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Respuesta a la llamada de MicronesiaLa Atalaya 1987 | 15 de noviembre
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Nos parece que esta obra de salvar vidas es importantísima.” James, misionero por más de 10 años, dice: “El ver año tras año el aguante de nuestros hermanos de Kosrae es una verdadera bendición”. Roger, allá en Belau, comenta: “Se nos ha bendecido con un nuevo Salón del Reino y con publicadores leales”. Y, en retrospección, Plácido dice: “Hemos visto la dirección de Jehová y de su espíritu santo en nuestra vida. Esto nos ha acercado mucho a él”.
Experiencias como estas han animado a los misioneros a permanecer en sus asignaciones. Muchos pueden recordar el establecimiento de la primera congregación en el área donde trabajan. Como el apóstol Pablo, tienen el gozo singular de ‘no haber edificado sobre el fundamento colocado por otro hombre’. (Romanos 15:20.) Lo que sienten está bien expresado en este comentario: “Todavía hay mucho trabajo que hacer. Creo que, de parte de Jehová, todavía habrá muchas oportunidades de recoger a las personas mansas de las islas, y nosotros tenemos el privilegio de participar en ello”.
“La bendición de Jehová... eso es lo que enriquece, y él no añade dolor con ella”, dice la Biblia en Proverbios 10:22. Los que han respondido a la llamada al servicio misional en Micronesia realmente han experimentado esta bendición, junto con el gozo y la satisfacción de servir a Jehová.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1987 | 15 de noviembre
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Preguntas de los lectores
◼ ¿Fue a Jehová a quien se refirió Pablo cuando escribió: ‘El Señor me dijo: “Mi poder está perfeccionándose en la debilidad”’, o fue a Jesús?
Parece que el apóstol Pablo se refirió al Señor Jehová. Al notar las palabras de Pablo en su contexto, no solo podemos ver por qué es así, sino que también podemos entender mejor la relación que existe entre Dios y su Hijo. Pablo escribió:
“Para que no me sintiera desmedidamente ensalzado, me fue dada una espina en la carne, un ángel de Satanás, que siguiera abofeteándome, para que no me ensalzara desmedidamente. Tocante a esto, tres veces supliqué al Señor que esta se apartara de mí; y, con todo, él realmente me dijo: ‘Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque mi poder está perfeccionándose en la debilidad’. Por eso muy gustosamente prefiero jactarme respecto de mis debilidades, para que el poder del Cristo permanezca como tienda sobre mí”. (2 Corintios 12:7-9.)
La espina en la carne de Pablo puede haber sido o alguna enfermedad de los ojos o apóstoles falsos que presentaban un desafío a su apostolado. (Gálatas 4:15; 6:11; 2 Corintios 11:5, 12-15.) Fuera una cosa o la otra, tendía a desanimar a Pablo o impedía que se regocijara en gran manera sobre su ministerio. Por eso, tres veces pidió que se le quitara. Pero ¿a quién pidió eso, y quién respondió hablando de “mi poder”?
Puesto que el pasaje menciona “el poder del Cristo”, pudiera parecer que Pablo le había hecho la petición al Señor Jesús. No hay duda de que Jesús tiene poder y puede impartirlo a sus discípulos. (Marcos 5:30; 13:26; 1 Timoteo 1:12.) De hecho, el Hijo de Dios “sostiene todas las cosas por la palabra de su poder”. (Hebreos 1:3; Colosenses 1:17, 29.)
Sin embargo, no hay mayor fuente de poder que el Señor Dios, quien lo puede suplir y lo suple a sus adoradores. (Salmo 147:5; Isaías 40:26, 29-31.) Tal poder procedente de Dios hizo posible que Jesús ejecutara milagros, y todavía lo capacitará para actuar. (Lucas 5:17; Hechos 10:38.) También los apóstoles y otros discípulos de Jesús recibieron poder de Jehová. (Lucas 24:49; Efesios 3:14-16; 2 Timoteo 1:7, 8.) Pablo estuvo entre estos, y ministró “conforme a la dádiva gratuita de la bondad inmerecida de Dios que [le] fue dada [al apóstol] según la manera como opera su poder”. (Efesios 3:7.)
Puesto que Pablo pidió que se le quitara la ‘espina en su carne, un ángel de Satanás’, es lógico que acudió al Señor Dios para que lo hiciera, pues Jehová es la persona a quien se dirigen las oraciones. (Filipenses 4:6; Salmo 145:18.) Además, el que de alguna manera Jehová animara a Pablo con las palabras: “Mi poder está perfeccionándose en la debilidad”, no deja fuera a Cristo. El poder que viene del Señor Dios pudiera describirse como “el poder del Cristo [que era] como tienda” sobre Pablo, porque ‘Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios’. (1 Corintios 1:24.) Así, 2 Corintios 12:7-9 nos ayuda a comprender mejor el papel importante que Jehová da a su Hijo en el cumplimiento de la voluntad divina.
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