-
Acordándote de tu Creador en los días de tu mocedadLa Atalaya 1971 | 1 de noviembre
-
-
por socavar a los jóvenes, por dirigirlos a actos inicuos. Esto no es algo peculiar solo de días recientes. El mundo ha estado en un derrotero descendente acelerado en lo que toca a su moralidad desde que la humanidad fue arrojada en los dolores de la I Guerra Mundial. Para el tiempo que subió Hitler al poder en Alemania en los años treinta esta tendencia descendente estaba bien en marcha. Con la ayuda del nazismo el procedimiento fue aun más rápido. Hay mucha evidencia de que a los que fueron escogidos para ser miembros de la flor y nata de las fuerzas de la SS nazi se les hizo participar en actividades sexuales anormales como parte del método de acondicionamiento empleado para desbaratar su apego a todos los valores morales tradicionales. La novela de C. S. Lewis, That Hideous Strength, muestra a un joven intelectual a quien los agentes del mal hacen participar en prácticas repugnantes, precisamente porque una vez que alguien se acostumbrara a aceptar lo contranatural y lo monstruoso, entonces no rehusaría ninguna orden ni petición de sus amos.
10. A fin de dar entrenamiento eficaz a sus hijos, ¿qué deben tener presente los padres?
10 Para ayudar a sus hijos a enfrentarse al mundo actual de violencia, falta de respeto, y deseo de cometer actos inicuos, usted tiene que darles el entrenamiento que pide la Palabra de Dios. Tiene que ser honrado y sincero con ellos. No puede ser hipócrita, teniendo como lema suyo: Haz como digo, pero no como hago. Los jóvenes pueden ver lo que hay detrás de ese disfraz de fariseísmo. Es como dijo el apóstol Pablo: “Tú, sin embargo, el que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, el que predicas: ‘No hurtes,’ ¿hurtas? Tú, el que dices: ‘No cometas adulterio,’ ¿cometes adulterio?” (Rom. 2:21, 22) Los padres y otros adultos tienen que poner el ejemplo correcto para los hijos si se quiere que ellos crezcan en la disciplina y regulación mental de Jehová y se acuerden de su Creador.
11. ¿De qué tienen que guardarse los padres al entrenar a los hijos?
11 A menudo hay padres que usan de sarcasmo al tratar con sus hijos. Dan escasa importancia a ellos o a su inteligencia, y esto hace que el niño se sienta humillado. Esto no es correcto. Esto no es cristiano. Esto no es bíblico. Dijo el apóstol Pablo sobre este punto: “Padres, no estén exasperando a sus hijos, para que ellos no se descorazonen.” (Col. 3:21) A un niño no se le dará toda oportunidad de crecer como alabador de Jehová en su juventud si los que lo trajeron al mundo constantemente lo regañan y lo llevan al punto de la exasperación. Esto no quiere decir que los padres han de conceder todo antojo y deseo del niño. Más bien, como dicen los Proverbios, entrene al niño en el camino en que debe ir.
12. (a) ¿Qué queja común tienen a menudo los jóvenes acerca de sus padres, y cuál, a su vez, es la queja de los padres? (b) ¿Cuál es el resultado de esto?
12 Una de las quejas más comunes de los jóvenes del día actual es: “Mis padres simplemente no me comprenden.” Si eso sucede en su familia, o la situación va en esa dirección, ahora es el tiempo para enderezar los asuntos antes de que sea demasiado tarde. Ahora es el tiempo en el cual ser comprendido, porque queda poco tiempo. Un sistema inicuo de cosas está por ser destruido. Para la preservación de usted mismo y de sus hijos, ahora es el tiempo para llegar a una comprensión. Muchos padres dirán: “¡Si supiera cómo lo hemos intentado! pero simplemente parece que vivimos en dos mundos diferentes.” Pero a menudo los padres han esperado tanto tiempo que ha habido una brecha que se ha ensanchado entre ellos y sus hijos. Los padres no saben qué hacen sus hijos, quiénes son sus amigos, y dónde están. Los hijos adoptan su propio código, su propio estilo de vestir, su propio modo de vivir. Entonces de repente los padres se dan cuenta de que están hablando un idioma diferente, por decirlo así, de modo que los de un lado no entienden a los del otro.
