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    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • El apóstol Pablo dio instrucciones completas en 1 Timoteo 5:3-16 para que la congregación cristiana cuidara amorosamente de las viudas. La congregación tenía que atender a las viudas necesitadas, pero si la viuda tenía hijos o nietos, habrían de ser ellos los que asumieran la responsabilidad de proveer para sus necesidades, o, como Pablo mandó, “si alguna mujer creyente tiene viudas [es decir, que fuesen sus familiares], que las socorra, y que la congregación no esté bajo la carga. Entonces esta puede socorrer a las que realmente son viudas [es decir, a las que realmente carecen de ayuda]”. Para que se pusiera a una viuda en la lista para recibir ayuda material de la congregación tenía que haber “cumplido no menos de sesenta años” y haber demostrado buena moralidad, devoción fiel y amorosa a Jehová, así como hospitalidad y amor a otras personas. Por otra parte, el apóstol recomienda que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, tengan hijos y lleven una casa, evitando de esta manera el lazo de los impulsos sexuales y el peligro de estar ‘desocupadas y volverse chismosas y entremetidas en asuntos ajenos’.

      Santiago, el medio hermano de Jesús, destacó la importancia de cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación cuando puso en paralelo esta responsabilidad con el mantenerse sin mancha del mundo, y así indicó que era un requisito para la adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de Dios. (Snt 1:27.)

      Entre las viudas de fe notable están Tamar (Gé 38:6, 7), Noemí y Rut (Rut 1:3-5), Abigail (1Sa 25:37, 38, 42), la viuda de Sarepta (1Re 17:8-24) y Ana la profetisa (Lu 2:36, 37; compárese lo que Lucas dice de Ana con los requisitos que registró Pablo en 1Ti 5:3-16 para que una viuda mereciera recibir ayuda). Por otra parte, Jesús alabó a una viuda, cuyo nombre no se menciona, porque contribuyó al templo todo lo que tenía. (Mr 12:41-44.)

      Uso figurado. A las ciudades abandonadas y desoladas se las compara simbólicamente a viudas. (Lam 1:1; compárese con Jer 51:5.) Babilonia la Grande, “la gran ciudad que tiene un reino sobre los reyes de la tierra”, se jacta —como lo hizo su tipo, la antigua Babilonia— de que nunca se quedará viuda. No obstante, tal como la antigua Babilonia en realidad se quedó “viuda”, lo mismo le pasará a la Babilonia la Grande de la actualidad. (Isa 47:8, 9; Rev 17:18; 18:7, 8.)

  • Vofsí
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • VOFSÍ

      (Vofsí).

      Neftalita cuyo hijo, Nahbí, fue uno de los doce israelitas enviados a espiar la tierra de Canaán. (Nú 13:2, 14.)

  • Voluntarioso
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • VOLUNTARIOSO

      El término griego que se traduce “voluntarioso” (Tit 1:7; 2Pe 2:10) significa literalmente “autocomplaciente”, es decir, “que se complace a sí mismo”, y “denota a uno que, dominado por el propio interés, y sin consideración alguna hacia los demás, [hace prevalecer] arrogantemente su propia voluntad”. (Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento de W. E. Vine, 1984, vol. 1, pág. 325.) Por lo tanto, el ser voluntarioso (en el sentido antes mencionado) es una característica que no está en armonía con el espíritu del cristianismo, y se dice en especial a los superintendentes cristianos que no deberían reflejarla. (Tit 1:5, 7.) El apóstol Pedro llamó a algunos que se habían apartado de la conducta cristiana apropiada “osados” y “voluntariosos”. (2Pe 2:10.)

  • Volverse
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • VOLVERSE

      Véase ARREPENTIMIENTO.

  • Voto
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • VOTO

      Promesa solemne que se hace a Dios de llevar a cabo algún acto, ofrenda o dádiva, de aceptar un servicio o determinadas circunstancias, o de abstenerse de ciertas cosas que en sí mismas no son ilícitas. Un voto era un acto voluntario. Como promesa solemne, tiene la fuerza de un juramento, y a veces las dos expresiones se emplean paralelamente en la Biblia. (Nú 30:2; Mt 5:33.) Mientras que el “voto” es más bien una declaración de intención, el “juramento” se hace ante una autoridad superior en testimonio de la veracidad u obligatoriedad de la declaración. Los juramentos a menudo daban garantía a un pacto. (Gé 26:28; 31:44, 53.)

      El registro más antiguo de un voto se halla en Génesis 28:20-22, donde Jacob prometió dar a Jehová el diezmo de todas sus posesiones si continuaba con él, le llevaba de regreso en paz y así demostraba ser el Dios de Jacob. Esto no quiere decir que Jacob pretendiera negociar con Dios, pero quería estar seguro de su aprobación. Este caso indica que los patriarcas hacían votos (véase también Job 22:27) y que, como en el caso de muchas otras costumbres patriarcales, la ley mosaica tipificó y reguló estas prácticas ya existentes relacionadas con la adoración, pero no las introdujo.

      Muchos votos se presentaban a Dios como súplicas, a fin de recibir su favor y tener éxito en una empresa, como en el caso de Jacob. Otro ejemplo al respecto es el voto que hizo Israel de destruir por completo las ciudades del rey cananeo de Arad si Jehová le daba a Israel la victoria. (Nú 21:1-3.) También se hacían como expresiones de devoción a Jehová y a su adoración pura (Sl 132:1-5), o para indicar que una persona se apartaba a sí misma o sus posesiones para un servicio especial. (Nú 6:2-7.) Los padres podían hacer votos con relación a sus hijos, como hizo Ana con relación a Samuel. (1Sa 1:11; compárese con Jue 11:30, 31, 39.)

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