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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • sobre la entera superficie de la tierra” (Hch 17:26), y también que “cuando el Altísimo dio a las naciones una herencia, cuando separó a los hijos de Adán unos de otros, procedió a fijar el límite de los pueblos con consideración para el número de los hijos de Israel” (Dt 32:8); y las genealogías bíblicas nos ayudan a comprender cómo están emparentadas todas las naciones.

      Debido a que conocemos el origen de la humanidad, que Adán fue en un principio “hijo de Dios” y que todos descendemos de Adán (Lu 3:38), podemos entender bien la declaración: “Así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado”. (Ro 5:12.) Ese conocimiento también explica cómo puede ser Jesucristo “el último Adán” y el “Padre Eterno”, y cómo es posible que “así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados”. (Isa 9:6; 1Co 15:22, 45.) Podemos entender mejor el propósito de Dios de hacer que los hombres obedientes entren en una relación de “hijos de Dios”. (Ro 8:20, 21.) Podemos observar que Jehová expresa bondad amorosa para con aquellos que lo aman y guardan sus mandamientos “hasta mil generaciones”. (Dt 7:9.) Asimismo, nos damos cuenta de su apego a la verdad como el Dios que guarda los pactos y que además ha conservado cuidadosamente un registro histórico sobre el que podemos edificar nuestra fe con seguridad. La genealogía, así como otros rasgos de la Biblia, demuestra que Dios es el gran Registrador y Conservador de la historia. (Véase GENEALOGÍA DE JESUCRISTO.)

      El consejo de Pablo con respecto a las genealogías. Cuando el apóstol Pablo escribió a Timoteo entre los años 61-64 E.C., le dijo que no prestase atención a “cuentos falsos ni a genealogías, que terminan en nada, pero que proporcionan cuestiones para investigación más bien que una dispensación de cosa alguna por Dios con relación a la fe”. (1Ti 1:4.) La fuerza de esta advertencia puede apreciarse mejor conociendo los extremos a los que posteriormente llegaron los judíos en la investigación de las genealogías, y la meticulosidad con que investigaban cualquier posible discrepancia. El Talmud Babilonio (Pesajim 62b) afirma que “entre ‘Azel’ y ‘Azel’ [1 Crónicas 8:38–9:44, una de las listas genealógicas de la Biblia], la enorme cantidad de interpretaciones exegéticas equivalía a la carga de ¡cuatrocientos camellos!”. (Hebrew-English Edition of the Babylonian Talmud, traducción de H. Freedman, Londres, 1967.)

      No tenía sentido el envolverse en un estudio y consideración de tales asuntos, y menos cuando Pablo escribió a Timoteo. En aquel entonces ya no importaban los registros genealógicos, pues Dios no reconocía ya ninguna distinción entre judíos y gentiles dentro de la congregación cristiana. (Gál 3:28.) Además, los registros genealógicos ya habían establecido el linaje de Cristo por medio de la línea de David. Por otra parte, Jerusalén iba a ser destruida en breve y junto con ella, los registros judíos. Dios no los conservó. Por consiguiente, Pablo no quería que Timoteo y las congregaciones se desviaran malgastando el tiempo en investigaciones y controversias acerca de asuntos de linaje personal que no contribuían nada a la fe cristiana. La genealogía provista por la Biblia es suficiente para probar que Cristo es el Mesías, y esta es la cuestión genealógica de mayor importancia para los cristianos. Las otras genealogías de las Escrituras permanecen como testimonio de la autenticidad e historicidad del registro bíblico.

  • Genealogía de Jesucristo
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • GENEALOGÍA DE JESUCRISTO

      En el capítulo 1 de Mateo hallamos la genealogía de Jesucristo desde Abrahán en adelante, y en el capítulo 3 de Lucas su genealogía se remonta hasta “Adán, hijo de Dios”. La genealogía de Jesús es la única que consta en las Escrituras Griegas Cristianas. Parte de ella aparece en los capítulos 1 al 3 de Primero de las Crónicas, comienza desde Adán y pasa a través de Salomón hasta llegar a Zorobabel. Los libros de Génesis y Rut combinados proporcionan la línea desde Adán hasta David.

      Las listas de Génesis-Rut, 1 Crónicas y Lucas concuerdan por completo desde Adán hasta Arpaksad, con diferencias menores con respecto a ciertos nombres, como Quenán, que en Lucas 3:37 es “Cainán”. Las listas de Génesis-Rut y Crónicas siguen concordando hasta David, mientras que la de Lucas intercala otro “Cainán” entre Arpaksad y Selah. (Lu 3:35, 36.)

