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Nueva JerusalénPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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para ellas, ya que “las naciones andarán por medio de su luz”. (Rev 21:22-27.)
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Nuevo pactoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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NUEVO PACTO
Véase PACTO.
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NúmeroPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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NÚMERO
En hebreo antiguo los números se escribían con todas las letras. Después del exilio en Babilonia, los judíos empezaron a usar las letras del alfabeto como símbolos numéricos. Sin embargo, esta costumbre no se refleja ni siquiera en los manuscritos bíblicos hebreos posteriores al exilio. Uno de los ejemplares más antiguos que existen de escritura hebrea es la inscripción hallada en el túnel de agua de Siloam (probablemente del tiempo del reinado de Ezequías [745-717 a. E.C.]), en la que las dimensiones están escritas en letras. Su costumbre de escribir en letras los números da más garantía de la exactitud y confiabilidad de los manuscritos de las Escrituras Hebreas, que se han copiado muchas veces, ya que por lo general es más fácil equivocarse al copiar un número que una palabra.
En hebreo, los números superiores a diez están compuestos de varias palabras —por ejemplo: doce (dos y diez) (Gé 14:4)—, excepto los múltiplos de diez, como veinte, que es el plural de diez; treinta, una palabra plural derivada de tres; cuarenta, una palabra plural derivada de cuatro, etc. Cien es una sola palabra y doscientos, la forma dual de la misma. Los demás múltiplos de cien se componen de dos palabras (por ejemplo: tres cientos). En hebreo, veinte mil es el número más alto expresado por una sola palabra, que es la forma dual de diez mil (miríada). Los números más altos son una combinación de palabras. Por ejemplo: en 1 Crónicas 5:18 el número 44.760 es literalmente cuarenta y cuatro mil, siete cientos y sesenta. Un millón se escribe como mil miles. (2Cr 14:9.) La familia de Rebeca la bendijo con las palabras: “Oh tú, hermana nuestra, que llegues a ser millares de veces diez mil [literalmente, “millares de miríadas”]”; y, efectivamente, la descendencia de Rebeca llegó a ascender a muchos millones. (Gé 24:55, 60.) En la visión de Daniel se representa a Jehová con “diez mil veces diez mil [literalmente, “una miríada de miríadas”]” que seguían de pie directamente delante de él. (Da 7:10.)
De vez en cuando los números se usan con un sentido aproximado, como números redondos. Por ejemplo: en el Salmo 90:10, donde el salmista habla acerca del límite de edad del hombre; posiblemente también en 1 Reyes 19:18 (siete mil que no se habían inclinado ante Baal), así como en 2 Crónicas 14:9 (el millón de etíopes derrotados por Asá).
En las Escrituras Griegas Cristianas los números generalmente se expresan con palabras. El número de la “bestia salvaje” aparece escrito con letras en los manuscritos Sinaítico y Alejandrino. (Rev 13:18.)
Su uso en la Biblia no es numerología. Dado que la Biblia es un libro histórico y profético, los números que en ella se emplean pueden ser literales o simbólicos. Por lo general, el contexto permite determinar el sentido que ha de dársele al número que se cita. A menudo se dan números en la Biblia con un valor ilustrativo, figurado o simbólico, por lo que en esos casos es muy importante entender su significado para poder comprender el texto bíblico. Sin embargo, no debe confundirse este uso que hace la Biblia de los números con la numerología, que consiste en atribuir un sentido místico oculto a determinadas cifras, combinaciones de cifras y totales. Al parecer, esta práctica tuvo su origen en la antigua Babilonia, y Dios la condena junto con otras formas de adivinación. (Dt 18:10-12.)
A continuación se comentan algunos de los usos figurados que reciben determinados números, que ocupan un lugar destacado en el texto bíblico.
Uno. Cuando se usa en sentido figurado, este número transmite la idea de individualidad y singularidad, así como de unidad y acuerdo en propósito y acción. Moisés dijo: “Jehová nuestro Dios es un solo Jehová”. (Dt 6:4.) Tan solo Él es Soberano y único. No comparte su gloria con otro, como ocurre en el caso de los dioses trinitarios paganos. (Hch 4:24; Rev 6:10; Isa 42:8.) Jehová y Jesucristo tienen unidad de propósito y acción (Jn 10:30), y, de la misma manera, la unidad de los discípulos cristianos con Dios y su Hijo, y entre ellos mismos, debe ser completa. (Jn 17:21; Gál 3:28.) Esta clase de unidad se ejemplifica en la institución del matrimonio. (Gé 2:24; Mt 19:6; Ef 5:28-32.)
Dos. El número 2 aparece con frecuencia en un marco legal. Los relatos coincidentes de dos testigos añaden fuerza al testimonio. Se precisaban dos testigos, o incluso tres, para probar un asunto ante los jueces. Este principio también se aplica en la congregación cristiana. (Dt 17:6; 19:15; Mt 18:16; 2Co 13:1; 1Ti 5:19; Heb 10:28.) Dios se adhirió a este principio cuando presentó a su hijo a la nación como el salvador de la humanidad. Jesús dijo: “En la propia Ley de ustedes está escrito: ‘El testimonio de dos hombres es verdadero’. Yo soy quien doy testimonio acerca de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio acerca de mí”. (Jn 8:17, 18.)
Hacer algo por segunda vez —por ejemplo: repetir una declaración o una visión, aunque solo fuese un paralelismo— daba seguridad y veracidad al asunto (como en el sueño que tuvo Faraón acerca de las vacas y las espigas, Gé 41:32). La poesía hebrea bíblica está llena de pensamientos paralelos, lo que fija en la mente de manera más firme las verdades declaradas y al mismo tiempo facilita la comprensión. (Véanse Sl 2, 44 y otros.)
La bestia que tenía “dos cuernos” de la profecía
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