37 DANIEL
Decidió “que no iba a contaminarse”
DANIEL estaba muy lejos de su casa. Los babilonios se habían llevado a su familia y a muchas otras lejos de su tierra, Judá. El viaje a Babilonia debió haber sido largo; quizás les tomó unos cuatro meses. De entre los cautivos, los soldados del rey separaron a Daniel y a otros jóvenes y los llevaron lejos de su familia, a la capital. Daniel se hizo muy amigo de tres jóvenes hebreos: Hananías, Misael y Azarías. Enseguida, los cuatro se dieron cuenta de las verdaderas intenciones de quienes los capturaron: convertirlos en un babilonio más.
Cuando se llevaron a Daniel lejos de su casa y de su familia, lo presionaron muchísimo para que dejara de ser leal a Jehová
Nabucodonosor, el rey de Babilonia, puso a cargo de estos jóvenes a Aspenaz, el funcionario principal de la corte. Para empezar, Aspenaz les cambió los nombres. Muchos de los nombres hebreos honraban al Dios verdadero. Por ejemplo, Daniel significa “mi juez es Dios”. En cambio, los nombres de los babilonios honraban a sus propios dioses. En el caso de Daniel, lo llamaron Beltsasar. Todo parece indicar que ese nombre venía de una oración que se le hacía al dios falso Bel para proteger la vida del rey. Además, el rey también quería que se adoctrinara a estos jóvenes. Ordenó que les enseñaran a hablar y escribir el idioma de los caldeos para que más adelante pudieran servir en el palacio real. Y eso solo fue el principio.
Como Aspenaz era el encargado de supervisar a estos jóvenes, Nabucodonosor también le ordenó que les diera de los manjares del rey —la mejor comida— y del vino que él mismo tomaba. Puede que algunos jóvenes se sintieran privilegiados por recibir este trato tan especial. Pero Daniel se dio cuenta de que aquellas atenciones escondían un verdadero peligro para él y sus tres amigos. ¿En qué sentido?
Quizá Daniel se puso a pensar: “Los babilonios saben que no comemos ciertos alimentos porque lo prohíbe la Ley de Jehová. ¿Nos servirán comida que Dios considera impura para que así lo desobedezcamos? Y, cuando nos pongan carne, ¿estará bien desangrada, o intentarán engañarnos para que comamos sangre y violemos la Ley de Jehová? Incluso si no tiene sangre, ¿parecerá de todos modos que estamos participando con ellos en la adoración a sus dioses? O, si nos sirven mucho vino, ¿nos costará pensar con claridad?”.a
Seguro que Daniel le oró muchísimo a Jehová y también habló del tema con sus amigos. “Decidió en su corazón” que haría lo que fuera necesario con tal de hacer feliz a Jehová. Luego fue a hablar con Aspenaz y, con mucho respeto, le pidió permiso para que él y sus amigos no comieran nada que pudiera contaminarlos. Como Jehová estaba con Daniel, hizo que el funcionario principal de la corte lo tratara con bondad. Pero a Aspenaz le preocupaba algo: ¿qué pasaría con la salud de estos jóvenes? ¿Se enfermarían si no comían lo mismo que los demás? Si eso pasaba, Nabucodonosor lo castigaría. Daniel no se puso a discutir, sino que buscó una solución. Con valor, habló con el guardián que Aspenaz había puesto para que los cuidara y le propuso una prueba: que durante 10 días los dejara comer solamente legumbres y beber únicamente agua. Luego los podría comparar con el resto de los jóvenes. Para su sorpresa, el guardián dijo que sí.
Después de esos 10 días, se vio claramente el resultado de la prueba. Saltaba a la vista que los cuatro estaban mucho mejor que el resto. Les fue tan bien que les dejaron seguir la misma dieta a partir de ese momento. Era evidente que Jehová los había bendecido por su fe y valor. Y eso fue algo que nunca olvidaron.
Como veremos en el próximo capítulo, los tres amigos de Daniel se enfrentaron más tarde a una situación aterradora que puso a prueba su valor. ¿Y qué fue de Daniel? Pues, en los 100 años que vivió aproximadamente, pasó por muchas pruebas que requirieron valor de su parte. Por ejemplo, cuando Jehová hizo que el orgulloso Nabucodonosor tuviera unos sueños, Daniel le reveló lo que significaban aunque esos sueños predecían malas noticias para él y su reino. Décadas después, Daniel interpretó una escritura que había aparecido de forma milagrosa en la pared a pesar de que el mensaje condenaba a Belsasar, el rey que estaba en el poder. Y, ya de muy mayor, Daniel se enfrentó cara a cara con la muerte cuando lo arrojaron a un foso de leones hambrientos. En todos los casos, demostró el mismo valor que había tenido cuando era un jovencito. ¿Verdad que no nos sorprende que un ángel de Jehová dijera que Daniel era “un hombre muy valioso”?
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor Daniel?
Investigue un poco más
1. ¿Se contradicen Daniel 1:1 y Jeremías 25:1? (dp 18, 19 párrs. 14, 15).
2. Daniel 1:2 habla del tesoro del dios de Nabucodonosor. ¿Cómo demuestra una inscripción babilonia que realmente existió ese tesoro? (it “Tesoro” párr. 3). A
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Imagen A: Inscripción de Nabucodonosor que habla de “la casa del tesoro” en el templo de Merodac.
3. ¿Qué función tenían en Babilonia “los sacerdotes-magos”? (Dan. 1:20; it “Magia y hechicería” párrs. 2-6). B
Imagen B: Tablilla babilonia que explica cómo “curar” a alguien cuando se pensaba que lo había atacado un espíritu.
4. Al parecer, ¿qué incluía la dieta a base de legumbres que seguían Daniel y sus tres amigos? (Dan. 1:12; dp 40 párr. 25).
Piense en las lecciones
¿Cómo pueden imitar los jóvenes a Daniel incluso cuando no están cerca de su familia?
Daniel fue valiente al enfrentarse a las pruebas. ¿Qué le ayudó a lograrlo? (Dan. 1:8). ¿Cómo podemos imitarlo? C
Imagen C
¿De qué otras maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de Daniel?
Vea el cuadro completo
¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
¿Qué me gustaría preguntarle a Daniel cuando resucite?
Para saber más
Vea una escenificación de este relato bíblico.
¿Cómo pueden los jóvenes ser igual de valientes y leales que Daniel?