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Seamos valientes al andar con Dios
wcg cap. 49 pág. 220-pág. 223

49 PEDRO

Llegó a ser fuerte como una roca

Edición impresa
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POCO después de conocer a Simón, Jesús le dio un nuevo nombre. Le dijo: “Tú eres Simón hijo de Juan. Tú serás llamado Cefas”. Al parecer, Cefas tiene el mismo significado que el nombre Pedro, que significa “trozo de roca”. ¿Por qué le puso Jesús ese nombre? Pues bien, las rocas son sólidas, firmes y estables, y pueden usarse como material de construcción. Por lo visto, Jesús estaba dando a entender que su amigo llegaría a ser justo así: fuerte como una roca.

¿Estaría Pedro a la altura de ese nombre? Como vimos en el capítulo 45, no siempre fue así. A veces, fue indeciso e inestable, nada que ver con una roca. De hecho, en ocasiones hasta se dejó dominar por el miedo. Aun así, Jesús confiaba plenamente en su amigo. Sabía que con el tiempo aprendería a ser más valiente..., y no se equivocó.

Después de su muerte y resurrección, Jesús les encargó a sus apóstoles un trabajo muy importante. Y Pedro aceptó el reto sin dudarlo. Cada vez fue mostrando más y más valor. Por ejemplo, en una fiesta muy grande en Jerusalén, habló delante de miles de judíos devotos y les dijo con franqueza y mucho valor que ellos habían sido responsables del asesinato del Mesías. Al oír esto, muchos “sintieron que un dolor les atravesaba el corazón”. Así fue como unos 3.000 se arrepintieron y se bautizaron como discípulos de Jesús.

¿Cómo consiguió Pedro llegar a ser la clase de persona que Jesús había predicho?

Pedro hizo de la predicación el centro de su vida. Jesús le confió “las llaves del Reino” para que se encargara de darles la oportunidad de entrar en el Reino celestial a tres grupos de personas. Primero a los judíos, luego a los samaritanos y finalmente a los gentiles, es decir, los no judíos. Pedro cumplió con esta tarea predicando con valor y sin prejuicios. Acompañado a veces por su esposa, viajó por todas partes para predicar y para animar a los hermanos. Y llegó incluso a Babilonia, donde vivió por un tiempo.

Durante su ministerio, Pedro se enfrentó con valor a muchos problemas, entre ellos a la oposición. De hecho, él y otros apóstoles estuvieron encarcelados en varias ocasiones. Una de las veces en que los líderes religiosos judíos les ordenaron que dejaran de predicar, Pedro les contestó: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. Y, aunque más adelante les dieron una paliza, Pedro y los demás apóstoles siguieron hablando sin miedo sobre el Reino de Dios y el Rey que Jehová nombró, Jesucristo.

Después de recibir golpes, Pedro y otros apóstoles van hablando felices mientras caminan por las calles de la ciudad. Su ropa tiene manchas de sangre y, mientras pasan, un grupo de judíos los observan con admiración.

La persecución era cada vez más intensa. Como vimos en el capítulo anterior, a Esteban lo ejecutaron por sus creencias. Y, más o menos una década más tarde, hicieron lo mismo con Santiago, un buen amigo de Pedro que también era apóstol. Como el gobernante que lo mandó asesinar vio que los judíos que odiaban a los cristianos se pusieron contentos, también mandó arrestar a Pedro. Así que Pedro terminó encarcelado, encadenado y con guardias vigilándolo. Al verse así, ¿se habrá preguntado si había llegado su hora? Después de todo, Jesús había predicho que lo atarían y se lo llevarían para matarlo.

Pero, de repente, un ángel se le apareció en plena noche. Despertó a Pedro, le quitó las cadenas y lo sacó de la celda. Pasaron por delante de los guardias, atravesaron la enorme puerta y salieron a la calle. ¿Cómo aprovecharía Pedro su libertad? Podría haber huido de Jerusalén para salvar su vida. Pero, en vez de eso, fue directamente al lugar en el que sabía que había cristianos adorando a Jehová y orando. ¡Seguro que Pedro se puso muy feliz por volver a verlos y poder animarlos!

