¿Le gustaría tener más tiempo? (Parte II)
1 El tiempo que tenemos para predicar las buenas nuevas tiene un límite, así es que queremos obtener el mayor provecho del tiempo en que podemos servir. Por ejemplo, si al salir en el servicio del campo, notamos que hay muchas personas que no están en casa, ¿pudiéramos salir en otro día y a otra hora en que halláramos a más personas, tal vez al atardecer o en las noches? Si hallamos que estamos haciendo nuestra obra con las revistas en las calles a una hora y en un día en que pocas personas se encuentran allí, ¿pudiéramos comunicarnos con más personas trabajando en otro sitio? Además, ¿abordamos a las personas y les hablamos? Cuando hacemos arreglos para salir con otros, también podemos ayudarles a usar su tiempo de la mejor manera si nos aseguramos de no llegar tarde, para no demorarlos.
2 A veces el mal tiempo puede desbaratar los planes para el servicio del campo. ¿Qué puede hacerse? ¿No sería provechoso usar el tiempo que habíamos apartado para el servicio del campo hablando a alguien por el teléfono o escribiendo algunas cartas para despertar el interés en la verdad? Eso es usar bien el tiempo.
3 Quizás el cuerpo de ancianos desee considerar cómo el horario de las reuniones afecta el servicio del campo de la congregación. ¿Cuándo es que más publicadores salen al servicio del campo? ¿Salen los publicadores al servicio los domingos? Puede que algunas congregaciones hallen que un ajuste de los días y horas en que celebran las reuniones les permita aumentar su servicio del campo y aún así sea conveniente para la mayoría de los miembros de la congregación.—Vea Organización, página 102.
4 Las personas organizadas sacan el mayor provecho del tiempo que tienen disponible. La preparación es vital. Cada uno de nosotros debe tener un horario. Considérelo con la familia. Si hacemos un examen pensando en estas cosas, quizás hallemos que, de hecho, tenemos más tiempo para el servicio del campo que lo que habíamos pensado. ¡Qué maravilloso sería si, por medio de hacer esto, todos pudiéramos hallar otra hora o dos al mes que añadir a la alabanza pública que damos a Jehová!—2 Tim. 4:5.