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Fiesta de las cabañasPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Escritura: “De su parte más interior fluirán corrientes de agua viva”’”. (Jn 7:37, 38.) Asimismo, es posible que poco después haya hecho referencia a la iluminación de Jerusalén con las lámparas y antorchas que había en el recinto del templo durante la fiesta, cuando dijo a los judíos: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue, de ninguna manera andará en oscuridad, sino que poseerá la luz de la vida”. (Jn 8:12.) Tras su conversación con los judíos, puede que Jesús relacionara Siloam con la fiesta y su iluminación cuando se encontró con un hombre que había nacido ciego. Después de declarar a sus discípulos: “Luz soy del mundo”, escupió en la tierra e hizo barro con la saliva, y puso el barro sobre los ojos del hombre y le dijo: “Ve a lavarte en el estanque de Siloam”. (Jn 9:1-7.)
El que la gente ondeara palmas en el transcurso de esta fiesta recuerda en cierto modo a las multitudes que aclamaron a Jesús ondeando palmas al tiempo de su entrada en Jerusalén poco antes de su muerte, si bien este gesto multitudinario no coincidió con la celebración de la fiesta de las cabañas, sino poco antes de la Pascua. (Jn 12:12, 13.) Se registra una situación parecida en la visión que tuvo el apóstol Juan de los 144.000 esclavos de Dios sellados en la frente: “Después de estas cosas vi, y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, y dicen: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero’”. (Rev 7:1-10.)
Ciertamente, la fiesta de las cabañas era una conclusión muy apropiada del año agrícola y del ciclo de las fiestas anuales. Todo lo que tenía que ver con ella emanaba alegría, la copiosa bendición de Jehová, refrigerio y vida.
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Fiesta de las semanasPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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FIESTA DE LAS SEMANAS
Véase PENTECOSTÉS.
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Fiesta de las suertesPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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FIESTA DE LAS SUERTES
Véase PURIM.
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Fiesta de las tortas no fermentadasPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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FIESTA DE LAS TORTAS NO FERMENTADAS
Esta fiesta comenzaba el 15 de Nisán, el día después de la Pascua, y duraba siete días, hasta el 21 de Nisán. (Véase PASCUA.) Su nombre proviene de las tortas no fermentadas (heb. mats·tsóhth), el único pan que estaba permitido comer durante los siete días de la fiesta. El pan sin fermentar se amasa con agua pero sin levadura, y ha de prepararse rápidamente para evitar la fermentación.
El primer día de la fiesta de las tortas no fermentadas era una asamblea solemne y tenía carácter sabático. En el segundo día, el 16 de Nisán, se le llevaba al sumo sacerdote una gavilla de las primicias de la cosecha de la cebada, la primera que maduraba en Palestina. Antes de esta fiesta no podía comerse grano nuevo ni pan ni grano tostado de la nueva cosecha. El sumo sacerdote presentaba simbólicamente tales primicias a Jehová meciendo una gavilla de grano, mientras se ofrecía un carnero sano en su primer año como ofrenda quemada junto con una ofrenda de grano mojado ligeramente con aceite y una libación. (Le 23:6-14.) No había ningún mandato en cuanto a quemar grano o harina sobre el altar, como más tarde hicieron los sacerdotes. No se hacía únicamente una ofrenda nacional de las primicias, sino que también se estipulaba que toda familia y toda persona que tuviera una posesión en Israel ofreciera sacrificios de acción de gracias durante esta ocasión festiva. (Éx 23:19; Dt 26:1, 2; véase PRIMICIAS.)
Significado. El que en esta ocasión se comiesen tortas no fermentadas estaba de acuerdo con las instrucciones que Jehová le había dado a Moisés, según se registran en Éxodo 12:14-20, en las que se incluye el siguiente mandato de estricto cumplimiento (versículo 19): “Por siete días no ha de hallarse masa fermentada en sus casas”. En Deuteronomio 16:3 se llama a las tortas no fermentadas el “pan de aflicción”, y para los israelitas eran un recordatorio anual de su apresurada salida de la tierra de Egipto (cuando no tuvieron tiempo de que fermentara la masa de sus panes [Éx 12:34]). De esta forma, recordaban el estado de aflicción y esclavitud del que Israel había sido liberado, como Jehová mismo había dicho: “Para que todos los días de tu vida recuerdes el día en que saliste de la tierra de Egipto”. La conciencia de su libertad nacional y el reconocimiento de Jehová como su Libertador constituían un trasfondo adecuado para la primera de las tres grandes fiestas anuales de los israelitas. (Dt 16:16.)
Su observancia preexílica. En el registro bíblico hay tres referencias a la celebración de la fiesta de las tortas no fermentadas poco después de la entrada en la Tierra Prometida y antes del cautiverio babilonio. Ahora bien, el hecho de que no haya ninguna otra referencia no significa que no se celebrara en otras ocasiones. En realidad, la primera de las tres referencias es un comentario general sobre todas las festividades y las disposiciones de Salomón para su celebración. (2Cr 8:12, 13.)
En las otras dos referencias concurren circunstancias de gran singularidad. Una tiene que ver con la reanudación de la fiesta de las tortas no fermentadas después de un período de abandono. Esta recuperación de la fiesta tuvo lugar en el primer año del reinado del fiel Ezequías. Ha de decirse sobre esta celebración que debido a las obras de limpieza y reparación del templo, no tuvieron tiempo suficiente
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