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  • Año sabático
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • (The Pentateuch and Haftorahs, edición de J. Hertz, Londres, 1972, págs. 811, 812.)

      Dicho sea de paso, este año de liberación o descanso de ser apremiado a pagar las deudas no aplicaba a la liberación de esclavos, muchos de los cuales estaban en esclavitud debido a haber incurrido en deudas. Se liberaba al esclavo hebreo en el séptimo año de su servidumbre o en el Jubileo, dependiendo de cuál llegase primero. (Dt 15:12; Le 25:10, 54.)

      Requería fe guardar los años sabáticos como parte del pacto de Jehová con Israel, pero el observar estrictamente el pacto resultaría en grandes bendiciones para el pueblo. (Le 26:3-13.) Dios prometió proveer lo suficiente durante la cosecha del sexto año para que hubiese alimento durante parte de tres años, desde la cosecha del sexto hasta la cosecha del octavo, puesto que en el séptimo año no debía sembrarse nada y, por lo tanto, no podía recogerse ninguna cosecha hasta el octavo año. (Compárese con Le 25:20-22.) Cuando Israel entró en la Tierra Prometida bajo la dirección de Josué, necesitaron seis años para subyugar a las naciones de Canaán y para asignar herencias de tierra. Por supuesto, durante ese tiempo los israelitas pudieron sembrar poco, si acaso algo, pero pudieron recoger algún alimento de las cosechas de los cananeos. (Dt 6:10, 11.) El año séptimo era un sábado, así que tenían que demostrar fe y obediencia esperando hasta la cosecha del año octavo, y gracias a la bendición de Dios, sobrevivieron.

      Cada año de liberación, todos —hombres y mujeres, pequeñuelos y residentes forasteros—, tenían que reunirse durante la fiesta de las cabañas para oír la lectura de la Ley. (Dt 31:10-13.)

      Antes del cautiverio de Israel, la tierra habría disfrutado de 121 años sabáticos, además de 17 años de Jubileo, si la nación hubiese guardado apropiadamente la Ley. Pero no se guardaron todos los años sabáticos. Cuando el pueblo fue al exilio babilonio, la tierra permaneció desolada durante setenta años “hasta que la tierra hubo pagado sus sábados”. (2Cr 36:20, 21; Le 26:34, 35, 43.) No se indica en ninguna parte de las Escrituras que los israelitas dejaran de observar precisamente setenta años sabáticos, pero Jehová les impuso setenta años de abandono forzoso de la tierra a fin de que pagaran por todos los años sabáticos que habían dejado de guardar.

  • Apacibilidad
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
    • APACIBILIDAD

      El libro Palabras Griegas del Nuevo Testamento, de William Barclay, dice en cuanto a la palabra griega pra·ýs: “En el griego clásico, esta es una palabra encantadora. Aplicada a las cosas, significa ‘suave’. En este sentido se usa, por ejemplo, respecto de la brisa o de la voz. Aplicada a las personas, significa ‘grato’”. “Hay docilidad en praus, pero tras esa docilidad está la fuerza del acero [...]. No es una docilidad pusilánime, una ternura sentimentaloide, un quietismo pasivo” (traducción de Javier José Marín C., C. B. P., 1977, págs. 183, 184). En el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento, de W. E. Vine, se comenta respecto al sustantivo pra·ý·tēs: “[...] consiste ‘no sólo en el comportamiento externo de la persona; ni tampoco en sus relaciones con sus semejantes; tampoco se trata meramente de su disposición natural. Más bien es una obra efectuada en el alma; y sus ejercicios son en primer lugar y ante todo para con Dios. Es aquella disposición de espíritu con la que aceptamos Sus tratos con nosotros como buenos, y por ello sin discutirlos ni resistirlos; este término está estrechamente relacionado con la palabra tapeinophrosunē (humildad), y es una directa consecuencia de ella’” (1984, vol. 2, pág. 369).

      La palabra pra·ýs se traduce de diversas maneras en diferentes versiones de la Biblia: “manso”, “apacible” (BC), “de genio apacible”, “apacible” (NM), “paciente”, “humilde”, “dulce” (LT). Sin embargo, como se comenta en la obra de Barclay antes citada, pra·ýs va un poco más allá de la mansedumbre o la docilidad, y cuando se usa respecto a personas, puede significar grato, apacible, afable.

      Si bien es cierto que Jehová no puede tolerar el pecado y la maldad, amorosamente ha provisto un medio de acercarse a Él a través del sacrificio de rescate y el servicio sacerdotal de Jesucristo. Por consiguiente, Sus adoradores y siervos pueden acercarse a Él sin sobrecogerse de temor mórbido ni de pavor. (Heb 4:16; 10:19-22; 1Jn 4:17, 18.) Jesús representó a Jehová Dios tan a la perfección, que él mismo pudo afirmar: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también”. Asimismo dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible [gr., pra·ýs] y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”. (Jn 14:9; Mt 11:28-30.) En consecuencia, Jehová Dios también es totalmente abordable para todos aquellos que lo aman, e infunde apacibilidad, sentido de confianza y fortaleza en todos los que lo invocan.

      Una característica de fortaleza interior. La apacibilidad de genio o de espíritu no tiene nada que ver con un carácter débil. Jesucristo dijo: “Soy de genio apacible y humilde de corazón”. (Mt 11:29; 2Co 10:1.) Sin embargo, el Padre daba total respaldo a Jesús, quien era firme en lo recto y de gran franqueza de expresión y de acción cuando la situación lo requería. (Mt 23:13-39; compárese con 21:5.)

      La persona de genio apacible es así porque tiene fe y una fuente de fortaleza. No se desequilibra o se le hace perder su buen juicio con facilidad. La ausencia

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