Presentando las buenas nuevas... a los indiferentes o a los que se sienten satisfechos
1 A menudo las personas que encontramos a las puertas nos reciben con objeciones evasivas. Puede que digan: “¡Estoy satisfecho!” “¡No estoy interesado!” “¡No quiero absolutamente nada!”
2 ¿De qué modo podemos ayudar a una persona como ésa? Primero, debemos proceder con la idea de que en el fondo la persona es mejor de lo que suena, y por lo tanto debemos despertar su interés por medio de nuestro entusiasmo, sinceridad y regocijo.
3 En cuanto a lo que se puede decir, podemos abordar a la persona de varias maneras. Podemos responder a su objeción con un “pero” o “sin embargo,” y entonces hacer una declaración llamativa como por ejemplo: “¿No le gustaría vivir en un mundo donde no hubiera guerra, enfermedad o crimen? ¡Estoy seguro de que le gustaría!”
4 O quizás podemos estar de acuerdo con él al principio y decir: “Yo también estoy satisfecho con muchas de las cosas buenas de que disfruto, como salud, seguridad y algunas conveniencias modernas. Sin embargo, estoy seguro de que usted no está más satisfecho que yo con el empeoramiento de la delincuencia juvenil; ni con el hecho de que muchas personas tienen que sufrir injustamente, ¿no es cierto? Por supuesto, no podemos hacer nada sobre el asunto individualmente, pero es un verdadero consuelo saber que Dios sí puede hacerlo y que lo hará en el futuro muy cercano. Hablando sobre nuestro mismísimo tiempo, note lo que la Biblia dice en el Salmo 72:8-14, 16 . . . ”
5 O podemos decir: “Es un verdadero placer conocer a alguien que no se queja y que no está frustrado ni descontento. ¿No es cierto que es absurdo solo mirar el lado oscuro de la vida cuando hay tantas cosas buenas? Sin embargo, ¿se ha detenido alguna vez a considerar que para muchas personas no parece haber ningún lado brillante, como por ejemplo los que están en los hospitales o en instituciones mentales? Ciertamente les gustaría ver el día en que las cosas mejoraran. ¿Alcanzarán a ver ese día? ¿Qué le parece? ¿Sabía usted que la Biblia muestra que . . . ”
6 Así que de las maneras antedichas, y de otras parecidas, podemos enfrentarnos a esta objeción común.