      Desde Salomón hasta Zorobabel, los registros de Crónicas y Mateo concuerdan en su mayor parte, aunque Mateo omite algunos nombres. Estas diferencias y las que se observan en la lista de Lucas a partir de David hasta Jesús se comentarán más adelante.

      En el artículo GENEALOGÍA se ha explicado que los judíos guardaron, además de muchos registros familiares, numerosos registros genealógicos oficiales, a los que cronistas como Esdras tuvieron acceso cuando compilaron sus listas; además, dichos registros aún se conservaban en el siglo I E.C. y al parecer existieron hasta el año 70 E.C. La cuestión del linaje del Mesías, desde Abrahán y a través de David, fue para ellos de máxima importancia. Por lo tanto, hay base para confiar en que tanto Mateo como Lucas consultaron las mencionadas listas genealógicas.

      Credibilidad de las genealogías de los evangelios. Una pregunta que se plantea es: ¿a qué se debe que Mateo no mencione algunos de los nombres que se hallan en las listas de otros cronistas? En primer lugar, para que una genealogía sea fiable, no es necesario que mencione todos los nombres de un linaje familiar. Por ejemplo, cuando en Esdras 7:1-5 el profeta traza su ascendencia sacerdotal, omite varios de los nombres que figuran en la lista de 1 Crónicas 6:1-15. Era evidente que no hacía falta mencionar los nombres de todos sus antepasados para probar su ascendencia sacerdotal ante los judíos. Algo similar hizo Mateo, quien además de haber podido consultar las Escrituras Hebreas, pudo haber copiado del registro oficial, si no todos los nombres, al menos aquellos cuya mención era necesaria para demostrar que Jesús era descendiente de Abrahán y David. (Compárense Rut 4:12, 18-22 y Mt 1:3-6.)

      Las listas de Mateo y Lucas incluían los nombres de personajes cuya autenticidad reconocían los judíos de la época. Ha de tenerse en cuenta que los escribas y los fariseos eran enemigos enconados de los cristianos, así que se hubiesen valido de cualquier argumento a su alcance para desacreditar a Jesús; sin embargo, en ningún momento cuestionaron estas listas genealógicas. De haber existido algún error en las listas de Mateo y de Lucas, sus oponentes hubieran tenido una clara oportunidad de desprestigiar a Jesús. No debe olvidarse el hecho de que las listas genealógicas oficiales debieron estar a su alcance hasta el año 70 E.C., como también lo estuvieron las Escrituras.

      Lo mismo puede decirse de los enemigos del cristianismo que hubo en el mundo pagano en el siglo I E.C., muchos de los cuales eran, al igual que aquellos judíos, personas cultas, que se hubiesen valido de cualquier error aparente para aducir que las listas de Mateo y de Lucas eran falsas o, cuando menos, contradictorias. Pero no hay indicio alguno de que a los cristianos primitivos se les atacara por esta causa.

      Tanto Mateo como Lucas alcanzaron el objetivo pretendido. Para probar que Jesús era descendiente de Abrahán y de David, no era necesario hacer una genealogía nueva. Todo cuanto tuvieron que hacer fue copiar de las listas oficiales aceptadas por la nación los que contenían el linaje davídico y el sacerdotal, así como otros datos genealógicos. (Véase Lu 1:5; 2:3-5; Ro 11:1.) Aun si hubiese habido una omisión en dichas listas, no hubiese afectado en nada la intención de los evangelistas, que, de hecho, alcanzaron: presentar prueba legal y oficial de la genealogía de Jesús el Mesías.

      Problemas en la genealogía de Jesús que registró Mateo. Mateo divide la genealogía desde Abrahán hasta Jesús en tres secciones de catorce generaciones cada una, posiblemente como ayuda para la memoria. (Mt 1:17.) No obstante, cuando se cuentan los nombres, resulta que suman un total de cuarenta y uno en vez de cuarenta y dos. Para resolver la aparente discrepancia, podría contarse de la siguiente manera: Contar catorce nombres desde Abrahán hasta David y usar a este como el primer nombre para el segundo grupo de catorce, siendo Josías el último de este grupo; finalmente, encabezar la tercera serie de catorce nombres con Jeconías (Joaquín) y finalizarla con Jesús. Nótese que Mateo repite el nombre de David como el último del primer grupo de catorce nombres y el primero de los siguientes catorce. Seguidamente repite la expresión “la deportación a Babilonia”, expresión que asocia con Josías y sus hijos. (Mt 1:17.)

      Como ya se ha indicado, puede que Mateo haya copiado su lista exactamente como estaba en el registro oficial que usó, o tal vez haya omitido a propósito algunos eslabones con la intención de facilitar el recordar los componentes de dicha lista. No obstante, una explicación de por qué se omiten tres reyes de la línea de David entre Jehoram y Uzías (Azarías) puede ser la siguiente: Jehoram se casó con la inicua Atalía, de la casa de Acab, la hija de Jezabel, y así unió este linaje condenado por Dios a la línea de los reyes de Judá. (1Re 21:20-26; 2Re 8:25-27.) De modo que Mateo menciona a Jehoram, el primero en la alianza inicua, pero omite los nombres de los siguientes tres reyes hasta la cuarta generación, Ocozías, Jehoás y Amasías, el fruto de esta alianza. (Compárese Mt 1:8 con 1Cr 3:10-12.)

      Mateo indica que Zorobabel es el hijo de Sealtiel (Mt 1:12), y esto coincide con otras referencias. (Esd 3:2; Ne 12:1; Ag 1:14; Lu 3:27.) No obstante, en 1 Crónicas 3:19 se dice que Zorobabel era hijo de Pedaya. Zorobabel debió ser hijo carnal de Pedaya e hijo legal de Sealtiel como resultado del matrimonio de cuñado; también es posible que después de la muerte de Pedaya, Sealtiel criara a Zorobabel y este llegara a ser reconocido legalmente como hijo de Sealtiel.

      Un problema en la genealogía de Jesús registrada por Lucas. En las copias manuscritas de la lista de Lucas se intercala un segundo “Cainán” entre Arpaksad y Selah. (Lu 3:35, 36; compárese con Gé 10:24; 11:12; 1Cr 1:18, 24.) La mayoría de los doctos lo atribuyen a un error del copista. En las Escrituras Hebreas, “Cainán” no aparece en esta posición en las listas genealógicas de los textos hebreos o samaritanos, ni tampoco en ninguno de los targumes o versiones, excepto en la Septuaginta griega. Y parece que ni siquiera estaba en las primeras copias de la Septuaginta, pues Josefo, que suele seguir esta versión, menciona a Salas (Selah) a continuación como hijo de Arfaxad (Arpaksad). (Antigüedades Judías, libro I, cap. VI, sec. 4.) Los escritores antiguos Ireneo, Africano, Eusebio y Jerónimo no aceptaron el segundo “Cainán” de las copias del relato de Lucas, pues la consideraban una interpolación. (Véase CAINÁN núm. 2.)

      ¿Por qué difieren entre sí las genealogías de Mateo y de Lucas?

      Casi todas las diferencias existentes entre las genealogías de Jesús que registraron Lucas y Mateo pueden resolverse con facilidad si se tiene presente que Lucas trazó la línea por medio de otro hijo de David, Natán, en vez de por medio de Salomón, como hizo Mateo. (Lu 3:31; Mt 1:6, 7.) Lucas sigue la ascendencia de María, y así prueba que Jesús era descendiente natural de David, mientras que Mateo muestra que Jesús tenía derecho legal al trono de David al ser descendiente de Salomón por la línea de José, quien era legalmente el padre de Jesús. Tanto Mateo como Lucas indican que José no era el padre verdadero de Jesús, sino solo su padre adoptivo, que le daba el derecho legal. Cuando llega a Jesús, Mateo, se desvía del estilo usado en toda su genealogía, y dice: “Jacob llegó a ser padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, a quien se llama Cristo”. (Mt 1:16.) Nótese que no dice ‘José llegó a ser padre de Jesús’, sino que era “el esposo de María, de la cual nació Jesús”. Lucas es incluso más específico cuando, después de mostrar que Jesús era realmente el Hijo de Dios por medio de María (Lu 1:32-35), dice: “Jesús [...] siendo hijo, según se opinaba, de José, hijo de Helí”. (Lu 3:23.)

      Puesto que Jesús no era el hijo natural de José, sino el Hijo de Dios, la genealogía de Jesús registrada por Lucas tenía que probar que por nacimiento humano Jesús era en realidad hijo de David mediante su madre María. Frederic Louis Godet escribió respecto a las genealogías de ambos evangelistas: “Este estudio detallado del texto nos lleva así a admitir: 1) Que el registro genealógico que traza Lucas es el de Helí, el abuelo de Jesús. 2) Que, siendo la afiliación de Jesús por vía de Helí manifiestamente opuesta a su afiliación por la línea de José, el documento que ha procurado que llegue hasta nosotros no pretende ser otra cosa —desde su punto de vista— que una genealogía de Jesús basada en el linaje de María. ¿Por qué, entonces, no menciona Lucas a María y pasa inmediatamente de Jesús a su abuelo? El pensamiento antiguo no consideraba que la madre fuera un eslabón de una cadena genealógica. Para los griegos, un hombre era hijo de su padre, no de su madre, y los judíos tenían el adagio: ‘Genus matris non vocatur genus [Al descendiente de una madre no se le llama (su) descendiente]’ (‘Baba Batrá’, 110 a)”. (Commentary on Luke, 1981, pág. 129.)

      En realidad, las dos genealogías (la de Mateo y la de Lucas) exponen la descendencia de David: una por medio de Salomón y la otra por medio de Natán. (Mt 1:6; Lu 3:31.) Cuando examinamos las listas de Mateo y Lucas, hallamos que después de separarse en Salomón y Natán, vuelven a unirse otra vez en dos personas, Sealtiel y Zorobabel. Esto puede explicarse de la siguiente manera: Sealtiel era el hijo de Jeconías, pero se le llegó a llamar “hijo de Nerí” quizás debido a que se casó con la hija de este y así llegó a ser su yerno. Es posible también que Nerí no tuviera hijos varones, lo que pudiera ser otra razón por la que se considerara a Sealtiel su “hijo”. Zorobabel, quien es probable que fuera hijo carnal de Pedaya, fue considerado legalmente hijo de Sealtiel, tal como se ha mostrado antes. (Compárese con Mt 1:12; Lu 3:27; 1Cr 3:17-19.)

      A continuación, las genealogías indican que Zorobabel tuvo dos hijos, Resá y Abiud, y de nuevo las líneas se separan en este punto. (Pudieron haber sido descendientes y no hijos verdaderos, o al menos uno de ellos puede que haya sido un yerno. Compárese con 1Cr 3:19.) (Lu 3:27; Mt 1:13.) Las genealogías de Jesús de los evangelios de Mateo y Lucas varían en este punto de la que se halla en el capítulo 3 de Primero de las Crónicas. Estas diferencias pueden ser debidas a que Mateo, y quizás también Lucas, omitieron varios nombres a propósito. Pero el hecho que ha de tenerse en cuenta es que tales diferencias en las listas genealógicas de Mateo y Lucas muy probablemente son las mismas que ya existían en los registros genealógicos que estaban en uso en aquel entonces, plenamente aceptados por los judíos, y por lo tanto no fueron cambios que Mateo y Lucas efectuaron.

      Por lo tanto, podemos concluir que las dos listas, la de Mateo y la de Lucas, establecen dos verdades: 1) que Jesús fue realmente el Hijo de Dios y el heredero natural del reino por nacer de manera milagrosa de la joven virgen María, perteneciente a la línea de David, y 2) que Jesús también era el heredero legal en la línea de descendencia de David y Salomón por medio de su padre adoptivo José. (Lu 1:32, 35; Ro 1:1-4.) El hecho de que José, consciente de las circunstancias, se casase con María y le diese la protección de su buen nombre y de su linaje real refutaba cualquier acusación que pudieran hacer los judíos hostiles en cuanto a la ilegitimidad del nacimiento de Jesús.

      [Recuadro de las páginas 1007 y 1008]

      LISTAS BÍBLICAS DE LA GENEALOGÍA DE JESÚS

      Génesis y Rut

      1 Crónicas, caps. 1, 2, 3

      Mateo, cap. 1

      Lucas, cap. 3

      Adán

      Adán

      —

      Adán

      Set

      Set

      —

      Set

      Enós

      Enós

      —

      Enós

      Quenán

      Quenán

      —

      Cainán

      Mahalalel

      Mahalalel

      —

      Mahalaleel

      Jared

      Jared

      —

      Jared

      Enoc

      Enoc

      —

      Enoc

      Matusalén

      Matusalén

      —

      Matusalén

      Lamec

      Lamec

      —

      Lamec

      Noé

      Noé

      —

      Noé

      Sem

      Sem

      —

      Sem

      Arpaksad

      Arpaksad

      —

      Arpaksad

      —

      —

      —

      Cainán

      Selah

      Selah

      —

      Selah

      Éber

      Éber

      —

      Éber

      Péleg

      Péleg

      —

      Péleg

      Reú

      Reú

      —

      Reú

      Serug

      Serug

      —

      Serug

      Nacor

      Nacor

      —

      Nacor

      Taré

      Taré

      —

      Taré

      Abrán (Abrahán)

      Abrahán

      Abrahán

      Abrahán

      Isaac

      Isaac

      Isaac

      Isaac

      Jacob (Israel)

      Jacob

      Jacob

      Jacob

      Judá (y Tamar)

      Judá

      Judá (y Tamar)

      Judá

      Pérez

      Pérez

      Pérez

      Pérez

      Hezrón

      Hezrón

      Hezrón

      Hezrón

      Ram

      Ram

      Ram

      Arní (Ram[?])