13. ¿Qué instrucciones básicas se bosquejan para entrenar a un perro que conduce a ciegos, llevándonos a hacer qué comparación con el entrenamiento de los hijos?
13 Ciertamente es verdad que el ser un buen padre o madre es un trabajo de tiempo cabal, de todo el tiempo. Y no hay atajos en este entrenamiento. Se dice respecto al entrenamiento de los perros que se usan para conducir a los ciegos que el entrenador debe tener paciencia ilimitada. Tiene que enseñar todas sus lecciones con cariño y jamás con brutalidad. Cuando el perro aprende bien siempre se le recompensa con una palmadita de aprobación, con palabras bondadosas y un bocadito de algo que le guste especialmente. Jamás se debe pasar por alto un error, sino que ha de corregirse inmediatamente. Hay veces que los adultos dan más atención y cuidado al entrenamiento de animales que a sus hijos. Nada es más importante para el cristiano que el entrenamiento o educación de sus hijos. Si se requiere paciencia ilimitada para entrenar a un animal, ¿puede esperarse algo menos al entrenar a un niño? Si hay que enseñar a un animal con cariño y jamás con brutalidad, ¿qué debemos concluir acerca de los hijos que traigamos a este mundo? Si un animal responde a una palabra o acto de aprobación, ¿qué deberíamos esperar al entrenar a los hijos? Y si los errores de los animales no deben pasarse por alto sin corregirse, ¿qué debe decirse acerca de los errores que cometen los niños?
14. ¿Por qué no es razonable que los padres concluyan que, si dejan las cosas marchar de por sí, todo saldrá bien tocante a sus hijos?
14 Los jóvenes de hoy serán los adultos del mañana. Si un joven se acuerda de su Creador en los días de su juventud, entonces en sus años de adulto estará equipado para afrontar los problemas de la vida y producir alabanza a su Padre celestial, y honra a sus padres. No es razonable que los padres crean que si dejan las cosas marchar de por sí todo saldrá bien. Las probabilidades no favorecen ese resultado. Para que un hijo joven sea un ejemplo “en conducta, en amor, en fe, en castidad,” debe tener el ejemplo de sus padres y otros adultos en la congregación cristiana y es preciso que lo ayuden a andar en la senda correcta estas personas de más edad.
15. ¿Qué se requiere de la generación adulta si va a ayudar a la generación joven?
15 Ahora es el tiempo más oportuno de todos los tiempos en el cual responder los jóvenes al llamamiento de ser siervos de Jehová Dios, el Creador y Gran Benefactor de la humanidad. Ante la rebelión mundial de tantos jóvenes, ahora es el tiempo en el cual ayudar a los que verdaderamente desean acordarse de su Creador y que quieren llegar a conocerlo mejor. La generación adulta puede efectuar mucho en cuanto a ayudar a los jóvenes que están buscando las respuestas correctas a los problemas del día. De modo que queda de la generación adulta acordarse del Creador y andar en conducta recta, en amor, en fe y en castidad, para que puedan ayudar a los jóvenes a seguir en estos pasos justos. La respuesta no estriba en adulterar las leyes de Dios, llegando a ser como los que han abandonado los principios justos. No; requiere gente madura que ponga el ejemplo correcto. Evite la hipocresía, no trate de aparentar que es algo que no es. Póngase una nueva personalidad, una que siga el modelo de Cristo. Que esta nueva personalidad sirva de estímulo a los jóvenes para que sean atraídos a los principios correctos de la Biblia y quieran acordarse de su Creador.—Col. 3:5-10.
