Domingo 28 de septiembre
El día en que suplique ayuda, mis enemigos retrocederán. Tengo plena confianza en esto: Dios está de mi parte (Sal. 56:9).
El texto de hoy nos revela una cosa que hizo David para vencer sus miedos en una situación de vida o muerte: meditó en lo que Jehová haría por él en el futuro. Sabía que Dios lo rescataría en el momento debido. A fin de cuentas, Jehová había prometido que David sería el siguiente rey de Israel (1 Sam. 16:1, 13). David también sabía que, si Jehová lo había prometido, podía darlo por hecho. ¿Qué nos ha prometido Dios a nosotros? Por supuesto, no nos ha prometido que ahora viviremos una vida sin problemas. Pero, sea lo que sea que tengamos que pasar en este sistema, Jehová ha prometido que en el nuevo mundo eliminará todos los problemas (Is. 25:7-9). No hay duda de que tiene poder suficiente para resucitar a los muertos, para curarnos y para eliminar a todos nuestros enemigos (1 Juan 4:4). w24.01 1:12, 13
Lunes 29 de septiembre
Feliz aquel al que se le perdona la ofensa, al que se le cubre su pecado (Sal. 32:1).
Piense en por qué se dedicó y se bautizó. Dio esos pasos porque deseaba ponerse de parte de Jehová. Recuerde lo que lo ayudó a convencerse de que esta es la verdad. Llegó a conocer a Jehová, a verlo como su Padre celestial y a respetarlo y amarlo. Su fe creció y lo motivó a arrepentirse de sus pecados. Dejó de hacer las cosas que Jehová odia y comenzó a hacer lo que a él le gusta. Sintió un gran alivio al ver que Dios lo perdonaba (Sal. 32:2). Se propuso ir a las reuniones y hablar con otros de las maravillosas enseñanzas que iba aprendiendo. Ahora que es un cristiano dedicado y bautizado, está andando por el camino que lleva a la vida y está decidido a no abandonarlo (Mat. 7:13, 14). Manténgase firme e inamovible, y esté siempre decidido a amar a Jehová y obedecer sus normas. w23.07 31:14, 19
Martes 30 de septiembre
Dios es fiel y no dejará que sean tentados más allá de lo que puedan soportar, sino que, cuando venga la tentación, también les dará la salida para que puedan aguantarla (1 Cor. 10:13).
Meditar en que hemos prometido hacer la voluntad de Jehová nos dará fuerzas para resistir cualquier tentación. Por ejemplo, ¿vamos a coquetear con alguien que está casado? ¡Por supuesto que no! Al dedicarnos a Jehová, ya le cerramos la puerta a esa opción. Como desde el principio no permitimos que los malos deseos echen raíces en nuestro corazón, no tendremos que pasar el mal trago de luchar para arrancarlos después. Nos alejaremos por completo del “sendero de los malvados” (Prov. 4:14, 15). El ejemplo de Jesús puede ayudarnos. Tal como él estaba decidido a agradar a su Padre, nosotros también rechazaremos de inmediato y con firmeza todo lo que sabemos que le desagrada al Dios al que estamos dedicados (Mat. 4:10; Juan 8:29). En realidad, los problemas y las tentaciones nos permiten demostrar que estamos decididos a seguir constantemente a Jesús. Y sabemos que Jehová nos ayudará a lograrlo. w24.03 10:8-10