¿Necesita usted un consejero matrimonial?
“CUANDO mi madre y mi padre tenían problemas, podían acudir a la familia y a amigos por ayuda. Pero nosotros estamos desamparados a miles de kilómetros de casa debido a mi empleo. Nuestro matrimonio se está desintegrando. María y yo no tenemos a quién acudir, salvo a un consejero matrimonial.”
Juan y María son jóvenes. Son cristianos. También son recién casados. Juan se lamenta de que, desde hace mucho, haya pasado el tiempo en que sus bisabuelos eran recién casados, como a principios de este siglo. En aquel tiempo el divorcio no era tan común como lo es en la actualidad... ¡eso bastaba en aquel entonces para arruinar la reputación de alguien! Poco después de la II Guerra Mundial, sus abuelos todavía vivían en la “vieja casa”, entre la red tradicional de parientes, amigos, el predicador dominical y el médico de cabecera. Mantenían unido su matrimonio con éxito en un tiempo en que la proporción de divorcios había aumentado rápidamente en más o menos 300 por 100.
La proporción de divorcios ya había subido otro 20 por 100 para el tiempo en que se casaron los padres de Juan. En la actualidad, Juan y María han emprendido la vida matrimonial en un mundo donde el índice de matrimonios que terminan en divorcio es de 60% en Suecia, 44% en los Estados Unidos, 43% en la República Dominicana, 30% en Alemania e Inglaterra, y 28% en la Unión Soviética.
Las sociedades cambiadizas, la agitación industrial, los golpes de estado, la educación moderna y los trastornos religiosos llevan a las familias a un torbellino de confusión. Muchos miembros de familia ya no se identifican con los papeles tradicionales de esposo, esposa e hijos. En los Estados Unidos, Suecia, Inglaterra y América del Sur están cambiando los valores matrimoniales. Muchas personas consideran que el matrimonio es una relación pasajera; ya no un compromiso de toda la vida.
Las actitudes relajadas en sentido moral, el alcoholismo, el abuso de drogas, la independencia económica de la mujer, la búsqueda de una mejor posición social, el hecho de que el egoísmo esté por encima de los intereses mutuos, la depresión, el temor a una guerra nuclear, los conceptos románticos del amor... se culpa a todos esos factores de la inestabilidad actual del matrimonio. No obstante, sin importar cuántas víctimas propiciatorias se hallen, la Dra. Emily Mudd, profesora de investigaciones sobre la familia, de la Universidad de Pensilvania, sostiene que las discusiones entre miembros de familia generalmente se reducen a una queja fundamental: “Uno de los implicados no tiene en cuenta los sentimientos, las necesidades, los valores y las metas de su cónyuge, o hace caso omiso de ellos”. (The Encyclopedia of Mental Health.)
En el caso de los matrimonios cristianos que tienen problemas matrimoniales, como el de Juan y María, puede que tales problemas se deban a que en algunos aspectos no se han ‘vestido de la nueva personalidad’ y no han desplegado cualidades piadosas como el amor, el gozo, la paz, la gran paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la apacibilidad y el gobierno de uno mismo. (Efesios 4:22-24; Gálatas 5:22, 23.)
El consejero matrimonial
Juan y María todavía se aman mutuamente, de modo que, ¿cómo van a tratar de salvar su matrimonio? Piensan ir a ver a un extraño, un consejero matrimonial de profesión. Pero ¿en qué situación se están envolviendo?
El consejero matrimonial de profesión es un fenómeno moderno. Él —o ella— apareció en escena en las últimas décadas... ¡pero a qué paso! “El asesoramiento de siquiatras de niños o consejeros de familia se ha convertido en una de las industrias de mayor crecimiento”, según la revista U.S.News & World Report. Un ejército creciente de consejeros profesionales —siquiatras, sicólogos, clérigos (consejeros pastorales), médicos, abogados, maestros, terapeutas matrimoniales y familiares, asistentes sociales y personas que tienen algún grado académico en la ciencia que estudia el comportamiento— ha reemplazado a los consejeros y asesores oportunos pero no profesionales del pasado.
Después de la II Guerra Mundial, el asesoramiento matrimonial comenzó a ganar popularidad en los Estados Unidos. En destacadas instituciones educativas ya se han multiplicado los grados de maestría y doctorado en un campo que se ha convertido en una profesión independiente relacionada con la salud.
¿Qué es el asesoramiento matrimonial?
De acuerdo con la junta que certifica a los consejeros matrimoniales en Michigan, E.U.A., el asesoramiento matrimonial es: “Guía, pruebas, consideraciones, terapia, instrucción, o el dar consejo, el propósito principal del cual es evitar, eliminar, aliviar, arreglar o resolver conflictos o disensiones matrimoniales, o crear, mejorar o restablecer la armonía matrimonial”.
