” Como Gobernante nombrado por Jehová Dios él tendría derecho a la obediencia de toda la gente que busca la bendición por la Descendencia de Abrahán.
30. ¿Cómo sabemos que David y Salomón, descendientes de Judá, no satisficieron los requisitos necesarios para ser aquella descendencia de la “mujer” de Dios?
30 Seiscientos cuarenta y un años después, o en 1070 a. de la E.C., un descendiente del patriarca Judá realmente llegó a ser rey de una nación, a saber, David el hijo de Jesé del pueblo de Belén. Como rey en Jerusalén, él se atrajo la obediencia de las doce tribus de Israel. Acabó de conquistar toda la tierra que Dios había prometido darle a Abrahán en el Oriente Medio, y los pueblos en aquellas zonas conquistadas tuvieron que serle obedientes al rey David. Pero ni David ni Salomón, su hijo y heredero al trono, se atrajeron la obediencia de los pueblos de toda la redondez de nuestro globo terráqueo. Sin embargo, la gobernación mundial habría de tocarle a un descendiente real de David a quien Dios daría un reino que duraría para siempre. Dios le indicó esto al rey David por la promesa pactada que Dios hizo con él. (2 Sam. 7:4-17) Bajo el régimen pacífico del hijo de David, Salomón, gran parte de la tierra de Israel vino a estar en una condición que se asemejaba mucho a la del Paraíso.—1 Rey. 4:20-25.
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El Caudillo en el camino al Paraíso pacíficoLa Atalaya 1970 | 15 de abril
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El Caudillo en el camino al Paraíso pacífico
1. ¿Quiénes hoy día no satisfacen los requisitos como descendientes de Judá y David para ser aquella Descendencia prometida, pero quién sí los satisface?
HOY ya no existe el reino terrenal del rey David de Jerusalén, ni siquiera desde que se estableció la República de Israel en el año 1948, ni desde que los judíos lograron tomar a toda Jerusalén en 1967 E.C. Ningún judío en la Tierra hoy puede probar que es descendiente real del rey David. Pero hay Uno en el cielo hoy que puede probar que nació en la Tierra en la tribu de Judá y en la familia real del rey David. ¿Quién es ése? Si nos dirigimos al último libro de la Santa Biblia, a saber, a Revelación 5:5-12, hallamos a uno a quien se llama “el León que es de la tribu de Judá,” y acerca de quien se dice: “Digno es el Cordero que fue degollado de recibir el poder y riquezas y sabiduría y fuerza y honra y gloria y bendición.” Éste también habla y se llama a sí mismo “la raíz y la prole de David” y afirma tener la “llave de David” con la cual abrir y cerrar. (Rev. 22:16; 3:7) ¿Quién es ése? Él se refiere a sí mismo llamándose Jesús.
2. ¿Por qué rehusó Jesús ser rey en la Tierra?
2 ¡Ah, sí! éste es Jesucristo, quien nació en Belén, el pueblo de David, hace poco menos de dos mil años, pero que ha sido glorificado en el cielo por su Padre celestial Jehová Dios. Pero él tuvo que sacrificar su vida humana a fin de conseguir aquel lugar en el cielo a la diestra de Dios. Por eso cuando se hace referencia a él se dice que es “el Cordero que fue degollado.” Aunque era el heredero legítimo del rey David, rehusó ser rey en la Tierra. Predicó “el reino de los cielos,” “el reino de Dios.” No obstante, cuando le dieron muerte en un madero de ejecución fuera de los muros de la vieja Jerusalén, el gobernador romano del país hizo que se fijaran estas palabras más arriba de la cabeza de Jesús: “Jesús el nazareno el rey de los judíos.” (Juan 19:16-22) Con razón un malhechor que estaba colgado en un madero al lado de Jesús mostró que creía en la resurrección de los muertos y le dijo a Jesús: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino.”
3. ¿Qué esperanza futura de una Tierra paradisíaca dio Jesús al hablarle al malhechor que estaba colgado a su lado, y cómo se nos asegura que éste es un paraíso terrenal y no celestial?
