Kukwe dianinkä gätä Nita Dirire aune Ja Ngwen Ño ye kräke
1-7 MARZO
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 7, 8
“Kukwe nuainbare campamento Israel ye tä ja töi kräke”
it-1-S 523 párr. 7
Congregación
En Israel, los “príncipes” solían actuar en representación de todo el pueblo. (Esd 10:14.) Así, los “principales de las tribus” hicieron sus presentaciones cuando se erigió el tabernáculo. (Nú 7:1-11). Los sacerdotes, levitas y “cabezas del pueblo” también actuaron como representantes de la nación cuando se autenticó por sello el “arreglo fidedigno” en los días de Nehemías. (Ne 9:38–10:27.) Durante el viaje de los israelitas por el desierto, doscientos cincuenta de los “principales de la asamblea, los convocados de la reunión, hombres de fama”, se congregaron con Coré, Datán, Abiram y On en contra de Moisés y Aarón. (Nú 16:1-3.) En conformidad con la instrucción divina, Moisés seleccionó a 70 ancianos de Israel para que le ayudaran a llevar “la carga del pueblo”, demasiado pesada para él solo. (Nú 11:16, 17, 24, 25.) En Levítico 4:15 se habla de “los ancianos de la asamblea”; al parecer los ancianos de la nación, sus cabezas, sus jueces y sus oficiales eran los representantes del pueblo. (Nú 1:4, 16; Jos 23:2; 24:1.)
it-2-S 874 párr. 1
Rubén
En el campamento de Israel, los rubenitas acampaban en el lado S. del tabernáculo, flanqueados por los descendientes de Simeón y de Gad. Cuando la nación se ponía en marcha, esta división de tres tribus encabezada por Rubén seguía a la división de tres tribus formada por Judá, Isacar y Zabulón. (Nú 2:10-16; 10:14-20.) Este fue también el orden en que las tribus presentaron sus ofrendas el día de la inauguración del tabernáculo. (Nú 7:1, 2, 10-47.)
w04-S 1/8 25 párr. 1
Puntos sobresalientes del libro de Números
8:25, 26. Para distribuir de manera conveniente los puestos de servicio de los levitas y por consideración a la edad, a los hombres mayores se les apartaba del servicio obligatorio. Sin embargo, podían ofrecerse para ayudar a otros levitas. Aunque en nuestros días no se jubila a nadie de su labor como proclamador del Reino, el principio implícito en esta ley nos enseña una valiosa lección. Aquel cristiano cuya edad avanzada le impida desempeñar ciertas obligaciones puede participar en otros aspectos del servicio que estén a su alcance.
Perla ükani känändre
it-2-S 717 párr. 3
Primogénito
Puesto que los hijos primogénitos de los israelitas serían los cabezas de las diversas casas, representaban a la entera nación. En realidad, Jehová llamó a toda la nación su “primogénito”, por ser su nación primogénita debido al pacto abrahámico. (Éx 4:22.) Por haber conservado la vida a los primogénitos, Jehová mandó que le fuera santificado “todo primogénito varón que abre cada matriz entre los hijos de Israel, entre hombres y bestias”. (Éx 13:2.) De modo que todos los hijos primogénitos fueron dedicados a Dios.
