El “humanismo seglar”... ¿nueva religión, o vieja filosofía?
Predicadores protestantes acusan al ‘humanismo seglar’ de conspirar contra la creencia en Dios y los valores morales. Los que afirman ser ‘humanistas’ dicen que son víctimas de persecución. Precisamente, ¿qué es el humanismo, y cómo debería responder a él el cristiano?
“EL HUMANISMO seglar ha llegado a ser la religión de los Estados Unidos,” dice el evangelista de televisión Jerry Falwell. “Tenemos que remover de sus cargos públicos a todos los humanistas y reemplazarlos con líderes políticos que favorezcan la moralidad,” advierte el predicador Tim LaHaye, quien ha escrito un libro acerca de ‘la amenaza del humanismo.’
Últimamente declaraciones como ésas han llamado la atención y han hecho que se exprese alarma en la prensa estadounidense. “La nueva derecha fundamentalista ha cambiado sus ... tácticas para enfrentarse a un nuevo espanto,” comenta la revista Newsweek. “El blanco del ataque es lo que los cristianos fundamentalistas llaman ‘humanismo’... y la campaña que realizan en contra de cualquiera a quien consideren humanista amenaza con hacerse tan virulenta como lo fue la cruzada anticomunista de los años cincuenta.”
¿Qué es exactamente el “humanismo seglar”? La revista Time dice lo siguiente: “Ha llegado a ser una palabra en clave que utilizan los nuevos derechistas para designar los preceptos y las prácticas de casi cualquiera que esté a este lado del comunismo y no esté de acuerdo con ellos.”
En realidad, hay casi tantas definiciones del “humanismo” como hay “humanistas”... o “antihumanistas.” Tradicionalmente, el humanismo está relacionado con el Renacimiento. En aquel entonces Europa, y particularmente Italia, estaba siendo inundada de manuscritos antiguos procedentes de Bizancio, que los turcos tenían sitiada. Esto resultó en que surgiera una ola de entusiasmo por la cultura de los antiguos griegos y romanos entre las personas que estaban cansadas del monótono escolasticismo medieval. Después de haber pasado mil años estudiando acerca de Dios bajo la mano opresiva de la Iglesia Católica, a los europeos del Renacimiento les electrizó la idea de imitar a los de la antigüedad y glorificar al hombre, para variar.
“La manera libre de pensar y comportarse de los griegos de la época de Pericles o los romanos de la época de Augusto llenó a muchos humanistas de una envidia que destrozó en su corazón el código cristiano de humildad, espiritualidad, continencia,” observa el historiador Will Durant, “y se preguntaban por qué debían someter su cuerpo, mente y alma al dominio de eclesiásticos que ya estaban ellos mismos convertidos gozosamente al mundo.”
Pero los humanistas del Renacimiento, al deshacerse de lo religioso, se deshicieron de lo cristiano. “En general,” como indica Durant, “obraron como si el cristianismo fuera un mito ... que no habían de tomar en serio los de mente emancipada.”
En los siglos subsiguientes el estudio de las obras clásicas de la antigüedad llegó a ser casi una nueva religión para los humanistas europeos. Pero, mientras más se estudiaba a los antiguos, más se tenía que confesar que sus ideas frecuentemente estaban equivocadas y que aun los más grandes clásicos distaban mucho de ser perfectos. Para el siglo diecinueve “las civilizaciones clásicas ... tuvieron que ser transferidas de una esfera ideal a una de relatividad histórica,” como indica la Encyclopaedia Britannica. ¿En qué podían creer ahora los humanistas?
La respuesta, por lo menos para algunos humanistas, vino en 1933 cuando se publicó en los Estados Unidos un documento llamado el Humanist Manifesto. “Este era esencialmente una declaración de ateísmo antropológico basado en la teoría de la evolución,” según el erudito Cornelio Fabro. A éste le siguió en 1973 el Humanist Manifesto II, que denunció a la religión y se declaró a favor del método científico. La ciencia había llegado a ser el nuevo dios de estos humanistas. Entre los que firmaron el Humanist Manifesto II figuraron varios clérigos.
Por eso, es fácil de comprender por qué predicadores conservadores de la cristiandad están disgustados con el humanismo. Claro, documentos como los Humanist Manifestos no reflejan las creencias de todos los humanistas, y esta mismísima confusión entre los humanistas con relación a su identidad indica que existen dificultades. “La unidad e identidad de la erudición humanística han quedado ahora finalmente destrozadas,” admite el profesor de filosofía Georges Paul Gusdorf.
A los humanistas les gusta citar al antiguo filósofo Protágoras, quien dijo que “el hombre es la medida de todas las cosas.” Con esto quiso decir que no puede hallarse una verdad absoluta. Dicha manera de pensar no puede coexistir con el cristianismo verdadero, pues los cristianos están convencidos de que ellos efectivamente han hallado la verdad, y que ésta los ha libertado. (Juan 8:32) Los cristianos reconocen que Jehová Dios y su Hijo, Jesucristo, son la “medida de todas las cosas.”—Efesios 5:1; 1 Pedro 2:21.
Por lo tanto, es apropiado que los cristianos hablen en contra del humanismo, sea que éste se presente en su forma atea o en la “clásica.” El cristiano verdadero no puede aceptar los dogmas del humanismo sin transigir en cuanto a su propia integridad para con Dios.
Pero, ¿autoriza la Biblia a los cristianos a hacer frente al humanismo en un campo de batalla político, como procura hacerlo la llamada derecha religiosa? ¡No! Al luchar en contra de ideas falsas durante el primer siglo, ¿recurrió el apóstol Pablo a la política? Claro que no. “Las armas de nuestro guerrear [espiritual] no son carnales,” dijo él. “Porque estamos derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada levantada contra el conocimiento de Dios.”—2 Corintios 10:4, 5.
Las varias formas de humanismo que se han hecho populares hoy ciertamente son ‘cosas encumbradas que se han levantado contra el conocimiento de Dios,’ pero los cristianos verdaderos no luchan contra el humanismo con ‘armas carnales’ como el guerrear político. ¿Cómo pudieran hacerlo, puesto que Jesús dijo claramente que sus seguidores “no son parte del mundo”? (Juan 15:19) Más bien, los cristianos verdaderos se contentan con llevar a cabo una guerra espiritual en contra del humanismo y todos los otros “ismos” de nuestros tiempos confusos. ¿Cómo? Yendo directamente a la gente en todas partes de la Tierra con la Palabra de Dios, que es la única verdadera fuente de verdad, y la ‘medida fidedigna de todas las cosas.’—2 Timoteo 3:16, 17.
[Comentario en la página 14]
Los cristianos verdaderos llevan a cabo una guerra espiritual en contra del humanismo, pero no hacen frente a éste en un campo de batalla político
[Comentario en la página 14]
El “Humanist Manifesto”... ‘ateísmo basado en la teoría de la evolución’