Martes 23 de septiembre
Has perseverado por causa de mi nombre (Apoc. 2:3).
¡Qué maravilla ser parte de la organización de Jehová! Aunque en estos últimos días la vida va de mal en peor, gracias a Jehová contamos con una familia espiritual unida (Sal. 133:1). La guía que Dios nos da nos ayuda a tener familias felices (Efes. 5:33-6:1). Y él también nos da la sabiduría que necesitamos para luchar contra los sentimientos negativos y ser felices. Aun así, para no rendirnos en nuestro servicio a Jehová, a veces hay que hacer grandes esfuerzos. ¿Por qué? Porque las cosas que hacen y dicen otros nos pueden ofender. También podríamos desanimarnos cuando cometemos errores, sobre todo si cometemos los mismos una y otra vez. Debemos seguir sirviendo a Jehová 1) cuando un hermano nos ofende, 2) cuando nuestro esposo o esposa nos decepciona y 3) cuando nos sentimos decepcionados con nosotros mismos. w24.03 11:1, 2
Miércoles 24 de septiembre
Sin importar cuánto hayamos progresado, sigamos andando correctamente por ese mismo camino (Filip. 3:16).
De vez en cuando, oirá experiencias de hermanos que decidieron hacer más por Jehová. Quizás fueron a la Escuela para Evangelizadores del Reino o se mudaron a un lugar donde se necesitaba ayuda para predicar. ¿Tiene usted las circunstancias para hacer lo mismo? ¡Pues adelante! Los siervos de Jehová siempre buscan formas de ampliar su ministerio (Hech. 16:9). Pero ¿y si por el momento usted no puede hacerlo? No piense que vale menos que los que sí pueden. Lo más importante en la carrera cristiana es el aguante (Mat. 10:22). No olvide que Jehová se siente muy feliz si usted le da lo mejor en función de sus circunstancias y habilidades. De esa manera podrá seguir constantemente a Jesús después de bautizarse (Sal. 26:1). w24.03 10:11
Jueves 25 de septiembre
Con bondad nos perdonó todas nuestras ofensas (Col. 2:13).
Nuestro Padre celestial promete perdonarnos si nos arrepentimos (Sal. 86:5). Por eso, si lamentamos de corazón nuestros pecados, no tenemos razones para dudar de que cumple su palabra: seguro que nos ha perdonado. Recordemos que él no es exigente, sino razonable, y que nunca nos pide más de lo que podemos dar. Si lo que hacemos por él es lo mejor que podemos, sea grande o pequeño, lo valora muchísimo. Pensemos también en personajes bíblicos que sirvieron a Jehová con toda el alma. Por ejemplo, el apóstol Pablo trabajó incansablemente durante años recorriendo miles de kilómetros y fundando muchas congregaciones. Pero llegó un momento en el que sus circunstancias cambiaron y ya no pudo predicar tanto como antes. ¿Dejó de estar Jehová contento con él? Por supuesto que no. Pablo siguió haciendo lo que podía, y Jehová siguió bendiciéndolo (Hech. 28:30, 31). De manera parecida, no siempre podremos darle a Jehová lo mismo, pero lo que cuenta para él es por qué lo hacemos. w24.03 13:7, 9