14 RAHAB
Puso a Jehová por encima de su propio pueblo
EN UNO de los lados de la muralla de Jericó, había una casa donde vivía Rahab, una prostituta. Desde su ventana, ella podía ver cómo el sol bañaba los alrededores de “Jericó, la ciudad de las palmeras” (Deut. 34:3). Pero, al caminar por su ciudad, solo veía rostros apagados y llenos de miedo. Y es que sus habitantes sabían que Jehová ayudaría a su pueblo, Israel, a conquistar la ciudad y que ellos iban a perder la vida.
Los israelitas estaban acampados cerca de la ciudad. Cuarenta años atrás, Jehová había rescatado a su pueblo de los egipcios hundiendo al faraón y a sus soldados en el mar Rojo. Recientemente, también había hecho que su pueblo, una nación que iba vagando por el desierto, consiguiera victorias contundentes ante los poderosos reyes amorreos de Sehón y Og. Y ahora estaban a las puertas de Jericó, listos para ejecutar el merecido castigo que Jehová quería darles a sus habitantes por las cosas horribles que hacían.
Rahab sabía lo mal que se portaba la gente de su pueblo. Tal vez ella deseaba algo mejor que la humillante vida que llevaba como prostituta. Y, por eso, lo que escuchó sobre Jehová no la llenó de miedo, sino de esperanza. Entendió que él es un Dios que protege a su pueblo y lo dignifica. ¡Nada que ver con los dioses paganos de Canaán! Ella se sentía atraída a este Dios tan justo, limpio y bueno.
Una noche, dos desconocidos llegaron a su casa buscando un lugar para alojarse. Rahab, que era muy lista, no tardó en darse cuenta de quiénes eran: dos israelitas que venían a espiar. Pero Rahab no fue la única que los descubrió. Al rey de Jericó también le habían llegado rumores sobre esos espías, así que envió a sus hombres a la casa de Rahab para ordenarle que los entregara. Rahab tenía que tomar una decisión que podía cambiarle la vida: ¿apoyaría a la gente de su malvada ciudad o se pondría del lado de Jehová?
Rahab fue valiente y escogió a Jehová. Escondió a los espías en el techo de su casa y envió a los hombres del rey por otro camino. Cuando se marcharon, fue a buscar a los israelitas al techo y les explicó por qué los había protegido. Les dijo: “Yo sé que Jehová les dará esta tierra”. Ella había puesto su fe en el Dios de ellos. Les dijo algo que los animó mucho: que los hombres de Jericó les tenían muchísimo miedo a los israelitas. Y además les suplicó que la protegieran cuando Jehová hiciera que Israel destruyera la ciudad.
¿Qué le ayudó a Rahab a ponerse del lado de Jehová y dejar su estilo de vida inmoral?
Rahab salvó a los espías, y ellos vieron que se puso del lado de Jehová. Así que aceptaron lo que les pidió; ella y su familia no morirían. Claro, no tenía que revelar dónde estaban los espías. Además, debía atar un cordón rojo escarlata a la ventana de su casa que daba hacia afuera de la ciudad y quedarse en su casa durante la batalla. Así, ella y su familia estarían a salvo.
Rahab usó una soga para ayudarles a los espías a huir por la ventana. Luego, hizo justo lo que ellos le dijeron. Amarró un cordón rojo escarlata en la ventana. Además, mantuvo en secreto la misión de los espías, algo que requería mucho valor. Y es que, si los hombres de Jericó se enteraban de lo que había hecho, a ella le esperaba una muerte terrible. También siguió la instrucción de meter a su familia dentro de su casa. Cuando Jehová retuvo las aguas del río Jordán para que los israelitas cruzaran, seguro que ella se convenció aún más de que había tomado la mejor decisión. La gente de Jericó debía estar muerta de miedo cuando el ejército de Israel marchó alrededor de la ciudad por siete días. El séptimo día, cuando los sacerdotes tocaron los cuernos y los israelitas lanzaron un grito, los muros se desplomaron. Mientras tanto, Rahab y su familia estaban en su casa, todos juntos y a salvo.
Después de la guerra, los espías sacaron con vida a Rahab y a su familia, como les había mandado Josué. Su casa estaba en la única parte de la muralla que quedó en pie. Más tarde, Rahab llegó a ser parte de Israel. Se casó con un israelita y tuvieron hijos. Y, siglos después, salió de su descendencia el hombre más valiente que ha pisado la Tierra: Jesucristo (Mat. 1:5, 16). ¡Cuánto bendijo Jehová a Rahab por su fe y valor!
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¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor Rahab?
Investigue un poco más
1. Describa cómo debió ser la vida de Rahab en Jericó (w13 1/11 12, 13).
2. ¿Cómo sabemos que los espías no fueron a la casa de Rahab con intenciones inmorales? (it “Prostituta” párr. 16).
3. ¿Por qué tenía Rahab en el techo tallos de lino puestos en hileras, y para qué se usaba el lino? (it “Lino, I” párrs. 2-4). A
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Imagen A: Un campo de lino.
4. ¿Por qué no estuvo mal que Rahab engañara a los hombres del rey? (w04 1/12 9 párr. 1). B
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Piense en las lecciones
¿Por qué necesitaba valor Rahab para dejar su estilo de vida inmoral y adorar a Jehová con los israelitas? ¿Qué pueden aprender de su ejemplo quienes están estudiando la Biblia?
La Biblia nos dice que no debemos mentir. Ahora bien, puede que haya enemigos del pueblo de Dios que nos presionen para que revelemos información confidencial sobre nuestros hermanos. En casos como esos, ¿qué podemos aprender del ejemplo de Rahab? (Prov. 11:13; Ecl. 3:7; Efes. 4:25). C
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¿De qué otras maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de Rahab?
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¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
¿Qué me gustaría preguntarle a Rahab cuando resucite?
Para saber más
¿Qué nos enseña el relato de Rahab sobre lo que tenemos que hacer para sobrevivir cuando llegue el día de Jehová?
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