BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Inquietud
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • domésticas y personales —cobijo, alimento y ropa—, puede que para una familia resulte escaso. Debido a la íntima relación que existe entre la pareja, ambos estarían legítimamente preocupados por satisfacerse el uno al otro con aquellas cosas que contribuyen al bienestar físico, mental, emocional y espiritual de toda la familia. Y aun sin tener que hacer frente a enfermedades, imprevistos, limitaciones o impedimentos de cualquier tipo, una pareja casada y con hijos tiene que dedicar mucho más tiempo a “las cosas del mundo” —actividades no espirituales relacionadas con la vida cotidiana— que el que normalmente dedicaría el cristiano soltero.

      Con todo, no se debe permitir que los intereses mundanos adquieran demasiada importancia. Jesucristo puso de manifiesto esta idea en una conversación que mantuvo con Marta, la hermana de Lázaro. Preocupada por atender a su huésped, no veía manera de apartar tiempo para escuchar a Jesús. María, sin embargo, “escogió la buena porción”: beneficiarse del alimento espiritual que el Hijo de Dios les ofrecía. (Lu 10:38-42.)

      Evitar la inquietud infundada. Una confianza absoluta en el interés amoroso de Jehová por el bienestar de sus siervos puede evitarle al cristiano inquietudes innecesarias. (Jer 17:7, 8.) Jesús hizo esta misma observación en el Sermón del Monte. Finalizó su consejo respecto a la inquietud con estas palabras: “Nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia maldad”. (Mt 6:25-34.) El cristiano entiende que como un día trae consigo sus propios problemas, no es necesario añadirle las inquietudes del día siguiente, pensando en lo que pudiera ocurrir mañana, que tal vez nunca ocurra.

      Incluso si a un cristiano se le lleva ante las autoridades para ser interrogado en tiempos de persecución, su confianza en la ayuda de Dios puede evitarle la inquietud. Jehová puede sostenerle mediante Su espíritu para que sea capaz de hacer frente a la prueba, y hasta hacer posible que en esas circunstancias dé un buen testimonio. (Mt 10:18-20; Lu 12:11, 12.)

      Siempre que un cristiano sufra el asedio de situaciones que podrían inquietarle, intranquilizarle o infundirle temor, debe orar a su Padre celestial y ‘echar sobre Jehová toda su inquietud’, con el convencimiento de que será escuchado por Aquel que se interesa en él. (1Pe 5:7.) El resultado será una sensación de calma interior, la paz de Dios, que guardará su corazón y sus facultades mentales. En lo más recóndito de su ser, en su corazón, habrán desaparecido la intranquilidad, los malos presentimientos y sobresaltos, y la mente no se verá perturbada por la confusión y la perplejidad que la inquietud provoca. (Flp 4:6, 7.)

  • Inscripción
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • INSCRIPCIÓN

      Alistamiento, normalmente por nombre, linaje, tribu y casa a la que se pertenece. Abarcaba más que un simple censo o recuento de habitantes. Las inscripciones nacionales referidas en la Biblia tenían diversos propósitos, como la recaudación de impuestos, el servicio militar o, en el caso de los levitas, nombramientos para atender los deberes en el santuario.

      En el Sinaí. Por orden de Jehová la primera inscripción tuvo lugar mientras los israelitas estaban acampados en el Sinaí, en el segundo mes del segundo año después del éxodo de Egipto. Para ayudar a Moisés en esta tarea, se seleccionó un cabeza de cada tribu, que supervisaba y se responsabilizaba de la inscripción de su tribu. No solo se inscribió a todos los varones de veinte años de edad para arriba (aptos para servir en el ejército), sino que la Ley también colocaba sobre los inscritos un impuesto “por cabeza” de medio siclo (1,10 dólares [E.U.A.]) para el servicio del tabernáculo. (Éx 30:11-16; Nú 1:1-16, 18, 19.) La cantidad total ascendió a 603.550, excluyendo a los levitas, que no tenían herencia en la tierra. Ellos no pagaban ningún impuesto para el tabernáculo y no se les exigía que sirvieran en el ejército. (Nú 1:44-47; 2:32, 33; 18:20, 24.)

      El libro de Números muestra que también se hizo un recuento de la cantidad de primogénitos de las doce tribus y de todos los varones levitas de un mes de edad para arriba. (Nú 3:14, 15.) Esto fue debido a que Jehová había comprado para sí a los primogénitos cuando los salvó de morir con los primogénitos de Egipto. Dios deseaba usar a los levitas como varones especialmente santificados para el servicio en el santuario. Por lo tanto, Israel tenía que entregar a Jehová los levitas para redimir a los primogénitos de las otras tribus. El recuento mostró que había 22.000 varones levitas y 22.273 primogénitos que no eran levitas. (Nú 3:11-13, 39-43.) Para redimir a los 273 primogénitos restantes, se requirió que se pagara al santuario cinco siclos (11 dólares [E.U.A.]) por cada uno de ellos. (Nú 3:44-51.)

      También se contaron los qohatitas, los guersonitas y los meraritas de treinta a cincuenta años de edad. A estos se les concedieron asignaciones de servicio especiales en el santuario. (Nú 4:34-49.)

      En las llanuras de Moab. Se hizo una segunda inscripción en las llanuras de Moab

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir