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  • Levítico, Libro de
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • una nación santa”. (1Pe 2:9.) Pero el hecho de que la mayor parte de los israelitas fuesen desobedientes, impidió que solo ellos llegaran a formar parte del reino de Dios, como Jesús les dijo a los judíos. (Mt 21:43.) No obstante, las leyes puestas por escrito en el libro de Levítico eran de un enorme valor para aquellos que las acataban.

      Las leyes sanitarias y dietéticas, así como las normas sobre la moralidad sexual, los salvaguardaron de la enfermedad y la depravación. (Le 11–15, 18.) Sin embargo, estas leyes los beneficiaron especialmente en sentido espiritual, porque les permitieron familiarizarse con la manera santa y justa de actuar de Dios y los ayudaron a amoldarse a Sus caminos (11:44). Además, las normas que, como parte de la Ley, se recogieron en este libro de la Biblia, sirvieron de tutor que habría de conducir a los creyentes a Jesucristo, el gran Sumo Sacerdote de Dios, que fue prefigurado por los innumerables sacrificios que la Ley prescribía. (Gál 3:19, 24; Heb 7:26-28; 9:11-14; 10:1-10.)

      El libro de Levítico sigue siendo de gran valor para todos los que hoy desean servir a Jehová de manera aceptable. El estudio del cumplimiento de diversos aspectos de este libro en la persona de Jesús, en el sacrificio de rescate y en la congregación cristiana, fortalece la fe. Aunque es verdad que los cristianos no están bajo el pacto de la Ley (Heb 7:11, 12, 19; 8:13; 10:1), las reglas expuestas en Levítico ayudan a discernir el punto de vista de Dios sobre muchos asuntos. Por lo tanto, este libro no es una narración de detalles sin interés que no tienen una aplicación práctica en nuestra vida; muy al contrario, supone una fuente de información vital. El saber cómo ve Dios diversos asuntos, algunos de los cuales no se abarcan de manera específica en las Escrituras Griegas Cristianas, puede ayudar al cristiano a evitar aquello que desagrada a Dios y hacer lo que le agrada.

  • Ley
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • LEY

      “Precepto dictado por la suprema autoridad, en que se manda o prohíbe una cosa en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados [...]. Conjunto de las leyes, o cuerpo del derecho civil [...]. Todo aquello que es arreglado a la voluntad divina y recta razón.” (Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española.) “Nombre abstracto aplicado al conjunto de normas creadas por los hombres para regular sus relaciones.” (Diccionario de Uso del Español, de María Moliner.) “Conjunto de preceptos que provienen de la voluntad de Dios y que han sido manifestados por una revelación.” (Nueva Enciclopedia Larousse.)

      En las Escrituras Hebreas, la palabra “ley” se traduce principalmente del término hebreo toh·ráh, término relacionado con el verbo ya·ráh, que significa “dirigir; enseñar; instruir en”. En algunos casos se traduce de la voz aramea dath. (Da 6:5, 8, 15.) Otros términos que se traducen por “ley” en la Versión Moderna son misch·pát (decisión judicial; juicio) y mits·wáh (mandamiento). En las Escrituras Griegas se traduce por “ley” la palabra nó·mos, que proviene del verbo né·mō (repartir; distribuir”).

      Se dice que Jehová Dios es la Fuente de la ley, el Legislador Supremo (Isa 33:22), el Soberano que delega autoridad (Sl 73:28; Jer 50:25; Lu 2:29; Hch 4:24; Rev 6:10) y sin cuyo permiso o concesión no se puede ejercer la autoridad o mando. (Ro 13:1; Da 4:35; Hch 17:24-31.) Su trono está establecido sobre la justicia y el juicio. (Sl 97:1, 2.) La voluntad expresada de Dios llega a ser ley para sus criaturas. (Véase CAUSA JUDICIAL.)

      Leyes dadas a los ángeles. Los ángeles, superiores al hombre, están sujetos a la ley y a los mandamientos de Dios. (Heb 1:7, 14; Sl 104:4.) Jehová incluso dio órdenes y restringió a su adversario Satanás. (Job 1:12; 2:6.) El arcángel Miguel acató la posición de Jehová como Juez Supremo cuando dijo, al disputar con el Diablo: “Que Jehová te reprenda”. (Jud 9; compárese con Zac 3:2.) Jehová Dios ha colocado a todos los ángeles bajo la autoridad del glorificado Jesucristo. (Heb 1:6; 1Pe 3:22; Mt 13:41; 25:31; Flp 2:9-11.) Por mandato de Jesús, a Juan se le envió un mensajero angélico. (Rev 1:1.) En 1 Corintios 6:3 el apóstol Pablo dice que los hermanos espirituales de Cristo ‘juzgarán a ángeles’, lo que debe responder al hecho de que participarán de algún modo en la ejecución de juicio sobre los espíritus inicuos.

      La ley de la creación divina. Otra definición de la palabra “ley”, que aparece en la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana (Espasa-Calpe), es la siguiente: “Cada uno de los principios invariables por que se rige el mundo físico”. Como Creador de todas las cosas en el cielo y en la Tierra (Hch 4:24; Rev 4:11), Jehová ha establecido leyes que rigen todas las cosas creadas. En Job 38:10, se hace mención de una “disposición reglamentaria” sobre el mar; en Job 38:12, de ‘dar órdenes a la mañana’, y en Job 38:31-33, se dirige la atención a las constelaciones estelares y a “los estatutos de los cielos”. Este último capítulo también menciona que Dios gobierna la luz, la nieve, el granizo, las nubes, la lluvia, el rocío y los relámpagos. En los capítulos 39 al 41 se muestra el cuidado de Dios por el reino animal, y se atribuyen el nacimiento, los ciclos de la vida y los hábitos de los animales a las leyes que Dios ha dictado, no a ninguna “adaptación” evolutiva. De hecho, cuando Dios creó las diversas formas de vida, las sujetó a la ley de reproducirse “según su género”, lo que excluía la evolución. (Gé 1:11, 12, 21, 24, 25.) El hombre también produjo hijos “a su semejanza, a su imagen”. (Gé 5:3.) En el Salmo 139:13-16 se habla del crecimiento embrionario

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