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Benefíciese de la Escuela del Ministerio Teocrático
be estudio 9

LECCIÓN 9

Modulación

¿Qué implica?

Variar las señas. En esta lección se tratan los cambios en el uso del espacio, en el ritmo y en la intensidad de la expresión facial.

¿Por qué es importante?

Una buena modulación da vida al discurso, despierta sentimientos e incita a actuar.

El orador que no varía las señas puede dar la impresión de que no le interesa el tema del que habla.

1 IMAGÍNESE que lleva un autobús con turistas por una región con hermosos paisajes. Baja la velocidad o incluso se detiene en algunos lugares para que los pasajeros admiren las vistas. Quiere que disfruten del paseo y lleguen bien a su destino. Algo parecido sucede cuando presenta un discurso o habla con otras personas. Desea que su forma de expresarse o la conversación que tenga sean agradables. El buen uso del énfasis ayudará al auditorio a entender bien su mensaje, pero la exposición será mucho más atractiva si además varía la amplitud de las señas y del espacio que utiliza, y hace cambios en el ritmo y en la intensidad de sus expresiones faciales. Es más, así revelará sus sentimientos sobre lo que dice. Tenga presente que la actitud de usted hacia la información puede influir en la actitud de quien lo escucha, sea el auditorio de una reunión o una sola persona en el ministerio del campo.

2 Los seres humanos tienen la maravillosa habilidad de usar las manos, el rostro y todo el cuerpo para expresarse de muchas formas. Cuando se emplea bien, esta habilidad puede dar vida a un discurso, conmover, despertar sentimientos e inducir a actuar. Sin embargo, para conseguirlo no basta con poner marcas en sus notas que indiquen dónde hacer señas más amplias o cambiar el ritmo o la intensidad de las expresiones faciales. Si modula porque lo dicen sus notas, no lo hará con naturalidad. En vez de infundir vida y color a la intervención, podría provocar que el auditorio se sienta incómodo. La buena modulación, por el contrario, brota del corazón.

3 Cuando se modula de la forma adecuada, no se atrae indebidamente la atención hacia uno mismo, sino que se ayuda a los oyentes a imbuirse del espíritu del discurso.

4 Cambios en el uso del espacio. Una forma de variar la expresión consiste en ajustar la amplitud de las señas. Pero eso no significa que deba hacer señas más amplias sin ninguna razón, pues distorsionaría el significado de su mensaje y causaría una mala impresión.

5 El uso del espacio debe ser adecuado a la información. Si se trata de un mandato apremiante, como el de Revelación 14:6, 7 o Revelación 18:4, o de unas palabras que expresan firme convicción, como las de Éxodo 14:13, 14, es apropiado que use más espacio y aumente la intensidad de las expresiones. Si el pasaje contiene una fuerte denuncia, como sucede en Mateo 23:13-36, varíe la amplitud de las señas y el uso del espacio para destacar ciertas expresiones.

6 Tenga también en cuenta su objetivo. ¿Desea estimular al auditorio a actuar? ¿Intenta resaltar los puntos principales? Para lograr esto último, tal vez tenga que hacer movimientos más amplios, con los brazos en alto o con mayor intensidad. No obstante, pudiera resultar contraproducente usar estos recursos si lo que quiere expresar exige afecto y sentimiento en vez de señas más amplias. En la lección 11 se tratará este asunto.

7 Cuando se disminuye la intensidad y la amplitud de las señas en momentos oportunos, se crea expectación por lo que sigue, que seguramente se expresará usando más espacio. Hacer movimientos cortos, pero más intensos, puede transmitir ansiedad o temor. Reducir la intensidad y la amplitud también podría indicar que lo que se dice tiene una importancia menor en el contexto. Ahora bien, si siempre se hacen señas usando poco espacio, tal vez se transmita inseguridad, falta de convicción o desinterés por el tema. Así pues, debemos ser prudentes cuando hagamos señas usando muy poco espacio.

8 Cambie el ritmo. Hacemos señas de manera espontánea en nuestras conversaciones diarias. Tendemos a hacerlo más deprisa cuando estamos entusiasmados y reducimos la velocidad cuando queremos que se recuerde bien lo que decimos.

9 No obstante, la mayoría de los oradores poco experimentados no varían el ritmo. Esto se debe a que se preo­cupan demasiado por las señas que van a utilizar e incluso escriben una palabra para cada seña, como si estuvieran preparando un discurso leído. Puesto que han tratado de memorizar el discurso al ensayar, lo presentan a un ritmo constante que no se ve natural. Para corregir este defecto, deben aprender a prepararse valiéndose de notas breves o dibujos. Algunos han encontrado útil hacer dibujos en lugar de escribir notas con palabras, de modo que durante el discurso no tienen que traducir palabras al lenguaje de señas. Pero, sin importar si usa palabras sencillas o dibujos, sus notas deben ayudarlo a recordar rápidamente los puntos que desea presentar. Así mantendrá un ritmo natural y variado.

