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¿A quiénes beneficiará la resurrección?¿Es esta vida todo cuanto hay?
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la humanidad —hombres, mujeres y niños— serán resucitados de entre los muertos. Como afirmó el apóstol Pablo en su defensa delante del gobernador Félix: “Tengo esperanza en cuanto a Dios . . . de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.” (Hechos 24:15) Los “justos” son los que vivieron dentro del favor de Dios. Los “injustos” son los demás de la humanidad. Pero, ¿quiere decir eso que todo individuo que ha muerto tendrá una resurrección? No, no quiere decir eso.
LOS QUE NO SERÁN RESUCITADOS
Algunas personas han sido juzgadas por Dios como personas que no merecen una resurrección. En cuanto a los que en la actualidad rehúsan someterse a la gobernación de Cristo y no hacen bien a Sus “hermanos” en la Tierra, la Biblia dice: “Estos partirán al cortamiento eterno.” (Mateo 25:46) Experimentarán este cortamiento eterno cuando Jesucristo, junto con sus fuerzas angelicales, destruya a todos los opositores de Su gobernación justa en la “grande tribulación,” que ahora está cerca.
En cuanto a cualesquiera que, en vías a formar parte del reino de los cielos, resultaran infieles a Dios, se nos dice: “No queda ya sacrificio alguno por los pecados, sino que hay cierta horrenda expectativa de juicio y hay celo ardiente que va a consumir a los que se oponen.”—Hebreos 10:26, 27.
Además, hay clases de personas de las cuales se dice que experimentan una destrucción eterna. Jesucristo indicó que los fariseos no arrepentidos y otros líderes religiosos de su día como clase habían pecado contra el espíritu santo. Dijo de ese pecado: “Toda suerte de pecado y blasfemia será perdonada a los hombres, pero la blasfemia contra el espíritu no será perdonada. Por ejemplo, a cualquiera que hable una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el espíritu santo, no le será perdonado, no, ni en este sistema de cosas ni en el venidero.” (Mateo 12:31, 32) Puesto que no hay perdón para tal pecado, todos los que sean culpables de negar manifestaciones obvias del espíritu de Dios pagarán la pena de ese pecado imperdonable por medio de permanecer muertos para siempre.
Aparte de lo que la Biblia dice específicamente en cuanto a los que han perecido para siempre, no podemos decir que ciertos individuos en particular no serán levantados de entre los muertos. Sin embargo, el hecho de que algunos no lo serán debería servir como advertencia a nosotros para que evitemos un proceder que llevara a no agradar a Dios.
UNA RESURRECCIÓN DE JUICIO
El hecho de que se haya de levantar de entre los muertos a la mayoría de la humanidad es en realidad una bondad inmerecida por parte de Dios. Es algo que Dios no tiene que hacer, pero su amor y compasión para con la humanidad lo movieron a colocar la base para ello suministrando como rescate a su Hijo. (Juan 3:16) Por lo tanto, es difícil imaginarse que hubiera humanos que no apreciaran el que se les levantara de entre los muertos con la posibilidad de vivir para siempre. Sin embargo, habrá algunos que no desarrollarán un apego completo, inquebrantable y leal a Jehová Dios. Por eso, saldrán perdiendo en cuanto a las bendiciones duraderas que les ofrecerá el que se les haga volver a la vida.
Jesucristo llamó atención a esto cuando habló de una “resurrección de juicio” y la puso en contraste con la “resurrección de vida.” (Juan 5:29) El hecho de que la vida aquí se pone en contraste con el juicio muestra claramente que lo que está envuelto aquí es juicio condenatorio. ¿Qué es esta condenación?
Para entender esto, contraste primero la situación de los que son resucitados a la vida terrestre con la de los que son resucitados a la vida celestial. La Biblia dice de los que participan en la “primera resurrección”: “Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene autoridad la muerte segunda.” (Revelación 20:6) Levantados a vida inmortal en los cielos, los 144.000 coherederos de Cristo no pueden morir. Su lealtad a Dios es tan segura que él puede confiarles una vida indestructible. Pero no sucede así en el caso de todos los que son levantados a la vida en la Tierra. Habrá algunos de estos últimos que se harán desleales a Dios. El juicio condenatorio que se les dictará por su infidelidad será la “muerte segunda,” una muerte de cuya “autoridad” es imposible el recobro.
Sin embargo, ¿por qué terminaría alguien siguiendo un proceder que lleva a juicio condenatorio cuando se le ha otorgado el favor inmerecido de haber sido levantado de entre los muertos?
La respuesta a esta pregunta se puede entender mejor a la luz de lo que dijo Jesucristo acerca de la gente que sería resucitada. Dirigiéndose a sus compatriotas que no creían, Jesús dijo:
“Varones de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron por lo que Jonás predicó, pero, ¡miren! algo más que Jonás está aquí. La reina del Sur será levantada en el juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino desde los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, pero, ¡miren! algo más que Salomón está aquí.”—Mateo 12:41, 42; Lucas 11:31, 32.