it-2 939 párr. 2
Santidad
Aunque Israel era santa como nación, a ciertos israelitas se les consideraba santos de una manera especial. Los sacerdotes, en particular el sumo sacerdote, estaban apartados para servir en el santuario y representaban al pueblo ante Dios. En esa calidad, eran santos y tenían que mantener la santidad con el fin de poder llevar a cabo su servicio y que Dios continuara viéndolos como santos. (Le 21; 2Cr 29:34.) Los profetas y otros escritores bíblicos inspirados eran hombres santos. (2Pe 1:21.) El apóstol Pedro llama “santas” a las mujeres de tiempos antiguos que fueron fieles a Dios. (1Pe 3:5.) Los soldados de Israel eran considerados santos durante una campaña militar, pues las batallas que peleaban eran las guerras de Jehová. (Nú 21:14; 1Sa 21:5, 6.) Todos los varones primogénitos de Israel eran santos para Jehová, ya que Jehová había librado de la muerte a los primogénitos cuando se celebró la Pascua en Egipto; le pertenecían a Él. (Nú 3:12, 13; 8:17.) Por esta razón, todos los hijos primogénitos tenían que ser redimidos en el santuario. (Éx 13:1, 2; Nú 18:15, 16; Lu 2:22, 23.) Una persona (hombre o mujer) que hiciera un voto de vivir como nazareo, era santo durante el período abarcado por el voto. Este tiempo se apartaba para dedicarlo completamente a algún servicio especial a Jehová. El nazareo tenía que observar ciertos requisitos legales, y si violaba alguno de ellos, quedaba inmundo. En ese caso tenía que hacer un sacrificio especial para recuperar su estado de santidad. Los días transcurridos antes de haberse hecho inmundo no contaban para su nazareato; debía empezar de nuevo a cumplir su voto. (Nú 6:1-12).
8-14 MARZO
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 9, 10
“Jehovata juta kwe jie ngwen ño”
it-1-S 403 párr. 6
Campamento
El traslado de este enorme campamento de un lugar a otro (Moisés menciona 40 de estos campamentos en Números 33) también fue una maravillosa demostración de organización. Mientras la nube descansaba sobre el tabernáculo, el campamento seguía en el mismo lugar, y cuando la nube se alzaba, el campamento partía. “Por orden de Jehová acampaban, y por orden de Jehová partían.” (Nú 9:15-23.) Dos trompetas de plata hechas de labor de martillo comunicaban estas órdenes de Jehová al campamento general. (Nú 10:2, 5, 6.) Toques especiales fluctuantes de trompeta indicaban que debía levantarse el campamento. La primera vez que esto ocurrió fue “en el segundo año [1512 a. E.C.], en el segundo mes, el día veinte del mes”. Con el arca del pacto a la vanguardia, partió la primera división de tres tribus, encabezada por Judá y seguida de Isacar y Zabulón. A continuación iban los guersonitas y los meraritas, que llevaban sus porciones asignadas del tabernáculo. Luego, la división de tres tribus, encabezada por Rubén y seguida de Simeón y Gad. Después de ellos iban los qohatitas con el santuario, y seguidamente la división de tres tribus de Efraín, por delante de Manasés y Benjamín. Por fin, en la retaguardia estaba la división encabezada por Dan, acompañada de Aser y Neftalí. De manera que las dos divisiones más fuertes y numerosas tomaron las posiciones de vanguardia y retaguardia. (Nú 10:11-28.)
w11-S 15/4 4 párr. 4, 5
¿Reconocemos el medio que Dios usa para guiarnos?
¿Cómo podemos demostrar gratitud por la guía de Dios? El apóstol Pablo nos da la respuesta: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos” (Heb. 13:17). Claro, esto no siempre es fácil. Para ilustrarlo, imagínese que usted es un israelita de la época de Moisés. Lleva días caminando por el desierto detrás de la columna. De repente, esta se detiene. “¿Por cuánto tiempo se quedará aquí? —piensa—. ¿Un día? ¿Una semana? ¿Varios meses?” Entonces se pregunta si valdrá la pena deshacer el equipaje. Por si acaso, saca solo lo imprescindible. Sin embargo, pasan varios días y se harta de estar buscando entre los bultos, de modo que decide sacar el resto. Pero cuando está acabando, la columna se levanta, ¡y usted tiene que volver a guardarlo todo! ¡Qué fastidio! Sin embargo, no le queda otra opción que partir “inmediatamente después”, igual que el resto del pueblo (Núm. 9:17-22).
¿Cómo reaccionamos hoy cuando Dios nos da su guía? ¿La seguimos “inmediatamente después” de recibirla, o continuamos haciendo las cosas como siempre? ¿Estamos al día con las últimas instrucciones, como por ejemplo, las relacionadas con los estudios bíblicos, la predicación a extranjeros, la adoración en familia, la conducta durante las asambleas y la colaboración con los Comités de Enlace con los Hospitales? Otra manera de agradecer la dirección divina es aceptando los consejos que se nos den. Por eso, al tomar decisiones importantes, no confiamos en nuestro propio criterio, sino que acudimos a Jehová y su organización. Y tal como un niño corre a sus padres cuando azota una tormenta, buscamos la seguridad que ofrece la congregación cuando azotan los problemas de este mundo.
