Reuniones sociales
1 El pueblo de Jehová disfruta de reunirse. Esto es cierto de grupos pequeños, como en una familia, y de las asambleas más grandes. La Biblia nos anima a hacer esto, con el propósito de incitarnos el uno al otro al amor cristiano y a las obras excelentes.—Heb. 10:24, 25.
2 No es solo en las reuniones de la congregación que disfrutamos de estar juntos. De vez en cuando, dos o más grupos de familias se reúnen para leer la Biblia o para prepararse para el estudio semanal de La Atalaya. De vez en cuando, quizás hagan arreglos para pasar algún tiempo juntos, no principalmente para estudiar la Biblia, sino para diversión y recreo. Esto, también, puede ser edificante. Pero, por supuesto, cuando uno hace planes para una de tales reuniones, no es prudente hacerla más grande de lo que uno pueda supervisar apropiadamente.
3 De vez en cuando oímos que hermanos o hermanas han alquilado localidades para que los Testigos bailen, patinen y para otras clases de reuniones sociales. La Sociedad ha recibido varias cartas de hermanos que se han perturbado debido a lo que han observado o escuchado que ocurre. ¿Son estos arreglos apropiados?
4 No es asunto de la Sociedad o de los ancianos en la congregación el hacer reglas en cuanto a lo que individuos pueden o no pueden hacer al preparar reuniones sociales, aunque el consejo amoroso de parte de los ancianos es ciertamente apropiado.
5 Definitivamente es apropiado el que los cristianos muestren hospitalidad. (Rom. 12:13) Pero al hacer arreglos para agasajar a otros, el número de personas que se reunirán es un factor que debe considerarse. La experiencia ha mostrado que pueden haber peligros insospechados y problemas en relación con grandes reuniones sociales. Aquel que es el anfitrión tiene una responsabilidad seria. Es responsable de lo que ocurre en la reunión que está bajo su jurisdicción. En una reunión social informal en el hogar de uno por lo general no es difícil determinar quiénes estarán presentes y cuáles serán las actividades. Pero problemas de esta clase pueden aumentar cuando hay un grupo grande en una localidad alquilada.
6 Es prudente saber a quiénes uno recibe como asociados íntimos. El discípulo Judas escribió que hay algunos que fingiendo ser compañeros cristianos, tornan “la bondad inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada.” Él advirtió en cuanto a personas que entretienen deseos carnales quienes, dijo él, son como “rocas escondidas bajo agua en sus fiestas de amor mientras banquetean con ustedes, . . . olas bravas del mar que lanzan como espuma sus propias causas de vergüenza.” (Jud. 4, 12, 13) De modo que es bueno el ser cauteloso.
7 Por supuesto, no solo debemos interesarnos en lo que otros pueden hacer. Nuestra propia conducta y cualesquier actividades a las que invitemos a otros a participar también merecen consideración seria. En 1 Corintios 10:31 el apóstol Pablo estableció un principio que debe guiarnos, diciendo: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.” Si hacemos esto, no habrá nada acerca de lo que comemos o bebemos o la manera en que lo hacemos que haga tropezar a otros. Nuestra indumentaria será modesta, como es propio de cristianos. Nuestra conversación será sana... en agudo contraste con el habla tonta y los chistes obscenos del mundo. Y, si se baila, ciertamente no lo haremos de una manera que pudiera estimular deseos inmundos. ¿Son verdaderamente ciertas estas cosas de las actividades sociales en las que usted participa?—Rom. 14:13, 21; 1 Tim. 2:9, 10; Efe. 5:3, 4.
8 Como individuos, nuestras necesidades en cuanto a recreo pueden variar. Pero, ¿es prudente dar a estas cosas tal prominencia que uno viaje largas distancias, gastando mucho dinero, para poder estar presente en todas las tertulias? Y aun en cuanto a las reuniones sociales que están cerca del hogar, si los que asisten no llegan a casa hasta tarde en la noche, ¿cuántos se sentirán refrescados física o espiritualmente estimulados para las reuniones de la congregación o el servicio del campo la mañana siguiente?
9 Hay veces en que las congregaciones hacen planes para viajar en grupo para una gira de las oficinas de la sucursal de la Sociedad, o para una asamblea, tal vez haciendo paradas a lo largo del camino para una comida campestre o para visitar sitios interesantes. Pero, en cuanto a las actividades que son puramente recreativas, por lo general la congregación halla mejor dejar los arreglos de estas cosas a los individuos. Y, puesto que las horas y días de las reuniones son establecidas por la congregación en su totalidad, ellos no ponen éstas a un lado a la ligera cuando algunas personas en medio de ellos expresan un deseo de hacer arreglos para una excursión.
10 El dedicar algún tiempo para el recreo tiene su lugar apropiado y puede suministrar disfrute y provecho. Pero nuestro interés principal es fortalecer a nuestros hermanos espiritualmente y cumplir a cabalidad la obra urgente de predicar y hacer discípulos. Con este fin necesitamos dar seria consideración al uso prudente de nuestro tiempo.