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CestaPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Los escritores de los evangelios distinguen entre la kó·fi·nos y la sfy·rís (la NM usa “cesta” para la primera y “cesta de provisiones” para la segunda) cuando citan las referencias posteriores de Jesús a sus obras milagrosas de multiplicar el alimento. (Mt 16:9, 10; Mr 8:19, 20.)
La sfy·rís es la clase de cesta en la que bajaron a Pablo por una abertura del muro de Damasco. (Hch 9:25.) Cuando les habló a los cristianos de Corinto de esta fuga, el apóstol usó la palabra griega sar·gá·nē, que se refiere a un “cesto de mimbre” o trenzado. Estos dos términos griegos pueden usarse para el mismo tipo de cesta. (2Co 11:32, 33.)
Después de identificar a sus discípulos como “la luz del mundo”, Jesucristo les dijo: “No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa”. Esta “cesta de medir” (gr. mó·di·os) era una medida de capacidad de unos 9 l., pero Cristo la usó en el sentido figurado de cubierta. Jesús animó a sus discípulos a que no escondieran su luz espiritual bajo una “cesta de medir” figurativa, y luego los exhortó con las siguientes palabras: “Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos”. (Mt 5:1, 2, 14-16; véase también Mr 4:21; Lu 11:33.)
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CetroPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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CETRO
Bastón o vara que lleva un gobernante como distintivo de autoridad real. A veces el término “cetro” se usa en sentido figurado para representar reyes (Eze 19:10, 11, 14) o autoridad (Zac 10:11), en especial autoridad real.
En la antigua Persia se tenía que dar muerte a quien compareciera ante la presencia del monarca sin haber sido invitado, a menos que el rey extendiese el cetro de oro. (Est 4:11; 5:2; 8:4.)
Las palabras proféticas de Jacob: “El cetro no se apartará de Judá”, indicaban que el reino llegaría a ser posesión de la tribu de Judá y permanecería en ella hasta la llegada de Siló. (Gé 49:10; véase BASTÓN DE COMANDANTE.) Siglos más tarde, los babilonios, en calidad de “espada” ejecutora de Jehová, destruyeron el reino de Judá y tomaron cautivo a su rey. A este suceso aluden las palabras de Jehová mediante Ezequiel: “¡Una espada, una espada! Ha sido aguzada, y también está pulida. [...] ¿Rechaza el cetro de mi propio hijo, como hace con todo árbol? [...] Porque un exterminio se ha hecho, ¿y qué si rechaza también el cetro?”. (Eze 21:9, 10, 13.) Así, la “espada” trató al “cetro” de Judá de la dinastía davídica como a todo otro árbol que había de ser talado, es decir, como a otros reyes o reinos a los que ya había arruinado.
El Salmo segundo, profecía que Pedro aplicó a Jesucristo (Hch 4:25-27), mostró que el ungido de Jehová utilizaría un cetro de hierro para hacer pedazos a las naciones. (Sl 2:2, 6, 9; compárese con Rev 12:5; 19:15.) Como Jesucristo siempre usa su autoridad real de la manera correcta, su cetro es de rectitud. (Sl 45:6, 7; Heb 1:8, 9.)
En el Salmo 125:3 se dice que “el cetro de iniquidad no seguirá descansando sobre la suerte de los justos”. Estas palabras dan la seguridad de que los justos no serán oprimidos indefinidamente por quienes ejercen autoridad de manera inicua.
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ChacalPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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CHACAL
(heb. tan).
Carnívoro de hocico largo y puntiagudo, cola espesa y aspecto muy parecido al de la zorra. En la actualidad todavía es posible hallar este animal (Canis aureus) en Palestina. Aunque el chacal puede atacar y matar aves de corral e incluso corderos, y come casi cualquier cosa, hasta fruta, se alimenta básicamente de carroña. Por consiguiente, realiza un servicio beneficioso, ya que de otra manera la carroña supondría un criadero de gérmenes infecciosos. Los chacales por lo general cazan de noche, solos, en parejas o en pequeñas manadas. Durante el día suelen dormir en lugares desolados, agujeros en el suelo, cuevas, edificios abandonados o en ruinas.
Como los chacales habitan en zonas silvestres, solitarias e incluso desérticas, su dominio se usa de manera figurada en las Escrituras para representar una condición de desolación absoluta, sin ningún habitante humano. En varias profecías se emplea esta figura para predecir la desolación de Jerusalén, de las ciudades de Judá, Hazor, Babilonia y Edom. (Jer 9:11; 10:22; 49:33; 51:37; Isa 34:5, 13; Mal 1:3.) La Biblia también hace referencia a los quejidos o aullidos del chacal. (Isa 13:22; Miq 1:8.) El aullido del chacal empieza a la puesta del Sol. Es un quejido muy prolongado que se repite tres o cuatro veces, cada vez en un tono ligeramente más elevado que el anterior, hasta que por fin termina en una serie de ladridos cortos y fuertes.
El chacal aparece repetidas veces en las Escrituras en diferentes ilustraciones. Cuando Job describió su propio estado lamentable, exclamó que había llegado a ser un “hermano para los chacales”. (Job 30:29.) Concerniente a una derrota humillante del pueblo de Dios, el salmista se lamentó: “Nos has aplastado en el lugar de chacales” (Sl 44:19), quizás refiriéndose al campo de batalla donde los chacales se congregan para alimentarse de los cadáveres. (Compárese con Sl 68:23.) Como consecuencia del sitio babilonio de Jerusalén en el año 607 a. E.C., hubo una gran hambre, y como resultado, las madres trataron con crueldad a sus propios hijos. Por esa razón Jeremías contrastó apropiadamente la crueldad “de [su] pueblo” con el cuidado maternal de los chacales. (Lam 4:3, 10.)
A causa de las intensas sequías que sufrió la tierra de Judá cuando no contaba con la bendición
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