Eso parece ser exactamente lo que necesitan Juan y María. Sin embargo, ésa es tan solo una de los cientos de definiciones que se dan al asesoramiento matrimonial. La ciencia que estudia el comportamiento (del cuerpo, la mente, el sistema nervioso) es una cosa. Pero los esfuerzos que se han hecho por aplicar esa ciencia ha producido miríadas de teorías y prácticas. Allen S. Bernstena, sicólogo de Florida, E.U.A., describe cuatro escuelas de sicoterapia que, a su vez, se dividen en 130 subescuelas:
Analítica: El terapeuta trata de sondear las motivaciones inconscientes del paciente o por qué se comporta como lo hace. Sondea los primeros recuerdos de su infancia, los cuales tal vez arrojen luz sobre sus acciones actuales.
Conductista (”Behaviorista”): En este modo de abordar, el terapeuta se interesa menos en las motivaciones internas del paciente. En vez de eso, trata de cambiar los hábitos o el comportamiento indeseables por medio de educación y acondicionamiento.
Humanística: En el caso de este enfoque, el terapeuta da mayor énfasis a que el paciente tenga en cuenta la consciencia de sí mismo, su desarrollo personal y su propia responsabilidad, para efectuar cambios en el paciente y sus acciones.
“Transpersonal”: El terapeuta trata de ayudar al paciente a sobreponerse a todo y fusionarse con alguna “voluntad universal”. Este enfoque puede hacerse verdaderamente místico.
En un estudio se llegó a la conclusión de que 64 por 100 de los consejeros matrimoniales componen de una abundancia de teorías y métodos su propio estilo. Sin embargo, muchos consejeros parecen tener un objetivo parecido. Usha Anand, cuya profesión es dar consejos sobre asuntos matrimoniales en la India, escribió que “el objetivo del asesoramiento matrimonial [...] es fortalecer a la familia y la unidad familiar”. Una profesora de relaciones infantiles y familiares, de la Universidad de Connecticut, E.U.A., la Dra. Eleanor Luckey, describe el asesoramiento matrimonial como “aconsejar a dos individuos, además de una relación”.
Y los consejeros sí comparten una meta común: la comunicación. Tratan de desarrollar y formar métodos de comunicación más eficaces entre uno y otro cónyuge.
¿Están ellos capacitados?
Algunos estados y países conceden una licencia a los consejeros matrimoniales como profesión independiente. No obstante, según el Dr. William Carrington, siquiatra australiano, debido a la insuficiencia de consejeros adiestrados, hay muchas personas capacitadas hasta cierto grado, pero que no son profesionales, que están dando asesoramiento matrimonial en Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda. En algunos países de África, Asia y América del Sur, personas que al parecer carecen de formación profesional, como sacerdotes, ministros, médicos, educadores y líderes de la comunidad, desempeñan el papel de consejeros matrimoniales.
“El asesoramiento matrimonial —concluye el Dr. William Nichols, sicólogo y consejero—, es una profesión incipiente, casi una profesión, y una actividad en la que se carece de experiencia, un campo que está poblado de profesionales muy diestros y sofisticados en la práctica clínica por un lado, y aficionados bien intencionados pero incompetentes por el otro.”
Así que Juan y María tienen que hacer una investigación extensa si llevan adelante su idea de consultar a un consejero matrimonial. Pero, como matrimonio joven, hay un dato que indudablemente les interesará mucho conocer:
¿Cuánto cuesta?
En los Estados Unidos, los honorarios varían desde asesoramiento gratuito en algunos centros de salud mental de la comunidad hasta diversas tarifas por hora (basadas en una escala móvil que llega a 45 dólares más o menos) en clínicas no lucrativas. Los profesionales particulares, desde asistentes sociales hasta siquiatras, cobran entre 35 y 150 dólares... cualquier cantidad que el mercado permita.
¿Es eficaz el asesoramiento matrimonial? “Muchos consejeros dicen que dos terceras partes de sus clientes reciben ayuda”, según la revista Consumer Life Magazine. Morris B. Parloff, sicólogo del Instituto Nacional de Salud Mental, dice: “Todos los tipos de sicoterapia tienden a ser razonablemente útiles en los casos de pacientes que son impelidos en sumo grado a actuar, experimentan un malestar agudo, muestran un alto grado de organización en sus rasgos de personalidad, son razonablemente bien educados, han tenido algún historial de éxito y reconocimiento social, son reflexivos, y pueden experimentar y expresar emoción”.
Sin embargo, hay difundidos muchos argumentos a favor de ello, y muchos otros en contra. Jay Haley, consejero matrimonial de fama internacional, llega a la conclusión de que los terapeutas no están seguros ni de sus técnicas ni de sus resultados. Por eso, dice él, vacilan en publicar sus hallazgos.
[Nota a pie de página]
a El Dr. Bernsten da énfasis a la diferencia entre el asesoramiento general (la filosofía) y la terapia (la ciencia). Aunque la diferencia en algunos casos quizás sea mayormente cuestión de grado, es en la terapia que el profesional trata problemas neuróticos profundamente arraigados.