BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Atai
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • 2. Uno de los once gaditas valientes que cruzaron el Jordán cuando estaba desbordándose, para unirse al ejército de David en el desierto. (1Cr 12:8, 11-15.)

      3. El segundo de los cuatro hijos que Maacá —esposa favorita de Rehoboam y nieta de Absalón— le dio a luz a Rehoboam. Por consiguiente, fue nieto de Salomón y hermano del rey Abías (Abiyam). (2Cr 11:20, 21.)

  • Atalaya
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • ATALAYA

      1. (Masculino.) Hombre que vigila, por lo general de noche, para proteger propiedades o personas de posibles daños y dar aviso ante una amenaza de peligro. En términos militares también se le suele llamar guarda o centinela. (Jer 51:12, nota; Hch 12:6; 28:16; véase GUARDIA.)

      Como protección contra el robo y el vandalismo, solía haber en tiempos bíblicos personas que vigilaban las viñas u otras cosechas que iban madurando, así como los rebaños, y con ese propósito se situaban en cabañas o torres de vigilancia elevadas construidas para tal fin. (2Re 17:9; 2Cr 20:24; Job 27:18; Isa 1:8.) Las fuerzas de asedio que atacaban los lugares fortificados apostaban atalayas o centinelas que daban información militar a sus comandantes. (Jer 51:12.) Cuando el rey Saúl estaba acampado con su ejército, también tenía atalayas o vigías, cuya responsabilidad era la de velar por el bienestar de su rey. (1Sa 14:16; 26:15, 16.)

      Solían apostarse atalayas sobre los muros y las torres de las ciudades para ver de lejos a los que se acercaban. (2Sa 18:24-27; 2Re 9:17-20.) A veces también hacían sus rondas de inspección por las calles de la ciudad. (Can 3:3; 5:7.) Las personas recelosas y que estaban despiertas durante las peligrosas horas nocturnas tal vez preguntasen repetidas veces a dichos atalayas si todo iba bien (Isa 21:11, 12), y era natural que los mismos atalayas anhelaran que llegara la luz del día. (Sl 130:6.) La ciudad que además de tener atalayas contaba con la protección de Jehová podía considerarse feliz. (Sl 127:1.)

      Uso figurado. Jehová levantó profetas que servían de atalayas figurativos para la nación de Israel (Jer 6:17), y ellos, a su vez, hablaron en ocasiones de atalayas simbólicos. (Isa 21:6, 8; 52:8; 62:6; Os 9:8.) En su papel de atalayas, estos profetas, tenían la responsabilidad de advertir a los inicuos de su inminente destrucción, y en caso de no hacerlo, se les consideraba culpables de su muerte. Naturalmente, si las personas eran insensibles y no prestaban atención a la advertencia, perecían por su propio error, pero el profeta quedaba libre de culpa. (Eze 3:17-21; 33:1-9.) Un profeta infiel era tan inútil como un atalaya ciego o un perro mudo. (Isa 56:10.)

      2. (Femenino.) Lugar de vigilancia o puesto de observación que solía construirse sobre los muros de una ciudad (véase TORRE), en las zonas desérticas o en las fronteras. Las atalayas estaban destinadas principalmente a fines militares, como protección de ciudades o fronteras, pero también se construían como refugio para los pastores y los agricultores en lugares aislados, desde donde un atalaya también podía advertir la presencia de merodeadores con el fin de proteger los rebaños y las cosechas que iban madurando. (2Cr 20:24; Isa 21:8; 32:14.)

      Hubo varias ciudades llamadas Mizpé (heb. mits·péh, “Atalaya”), probablemente debido a que estaban en lugares elevados o porque en ellas se habían erigido torres importantes. A veces la Biblia distinguía estas ciudades mencionando su ubicación, como “Mizpé de Galaad” (Jue 11:29) y “Mizpé de Moab”. (1Sa 22:3.)

      Jacob erigió un montón de piedras y lo llamó “Galeed” (que significa “Majano de Testimonio”) y “La Atalaya”, porque como dijo después Labán: “Atalaye Jehová entre yo y tú cuando estemos situados sin vernos el uno al otro”. (Gé 31:45-49.) Este montón de piedras daría testimonio de que Jehová estaba atalayando para asegurarse de que Jacob y Labán cumpliesen su pacto de paz.

  • Atalia
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • ATALIA

      (De [Perteneciente a] Atalo).

      Hacia el fin de su primer viaje misional, Pablo se embarcó en la ciudad portuaria de Atalia, situada en la costa de Panfilia (Asia Menor) para dirigirse a Antioquía de Siria, que se hallaba a unos 500 Km. de distancia. (Hch 14:24-26.)

      Atalo II, rey de Pérgamo (159-138 a. E.C.) fundó Atalia, hoy Antalya, en la desembocadura del río Catarractes. Llegó a ser el puerto principal de la provincia de Panfilia, donde se daba salida a los productos de la próspera región interior del SO. de Frigia, y el más conveniente para embarcar en dirección a Siria y Egipto desde la parte central de Asia Menor. Aunque en un principio Atalia era simplemente el puerto de la cercana ciudad de Perga, situada a unos 13 Km. de la costa, en los días de los apóstoles el puerto era más importante que la ciudad misma.

  • Atalía
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • ATALÍA

      (Atalía).

      1. Reina de Judá. Fue hija del rey Acab de Israel y su esposa Jezabel, y, por lo tanto, nieta de Omrí. (2Re 8:18, 26.) Era hermana del rey Jehoram de Israel y hermana o hermanastra de los otros 70 hijos de Acab, a quienes Jehú ordenó matar. (2Re 3:1, 2; 10:1-9.) Fue dada en matrimonio por conveniencia política a Jehoram, hijo mayor de Jehosafat de Judá. (2Re 8:25-27; 2Cr 18:1.) Fue madre de Ocozías, quien con el tiempo llegó a ser rey de Judá.

      Al igual que Jezabel, su madre, Atalía incitó a su esposo, Jehoram, a hacer lo que era malo a los ojos

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir