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  • Trompeta
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • Jehová mandó además que en tiempos de guerra las trompetas tocaran una “llamada de guerra”. (Nú 10:9.) Este toque lo realizó posteriormente el sacerdote que acompañaba al ejército. (Nú 31:6.) Cuando Abías de Judá intentaba evitar la guerra contra Jeroboán de Israel, llamó la atención a estas “trompetas [...] para hacer sonar la alarma de batalla” como una garantía divina de victoria a favor de Judá. Jeroboán persistió tercamente en su agresión, pero sus fuerzas cayeron derrotadas ante un ejército de Judá animado por los sacerdotes que “hacían sonar fuertemente las trompetas”. (2Cr 13:12-15.)

      Las trompetas estaban incluidas entre los instrumentos del templo. (2Cr 5:11-13.) Los sacerdotes, los hijos de Aarón, eran quienes tocaban este instrumento. (Nú 10:8; 2Cr 29:26; Esd 3:10; Ne 12:40, 41.) Todos los relatos en los que se menciona la trompeta (heb. jatso·tseráh) pero no se dice que la tocaran los sacerdotes, tienen que ver con algún acontecimiento de importancia nacional, por lo que es de suponer que los sacerdotes estarían presentes. Por lo tanto, es razonable inferir que eran ellos quienes tocaban las trompetas. (2Cr 15:14; 20:28; 23:13; compárese 1Cr 15:24 con vs. 28.) De todos modos, es posible que hubiese diferentes tipos de trompeta, y algunas de ellas debían ser de personas que no eran sacerdotes.

      Jesús dijo a sus oyentes que no ‘tocaran trompeta’ (gr. sal·pí·zō, relacionado con sál·pigx, que significa “trompeta”) para llamar la atención a sus propios actos de caridad, como hacían los hipócritas. (Mt 6:2.) Por lo general se entiende que Jesús utilizó esta expresión en sentido figurado, para enseñar que no debía hacerse ostentación de las dádivas de misericordia.

  • Trono
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
    • TRONO

      El significado primario del término hebreo kis·séʼ es “asiento” (1Sa 4:13), “silla” (2Re 4:10), o bien pudiera aludir a un asiento de importancia especial, como un “trono” (1Re 22:10). No obstante, no se limita estrictamente a los asientos de los monarcas reinantes (1Re 2:19; Ne 3:7; Est 3:1; Eze 26:16) o a un asiento con un respaldo alto y brazos, pues, por ejemplo, mientras estaba en la puerta de Siló, Elí cayó hacia atrás de su kis·séʼ, por lo que este tenía que ser un asiento sin respaldo. (1Sa 4:13, 18.) El término griego thró·nos por lo general se refiere a un asiento alto provisto de respaldo, brazos y un escabel.

      Isaías 14:9 indica que los monarcas de casi todas las naciones utilizaban tronos. La Biblia menciona específicamente los tronos de Egipto (Gé 41:40; Éx 11:5; 12:29), Asiria (Jon 3:6), Babilonia (Isa 14:4, 13; Da 5:20), Persia (Est 1:2; 5:1) y Moab (Jue 3:17, 20). Los arqueólogos creen haber encontrado los tronos que utilizaron los gobernantes de todas estas naciones, con la excepción de Moab. En Meguidó se ha hallado una talla en marfil que, según se cree, representa un trono cananeo con su escabel. Los tronos no israelitas solían disponer de respaldos y brazos, y estaban lujosamente tallados y ornamentados. Un trono egipcio que se ha conservado hasta nuestros días es de madera recubierta de oro, y cierto trono asirio se hizo de hierro forjado con incrustaciones de marfil. Al parecer, el trono solía colocarse sobre un estrado, y casi siempre contaba con un escabel.

      El único trono de un gobernante de Israel que se describe en detalle es el de Salomón. (1Re 10:18-20; 2Cr 9:17-19.) Parece ser que estaba situado en el “Pórtico del Trono”, uno de los edificios que había en Jerusalén, sobre el monte Moria. (1Re 7:7.) Era un ‘gran trono de marfil revestido de oro refinado con un dosel redondo detrás de él y brazos’. Aunque puede que el marfil haya sido el material básico de esta silla real, la técnica de construcción que por lo general se siguió en el templo indica que probablemente era de madera revestida de oro refinado y luego adornado ricamente con incrustaciones de paneles de marfil. Un trono de estas características parecería a simple vista estar hecho enteramente de marfil y oro. Después de mencionar que había seis peldaños que llevaban al trono, el registro continúa: “De pie al lado de los brazos estaban dos leones. Y había doce leones de pie allí sobre los seis escalones por este lado y por aquel lado”. (2Cr 9:17-19.) El simbolismo del león para denotar autoridad real encaja muy bien. (Gé 49:9, 10; Rev 5:5.) Parece ser que los doce leones correspondían a las doce tribus de Israel, y posiblemente simbolizaban su sujeción y apoyo al gobernante que se sentaba en este trono. Unido de alguna manera al trono había un escabel de oro. La descripción del trono de marfil y oro en su elevada posición y con un dosel, junto con los majestuosos leones que estaban enfrente, supera la de cualquier trono de ese entonces que hayan descubierto los arqueólogos o que esté representado en los monumentos o descrito en las inscripciones. Con razón dijo el cronista: “Ningún otro reino tenía uno que estuviera hecho exactamente como este”. (2Cr 9:19.)

      Uso figurado. En sentido figurado, el término “trono” significa un asiento de autoridad gubernamental (1Re 2:12; 16:11), o esa misma autoridad y soberanía real (Gé 41:40; 1Cr 17:14; Sl 89:44); un gobierno o administración real dominante (2Sa 14:9); control soberano sobre un territorio (2Sa 3:10), y una posición de honor (1Sa 2:7, 8; 2Re 25:28).

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