16. Se nos insta a que nos acordemos de ¿quiénes? ¿Por qué?
16 Acuérdese de Eliú, Josías, Jeremías, Daniel y sus tres compañeros. Repase en su mente los actos de conducta recta de éstos en los días de su juventud. Piense en el joven Jesús y su modo de vivir, que fue de justicia y sujeción a sus padres. Piense en los ejemplos que hemos considerado en el mundo actual de los muchachos en Francia y en Birmania así como en Jamaica y otras partes del mundo. Ellos están acordándose de su Creador en los días de su mocedad. Sin duda usted está familiarizado con muchos jóvenes excelentes que se comportan de tal manera que nadie puede menospreciar su juventud. Y quizás conozca a algunos jóvenes que necesitan ayuda, sí, ayuda y cuidado maduros.
17. ¿Qué resultará si a nuestros jóvenes se les da entrenamiento e instrucción apropiados, junto con un buen ejemplo?
17 Pues bien, ahora pregúntese: ¿Qué puedo hacer para servir de más ayuda a los jóvenes? Si usted es padre o madre, ¿puede dar aun más cuidado y atención a sus hijos para asegurarse de que crezcan como alabadores de Jehová? Si está asociado con los testigos cristianos de Jehová en una congregación, pregunte qué puede hacer para ayudar a los jóvenes por su ejemplo en celo y devoción a Jehová y por hacer su voluntad. No concluya que usted está haciendo todo lo que le es posible hacer. Siempre se puede mejorar. Interesándonos debidamente en conseguir y mantener buenas líneas de comunicación con los jóvenes y respondiendo los jóvenes con su hablar, conducta, amor, fe y castidad, se dará gran alabanza al Creador de la humanidad, Jehová Dios. Entonces todos juntos podemos poner por obra las palabras del salmista, que dijo: “¡Alaben a Jah! Alaben a Jehová desde los cielos, alábenlo en las alturas. Alaben a Jehová desde la tierra, . . . ustedes los jóvenes y también ustedes las vírgenes, ancianos junto con muchachos. Alaben ellos el nombre de Jehová, porque solo su nombre es inalcanzablemente alto. Su dignidad está por encima de tierra y cielo.”—Sal. 148:1, 7, 12, 13.
-
-
“Felices son los pacíficos”La Atalaya 1971 | 1 de noviembre
-
-
“Felices son los pacíficos”
Un artículo preparado especialmente para que los padres lo lean con sus hijos
¿CONOCES muchachos que siempre tratan de hacer creer que son importantes y muy valientes? ¿Te gusta estar con ellos, o prefieres estar con alguien que sea pacífico?
El Gran Maestro sabe qué clase de personas le agradan a Dios. Él dijo: “Felices son los pacíficos, puesto que ellos serán llamados ‘hijos de Dios.’” Esa es la clase de personas que nosotros queremos ser, ¿verdad? Queremos ser pacíficos.—Mat. 5:9.
Pero a veces otras personas hacen cosas que nos enojan. Y quizás nos den ganas de vengarnos de ellas. Así les paso una vez a los discípulos de Jesús.
Iban viajando con Jesús hacia Jerusalén. Cuando habían viajado alguna distancia, Jesús envió algunos de ellos adelante a una aldea para hallar un lugar donde descansar. Pero la gente de allí no quiso que se quedaran en aquella aldea. Aquellas personas tenían una religión diferente. Y no les gustaban las personas que iban a la ciudad de Jerusalén a adorar.
Si eso te hubiera pasado a ti, ¿qué hubieras hecho? ¿Te hubieras enojado? ¿Hubieras deseado vengarte de aquella gente?
Eso es lo que los discípulos Santiago y Juan quisieron hacer. Le dijeron a Jesús: ‘¿Quieres que digamos que baje fuego del cielo y los destruya?’ Pero Jesús les dijo que no era correcto tratar así a otras personas.—Luc. 9:51-56.
Es cierto que a veces la gente puede portarse mal con nosotros. Puede ser que otros niños no quieran dejar que participes en sus juegos. Quizás hasta digan: “No queremos que andes por aquí.” Cuando
-