Referente a una ciudad que rehusara tercamente escuchar el mensaje de la verdad, Jesús declaró lo siguiente:
“Le será más soportable a la tierra de Sodoma y Gomorra en el Día de Juicio que a aquella ciudad.”—Mateo 10:15; vea también Mateo 11:21-24.
¿Cómo sería más soportable la situación en el Día de Juicio para Sodoma y Gomorra? ¿Cómo condenarían a la generación de los compatriotas de Jesús la “reina del Sur” y los ninivitas que respondieron a la predicación de Jonás?
Esto será por la manera en que esos resucitados responderán a la ayuda que se les dará durante el reinado de Jesucristo y sus 144.000 reyes-sacerdotes asociados. Ese período de gobernación será un “Día de Juicio” porque suministrará a todas las personas la oportunidad de demostrar si quieren someterse o no a los arreglos de Dios. En el caso de los que sean como los habitantes incrédulos de ciudades en las cuales se hicieron las obras poderosas de Jesucristo, esto no va a ser fácil.
Se les hará difícil reconocer humildemente que estuvieron equivocados al rechazar a Jesús como el Mesías y entonces tener que someterse a él como su Rey. El orgullo y la terquedad hará más difícil para ellos la sumisión que para los habitantes de Sodoma y Gomorra, quienes, aunque pecaminosos, nunca rechazaron oportunidades espléndidas como las que se ofrecieron a las personas que fueron testigos de las obras de Jesucristo. La mejor respuesta de los ninivitas resucitados y la de la reina de Sabá servirá de reprensión para la generación resucitada de los compatriotas de Jesús que vivieron en el tiempo de Su ministerio terrestre. Será mucho más fácil para estos ninivitas y otros como ellos aceptar la gobernación de alguien para con quien nunca habían tenido prejuicios.
Los que positivamente rehúsen progresar en el camino de la justicia bajo el reino de Cristo experimentarán el juicio condenatorio de la “muerte segunda.” En ciertos casos esto sucederá antes que alcancen la perfección humana.
Además, otros, después de haber sido llevados a la perfección humana, con falta de aprecio fracasarán en cuanto a demostrar devoción leal a Jehová Dios al sometérseles a prueba en cuanto a ello. Después del reinado de mil años de Cristo, Satanás el Diablo será soltado por corto tiempo de su encierro en el abismo. Como atacó la soberanía de Dios para seducir a Eva, que entonces persuadió a Adán, de nuevo tratará de hacer que las criaturas humanas perfectas se rebelen contra la gobernación de Dios. Del intento de Satanás y el resultado de éste, Revelación 20:7-10, 14, 15 dice:
“Luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión, y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de éstos es como la arena del mar. Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero fuego descendió del cielo y los devoró. Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre . . . Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. Además, cualquiera que no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.” Esto significa la destrucción eterna o aniquilación de ellos. Así, estos infieles tendrán lo que Jesús llamó “una resurrección de juicio,” un juicio condenatorio.
Por otra parte, los que rehúsen unirse a Satanás como rebeldes serán juzgados dignos de recibir vida eterna. Para siempre se regocijarán con tener vida como criaturas humanas perfectas, expresando amor y siendo amados por toda la eternidad. La de ellos resultará ser una “resurrección de vida.”
Aun ahora podemos comenzar a desarrollar las cualidades que Dios busca en los que él reconoce como sus siervos aprobados. Si mostramos que tenemos aprecio por todo lo que él ha hecho y comenzamos de antemano a andar en el camino de la justicia, podemos tener la maravillosa expectativa de tener mucho más que la vida actual. Sí, ¡podemos tener vida eterna en perfección, libre de toda tristeza y dolor!
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¿Cómo puede usted tener más que esta vida?¿Es esta vida todo cuanto hay?
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Capítulo 21
¿Cómo puede usted tener más que esta vida?
DE TODA la información anterior se desprende muy claramente que en cuanto a la vida hay mucho, mucho más de lo que ahora experimentamos. Imagínese... ¡Jehová Dios ha puesto ante la humanidad la espléndida expectativa de vida aquí en la Tierra en medio de condiciones de justicia, sin enfermedades ni muerte! Usted puede disfrutar de esto, no solo por cien años ni mil años, sino para siempre. ¡Y el tiempo en que esto será realidad está tan cerca!
¿Llegará usted a estar entre los que se beneficiarán de la realización del glorioso propósito de Dios para el hombre y su hogar, la Tierra? Definitivamente puede estar entre ellos. Pero tiene que obrar sin tardanza. Vivimos ahora en el tiempo en que esta advertencia bíblica adquiere gran urgencia: “Antes que venga sobre ustedes la cólera ardiente de Jehová, antes que venga sobre ustedes el día de la cólera de Jehová, busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente
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