      Aminadab

      Aminadab

      Aminadab

      Aminadab

      Nahsón

      Nahsón

      Nahsón

      Nahsón

      Salmón

      Salmón (Salmá, 1Cr 2:11)

      Salmón (y Rahab)

      Salmón

      Boaz (y Rut)

      Boaz

      Boaz (y Rut)

      Boaz

      Obed

      Obed

      Obed

      Obed

      Jesé

      Jesé

      Jesé

      Jesé

      David

      David

      David (y Bat-seba)

      David

      —

      Salomón

      Salomón

      Natán⁠1

      Matatá

      Mená

      Meleá

      Eliaquim

      Jonam

      José

      Judas

      Simeón

      Leví

      Matat

      Jorim

      Eliezer

      Jesús

      Er

      Elmadam

      Cosam

      Adí

      Melquí

      Nerí

      —

      Rehoboam

      Rehoboam

      —

      Abías

      Abías

      —

      Asá

      Asá

      —

      Jehosafat

      Jehosafat

      —

      Jehoram

      Jehoram

      —

      Ocozías

      —

      —

      Jehoás

      —

      —

      Amasías

      —

      —

      Azarías (Uzías)

      Uzías (Azarías)

      —

      Jotán

      Jotán

      —

      Acaz

      Acaz

      —

      Ezequías

      Ezequías

      —

      Manasés

      Manasés

      —

      Amón

      Amón

      —

      Josías

      Josías

      —

      Jehoiaquim

      —

      —

      Jeconías (Joaquín)

      Jeconías

      —

      Sealtiel (Pedaya)⁠2

      Sealtiel

      Sealtiel⁠3

      —

      Zorobabel⁠4

      Zorobabel

      Zorobabel

      Resá

      Joanán

      Jodá

      Josec

      Semeín

      Matatías

      Maat

      Nagai

      Eslí

      Nahúm

      Amós

      Matatías

      José

      Janaí

      Melquí

      Leví

      Matat

      Helí (padre de María)

      —

      —

      Abiud

      —

      —

      Eliaquim

      —

      —

      Azor

      —

      —

      Sadoc

      —

      —

      Aquim

      —

      —

      Eliud

      —

      —

      Eleazar

      —

      —

      Mattán

      —

      —

      Jacob

      —

      —

      José

      José (yerno de Helí)

      —

      —

      Jesús (hijo adoptivo)

      Jesús (hijo de María)

      1 A partir de Natán, Lucas empieza a contar la genealogía a través de la línea materna de Jesús, mientras que Mateo continúa con la línea paterna.

      2 Zorobabel debió ser hijo carnal de Pedaya e hijo legal de Sealtiel como resultado del matrimonio de cuñado; o quizás Sealtiel lo crió después de la muerte de su padre, Pedaya, y llegó a ser reconocido legalmente como hijo de Sealtiel. (1Cr 3:17-19; Esd 3:2; Lu 3:27.)

      3 Sealtiel, hijo de Jeconías, posiblemente era yerno de Nerí. (1Cr 3:17; Lu 3:27.)

      4 Las líneas se encuentran en Sealtiel y Zorobabel, y después se separan, posiblemente porque se utilicen dos diferentes descendientes de Zorobabel o porque Resá o Abiud fuera su yerno.

  • Generación
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • GENERACIÓN

      Por lo general, una generación se refiere a todas las personas que nacieron aproximadamente en el mismo período. (Ex 1:6; Mt 11:16.) El significado de “contemporáneos” está relacionado con esta palabra. Por otra parte, en Génesis 6:9 se dice que Noé “resultó exento de falta entre sus contemporáneos [literalmente, “generaciones”]”. Por eso, cuando generación se refiere a los miembros de la familia, puede designar un conjunto de descendientes, como los hijos o nietos. (Job 42:16.)

      Este término también puede emplearse como

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