Perla ükani känändre
it-1-S 226 párr. 4
Asamblea
La importancia de las reuniones. La importancia de obtener beneficio pleno de las reuniones que Jehová provee para el enriquecimiento espiritual de su pueblo se puso de manifiesto en la observancia anual de la Pascua. Todo varón limpio ceremonialmente que no guardase la Pascua debido, no a haberse ausentado por hallarse de viaje, sino por desinterés, tenía que ser muerto. (Nú 9:9-14.) Cuando el rey Ezequías convocó a los habitantes de Judá e Israel en Jerusalén para la conmemoración de una Pascua, el mensaje que les envió decía en parte: “Hijos de Israel, vuélvanse a Jehová [...], no endurezcan su cerviz como lo hicieron sus antepasados. Den lugar a Jehová y vengan a su santuario que él ha santificado hasta tiempo indefinido, y sirvan a Jehová su Dios, para que la cólera ardiente de él se vuelva de contra ustedes. [...] Jehová el Dios de ustedes es benévolo y misericordioso, y no apartará de ustedes el rostro si se vuelven a él”. (2Cr 30:6-9.) La no comparecencia deliberada hubiese indicado fuera de toda duda que la persona le daba la espalda a Dios. Si bien es cierto que los cristianos no celebran fiestas como la Pascua, Pablo los insta a no abandonar las reuniones periódicas del pueblo de Dios, al decir: “Y considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca”. (Heb 10:24, 25; véase CONGREGACIÓN.)
15-21 MARZO
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 11, 12
“¿Ñobätä ni ñan rabadre ngüdrärekä ngwarbe?”
w01-S 15/6 17 párr. 20
No nos hagamos oidores olvidadizos
20 La gran mayoría de los cristianos no sucumben nunca a la inmoralidad sexual. Sin embargo, hemos de tener cuidado de no seguir un proceder que resulte en que nos hagamos murmuradores, lo cual nos acarrearía la desaprobación divina. Pablo nos da este consejo: “Ni pongamos a Jehová a prueba, como algunos de [los israelitas] lo pusieron a prueba, de modo que perecieron por las serpientes. Ni seamos murmuradores, así como algunos de ellos murmuraron, de modo que perecieron por el destructor” (1 Corintios 10:9, 10). Los israelitas hablaron contra Moisés y Aarón, sí, hasta contra Dios mismo, y protestaron porque solo tenían el maná que se les proporcionaba de forma milagrosa (Números 16:41; 21:5). ¿Ofendió menos a Jehová la murmuración que la fornicación? El relato bíblico indica que muchos murmuradores murieron mordidos por serpientes (Números 21:6). En una ocasión anterior se había aniquilado a 14.700 criticones rebeldes (Números 16:49). Por tanto, no pongamos a prueba la paciencia de Jehová tratando con falta de respeto lo que nos da.
¿Nita debe bien ye ñobätä nikwe bämikadre?
12 Kukwe keta kabrebätä nitre israelita yei nämäne debe biandre. Nitre israelita nämäne klabore ye mikakäre kwäre Jehovakwe kukwe tare keta jätä yebiti nitre egipcio mikani ja ngie nuin. Aune ye bitikäre, nitre rükä egipcio ye ganinte kwe mar Rojo yete niaratre mikakäre kwäre. Kä namani juto krubäte bätätre yebätä kansion kantaibare kwetre Jehová käikitakakäre. Akwa, ¿nuainbare jankunu kwetre?
13 Ja tuani kwetre kukwe tare ben ngwane, Ngöbökwe kukwe kwin keta kabre nuainbare kräketre ye jökrä käi kwitaninkä kwetre jabiti aune ñaka namanina debe bien ye bämikani kwetre (Sal. 106:7). Biblia tä niere, “nitre Israel jökrä namanintre ñäke Moisés bätä Aarón rüere” ye abokän nämenentre ñäke Jehová ara rüere (Éx. 16:2, 8). Jehová namani ulire krubäte yebätä niaratre ye jökrä krütadi kä ngwarbe nötare yete niebare kwe, akwa Josué aune Caleb aibe rabai nüne niebare Ngöbökwe (Núm. 14:22-24; 26:65). Nitre ja ngwani käme ye erere ni ñaka tö ja ngwain, ¿akwa nitre kukwe kwin bämikani ye erere ni raba ja ngwen ño? Ye ani mike gare jai.
it-2-S 855 párr. 2
Riña
Murmuración. La murmuración causa desánimo y es destructiva. Los israelitas murmuraron contra Jehová al poco de salir de Egipto, criticando la dirección que había provisto por medio de sus siervos Moisés y Aarón. (Éx 16:2, 7.) Posteriormente, sus quejas desanimaron a Moisés hasta tal punto que pidió morir. (Nú 11:13-15.) La murmuración puede poner en peligro de muerte a quien la practica. Jehová consideró aquella murmuración contra Moisés como una queja rebelde en contra de Su propio acaudillamiento. (Nú 14:26-30.) Muchos perdieron la vida a consecuencia de la crítica.
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it-2-S 288
Maná
Descripción. El maná era “blanco como la semilla de cilantro” y tenía el “aspecto” del bedelio, una sustancia transparente, similar a la cera, con una forma parecida a la de una perla. Su sabor era comparable al de “tortas aplastadas con miel” o “una torta dulce aceitada”. Después de molerse en un molino de mano o machacarse en un mortero, se hervía, o bien se hacían con él tortas y se horneaba. (Éx 16:23, 31; Nú 11:7, 8.)
22-28 MARZO
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 13, 14
“Tödeka ye tä ni mike ja ngwen dite”
w06-S 1/10 17 párr. 5, 6
La fe y el temor de Dios nos infunden valor
5 Sin embargo, los otros dos espías, Josué y Caleb, estaban deseosos de entrar en la Tierra Prometida, de modo que dijeron: “[Los cananeos] son pan para nosotros. Su amparo se ha apartado de sobre ellos, y Jehová está con nosotros. No los teman” (Números 14:9). ¿Se trataba acaso de ciego optimismo? Ni mucho menos. Al igual que el resto de la nación, ellos habían visto cómo Jehová humillaba con las diez plagas al poderoso Egipto y sus dioses; y luego habían contemplado cómo ahogaba a Faraón y sus ejércitos en el mar Rojo (Salmo 136:15). Es obvio que el miedo de los diez espías y de quienes les hicieron caso carecía de justificación. De ahí que Jehová expresara cuánto le dolía esa actitud: “¿Hasta cuándo me tratará sin respeto este pueblo, y hasta cuándo no pondrán fe en mí por todas las señales que he ejecutado en medio de ellos?” (Números 14:11).
6 Jehová señaló directamente la raíz del problema: la cobardía del pueblo se debía a la falta de fe. Ciertamente, la fe y el valor van de la mano; tanto es así que el apóstol Juan escribió lo siguiente acerca de la congregación cristiana y su lucha espiritual: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4). En tiempos modernos, una fe comparable a la de Josué y Caleb ha permitido que los testigos de Jehová prediquemos las buenas nuevas del Reino, sin importar que seamos jóvenes o ancianos, fuertes o débiles. No ha habido un solo enemigo capaz de acallar a este ejército lleno de fuerza y valentía (Romanos 8:31).
Perla ükani känändre
it-1-S 740
La tierra que Dios le dio a Israel
LA TIERRA que Dios le dio a Israel era sin duda una buena tierra. Cuando Moisés envió espías delante de la nación para explorar la Tierra Prometida y obtener algo de su producto, llevaron higos, granadas y un racimo de uvas tan grande, que lo tuvieron que transportar dos hombres con una barra. Aun cuando se retrajeron de temor debido a su falta de fe, informaron que la tierra ‘verdaderamente manaba leche y miel’. (Nú 13:23, 27.)
29 MARZO NEMEN 4 ABRIL
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 15, 16
“Bika kri aune tö ngwanta krubäte jai yebätä nikwe ja ngübadrebiti”
w11-S 15/9 27 párr. 12
¿Me conoce Jehová?
12 Sin embargo, durante el trayecto a la Tierra Prometida, llegó un momento en que Coré creyó ver problemas en el modo como se dirigía la organización de Dios. Junto con 250 hombres destacados de la nación, trató de imponer ciertos cambios. Seguramente pensaban que contaban con el favor divino, y por eso desafiaron la autoridad de Moisés. Les dijeron a él y a su hermano Aarón: “Ya basta de ustedes, porque la entera asamblea son todos santos, y Jehová está en medio de ellos” (Núm. 16:1-3). ¡Qué muestra de arrogancia! Moisés se limitó a responder: “Jehová dará a conocer quién le pertenece a él” (léase Números 16:5). Al final del día siguiente, Coré y sus secuaces ya estaban muertos (Núm. 16:31-35).
w11-S 15/9 27 párr. 11
¿Me conoce Jehová?
11 Moisés y Coré eran dos hombres a los que Jehová no veía de igual modo. ¿Por qué? Porque habían manifestado actitudes completamente opuestas ante el orden que él había establecido y las instrucciones que había dado. Repasemos la trayectoria de Coré, levita de la familia de Qohat. Tuvo grandes privilegios, entre los cuales probablemente estuvieron presenciar la liberación de su pueblo en el mar Rojo, respaldar el castigo de Jehová contra los rebeldes en el monte Sinaí y ayudar a transportar el arca del pacto (Éxo. 32:26-29; Núm. 3:30, 31). Parece que fue fiel a Jehová por muchos años, lo que le ganó el respeto de buena parte del campamento israelita.
Perla ükani känändre
w98-S 1/9 20 párr. 1, 2
Dé prioridad a lo más importante
Jehová vio el caso con mayor seriedad. “Con el tiempo —dice la Biblia— Jehová dijo a Moisés: ‘Sin falta el hombre debe ser muerto’” (Números 15:35.) ¿Por qué le pareció a Jehová tan grave la acción de aquel hombre?
El pueblo tenía seis días para recoger leña y encargarse de las necesidades relacionadas con el alimento, la ropa y el cobijo. El séptimo día había de dedicarse a sus necesidades espirituales. Aunque no era incorrecto recoger leña, era impropio hacerlo durante el tiempo que debía apartarse para adorar a Jehová. Si bien los cristianos no están bajo la Ley de Moisés, ¿no nos enseña este incidente una lección sobre lo necesario de establecer bien nuestras prioridades? (Filipenses 1:10.)
5-11 ABRIL
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 17-19
“Jondron tä mikani mä kräke ye abokän ti”
w11-S 15/9 13 párr. 9
¿Hemos hecho de Jehová nuestra herencia?
9 Pensemos de nuevo en la tribu de Leví. No había heredado ninguna tierra. Sin embargo, como su principal ocupación era el servicio sagrado, podía contar con el cuidado de Jehová, quien le había dado esta garantía: “Yo soy la parte que te corresponde, y tu herencia” (Núm. 18:20). Aunque nosotros no servimos en un santuario construido por el hombre, hacemos bien en mostrar la misma actitud que los sacerdotes y los levitas y confiar en que Dios nos dará lo necesario. Al ir acercándonos al fin, esta fe es cada vez más importante (Rev. 13:17).
w11-S 15/9 7 párr. 4
Jehová es nuestra herencia
4 Como vimos, la tribu de Leví no obtuvo ningún terreno; más bien, la “herencia” que le correspondió fue un valiosísimo servicio: “el sacerdocio de Jehová” (Jos. 18:7). Por eso él le dijo en Números 18:20: “Yo soy la parte que te corresponde”. Ahora bien, ¿estaban condenados los levitas a vivir en la pobreza por no poseer campos? El contexto muestra que no (léase Números 18:19, 21, 24). “En cambio por su servicio”, las familias de la nación les entregaban “toda décima parte en Israel como herencia”, es decir, un diez por ciento de las cosechas y de los animales que nacían. A su vez, los levitas reservaban la décima parte de lo que recibían —lo más selecto— para dársela a los sacerdotes (Núm. 18:25-29). Estos últimos también recibían “todas las contribuciones santas” que los israelitas llevaban al santuario. Sin duda, los sacerdotes podían confiar plenamente en que Jehová cubriría sus necesidades.
Perla ükani känändre
g02-S 8/6 14 párr. 2
La sal, un producto valioso
En el pasado, este producto también se consideraba un símbolo de estabilidad y permanencia. Por ello, en la Biblia, un pacto duradero recibía el nombre de “pacto de sal”, y ambas partes lo ratificaban tomando una comida con sal (Números 18:19). Bajo la Ley mosaica, los sacrificios que se ofrecían en el altar debían salarse, lo que probablemente representaba que estaban libres de corrupción o deterioro.
12-18 ABRIL
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 20, 21
“Kukwe ñaka nuäre ben nita ja tuin ngwane nikwe ja töi mikadre jäme”
Nikwe ja töi mikadre jäme aune Jehová mikadre täte
19 Nikwe ñaka ja mikai ngite krubäte. Ani töbiketa Moisés yebätä. Kä kwati krubäte te niara töi nämäne bobre aune nämäne Jehová mike täte. Akwa, kä 40 te nitre israelita nänbare kä ngwarbe nötare yete ta ye köböite ja tare nikabare krubäte kwetre ye käi jatanina krüte ye ngwane Moisés ñaka ja töi mikani jäme. Ngwai kwe käkwe niara mikani kwäre Egipto ye krütani aune doboi mikani Qadés yete raba ruin nie. Ye ngwane nitre israelita namaninta ñäke niara rüere, ñobätä ñan aune dre dre ribe namani kwetre jai ye ñaka namani ietre. Biblia tä niere, ñö ñaka namani ñadre nitre ie yebätä namanintre “ñäke Moisés ie”. Moisés jondron keta kabre ñan tuabare nuainbare Jehová köböire aune Moisés nämäne niaratre jie ngwen kwin kä kwati krubäte te akwa yebiti ta niaratre nämäne jankunu ñäke niara rüere. Ñö ñaka namani yebätä namanintre ñäke Moisés rüere (Núm. 20:1-5, 9-11).
Nikwe ja töi mikadre jäme aune Jehová mikadre täte
20 Nitre namani ñäke yebätä Moisés namani rubun krubäte aune ñaka ja töi mikani jäme kwe. Tödekadre kwe ñäkäkäre jä ie Jehovakwe niebare ie ye erere akwa, ñaka nuainbare kwe ñakare aune jerekäbe ñäkäbare rubune kwe nitre israelita ie aune niarakwe jondron ñan tuabare nuaindi niebare kwe ietre. Ye ngwane jä metani bobu kwe aune ñö betaninkä ere kuin. Niara bikabare kri aune namani rubun yebätä ja mikani ngite krubäte kwe (Sal. 106:32, 33). Niara ñaka ja töi mikani jäme jankunu, yebätä Jehovakwe ñaka tuanimetre nemen Kä Käbämikani yekänti (Núm. 20:12).
21 ¿Kukwe namani bare Moisebätä ye tä dre driere ja töi kräke nie? Kena, nikwe ja di ngwandre jankunu ja töi mike jäme. Nikwe ñaka mokredi jabiti ngwane, ni raba nemen bike kri aune ni raba kukwe niere bätä kukwe ñaka kwin nuainne. Ketebukäre, töbikakwe tä nemen ni kisete ye raba ni ngwen di nekä, ye medenbätä nikwe ja tuadre kukwe kri ben ye ngwane, nikwe ja di ngwandre ja töi mike jäme.
w09-S 1/9 19 párr. 5
Un Juez que nunca pasa por alto sus normas de justicia
Primero, Dios no le mandó a Moisés que le hablara al pueblo, y mucho menos que los llamara rebeldes. Segundo, Moisés y Aarón no glorificaron a Dios. De hecho, Jehová los censuró por no haberlo santificado (versículo 12). Con la expresión “les sacaremos agua”, Moisés dio a entender que serían él y Aarón —y no Dios— quienes proporcionarían milagrosamente agua al pueblo. Tercero, el castigo divino estuvo de acuerdo con otras sentencias que Jehová había dictado en casos similares. Recordemos que también le había negado la entrada a Canaán a una generación anterior de rebeldes (Números 14:22, 23). Y cuarto, por ser los líderes de la nación, es natural que Dios exigiera más de ellos (Lucas 12:48).
Perla ükani känändre
¿Jehovata nitre di ñakare mike tuin jai ye erere nita nuainne?
12 Jehová törbadre akräke, Aarón kukwe jene jene nuainbare ye ngwane niarakwe mikadre ja ngie nuin bengwairebe. Akwa, nükani gare ie Aarón nämene ja mike ngite akwa töi ñaka nämene käme. Ni raba niere, kukwe namani bare o nitre mada köböite Aarón nämene ja mike ngite. Akwa, niara ja mikani ngite ye niebareta ie angwane, kukwe ye kani ngäbiti kwe aune Ngöbökwe kukwe ükaninte ye namani debe kräke (Éx. 32:26; Núm. 12:11; 20:23-27). Aarón nämene tödeke aune niara ja töi kwitaninta yebätä Jehovakwe ja töi mikani metrere. Kä nikani kwati krubäte ta angwane, Aarón bätä mräkätre kwe ye nitre nämene ngwen törö jai nämene Jehová mike täte yebätä (Sal. 115:10-12; 135:19, 20).
19-25 ABRIL
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 22-24
“Kukwe käme ye Jehová tä kwite kwin”
bt-S 53 párr. 5
“Declaró las buenas nuevas acerca de Jesús”
5 Hoy, como en el siglo I, los perseguidores no logran detener el avance de la predicación. Con frecuencia, al obligar a los cristianos a trasladarse —sea a una prisión o a un territorio diferente—, lo único que consiguen es expandir el mensaje del Reino. Por ejemplo, durante la II Guerra Mundial se dio un extraordinario testimonio en los campos de concentración nazis. Un judío que conoció la verdad de este modo dijo: “La fortaleza de los testigos de Jehová que estaban prisioneros me convenció de que sus creencias se basaban en las Escrituras, de modo que me hice Testigo”.
it-2-S 250
Locura
La locura de oponerse a Jehová. El profeta Balaam insensatamente quiso profetizar contra Israel a fin de recibir dinero del rey moabita Balac. Pero Jehová frustró sus esfuerzos. El apóstol Pedro escribió acerca de Balaam que “una bestia de carga sin voz, expresándose con voz de hombre, estorbó el loco proceder del profeta”. Para designar la locura de Balaam, el apóstol usó la palabra griega pa·ra·fro·ní·a, que transmite la idea de “estar fuera de juicio [razón]”. (2Pe 2:15, 16; Nú 22:26-31.)
Perla ükani känändre
w04-S 1/8 27 párr. 2
Puntos sobresalientes del libro de Números
22:20-22. ¿Por qué se encendió la cólera de Jehová contra Balaam? Jehová le había dicho al profeta Balaam que no debía maldecir a los israelitas (Números 22:12). Sin embargo, el profeta acompañó a los hombres de Balac con el firme propósito de desobedecer aquel mandato, pues quería complacer al rey moabita para que este lo recompensara (2 Pedro 2:15, 16; Judas 11). Pese a que contra su voluntad había tenido que bendecir a Israel en lugar de maldecirlo, todavía trató de ganarse el favor del rey proponiéndole que empleara adoradoras de Baal para seducir a los varones israelitas (Números 31:15, 16). Así pues, la cólera de Dios contra Balaam fue provocada por la codicia sin escrúpulos de aquel profeta.
26 ABRIL NEMEN 2 MAYO
KUKWE ÜTIÄTE BIBLIABÄTÄ | NÚMEROS 25, 26
“¿Ni itibe köböire kukwe jene raba nemen bare?”
“¡Nitre ñaka gure metre nemen jabe ye erere munkwe ñaka nuain!”
