“Dando coces contra los aguijones”

ANTES de su conversión, Pablo (Saulo) persiguió enconadamente a los verdaderos siervos de Dios. Jesucristo, al revelarse a Pablo, dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo? Te resulta duro seguir dando coces contra los aguijones.” (Hech. 26:14) ¿Qué quiso decir Jesús con esto?

Jesucristo considera lo que se hace a sus seguidores como si se le hiciera a él mismo. (Mat. 25:40, 45) Por eso, Pablo, al perseguir a los cristianos, en realidad estaba persiguiendo a Cristo. Estaba peleando contra algo que tenía el apoyo de Dios, para su propio perjuicio. Correctamente se podía decir que Pablo estaba “dando coces contra los aguijones.” Un aguijón es un palo agudo, a veces con una punta de metal, que se usa para hacer que el ganado camine o para hacer que se mueva un animal que se usa para arar. El animal terco que resiste las punzadas del aguijón por medio de dar coces contra él no consigue ningún alivio, sino que solamente se perjudica. De manera similar, Pablo no se beneficiaba por medio de perseguir a los que Dios aprobaba. Sus esfuerzos a este respecto eran tan infructíferos como los de un animal de tiro cuando resistía las punzadas del aguijón.

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