Pedro nunca olvidó lo que su Señor le pidió: “Fortalece a tus hermanos”; “alimenta a mis ovejitas” (Luc. 22:32; Juan 21:17). Sin importar dónde estuviera, él predicaba con valor y fortalecía a sus hermanos. Es cierto que cometió errores. Al fin y al cabo, era imperfecto. Por ejemplo, en una ocasión, otro apóstol tuvo que corregirlo porque se dejó llevar por la presión de grupo. Pero Pedro aceptó con humildad la disciplina y aprendió la lección. Él siguió animando a sus hermanos y, además, escribió por inspiración dos cartas que llegaron a formar parte de la Biblia. Pedro sirvió fielmente a Jehová hasta el final de su vida, cuando lo ataron y se lo llevaron para ejecutarlo. ¡De verdad estuvo a la altura de su nombre! Había llegado a ser fuerte como una roca: alguien con una fe firme y un valor inquebrantable.

Lea el relato bíblico

  • Mateo 16:18, 19

  • Juan 1:40-42; 21:14-19

  • Hechos 2:14-43; 5:17-42; 8:14-17, 25; 10:44-48; 12:1-17

  • Gálatas 2:11-14

  • 1 Pedro 5:13

  • 2 Pedro 1:12-15

¿Qué diría?

¿De qué maneras demostró valor Pedro durante toda esta etapa de su vida?

Investigue un poco más

  1. 1. ¿Cómo usó Pedro las “las llaves del Reino” que Jesús le dio? (Mat. 16:18, 19; ijwbq artículo 124 párrs. 1-5). A

    Un mapa que muestra los lugares donde Pedro usó “las llaves del Reino”.

    Imagen A: Pedro les predicó el mensaje del Reino a los judíos en Jerusalén, a los samaritanos en Samaria y a los gentiles en Cesarea.

  2. 2. Pedro estuvo dispuesto a visitar a Cornelio, que era gentil. ¿Cómo sabemos que ya desde antes él no se dejaba llevar totalmente por los prejuicios? (Hech. 10:5-7, 23; bt 69 párr. 1, nota). B

    Imagen B: Ubicación de la antigua Jope.

  3. 3. ¿Qué indica que Pedro reaccionó bien cuando Pablo lo corrigió? (w17.04 26, 27 párrs. 15-17).

  4. 4. ¿Por qué se mudó Pedro a Babilonia? (it “Cautiverio” párr. 24).

Piense en las lecciones

  • Cuando Pedro habló ante una multitud en Jerusalén, lo hizo con valor pero también con respeto. ¿En qué situaciones es especialmente necesario que nosotros hagamos lo mismo?

  • Aunque Pedro tenía responsabilidades de peso en la congregación, aceptó la disciplina de Pablo. ¿Cómo podemos imitar a Pedro? C

    Serie de imágenes: En un proyecto de construcción, el responsable de uno de los equipos acepta la disciplina que necesitaba. Las escenas de esta serie se repiten después. El mismo responsable les habla con dureza a dos hermanos. Detrás, otros dos hermanos que también están trabajando, observan la escena. Luego, los dos hermanos que vieron lo que pasó lo corrigen cariñosamente con la Biblia, y él acepta la disciplina.

    Imagen C

  • ¿De qué otras maneras puede usted imitar el valor que Pedro demostró en este relato?

Vea el cuadro completo

  • ¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?

  • ¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?

  • Después de estudiar este relato, ¿cómo se siente al pensar en que Dios eligió a Pedro para gobernar con Cristo en el cielo, y por qué?

Para saber más

¿Cómo puede ayudarnos el ejemplo de Pedro a confiar en Jehová y vencer nuestros miedos?

Aprendamos de ellos: Pedro (6:48)

Con la ayuda de esta actividad, vea qué más podemos aprender del relato de Hechos 10.

“Dios no muestra favoritismo” (“Actividades para estudiar la Biblia”, sección de jw.org)

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