3 La respuesta de Jesús mostró que él también tenía fe en la resurrección de los muertos tanto para sí mismo como para este hombre amigable. Jesús le dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso.” (Luc. 23:39-43) Solo había un Paraíso acerca del cual sabía algo este malhechor judío moribundo, y ése no era un paraíso en el cielo, sino el Paraíso en Edén en el cual Adán y Eva habían sido creados en perfección humana. Fue a aquel Paraíso que se refirió Jesús. Sus palabras al malhechor querían decir que cuando Jesús llegara a estar en su reino por medio de ser resucitado de entre los muertos, iba a restaurar el Paraíso a la Tierra y se acordaría de este malhechor muerto y se encargaría de que disfrutara de este Paraíso terrenal por medio de resucitarlo de entre los muertos. Las palabras de Jesús también querían decir que el propósito original de Jehová Dios de hacer que todo nuestro globo terráqueo fuera transformado en un Paraíso iba a realizarse bajo el reino de Jesucristo. El día en que Jesús le dijo aquellas palabras al malhechor, parecía muy improbable que tal cosa jamás sucediera. Pero que todo el género humano se regocije. ¡El Paraíso pronto será restaurado!
4. ¿Qué promesas le hizo Dios acerca de Jesús por medio de Gabriel a la virgen judía María?
4 El Paraíso terrenal extendido por todo el mundo es una cosa futura absolutamente segura, así como el reino celestial de Jesucristo ya es una realidad del día actual. Antes de que Jehová Dios trasladara la vida de su Hijo amado del cielo a la Tierra, envió su ángel Gabriel a una virgen judía de la familia real de David para decirle que Dios la había escogido para que llegara a ser la madre de Su hijo como hombre. El ángel Gabriel pasó a decirle a esta joven soltera acerca de éste que milagrosamente llegaría a ser hijo de ella: “Has de ponerle por nombre Jesús. Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.”—Luc. 1:26-33.
5. ¿Cómo demostró Jesús que era digno del reino y de ser la descendencia de Dios?
5 Este Jesús tuvo que demostrar que era digno del reino, no simplemente por ser descendiente carnal del rey David de la tribu de Judá, sino también por mantenerse fiel a su Padre celestial Jehová Dios hasta el punto de morir como mártir. Al mismo tiempo tenía que morir como sacrificio humano perfecto libre de pecado por el “pecado del mundo,” el pecado que Adán le había acarreado a todo el género humano por su desobediencia en el Paraíso de Edén. (Juan 18:36, 37; 1:29, 36; Rom. 5:12) Pero por hacer este sacrificio de su humanidad perfecta, se le podría levantar a la vida de nuevo como hijo espíritu de Dios, investido de la recompensa de inmortalidad en el cielo y todavía reteniendo el derecho al reino de su antecesor David, pues en nada había faltado de modo que tuviera que perderlo. (1 Ped. 3:18; 1 Cor. 15:45-47) Así llega a ser rey a la diestra de Dios en el cielo, precisamente como había profetizado el rey David en Salmo 110:1-4. Como rey celestial él tiene que cumplir la promesa que le hizo al malhechor moribundo. Tiene que producir en la Tierra mejores condiciones de vida que las que produjo el rey Salomón.
SE ACERCA EL TIEMPO PARA UN PARAÍSO TERRENAL
6. ¿Cuándo llegó el tiempo para que Dios le diera el reino a Cristo Jesús? Por eso, entonces, ¿qué tiene que estar muy cerca?
6 El reino terrenal del linaje real de David fue trastornado hace más de dos mil quinientos años, en el año 607 antes de nuestra era común. No habría de ser restaurado hasta que llegara el tiempo de Dios para dar el reino a aquel que tiene el derecho a él. (Eze. 21:25-27) De modo que no habría de restaurarse hasta que caducaran los “tiempos señalados de las naciones.” Aquellos tiempos de las naciones gentiles habrían de continuar por dos mil quinientos veinte años desde el derribo del reino de David en 607 a. de la E.C. Por lo tanto aquellos Tiempos de los Gentiles terminaron en el año 1914 de nuestra era común. (Luc. 21:24; Dan. 4:16, 23, 25) Para ese tiempo las potencias políticas y gobiernos de los gentiles habían tenido su día, y era propio que la gobernación de la casa real de David fuera restaurada de acuerdo con el pacto que Dios había hecho con David para un reino eterno. De modo que el resucitado Heredero Permanente de David, el Señor Jesucristo, fue instalado como rey en el cielo, para regir la Tierra desde allá arriba. Los acontecimientos terrestres desde 1914 E.C. prueban ese hecho. Esto quiere decir que pronto tendrá que empezar la restauración del Paraíso a la Tierra.
7. ¿Cómo sabemos que una Tierra paradisíaca jamás podrá realizarse por los esfuerzos del hombre solo?
