Mantenga la palabra de Jehová moviéndose rápidamente
1 El apóstol Pablo animó a los hermanos de Tesalónica con estas palabras: “Ocúpense en orar por nosotros, para que la palabra de Jehová siga moviéndose rápidamente y siendo glorificada.” (2 Tes. 3:1) Sí, en sus días, Pablo vio la necesidad de que ‘la palabra de Jehová siguiera moviéndose rápidamente’ para que se pudiera alcanzar, con el mensaje de la verdad, a la mayor cantidad de personas que fuera posible. Ahora que estamos viviendo tan cerca del fin de este inicuo sistema de cosas, ¿nos damos cuenta de la necesidad que hay de que la palabra se mueva rápidamente en nuestro día? (Sof. 1:14) Necesitamos orar, y también esforzarnos, si queremos cumplir con la asignación de predicar las buenas nuevas antes de que venga el fin.—Mar. 13:10.
2 Reconocemos que solamente con la bendición de Jehová podemos tener éxito en nuestra obra. (Sal. 127:1) Por eso, cuando nos reunimos para el servicio, siempre nos unimos en oración para pedir la guía y la bendición de Jehová. Y, sin duda, muchas veces mientras participamos en el ministerio, buscamos la ayuda de Jehová para poder compartir eficazmente la verdad con otros. Pero Jesús animó a sus seguidores a orar por algo más. ¿Qué fue eso? Nos animó a que pidiéramos más obreros que participen en la siega. (Mat. 9:35-38) Nosotros también queremos pedir eso, y entonces, obrar en armonía con nuestras oraciones por medio de participar personal y plenamente en la obra.
REGULARIDAD EN EL SERVICIO
3 ¿Qué haría usted si alguien le prohibiera hablar o pronunciar palabra alguna por todo un mes, o por seis meses, o aun por más tiempo? ¿Podría usted pasar tanto tiempo sin hablar o conversar con alguien? Ciertamente sería difícil. No obstante, algunas personas han dejado pasar un mes sin hablar con otros acerca del mensaje del Reino de Dios, convirtiéndose en publicadores irregulares. Otros han dejado que pasen seis meses o más sin hablar con otros acerca de la verdad, y así se han hecho inactivos.
4 ¿Cómo puede suceder eso? Podemos hallar una clave en las siguientes palabras de Jesús: “De la abundancia del corazón habla la boca.” (Mat. 12:34) Si nuestro corazón rebosa de gratitud por el Reino de Jehová y por todo lo que Jehová ha hecho, esto nos moverá a participar con regularidad en la obra de predicar y enseñar. Tendremos exactamente la misma actitud que tuvieron los discípulos de Jesús cuando dijeron: “En cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído.” (Hech. 4:20) En cambio, si nuestro corazón no rebosa de la verdad y de aprecio por ella, puede resultar en que seamos irregulares o hasta inactivos en el ministerio.
5 El que participemos regularmente en el servicio nos beneficia. Fortalece nuestra fe. Cuando las personas plantean preguntas, esto nos motiva a investigar; y esto hace que aumente nuestro conocimiento. Mientras más usamos la Biblia, más se desarrolla nuestra habilidad para contestar preguntas bíblicas. (1 Ped. 3:15) Y, por supuesto, al compartir a menudo la verdad con otros, les ayudamos a adquirir información salvadora. (1 Tim. 4:16) Si consideramos lo preciosa que es para nosotros la verdad, esto nos motivará a desear ayudar a otros a conocer lo que nosotros hemos aprendido. Queremos hacer que la palabra de Jehová siga moviéndose rápidamente.