10 No incremente el ritmo tan abruptamente que recuerde a un gato que va caminando y al ver un perro sale disparado. Tampoco haga señas tan rápido que pierda claridad y el auditorio no entienda de qué está hablando.

11 La variedad en el ritmo no se logra aumentando y aminorando la velocidad a intervalos fijos. Hacer esto le resta atractivo a la información en vez de realzarlo. Los cambios de ritmo deben estar en consonancia con lo que se dice, con los sentimientos que se desea comunicar y con el objetivo. Analice durante sus ensayos dónde sería apropiado aumentar o disminuir la velocidad. Como regla general, presente los discursos a una velocidad moderada. Cuando quiera transmitir entusiasmo, haga señas más rápido, igual que en sus conversaciones cotidianas. También es opor­tuno acelerar cuando se mencionan datos de menor importancia o cuando se narran sucesos a grandes rasgos, como hace un autobús con turistas al pasar por un lugar donde hay poco que ver. Aumentar la velocidad de las señas añade variedad e impide que parezca que todas las ideas tienen la misma importancia. Por otra parte, los argumentos de más peso, las ideas principales, los cambios de pensamiento y los puntos culminantes suelen demandar un ritmo más lento. Se puede comparar a conducir un autobús más despacio para que los pasajeros vean los lugares más interesantes.

12 Varíe la intensidad de las expresiones faciales. Haga señas con más intensidad y rapidez para expresar entusiasmo, como se mencionó más arriba. La tristeza, la preocupación y otros sentimientos pueden transmitirse con expresiones faciales más intensas, pero haciendo señas lentamente o a un ritmo más moderado. Sentimientos como estos ayudan al orador a llegar al corazón de su auditorio. Cuando desee transmitirlos, no se limite a hacer las señas. Hágalas de tal manera que demuestre que le brotan del interior. Pero no olvide disminuir la intensidad en las porciones de su discurso que no expresen sentimientos.

13 Usar estas técnicas (variar la amplitud de las señas y del espacio que utiliza, y hacer cambios en el ritmo y en la intensidad de las expresiones faciales) le dará gran variedad a su discurso. En esta publicación se analizan otros principios, como las pausas y el contacto visual, que complementan estas técnicas y harán mucho más amenos sus discursos.

14 Siente las bases. ¿Por dónde debe empezar a fin de modular bien? Por la selección de ideas y datos para el discurso. Si solo escoge razonamientos o exhortaciones, le será difícil variar las señas. Por consiguiente, analice su bosquejo y compruebe si tiene los elementos necesarios para una disertación instructiva y animada.

15 Supongamos que en mitad del discurso percibe que debe introducirle más variedad porque le está quedando aburrido. ¿Qué puede hacer? Cambie la forma de exponer las ideas. Por ejemplo, en vez de hacer usted mismo todas las señas, muestre un versículo de la Biblia y pídale al auditorio que lo vea. También puede convertir una oración afirmativa en interrogativa y a continuación hacer una pausa para dar énfasis. Otra opción es incorporar una ilustración sencilla. Los oradores experimentados emplean todas estas técnicas, y usted también puede utilizarlas en la preparación de su conferencia, prescindiendo de cuánta experiencia tenga.

16 La modulación es la sal del discurso, por así decirlo. Empleada en la forma y la medida adecuadas, potencia considerablemente el sabor de la información y la convierte en una delicia para el auditorio.

CÓMO MODULAR BIEN

  • La buena modulación empieza por la selección de ideas y datos para el discurso.

  • Aumente o disminuya el espacio que utiliza para expresar con mayor intensidad mandatos apremiantes, firme convicción o denuncias. Determine con cuidado qué partes de la intervención requieren hacer movimientos amplios o reducidos.

  • Cambie de ritmo según la importancia de lo que diga. Si son datos secundarios, haga señas más rápido, y si son argumentos de peso y puntos principales, hágalos más despacio. Acelere o disminuya el ritmo según los sentimientos que desee transmitir.

  • Varíe la intensidad de las expresiones faciales, si procede, para transmitir sentimientos y llegar al corazón del auditorio.

EJERCICIOS: (1) Vea Mateo 14:1-34, fijándose en la variación en el uso del espacio, en la velocidad y en la intensidad. Luego haga las señas imitando lo que acaba de ver. Practique varias veces. (2) Para lograr mayor flexibilidad, trate de memorizar un pasaje de la Biblia, como los versículos 24 a 33, haciendo las señas lo más rápido que pueda sin tropezar. Hágalo una y otra vez aumentando constantemente el ritmo, pero sin sacrificar la articulación. Vuelva a hacerlo, pero en esta ocasión lo más lento posible, imitando fielmente las señas y expresiones faciales. A continuación, aumente y disminuya la velocidad de forma alterna hasta que sus manos y rostro adquieran flexibilidad.

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