7 Desde aquel año importante de 1914 los gobiernos gentiles han tratado de continuar rigiendo la Tierra a su manera, no a la manera de Dios. ¿Le ha sido provechoso esto al género humano? ¿Les ha traído paz mundial a todos los pueblos? ¿Ha eliminado el hambre y la pobreza y la enfermedad y la vejez? ¿Ha dado por resultado un paraíso global como lugar decente en que viva la familia humana? ¿Ha magullado en la cabeza a la Gran Serpiente Satanás el Diablo y su descendencia? ¡Todos ustedes conocen la respuesta! ¿Qué hecho permanece claro, entonces? El hecho de que la bendición eterna de toda la humanidad jamás podrá venir por medio de estas potencias políticas de hechura humana y sus instituciones científicas, comerciales, sociales, educativas y religiosas, sino que solo podrá venir por medio de la prometida Descendencia de la “mujer” de Dios, la Descendencia de Abrahán. Por esta Descendencia todas las naciones se bendecirán.
8-10. ¿Qué dijo el secretario general de las Naciones Unidas acerca de nuestros problemas mundiales de la actualidad?
8 Según la dirección que van tomando las condiciones del mundo, es preciso que esta descendencia celestial de la “mujer” de Dios se encargue de los asuntos de la Tierra a grado cabal muy pronto. Justamente el pasado 9 de mayo, el secretario general de las Naciones Unidas, U Thant, de Birmania, dirigió la palabra en las Naciones Unidas, Nueva York, delante de treinta y cinco líderes de diferentes países que se habían reunido en una junta exclusiva para considerar la estrategia que se habría de seguir en la segunda década de desarrollo de las Naciones Unidas, a saber, los años setenta. En su discurso el Sr. Thant dijo:
9 “No quiero parecer exageradamente dramático, pero de la información que me es disponible como secretario general solo puedo concluir que a los miembros de las Naciones Unidas posiblemente les queden diez años en los cuales subordinar sus viejas riñas y producir un consorcio global para reprimir la carrera de armas, mejorar el ambiente humano, remover la mecha de la explosión demográfica y suministrar el ímpetu que se necesita a los esfuerzos de desarrollo mundial.”
10 Por lo tanto, según el cálculo y opinión de él al mundo solo le quedaban unos diez años en los cuales evitar el desastre hallando soluciones a los problemas de la carrera de armas, la contaminación y el exceso de población.—El Times de Nueva York, 10 de mayo de 1969, página 3, columna 3.
11. (a) ¿Por qué no va a esperar el Dios Todopoderoso a que las naciones introduzcan condiciones paradisíacas en nuestra Tierra? (b) ¿Cuál es la única manera en que nuestra Tierra puede ser transformada en un paraíso?
11 No importa cuánto tiempo se les diera, las naciones continuarían fracasando y dejarían al mundo en condición irremediable. Dios no va a esperar a que ellas logren algo. Él tiene su propio tiempo fijo para remover a estos gobernantes incompetentes, cuya continuación en el poder arruinará la Tierra aun más y amenazará la existencia de todo el género humano. Él hará esto, y eso dentro de poco, en lo que la profecía bíblica llama “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Esto significará desastre y destrucción por Armagedón para los gobernantes del mundo que demuestren ser la “descendencia” terrestre de la Gran Serpiente. (Rev. 16:14, 16; 19:11-21) Solo de esta manera se eliminará de esta Tierra a los que están “arruinando la tierra.” (Rev. 11:18) A esto seguirá el magullamiento de la cabeza del Diablo, la Gran Serpiente, y así se pondrá completamente fuera de combate y fuera del control en un abismo tanto a él como a su invisible descendencia demoníaca.—Rev. 20:1-3.
¿SE PONDRÁ USTED EN CAMINO A ÉL?
12. ¿Quiénes sobrevivirán a la guerra de Armagedón de Dios, y qué asignación recibirán ellos?
12 ¿Quisiera usted sobrevivir a esa guerra de Armagedón de Dios el Todopoderoso? Revelación 7:9-17 habla acerca de una “grande muchedumbre” de personas de toda nación, tribu, pueblo y lengua que sobrevivirá a aquella “grande tribulación.” Tal como el patriarca Noé y su familia sobrevivieron al diluvio global y tuvieron el privilegio de cultivar la tierra purificada y hacer de ella un lugar apropiado donde vivir, así sucederá con la “grande muchedumbre” de sobrevivientes de la “grande tribulación” de Armagedón con la cual terminará este inicuo sistema de cosas en la Tierra. Tendrán el privilegio de hacer bajo Jesucristo el rey celestial lo que se les dijo a Adán y Eva que hicieran pero que no hicieron por violar la ley del Paraíso, a saber, ‘sojuzgar’ la tierra y así extender el Paraíso hasta los cuatro cabos de esta Tierra. (Gén. 1:26-28; 2:7 a 3:6) Harán esto en paz absoluta, paz con Dios, paz los unos con los otros y paz con las criaturas inferiores de la Tierra, puesto que todos los fomentadores de guerra y violencia y crimen organizado habrán sido destruidos.—Isa. 2:2-21.