NI GWAKITAKA tä niken gwa ruäre kite gwa tä kötü kwete ie ye erere känti. Tä gwa gota kwin erere mike kötübätä, biti tä kötü kite ñöte. Jötrö ngwarbe, kö ye jäkätä kisete ta aune tä jäke, biti tä gwa denkä. Kätä nemen jutobätä ñobätä ñan aune gwa gota kwin dianta kwe jai gwakitara yebätä.
2 Ye erere, kä 1473 kä 1 ye känenkri, ni iti jondron kwin dianinkä arato, akwa ñaka gwakitara. Ni ye kädeka nämene Balaam, aune tö namani juta Ngöbökwe tuai kötü kwete, niaratre nämene nüne kä kiare Moab yekänti, kä ye nämene ja ken Kä Käbämikani ietre yebe. Balaam namani ja bämike ni Jehová kukwei niekä erere, akwa niara ngwarbe ni ngökaka aune tö namani jondron tuai jakwe abokän juani kukwe tare niere nitre Israel rüere. Ja namani ruin ngwarbe ie, ñobätä ñan aune Jehovakwe ñaka tuanimetre nuainne, ñakare aune mikani ja dibiti kwe kukwe kwin niere kräketre. Akwa, jondron käbämikani Balaam ie yei tö namani yebätä ñaka namani kwekebe. Nitre ye mikadre ja mike ngite krubäte kwe angwane, Ngöbökwe jondron blo nuaindre bätätre yei tö namani. ¿Drebiti nuaindi kwe? Meritre bati bä nuäre nünanka Moab yebiti (Números 22:1-7; 31:15,16; Apocalipsis 2:14).
“¡Nitre ñaka gure metre nemen jabe ye erere munkwe ñaka nuain!”
4 ¿Dre köböite kukwe tare ye namani bare arato? Dre nämene nitre Israel brukwäte yekwe töi mikani kukwe ye nuainne. Jatanintre Jehová tuenmetre ye köböite töi namani käme, niarakwe jondron nuainbare kräketre ye ñaka ngwani törö kwetre jai: ye abokän mikani kwäre kwe Egipto, kä ngwarbe nötare yekänti bukani kwe aune jie ngwani kwin kwe bätä kriemikani kwe nemen Kä Käbämikani ietre yekänti (Hebreos 3:12). Kukwe tare ye nämene apóstol Pablo töite yebätä tikabare kwe: “Nitre ñaka gure metre nemen jabe ye nikwe ñaka nuaindre, niaratre ruäre ñaka gure metre namanintre ni madabe ye kwrere, ye köböite nitre 23,000 krütani köböitibe” (1 Corintios 10:8, TNM).
Perla ükani känändre
it-2-S 238 párr. 1, 2
Límite
Por consiguiente, parece que la distribución de la tierra se efectuó en función de estos dos criterios: por sorteo y conforme al tamaño de la tribu. Es posible que mediante el sorteo se determinase el lugar aproximado de la herencia que correspondería a cada tribu, bien al N., S., E. u O. de la tierra, bien en la región de la llanura costera o en la zona montañosa. Como la decisión procedía de Jehová, se evitaron los recelos y disputas entre las tribus. (Pr 16:33.) De este modo Dios también podía controlar el resultado del sorteo con el fin de que la asignación de cada tribu correspondiese con la profecía que el patriarca Jacob había pronunciado en su lecho de muerte y que se registra en Génesis 49:1-33.
Después de determinar por sorteo la ubicación geográfica de la tribu, había que delimitar sus fronteras, tomando en cuenta el segundo criterio: el tamaño de la tribu. “Y tienen que repartirse proporcionalmente la tierra como posesión, por sorteo, según sus familias. Al populoso deben aumentarle su herencia, y al escaso deben reducirle su herencia. A donde le resulte la herencia por sorteo, allí llegará a ser suya.” (Nú 33:54.) En consecuencia, si bien la decisión tomada por sorteo respecto a la ubicación geográfica era invariable, la extensión de la herencia se ajustaría al tamaño de la tribu. A eso se debe el que se redujese el territorio de Judá cuando se vio que era demasiado grande y se asignase una parte a la tribu de Simeón. (Jos 19:9).