Moisés bajo ataque
PESE a sus múltiples discrepancias, el judaísmo, el cristianismo y el islam coinciden al menos en un punto: su gran respeto hacia un hombre llamado Moisés. Para los hebreos es “el mayor maestro judío” y el fundador de su nación; para los cristianos, uno de los predecesores de Jesucristo, y para los musulmanes, uno de sus primeros y más destacados profetas.
Sin duda, ocupa su lugar entre los seres humanos más influyentes de la historia. No obstante, por más de un siglo ha sido el blanco de críticas tanto de eruditos como de clérigos, quienes en muchos casos no solo han cuestionado que hiciera milagros y liberara a los israelitas de Egipto, sino el propio hecho de que él existiera. Así, el libro Moses—A Life (Vida de Moisés), de Jonathan Kirsch, ofrece la siguiente conclusión: “Lo único seguro sobre el Moisés histórico es que en el pasado remoto, en una época y lugar que desconocemos, pudiera haber vivido alguien semejante al protagonista bíblico, alguien que pudiera haber realizado hazañas que se convirtieron en el ‘grano de arena’ que fue recubriéndose, al pasar los siglos, con capas del ‘nácar’ de leyendas y tradiciones hasta convertirse en la ‘perla’ actual: la figura rica y polémica que aparece en las páginas de la Biblia”.
En una primera aproximación, parecería justificado el escepticismo. Al fin y al cabo, hay pruebas arqueológicas que atestiguan la existencia de otros individuos mencionados en las Escrituras, como el rey Jehú, pero no la de Moisés. Claro, esto de ningún modo demuestra que sea un mito, pues en su día, los escépticos también calificaron de legendarios a otros personajes bíblicos —como los reyes Belsasar (Baltasar) de Babilonia y Sargón de Asiria— antes de que la arqueología confirmara su historicidad.
Jonathan Kirsch hace esta salvedad: “Los vestigios del Israel bíblico son tan escasos que la ausencia absoluta de testimonios referentes a Moisés en fuentes ajenas a las Escrituras no es ni sorprendente ni decisiva”. Por ello, según este autor, hay quienes consideran improbable que Moisés sea imaginario por la razón de que “una biografía con tal riqueza de detalles y diálogo, con tal complejidad [...], no puede ser fruto de la invención”.
Seamos o no creyentes, seguramente conocemos, siquiera de forma superficial, los hitos en la trayectoria de este patriarca: su encuentro con Dios en la zarza ardiente, la liberación y el éxodo de los israelitas, y la división del mar Rojo. Ahora bien, ¿hay motivos para creer que estos sucesos fueron reales, o es Moisés tan solo un mito? El siguiente artículo abordará estas cuestiones trascendentales.