13. ¿Qué bendiciones les esperan a los sobrevivientes de la guerra de Armagedón de Dios?
13 El Rey Davídico de ellos es el celestial Jesucristo, el Príncipe de Paz, y él impondrá “paz en la tierra.” No tendrá fin la paz de la Tierra bajo su reino. (Isa. 9:6, 7; Luc. 2:14, NC) A la vez que los sobrevivientes terrestres de la guerra de Dios, en el Armagedón, se ocupen en cultivar y atender su hogar terrenal, tendrán la bendición del reino de Dios por Cristo, y se regocijarán al ver el Paraíso ir tomando forma y extendiéndose por todas partes. A medida que sus propias condiciones de vida vayan mejorando, su salud mejorará y los efectos de la vejez desvanecerán. Ya no tendrán por qué morir, prescindiendo de cuánto tiempo vivan, porque la humanidad ya se habrá puesto en el camino de regreso a la vida eterna en el Paraíso pacífico.
14. ¿Quiénes, con el tiempo, se unirán a los sobrevivientes?
14 Al propio tiempo de Dios otra cantidad innumerable de personas se unirán a estos trabajadores precursores en pro del Paraíso. ¿De dónde vendrán? No simplemente de las familias que ellos críen, sino principalmente de los muertos que estarán volviendo, los que estarán siendo resucitados del sepulcro común de la humanidad. Jesucristo, “el Cordero de Dios,” no habrá sido degollado en sacrificio de balde. Su propia resurrección de entre los muertos es la garantía de Dios de que aquellos por quienes “el Cordero de Dios” murió también serán resucitados de entre los muertos bajo el reino del Cordero. (1 Cor. 15:13-20; Hech. 17:31) El que todos los humanos muertos fueran levantados al mismo tiempo ciertamente crearía una “explosión demográfica.” Sin embargo, Jesucristo mismo dijo cuando estuvo en la Tierra: “Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán” a la oportunidad de vida eterna en el nuevo sistema de cosas de Dios. (Juan 5:28, 29) Jesucristo el Rey ha de llegar a ser el Padre Eterno para todos los del género humano redimido, y a medida que él los llame saldrán del sepulcro común de la humanidad. No sabemos cuándo será que él llamará a aquel malhechor de hace diecinueve siglos; pero para ese tiempo el Paraíso bien debe estar extendido por toda la Tierra.
15. Con el tiempo, ¿qué habrá desaparecido por completo de esta Tierra, y cómo describe las condiciones Revelación 21:3, 4?
15 En el transcurso de los mil años del reinado de Cristo todo el sepulcro común de la humanidad habrá sido vaciado por completo; no quedará un solo cementerio en la Tierra. El Paraíso es un lugar en el cual VIVIR, vivir para siempre, y no un lugar de muerte. Adán y Eva fueron echados del paraíso original después de haber pecado a fin de que murieran AFUERA. En cuanto a este Paraíso restaurado, extendido por toda la Tierra, resultará cierta la profecía confortante: “Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:3, 4.
16. ¿Por medio de qué se provee el camino de regreso al Paraíso, y qué tienen que hacer ahora todos los que quieran vivir en ese Paraíso?
16 Puesto que se tenía como propósito el que usted viviera en tal Paraíso terrenal, ¿se encuentra usted naturalmente entusiasmándose con esta alegre perspectiva para el futuro cercano según se le extiende, sí, a “esta generación”? (Mat. 24:32-34) Por falta de tiempo no se cita de las profecías de la Biblia la descripción de la hermosura natural de la Tierra que refleja las glorias y la paz de la Tierra Paradisíaca bajo el reino de Dios por medio de la Descendencia de Su “mujer.” El camino de regreso a la paz en el Paraíso es por medio de ese gobierno celestial perfecto. Usted ya puede comenzar a andar por ese camino de regreso. Para hacerlo, imite a los de la “grande muchedumbre” a quienes se describe en Revelación 7:9-17. Por una fe activa, ponga blanco su vestido de identificación religiosa lavándolo ahora en la ‘sangre redentora del Cordero.’ Aclame a Jehová Dios y su Cordero sacrificado y públicamente atribuya su salvación a ellos. Adore a Jehová como el único Dios vivo y verdadero y ocúpese en su servicio en su templo de adoración. Siga sin desvío en las pisadas de Su Cordero como Pastor amoroso de usted. Él lo llevará a salvo a la paz eterna en el Paraíso.
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