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Hebreos, Carta a losPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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ante la mismísima presencia de Jehová. Además, si solo leyésemos las Escrituras Hebreas, ¿cómo podríamos entender el profundo significado que tiene el relato del encuentro de Abrahán con Melquisedec o lo que tipificó este rey-sacerdote? Por supuesto, estos son solo dos ejemplos de las muchas realidades que se perciben al leer esta carta.
La fe que esta carta inspira ayuda a los cristianos a asirse de su esperanza sobre la base de “la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen”. (Heb 11:1.) En un tiempo en el que muchas personas confían en sus antecedentes históricos, en la riqueza material y el poder de las organizaciones humanas, en el esplendor de los ritos y de las ceremonias, y buscan la sabiduría de este mundo en vez de la de Dios, la carta a los Hebreos es una ayuda estimable que hace al hombre de Dios ‘enteramente competente y equipado para toda buena obra’. (2Ti 3:16, 17.)
Escritor; cuándo y dónde se escribió. La carta a los Hebreos suele atribuirse al apóstol Pablo; en este sentido se expresaron algunos escritores del siglo I E.C. El Papiro de Chester Beatty núm. 2 (P46) (de aproximadamente 200 E.C.) contiene la carta a los Hebreos entre nueve de las cartas de Pablo, y se la menciona entre las “catorce cartas de Pablo el apóstol” en “El canon de Atanasio”, del siglo IV E.C.
El escritor de Hebreos no menciona su nombre en la carta; en cualquier caso, aunque todas las demás cartas de Pablo lo llevan, el que no figure en esta no lo descarta como escritor. El contenido de la carta señala fehacientemente a Pablo como su escritor y a Italia —probablemente Roma—, como el lugar donde la escribió. (Heb 13:24.) Pablo estuvo preso por primera vez en Roma seguramente durante los años 59 a 61 E.C. Timoteo estuvo con él, y el apóstol lo menciona en sus cartas a los Filipenses, a los Colosenses y a Filemón, todas ellas escritas desde Roma durante ese período. (Flp 1:1; 2:19; Col 1:1, 2; Flm 1.) Esta circunstancia concuerda con la observación que se hace en Hebreos 13:23 respecto a la puesta en libertad de Timoteo y al deseo del escritor de visitar pronto Jerusalén.
La carta se escribió antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70 E.C., pues el templo todavía existía y, según se ve por el argumento de la carta, aún estaba en uso. El comentario de Pablo respecto a la liberación de Timoteo permite determinar que se escribió unos nueve años antes, es decir, en 61 E.C., cuando se cree que Pablo fue puesto en libertad de su primera reclusión. (Heb 13:23.)
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HebrónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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HEBRÓN
(Hebrón).
1. Nieto de Leví e hijo de Qohat. Fue el antepasado de “los hijos de Hebrón”, o hebronitas. (Éx 6:16, 18; Nú 3:19, 27; 26:58; 1Cr 6:2, 18; 15:4, 9; 23:12, 19; 26:30-32.)
2. Hijo de Maresah y padre de Coré, Tapúah, Réquem y Sema; descendiente de Caleb de la tribu de Judá. (1Cr 2:42, 43.)
3. (Lugar de Asociación). Ciudad antigua situada en la región montañosa de Judá; fue edificada siete años antes que la ciudad egipcia de Zoan. (Nú 13:22.) Hebrón está situada a unos 30 Km. al SSO. de Jerusalén y a más de 900 m. sobre el nivel del mar. Se distingue por ser uno de los lugares más antiguos del Oriente Medio que todavía está habitado. El nombre antiguo de Hebrón, “Quiryat-arbá” (Ciudad de Arbá), parece provenir de Arbá, su fundador anaquim. (Gé 23:2; Jos 14:15.) La ciudad y las colinas cercanas han sido famosas durante mucho tiempo debido a sus viñedos, granadas, higos, aceitunas, albaricoques, manzanas y nueces. Favorecida con numerosas fuentes y pozos, Hebrón está rodeada de grandes extensiones de vegetación.
Calle de Hebrón, una de las antiguas ciudades de refugio de Israel
Los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob pasaron parte de su residencia forastera en Hebrón. (Gé 13:18; 35:27; 37:13, 14.) Sara murió allí y fue enterrada en una cueva en la cercana Macpelá. Abrahán había comprado esta cueva y un terreno circundante al hitita Efrón, y llegó a ser la sepultura familiar donde también se enterró a Abrahán, Isaac, Rebeca, Lea y Jacob. (Gé 23:2-20; 49:29-33; 50:13.)
Cuando Moisés envió a los doce espías a la Tierra Prometida, en Hebrón moraban los descendientes de Anaq, hombres de gran estatura. (Nú 13:22, 28, 33.) Unos cuarenta años más tarde, Hoham, el rey de Hebrón, reunió a cuatro reyes más en una ofensiva en contra de Gabaón, ciudad que había hecho un acuerdo de paz con Josué. Los israelitas respondieron a la petición de auxilio de Gabaón, y con la ayuda de Jehová derrotaron a los ejércitos de los cinco reyes que habían ido en contra de Gabaón. Posteriormente ejecutaron a estos cinco reyes, que se habían ocultado en una cueva, y colgaron sus cadáveres en maderos hasta el atardecer. (Jos 10:1-27.)
Durante la campaña realizada en el S. de Canaán, Israel dio por entero a la destrucción a los habitantes de Hebrón y a su rey (al parecer el sucesor de Hoham). (Jos 10:36, 37.) Sin embargo, a pesar de que los israelitas acaudillados por Josué doblegaron el poder de los cananeos, parece ser que
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